52. Son sin fronteras
Cada mañana, al verla pasar camino del andén, el saxofonista le dedicaba lo mejor de su repertorio, pero ni el jazz, ni las bulerías, ni el merengue, ni los boleros conseguían que la muchacha acompasara sus pasos al ritmo de la música. Aquella cintura de guitarra y aquellas nalgas, redondas y duras como timbales, ondeaban con un cadencia particular, ensimismada, que él solo comprendió el día en que la vio bajar las escaleras conversando por gestos con una amiga. Desde entonces estudia la lengua de signos, decidido a contarle que está componiendo una sonata para piel y dedos, por si ella quisiera que la interpretasen al alimón.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
DORIAN – Hasta que caiga el sol
https://youtu.be/moJbmaioszI
Muchas gracias, Rafa, es un regalo estupendo.
No hay nada como una buena motivación para extraer de cualquier persona su mejor nota, aunque a veces no reciba la respuesta esperada, aunque para todo existe una explicación.
Este músico enamorado posee un tesón envidiable, pues es capaz de adaptar su repertorio hasta el punto de componer música para sordos, todo con tal de que aquella que ha prendido en su corazón, solo con caminar de paso por un pasillo, llegue a fijarse en él.
Un relato sobre sentimientos verdaderos, que no se arredran ante las limitaciones.
Un abrazo y suerte, Elisa
Muchas gracias, Ángel, ¡cuánta generosidad hay en tus comentarios!
Precioso texto, Elisa, como no podía ser menos tratándose de ti.
El contoneo y los ojos que siguen el movimiento tiene mucho de musical, falta que los dedos encuentren el camino.
Un abrazo.
Qué bonito lo que dices. Ya se sabe que cuando falta un sentido, lo suplen los demás. Un beso.
También los sordomudos merecen acceder a la armonía de la música. Tu saxofonista lo sabe y lo hará posible. Entrañable relato.
Suerte, Elisa.
Gracias, Rafa. Suerte también para ti, que la mereces y últimamente te acompaña. Un beso.