93. TELES (David Moreno Sanz)
Teles, así es como decidieron llamarla los del pueblo, por su gran belleza y perfección, poco a poco ha conseguido adaptarse a las costumbres de las gentes de tierra.
Por las mañanas se levanta, se asea, desayuna y se dirige al trabajo que le han buscado para ella.
Tiene un comportamiento muy normal, a pesar de sus diferencias y limitaciones, a pesar de ser de fuera y de profundos mares y de sentirse siempre observada. Es incluso muy sociable.
Pero los días de lluvia todo cambia. La humedad la atrapa y se aferra al cristal de la ventana de su habitación, donde las gotas de lluvia deslizan recuerdos de mundos lejanos, recuerdos de su otra vida dejada atrás. Y allí permanece mesándose su larga melena pelirroja, horas y horas, con el inseparable peine que lleva colgado en el cuello y que no permite nunca tocar a nadie.
En el pueblo saben que deben aceptarle estas ausencias. Saben que se enamoró de uno de los marineros que frecuenta estos puertos, que el amor lo puede todo y por eso llegó. Y saben también que deben dejar que libere sus cantos de sirena en los días de lluvia.
Suerte, David, con esta historia emparentada con los grandes mitos. Un saludo.
Gracias Antonio.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, amor de marinero amor de media hora dice, y claro ahí la tenemos esperando eternamente…Suerte! con tu sirena
Gracias Manuel por comentar.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
«El amor lo puede todo», hasta incluso trastocar los papeles que a cada uno se le asignan de serie. Un hombre, nacido para vivir en tierra, pasa su vida en el mar. Una mujer de leyenda, adaptada al medio marino, se adapta a la terrestre a la espera de su regreso. La naturaleza, por otro lado, no entiende de voluntad, de fidelidades ni de corazón; a ella le reclama con lenguaje de lluvia que vuelva al entorno al que pertenece. Solo hay que esperar que no le castigue a él por invadir un ambiente ajeno hundiendo su barco, y que todo termine como nos gustaría, al menos, esta mujer tan especial lo merece.
Un abrazo y suerte, David
Tú generoso comentario Ángel, mejora el microrrelato, sólo por eso he de intentar escribir y participar más en estas convocatorias. Qué lujo de comentarista. Gracias.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin