Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

JUN111. FICCIONES, de Fernando Martínez

En esto descubrieron treinta o cuarenta gigantes que había en aquel campo sembrándolo de caos, y así como Don Quijote los vio dijo a su escudero: Ves amigo Sancho, que en verdad estoy curado, que ya no veo gigantes donde solo se descubren acobardados molinos de viento. ¿Qué molinos? Dijo Sancho Panza, tirando tan fuerte de las riendas del rucio que a punto estuvo de arrancarle la quijada. Aquellos que allí ves, respondió su amo, observa bien sus aspas volteadas por el viento para hacer andar la piedra de molino ¿Acaso no los oyes? Y diciendo esto se adelantó al aterrorizado Sancho. En el estudio de la CBS, Orson Wells relataba la caída de las naves marcianas invasoras de la que habían surgido unos gigantes de brazos largos, de casi dos leguas, que todo lo arrasaban a su paso, cuando vio, a través de la ventana, cómo se desintegraba el Empire State Building. En el limbo, Cervantes discutía con H.G.Wells, ante la atenta mirada de Carver, sobre la coherencia de las ideas y su relación con el mundo real.

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JUN110. EL ABUELO, de Ana Rosa de Artíñano Comin

– Abuela, el viento puede cambiarlo todo y llevarse cosas.
– Algunas veces, el del norte es el que más fuerza tiene.
– Se llevó el viento la cabeza del abuelo? – me pregunta llena de asombro.
– No, él se fue lentamente, de otra manera, primero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta, sus pasos comenzaron a mostrarse inseguros y finalmente sus ojos perdieron la luz y el brillo que tenían antes.
Ella me observa mientras yo me dirijo a él y con mimo y ternura arreglo su pelo fuerte, negro y alborotado que le cae desordenado sobre su cara. A continuación le acaricio con dulzura su rostro surcado por el paso de la enfermedad   y del tiempo.
Sonrío, mientras la vida me va colmando de minutos, segundos y horas de felicidad y de saber que aunque él se esté alejando poco a poco de mí, su corazón permanece a mi atado.

JUN109. AÑOS DE ESPERA, de A. Lorenzo Hernández

-Ha parado la lluvia- dije.
-Siempre habrá un momento en el que volverá a llover- contestó y siguió remendando el viejo pantalón.
-Parece que ahora empieza el viento.
-Sí, como aquel año, después de la lluvia vino el viento y con el viento empezó  a desmigajarse la vida. El viento volvió hambrientas a las olas que se tragaron a tu abuelo. Quizás cuando cambie el viento, las olas nos lo traigan de vuelta …- hablaba como para sí misma, mientras seguía cosiendo aquel nuevo remiendo en el pantalón del viejo, como cada año, cuando el viento empujaba a la lluvia y alargaba las olas, cuando volvía la tormenta del marinero muerto.

JUN108. CAPRICHOSO EOLO, de María José Abia Sainz

En mi pueblo, una tarde calurosa de verano se desliza suavemente hacia una noche cálida plagada de estrellas o bien, se vuelve helada en un abrir y cerrar de ojos. Todo depende del caprichoso viento del Norte, que a modo de presentación nos trae un olor inconfundible a mar. La nariz de la Josefa es experta en detectarlo antes incluso de que comience a moverse la primera hoja. –¡Huele a sardinas! -anuncia. Y no se equivoca. A los dos minutos justos hace su aparición un viento bruto y frío procedente del Cantábrico que nos obliga a entrar en casa y colocarnos ropa de abrigo, dando por finalizada la jornada veraniega. Mañana, Eolo dirá.

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100 000 VISITAS…100 000 GRACIAS

Gracias por elegirme
por cuidarme tanto
y por no irte.
Gracias por no decirme
todo aquello que
me pone siempre triste.
Por estar siempre a mi lado
sin pedirme explicación
por hacer que un día malo
sea el mejor.
No paro de decirte
gracias por elegirme.
(…)
Gracias por escucharme
y fingir que lo que digo
es importante.
Por seguir aquí a mi lado
sin guardar ningún rencor
y cambiar por alegría mi dolor.
No quiero irme
gracias por elegirme
gracias por elegirme
gracias por elegirme

JUN107. EXODO, de David Moreno

Pedro sube la persiana del bar nada más amanecer. Cerca, Sagrario la panadera, coloca el mostrador con esmero. Como una flecha atraviesa mi campo de visión Fernando el cartero sujetando con una mano el manillar de su bicicleta y, con la otra, un puñado de cartas sedientas de recepción. Mosén Esteban, aguarda con la puerta de la iglesia medio entornada, la llegada de algún feligrés. Y como de costumbre, “Salchichas” el perro pastor, mantiene a raya al rebaño en lontananza.
Una repentina ráfaga de viento me obliga a abrir los ojos. Ya no quedan ni las sombras del pasado.

