Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

EN SEPTIEMBRE… COMO FRUTA MADURA

El verano camina a su fin, y todo el proceso que se inició con la primavera va a comenzar a tener su fruto a partir de ahora… podemos estar hablando de las faenas agrícolas o estar usando solo una metáfora para contar cualquier historia que se encuentre ya en su momento preciso… Tal vez el fruto sea dulce o tal vez amargo, tal vez seas de los que prefieren la acidez o tal vez hayas descubierto que era fruta prohibida…
Seguro que ya conoces las demás condiciones, desde ETC te invitamos a que durante este mes de septiembre nos hagas llegar tus historias de menos de 200 palabras… como fruta madura…

TERMINÓ EL AZUL DE AGOSTO… CON UN MAR DE HISTORIAS

El plazo para los relatos azules de agosto ha terminado a las 12…
Podríamos resumir este mes como… el huracán azul¡¡¡  Estábamos convencidos de que este mes terminaría siendo unas vacaciones para todos y nos ha sorprendido con los números más altos de lo que llevamos de concurso. Hemos vuelto a romper todas las fronteras: 141 estupendos relatos (¡¡vaya sorpresón!!), una barbaridad de páginas vistas en este mes de agosto que supera las 29000  ¡y más de 2300 comentarios…  Habría que felicitar ya (creo que merecidamente) a los relatos de NUDISMO de Alejandro Pozo y el PESCADOR DE LÁGRIMAS de Javier Ximens porque su espacio han superado de largo las 300 visitas en este mes.
Cada mes nuestra responsabilidad aumenta, con vuestra activa participación motiváis nuestra iniciativa y el trabajo que nos supone mantener este proyecto y solo os podemos responder con… agradecimiento. Seguiremos trabajando con la misma ilusión, con el objetivo de terminar esta convocatoria lo mejor que sepamos hacer: estamos preparando un jurado de mucha categoría para la final; nos gustaría aprovechar la oportunidad, y vuestro interés manifestado en los comentarios, para entregar los premios en un acto que sirviera para el encuentro de los participantes del norte y los que se quisieran apuntarse (ya estamos viendo posibilidades para celebrar nuestra particular CANTÁMICRO 2013), y hasta nos estamos planteando alguna posibilidad para alargar este proyecto un año más… Tendremos que ir cubriendo etapas…
De momento, lo que toca es que  nuestro jurado (os recuerdo que este mes lo formamos María Cobo, Paloma Casado, Joaquín Valls y JAMS) vuelva a llevarse el mal rato de tener que elegir alrededor de una decena de relatos entre las estupendas historias que hemos compartido. Solo os podemos prometer que llevamos todo el mes leyendo cuidadosamente todos los relatos participantes y que intentaremos ser todo lo  justos que nos permita nuestro personal y plural criterio.
Mientras tanto, pasado ya el verano, habrá que esperar unas horas para que nos vayan cayendo los relatos de septiembre… como fruta madura.
Gracias. Un saludo.

AGO141. ATARDECER DE MAREA VIVA, de Verónica Martín

«Me gustas cuando te mueves lentamente y susurras con la paz de caricias calmadas, pero también me gustas  cuando ruges, te elevas, golpeas, revientas, mueres y vuelves a nacer con furias renovadas.
Me gustas cuando callas y también cuando gritas. Me gustas cuando llegas y cuando te vas y cuando vuelves. Siempre me gustas
Me gustan tus colores cambiantes, todos ellos, pero me gusta,  sobre todo, ese color oscuro de lejanía imperfecta, el mismo con que visten los amaneceres,  los atardeceres y  las noches. Azul marino, azul de mar, azul de soledad y eternidad
Me gustas desde siempre, pero hoy me gustas más
«..
Sobre el malecón, frente a un mar calmo y transparente, levantó la cabeza saludando a una luna recién descubierta, la que mueve los mares;  luego levantó un brazo, haciendo a una señal a quien tenía que empujar su silla de ruedas.
Mientras se alejaba, sus pensamientos seguían flotando en  aquel mar azul.
  «Ya ves que hoy he venido a verte y  no te he regalado ni un poquito de sal de mis entrañas. Hoy por fin descubrí en qué nos parecemos:  tú también necesitas quien te arrastre«.

AGO140. CREER, de Esmeralda Medina

Cogiendo el pajarillo inerte entre sus diminutas manos, apoyó su rostro contra él. Resbalaron sus lágrimas con suavidad y posó un beso en su cuerpecito. Cerrando los ojos fuertemente, murmuró palabras incomprensibles en una lengua arcana. Levantó los bracitos al Cielo y el gorrioncillo voló.

