Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

NOV29. ÚLTIMO RECUERDO, de Yolanda Nava

La realidad se enreda con las imágenes del pasado que danzan en torno a su cama, espesando aún más el denso aire de la estancia. El viejo reloj de pared marca el tiempo a un ritmo irregular y, su corazón bombea a duras penas la sangre que recorre sus rugosas venas. Toda su existencia pasa ante sus ojos a flashes intermitentes. Quiere atrapar una rana que salta en la charca que amenizó sus juegos infantiles pero se le escurre entre los dedos,  al momento se encuentra en el tele-club del pueblo en medio de un baile, su nariz inmersa en la melena de Elisa, el olor a champú de huevo de su pelo acariciándole la nariz y el alma, quiere quedarse allí pero un ruido ensordecedor le muestra el horror que vivió meses más tarde. Se da cuenta que no tiene escapatoria, que todo acabará donde empezó aquel día de invierno de 1936… ¿o fue en 1937? y  vuelve a escuchar la orden alta y clara: ¡apunten, fuego!

 http://microsyotrashistorias.blogspot.com.es/

NOV28. MALDITOS COLORES, de Claudia Elcira Díaz

LA VI PARTIR CORRIENDO POR LAS CALLES DE MI PEQUEÑO PUEBLO. LA OSCURIDAD DE LA NOCHE Y ALGUNOS LADRIDOS DE LOS PERROS SE ESCUCHABAN A LO LEJOS.EL SILENCIO ERA CASI AUSENTE COMO SI LA EXPLOSION A MAS DE UNO LE HUBIERA HECHO PERDER LA VOZ. ME QUEDE SENTADA,BAJO UN ARBOL,Y NO ENTENDER DE DONDE VENIA LA EXPLOSION.
SOLAMENTE CUANDO LA VI CORRER,BALBUCEABA
SU NOMBRE…¡MAMA!…YA QUE MI CORTA EDAD,ESOS CUATRO AÑOS ME HICIERON QUE LA VIDA TIENE A VECES UN LADO OSCURO. SU
CABELLERA SE VEIA A LO LEJOS Y SUS COLORES QUE SE MEZCLABAN Y BROTABA DE SU CABEZA…¡NO SE SI SE ACHICHARRO!…
SU CABELLO,PORQUE LA PERDI DE VISTA.
SOLAMENTE VEIA LOS COLORES QUE EL FUEGO FORMABA UN DUO DESTRUCTIVO.ESPERE QUE ME RESCATEN Y SEÑORES DE BUENA VOLUNTAD SE ACERCARON Y ME LLEVARON CON ELLOS. ME PREGUNTARON DE MI,SOLAMENTE PUDE DECIR …TENGO…MAMA.SENTI TRISTEZA…¡YO SE QUE NO FUE ABANDONO!…EL SUSTO LA HIZO HUIR,NO HABRA PODIDO VOLVER A MI ENCUENTRO…¡VAYA A SABER!… CUAL FUE SU PARADERO.¡SOLO SE QUE LA ESPERO!…Y COMO EL FUEGO,SERA EL NOMBRE DE MI LIBRO.

NOV27. TE QUIERO TANTO, de Eneritz Angulo

Se sentó, se levantó, cogió una cerveza… Nervioso. Le había dicho mil veces que le esperara en casa. El paso del tiempo hacía aumentar su frustración mientras imaginaba lo que podía estar ocurriendo. ¡No sabía donde estaba!
-¿Joder, tanto se tarda en comprar pan?- gritó. Cogió de nuevo el móvil. Quince llamadas. A las diez dentista, a las doce pilates, a la una a comer, a las cinco a por los niños,… – ¡Sofía coge el puto teléfono!- y la cerveza saltó por los aires.
Se sentó en el sofá. Con la cabeza entre las manos rogaba -no me hagas esto Sofía, otra vez no, no puedo soportarlo, sabes que no puedo soportarlo- y el estruendo seco de un puñetazo retumbó en la habitación mezclándose con el tembloroso sonido de una llave en la cerradura. La ira de Daniel se avivó como el fuego al ver la cara de Sofía, que helada por el terror y paralizada por la costumbre esperó lo que venía. La primera hostia le reventó la nariz. Y antes de perder el conocimiento revivió diez años de golpes y humillaciones al escuchar –Perdona cariño, te quiero tanto…, no volverá a pasar-

NOV26. CLITORIS, de Lourdes Abuide

No necesito más que su dedo posándose sobre él y realizando círculos acariciadores para que pierda el sentido. Su piel húmeda, caliente transmite a mi cerebro una reacción. Es como el fuego cuando encuentra un potente agente de combustión. Pero únicamente su dedo y su aliento cerca de mi boca pueden provocarme la pequeña muerte instantánea. Siempre esperaba, en ese momento concreto, mi leve  suspiro de dolor y placer.  Hoy podría saborear ese aliento y  reconocer esa piel pese a mi repentina ceguera. El ha decidido no tocar pieles que tengan los ojos vacíos. Yo deseo, más que nunca, conocer el estigma máximo del placer del tacto con un sentido anulado. No obstante  sé, que el estará en otras camas esperando mi jadeo que nunca le darán otras pieles.

