Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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26. El último paseo

No recuerdo a mi padre más allá de las fotos cuarteadas que mi hermana Sara conserva. Sólo sé de él que fue una sombra obligada a esconderse. Sin embargo, aunque también la perdí pronto, no olvido el rostro sereno de mi madre que, como una luna vigilante, se asomaba a nuestro cuarto antes de irse y tras un cuento corto y un beso largo, nos rogaba que, pasara lo que pasara, no despegásemos los labios. Que iba a dar un paseo, que enseguida volvía… Poco después, se escuchaba la cruel armonía de unos pasos marciales asaltando los peldaños, y dos soldados impasibles y un policía despiadado golpeaban la puerta y se la llevaban a rastras: así todas las noches de todos los días. El miedo me robaba el aire y Sara detenía mi temblor con un abrazo firme. Luego, un silencio amenazante ocupaba la casa hasta el amanecer. Entonces, su canto agridulce apartaba la niebla y volvíamos a verla con el pelo rapado, la mirada agachada y la piel dolorida. Aquellos hombres de intenciones renegridas decían que buscaban a mi padre, pero sabíamos que venían por ella. Por eso, desesperada, se arrojó por el hueco de la escalera.

5 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Terrible testimonio el de tu protagonista, testigo directo del drama de sus padres, imposible de ocultar, una realidad espantosa que genera víctimas y se nutre de inocentes.
    Un abrazo y suerte, María José

  2. Rosa Gómez Gómez

    La crueldad de algunos humanos no conoce límites, amparados en las diferencias políticas o religiosas, da igual, solo se trata de crueldad y sadismo. Las vidas de dos adultos y dos niños destrozadas y marcadas para siempre.
    Muy, muy triste. Has sabido transmitirlo.

  3. Rosalía Guerrero

    Maria José, me has dejado el corazón encogido. Tan duro y tan real a la vez. No debemos olvidarlo.
    Un abrazo y suerte.

  4. María José Escudero

    La guerra es el acto más feroz en el que los vencidos tienen que soportar castigos, insultos, humillaciones, en definitiva, abusos de toda índole. Esto fue así y es así en todas las guerras. Todos sufren, pero las mujeres y los niños padecen las represalias más vejatorias. La violencia es un fracaso y una indignidad por parte de quien la práctica. Y no podemos ni debemos olvidar.
    Muchísimas gracias, Ángel, Susana, Rosa y Rosalía por la generosidad de leer y comentar.
    Un abrazo para todos 🤗🤗🤗🤗

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