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RELATO FUERA DE CONCURSO 
YA QUE SU AUTOR ES JURADO ESTE MES

JUN106. FUERZA, de Antonia Garcia Lago

El viento que doblegaba las ramas, que batía los troncos, que arrancaba las hojas, no podría contra su vida.
Había decidido levantarse, afirmar sus pies en  tierra, enfrentarse  con la decisión de un gigante a la desdicha. Mil voces no la callarían, mil gritos no ahogarían sus sentidos, todos los convencionalismos, los miedos, las conveniencias no frenarían  su decisión de caminar siempre erguida, con la mirada fija en el futuro, suyo, nuevo, naciente en un horizonte aun oscuro, pero en el que empezaba a vislumbrar el primer punto de una luz que a no tardar sería un amanecer de esperanza.
Sintió que algo mojaba su cara, quizás fueran lágrimas, pero prefirió pensar que la lluvia la acompañaba esa mañana.

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JUN105. AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS, de Mayte González-Mozos

Cuando le dijeron que lo contratarían si arrancaba una sonrisa al pétreo rostro del Jefe, él aceptó el reto. Como presentación corrió sin rumbo con su Temporal duro, y lo que hizo fue arrancar grandes árboles a su paso. Serafines y querubines temblaron ante los estragos.
    Lo intentó con un Frescachón, y los animales, que por entonces eran enormes, tuvieron dificultad para moverse. Arcángeles y demonios detuvieron sus apuestas.
    Esta vez mudó intensidad y dirección, deleitando a los océanos con una débil Brisa flojita que mantuvo las crestas de las olas vítreas, sin romper. A los dorados cabellos de la Corte Celestial en un leve vaivén. Entonces el rostro de Dios cambió. Y el Viento fue contratado por toda la eternidad.

JUN104. VUELO ESTRESADO, de Miguel Angel Molina López

Despertó aturdido hasta que comprendió que había tenido otra pesadilla: un día un incendio asolaba el rascacielos de su empresa, otro una enfermedad degenerativa acababa fulminantemente con él, otro moría calcinado en un choque en cadena. Probó distintos remedios para acabar con esa tortura, pero ninguno funcionó. Incluso decidió no dormir para hacerlos desaparecer, pero también fracasó.  Ayer comprendió que en su trabajo estaban todos sus problemas, así que fue allí para acabar con ellos. Al poco de llegar cientos de papeles volaban desde un vigésimo piso, tras ellos sus problemas. Fueron tan rápidos que llegaron antes al suelo.

JUN103. A CONTRALUZ (EL FRANCOTIRADOR II), de Xavier Blanco

Desde la ventana otea la plaza: nada, nadie, como si el mundo hubiera abierto un paréntesis. Su mirada descubre, sobre los adoquines,  un sombrero que zigzaguea arrastrado por el viento. También distingue la sombra de la muchedumbre agolpada en las esquinas, esperando su turno. Asoma una mujer a la carrera. Emboscado, decúbito y con la culata apoyada en su hombro, inspira profundamente. Mantiene sus pulmones quietos mientras apunta y, luego, dispara. La mujer cae abatida. Un niño corre; se escucha el grito ahogado del gentío. Aprieta el gatillo de nuevo. El cuerpo menudo del chaval se estrella contra el pavimento. Absorto, mira el sombrero que voltea caprichoso, como si una batuta incorpórea lo hiciera danzar entre los acordes del viento. Desde la ventana ojea la plaza. Luego, cierra los ojos: quizás cada bala lleva escrito el destino de un hombre; tal vez despierte y la guerra sólo sea una terrible pesadilla. Se queda ahí, ensimismado en sus pensamientos. Luego regresa a la vida, pero nada es mentira. Su vista se pierde persiguiendo el serpentear del sombrero. El viento transporta un olor repulsivo, mitad miedo, mitad muerte, que densa el aire hasta hacerlo irrespirable. Corre un hombre. Dispara.

JUN102. SER VIENTO, de Elysa Brioa Escudero

Una noche el viento entró en su habitación, se introdujo en su sueño y la invitó a vivir una aventura.
Fue muy atemorizador notar como su ser abandonaba aquel cuerpo que durante tanto tiempo la había albergado. Lo contempló unos segundos a la clara luz de la luna pero el ansia de partir la hizo volar.
Su siguiente parada fue dentro de un caracol, aprendió lo enorme y terrorífica que una hoja puede llegar a ser, durante horas estuvo paralizada decidiendo que camino tomar si derecha o a izquierda, se aburrió.
La ventolera vino a rescatarla, ¡vamos, vamos! le dijo, sal de ahí. Sin dificultad saltó hacia un rebeco, fue como una borrachera,  todos los olores del bosque la asaltaron, su vista alcanzaba distancias tan extraordinarias que parecía llegar hasta el otro lado del mundo y su oído… descubrió como suenan los arroyos al bajar entre las rocas, como baila la hierba bajo la alegría del aire, y como susurran las flores al compás de ese baile.
Fue su último salto, no volvería a casa, el viaje la había cambiado, desde entonces vive feliz y completa entre los pliegues del viento.

JUN101. INMENSAMENTE MAR, de Marcos Santander Llona

Acudí a llorar, yo que nunca lloraba. Y fue el viento el que me deshizo. “Como cada vez que puedo contemplarte me haces sentirme pequeño, mar. Mar de Plencia, de Bermeo, mar desconocido de mis antípodas, mar de enfrente de mi casa, inmensamente mar. Tu inmenso fuerte viento que vuela mis cabellos, desnudándome, tu furia, tu bravura, inmensas. Las inmensamente tuyas crines blancas de tus olas doradas, la ira y el odio con los que amorosamente lames la roca y mis manos en tu orilla”

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