19. TIEMPOS DE ESCASEZ
Y mucha mala hostia, tanta que ya no le quedan motivos ni fuerzas para volver a enfadarse. Cada vez extraña más aquellos tiempos cuando en forma de oblea y acompañándola con un buen sorbo de vino dulce, con más que sobrada alegría y los mofletes enrojecidos frente a sus muchos feligreses que atendían entonces sus oficios, todos las saboreaban a medida que iban soltando el acumulado y repetido lastre que los enturbiaba. Ahora, sincerándose, no puede escudarse en aquello de “con la Iglesia hemos topao”, esa con la que lleva muchos años sacrificando la vida por los demás y donde las pocas monjas que van quedando en el convento, que horneaban también ricos y variados dulces y panes, no encuentran ya a nadie que les regalen aquellas buenas harinas de antaño.
A través de impresiones sensoriales basadas, sobre todo, en el gusto, este sacerdote rememora un época más pujante en la institución de la que forma parte, ahora con menos religiosos, menos feligreses, menos de todo. Los tiempos cambian y todo puede decaer, costumbres y fe incluidas. Son hechos constatables; las causas, son objeto de opinión y estudio.
Un abrazo y suerte, Antonio