Su momento
Desde que los nietos son mayores, la cena familiar de Navidad incorpora una nueva tradición iniciada por una torpeza de cuñado, una estúpida indiscreción acerca de la primera cita íntima de los abuelos.
Cada año la narración se enriquece con más detalles: la casualidad de quedarse solos en la casa, un vecino que apareció de forma inesperada, el ladrido de los perros, un jarrón de porcelana hecho añicos…
Al abuelo le cansan las nuevas versiones y se levanta de la mesa con cualquier excusa. La abuela es más paciente y, al cabo de un par de anécdotas, se escabulle en cuanto puede para reunirse con él.
Sin que los veamos, se sientan un instante en la cocina, cogiéndose las manos y se miran como nunca, como entonces.
Loa cuñados tienen mucho peligro cada vez que abren la boca, son capaces de instaurar tradiciones un tanto morbosas, a la vez que poco creíbles, con detalles cambiantes. Lo que no cambia es la magia de esta pareja, capaces de hacer de sus verdaderos recuwrdos algo actual, renovado enirrepetible, porque cada vez es diferente: «Como nunca, cono entonces». Maravillosa contradicción que, paradójicamente, clarifica y reafirma.
Un abrazo grande y suerte, Jero