60. Solo fue un mal sueño (Alberto BF)
Anoche tuve mi peor pesadilla.
Subía las escaleras de la residencia en la que trabajo, como cada mañana, a repartir toneladas de cariño a mis queridos abuelitos. Y entre todos ellos, a mi residente favorito, el bueno de Marcelo, ese amable señor de pelazo blanco y eterna sonrisa.
Pero esta vez no me recibía sonriente, como solía hacer. No. Boqueaba como un pececillo moribundo, en busca de aire y lleno de angustia.
Corrí a por un respirador, pero no había ninguno disponible.
Así que pedí urgentemente una ambulancia. No entendí bien la pregunta sobre el seguro privado, pero al responder que no tenía, me dijeron que para él no quedaban. Además, añadieron, en los hospitales habían ordenado que no atendieran a nadie que se encontrara en circunstancias como la suya.
Que le dejara descansar tranquilo en su habitación, me recomendaron.
Y el pobre Marcelo, apagándose, me miró con su sempiterna cara de agradecimiento y tristes ojos de despedida.
Ahí es cuando me desperté, agitada por la escena, pero aliviada porque solo se trataba de un mal sueño. Me tranquilicé pensando que nadie en su sano juicio podría permitir jamás que una situación como esta pudiera suceder en la realidad.
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Uff, ojalá hubiera sido solo una pesadilla.
Un abrazo fuerte.
Lo verdaderamente triste de este relato es que hemos tenido la desgracia de vivirlo, Rosalía.
Fuerte abrazo para ti también!
Una época terrible que nunca olvidaremos. Suscribo las palabras de Rosalía: «Ojalá hubiera sido solo una pesadilla».
Un abrazo y suerte, Alberto
Ojalá, Ángel, ojalá…
Pobres ancianos, y pobres familiares.
Un abrazo, y suerte para ti también!
Pues sí, una pesadilla terrible que se hizo realidad, por desgracia. Has descrito muy bien una situación que aún duele, y la imagen de esos tristes ojos de despedida hace que los míos se inunden.
Un abrazo y suerte, Alberto.
Una gran pesadilla que aún sigue inundando muchos ojos, Ana María.
Aunque parece que no los de todos, lo cual me da más pena todavía.
Un abrazo, y mucha suerte también para ti!
Fue un mundo distópico en muchos aspectos.
En los momentos difíciles se descubre la condición humana o deshumana.
Conmueve.
Fueron momentos muy difíciles. Cinco años después no se han esclarecido demasiado los hechos, vaya usted a saber por qué.
Muchas gracias por pasarte a comentar, Rosa, y suerte.
Un abrazo.
Brutal y real, Alberto, como la vida misma que tuvimos que vivir, y la pesadilla a la que se tuvieron que enfrentar tantos y tantos cuidadores y personas que sufrieron en sus carnes el abandono institucional, y que en muchos casos les llevó a una muerte que, seguramente, se podría haber evitado. Buenísimo. Un abrazo
Muchas gracias por tu comentario, Jesús, y perdona que lo haya leído tan tarde. Muy triste la pesadilla que se aborda en el micro, aunque lo más triste de todo es que haya sido tan real.
¡Un abrazo, y gracias por pasarte por aquí!