NOV25. AMOR FRATERNO, de Nuria Casado Marco

Poco a poco, la gente se iba congregando en la plaza hasta convertirse en una marea humana, que profería insultos y exabruptos al paso del carruaje, donde ovillada en un rincón, se protegía aquella mujer la cabeza con las manos, de las piedras y otros elementos que lanzaban a su paso. Cuando al fin hizo un alto en el lugar donde se alzaba la pira , todas las cabezas se volvieron hacia el implacable Inquisidor , prorrumpiendo en vítores y aclamaciones de entusiasmo. A una señal de éste , la víctima era atada fuertemente a un poste bajo el que se amontonaba  gran cantidad de madera y paja que prendió rapidamente la antorcha del verdugo. Pronto , se formaron largas lenguas de fuego del color de sus cabellos y de los de su ejecutor , que contemplaba el espectáculo con aire satisfecho, las cuales iban lamiendo el cuerpo de la mujer ,cuyos lamentos eran  ahogados por el griterío de la turbamulta . En un gesto desesperado, sus ojos verdes almendrados buscaron  reflejo en los de aquel instigador, que en ese momento, empezó a sentir  un calor insoportable que le subía por los pies.

NOV24. DAME UN NUEVO COLOR PARA EL OTOÑO, de Luis Cruz Cubero Villalba

Dame un nuevo color para este otoño. Sí, ya sé que hay muchos colores, que esta mañana vimos las hojas un poquito amarillas y pensé que el tópico del otoño se cumplía. Pero, ¿sabes? el otoño se me está volviendo un poco gris y necesito que me enseñes de nuevo a ver todos sus colores. En ocasiones, ¿te acuerdas? fui yo quien te enseñó a mirar. Esas veces era yo el que quería enseñarte a soñar, viendo la vida como nos enseñaron en arte al observar obras pictóricas. Tras años y años de admirar a pintores e imitarlos en las obras que hice, ahora cuando pierdo el sentido de la inspiración, te vuelvo a llamar. Este sol del otoño es débil y a mí me lo está pareciendo cada día más. Ahora más que nunca quiero que estés a mi lado, como el fuego que calienta a los pastores en el campo, que es el tema del último cuadro que logré terminar. No creas que es ambición para poder seguir pintando, ahora es la necesidad de continuar respirando.

 http://saludosdelmar.blogspot.com.es/

NOV22. SARA, de Jesús Coronado

El calor y una pesada sensación de axfisia me han despertado envuelto en una profunda oscuridad. Mi mente, abortagada, solo recuerda imágenes de una cena, de unos tibios labios, una copa de vino, una sonrisa reconciliadora cercana y difusa. Después… esta negra y brumosa neblina.
La sensación de calor empieza a aumentar mientras vislumbro un tenue resplandor rojizo que se va filtrando lentamente a través de esta negrura.
Mientras, Sara, con su traje negro, esboza una tenue sonrisa fingiendo recordar buenos momentos. Y al salir con la excusa de fumar un cigarrilo, solo puede pensar como el fuego… estará consumando su venganza.

 www.conelmaramisespaldas.blogspot.com.es/

NOV21. MI HERMANO, de Paloma Casado Marco

Mi hermano Miguel era dos años menor que yo, y una carga que me seguía a todas partes como una mala conciencia.
 Éramos apenas dos adolescentes cuando estalló la guerra, y aquel día que llegaron los soldados, nos sorprendieron trabajando la tierra. Altaneros y terribles, se pararon frente a nosotros para enfrentarnos con una siniestra disyuntiva: el primero que matara a nuestro perro, que les ladraba insistente y amenazador, quedaría libre. El otro tendría que acompañarles a la plaza del pueblo para ser fusilado.
No sé si fue el terror que me movilizó en sus filas pero, sin pensarlo siquiera, empuñé el azadón para acabar a golpes con la vida de ese inocente que me miraba encogido sin comprender mi furia. Las risas de los soldados me despertaron de esa cruenta enajenación, y entonces miré hacia atrás. Con los ojos bajos y los brazos caídos, Miguel permanecía impasible. No había intentado siquiera algún gesto para defender su vida. Mi hermano.
Solo habían querido divertirse a nuestra costa, y nos dejaron libres a los dos. Fue entonces cuando levantó la vista para ver como se alejaban; Después nuestras miradas se encontraron. Sus ojos quemaban como el fuego.

 Blog = cantabriaendoslatidos

NOV20. LA NOCHE CAMBIÓ MI VIDA, de Jesús Urbano Sojo

La conocí entre whiskys y vodkas. Le presenté a mi sonrisa y me guiñó un ojo. Ella estaba sola en la ciudad esa noche. Yo estaba estresado por mi futura boda. Recuerdo vagamente una banal conversación. Las risas se intercambiaban sutilmente con coqueteos. Cambiamos el oscuro bar de copas por una luminosa suite, en un hotel. El ascensor fue el primer testigo de nuestra pasión. Pecaminosos besos se intercambiaban con obscenos cariños. Me costó abrir la puerta de la habitación, aunque ella no pareció tener el mismo problema con mis pantalones. Me vienen a la mente sus jadeos, mi sudor, los olores de nuestros cuerpos, los arañazos en mi espalda, sus dientes mordiendo mi piel. No puedo explicar con palabras la enorme satisfacción que alcancé aquella noche, con un clímax tras otro, hasta acabar exhaustos. Desperté solo, en una habitación desastrada, confuso, cansado, dolorido y con resaca. Tenía varias llamadas perdidas de mi chica, a la que nunca podría
 volver a mirar y amar de la misma manera. Cancelé la boda, pues estaba obsesionado con la imagen de mi fugaz amante. Entró en mi vida y, en unas pocas horas, arrasó mis cimientos… como el fuego. 

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NOV19. ANATOMÍA DE UNA VENGANZA, de Carlos Alberto Torres Gómez

Se propagó entre los matorrales como un reguero de pólvora; pisoteó la hierba de los prados y, mofándose de todo cuanto abrasaba a su camino, se dirigió hacia las casas. Al llegar, se encaramó a una de las paredes lechadas, ascendió sigiloso por la escaleras y acarició con sus manos la madera de las puertas. Desde allí, bajó al salón, donde bailó de seguidas con una mujer hasta que la depositó extenuada sobre el lecho más cercano. Cuando el cuerpo exhaló su último aliento, se adentró en el patio y rompió cual tenaza el alambre del corral, segando las vidas de los animales que yacían en su interior. Acto seguido, continuó su danza por las veredas de la noche, riendo a carcajadas y buscando entre los tejados de las viviendas un sitio donde descansar. Su memoria ardió ruidosamente y en la combustión de sus entrañas solo quedaron cenizas de odio y rencor.

CAYÓ LA PLATA DE REC…

Ha sido un placer escuchar Relatos en Cadena de la Escuela de Escritores y la Cadena Ser y disfrutar con unos cuantos amigos de ENTC por allí. 
Encontramos a MIGUEL ÁNGEL FLORES
con su brillante relato La explicación que ha conseguido el envidiable (envidia de la sana) resultado de ser el ganador del mes de octubre de Relatos en Cadena.
Disfrutamos también de escuchar de nuevo
 el Opuestos Complementarios de NIEVES TORRES (que nos acompaña en ENTC desde el pasado mes de octubre), que ha sido otra de los tres finalistas del mes.
Y de manera absolutamente inesperada encontramos en el jurado de este mes a otra gran amiga de este espacio, LAURA GARRIDO, invitada por el programa de la Cadena Ser por convertirse con su blog De mis palabras y las vuestras en cronista de aquel concurso.
Ha sido todo un placer escucharos… 
Felicidades, de nuevo, a Miguelángel; 
y nuestra más sincera enhorabuena para Nieves y Laura.

NOV17. LA MATANZA DE SAN BARTOLOMÉ, de Javier Palanca

La noche del 23 de Agosto de 1572 el odio hacia los hugonotes se extendió como el fuego lo hace en un pinar sediento.
Catalina de Médicis y su hijo Carlos IX de Francia decidieron exterminar a los cabecillas protestantes, pero la matanza no tuvo límites. Corrió la sangre por las calles como los ríos discurren por su cauce.
Matar resultaba sencillo para los católicos amparados en el dios verdadero y en lo que creían la cruzada perfecta: Limpiar su propia ciudad, París, de cucarachas. Unas 2000.
Catalina no pretendía que las cosas discurrieran así, pero no sentía que todo estuviera en su mano y en la de su hijo. Además, ella había sufrido dolores mayores que los que ahora sufrían los hugonotes.
Ella, Catalina de Médicis, había visto a su marido, Enrique II, sentado sobre el regazo de Diana de Poitiers haciendo sonar la guitarra, e incluso en alguna ocasión tocándole las tetas, esas que ella percibía como más tersas.

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