AGO139. OLVIDO, de Isabel Oliva Yanes

¿Por qué llegará tan tarde? ─piensa mientras se retuerce las manos con impaciencia─ Tiene que cumplir el contrato. Debe venir. Le pagué todo lo que tenía. ¿Acaso es un delito desear la muerte suave y repentina, y no la que me espera después de enterarme que tengo Alzheimer?
¡Quizás se arrepintió! ¡Es imposible! Fue un verdadero “caballero” que comprometió su palabra en el empeño.
¡Dios mío…! ¡Espero que llegase a contratarlo de verdad…!

 http://ricardo-coraz.blogspot.com.es/2011/12/kit-kat.html

AGO138. EL BRUJO, de Roberto Bracamontes

Se adelantó con su cayado de plata, por el que subía sibilinamente una serpiente de cascabel. Su gran capa de seda azul marino, con estrellas doradas y medias lunas grabadas en ella. Su porte era imponente y siniestro. Subió al ara y extendió los brazos. Declamó dos conjuros en alta voz, el diestro y el siniestro y, ante el público expectante, lanzó la moneda al aire. El horror estremecía a las masas. Él siempre jugaba con ventaja. Con la boca abierta, la moneda cayó dentro y atascó la garganta del brujo. Nunca más aterrorizó.

AGO137. AZUL ESPERANZA, de Carolina García

Un bosque tupido e inmenso puede resultar siniestro. Pero indiscutiblemente será espeluznante, si lo sumergimos en la oscuridad de una noche sin luna.
Éste lo es…
El viento arrastra gritos desgarradores que rasguñan las cortezas de los árboles, buscando paz en alguna garganta vagabunda. Los escasos y sinuosos caminos llevan hacia la puerta derruida de una aislada cabaña, donde los espectros de los aventureros caídos empañan las ventanas con sus miradas perdidas.
El horizonte se agazapa tras la negrura impenetrable, dejando que todo flote o se hunda a su antojo. El follaje desprotegido llora lamentos secos que embrujan el ambiente, suplicando un amanecer precoz de rayos extensos y tibios.
La desolación es insostenible para la tierra desnuda, que surca su piel para abrir tumbas y decantar voces, miradas y caricias perdidas a metros de profundidad.
La noche parece eterna bajo el cielo calcinado, que derramó su tinta sobre todo lo que no veo. O no distingo, pero está.
Sólo la gravedad y el tacto me mantienen firme a los pies de este gran roble, mientras le imploramos juntos al dios de la claridad.
El firmamento está adquiriendo un esperanzador tono azul marino. O eso creo…

AGO136. FE, de Rodrigo Villanueva

El niño tensó el tirachinas y disparó hacia el cielo azul marino, que se resquebrajó en mil pedazos. Esperó, hasta que una de aquellas porciones de bóveda cayó ante él. Sin dudarlo, caminó hacia la lámina azul, se quitó la camiseta y se zambulló en la inmensidad de su imaginación.

AGO135. CUESTIÓN DE IMAGEN, de Belén Molina Moreno

He albergado a familias, a amigos, a amantes.  Unos me han entendido y otros me han despreciado.  Con unos, mis velas blancas se henchían de viento, surcando el azul del mar, como la blanca cabellera de estrellas de Berenice resplandece en el azul marino del cielo todas las noches y con otros se movían sin unidad ninguna, confundiéndose con los mástiles, como la piel de un perro mojado, como las guedejas de la medusa.
Soy Omega y después de muchas horas de navegación, estoy en tierra, sometido a tratamiento cosmético marino para blanquear la piel de mi casco y peinar la lona de mis velas. A mi lado  está reluciente, espléndido como un gato feliz,  el catamarán favorito de la escuela del puerto que, a pesar de su juventud, ya sabe lo que a mí me ha llevado tantos años descubrir;  le gusta tener este aspecto porque el agua del mar es transparente, por eso  le gusta tener la piel de su casco brillante y la lona de sus velas resplandeciente.

(Concursa CAN)

AGO134. ¡LA AMABA!. de Arturo Fraga Salazar

Era perfecta en su quietud y palidez translúcida. Vestida de blanco con un ramillete de nomeolvides, la única mancha de color la ponía su hermosa melena negra tan oscura como el azul marino, como la noche que se extendía sobre nosotros como un manto. ¡La deseaba! Su belleza marmórea solo parecía un espejismo. Era de carne y hueso y, para no dañarla ni que otro la deleitase, empezó a engullirla lentamente por la cabeza, mirando a los lados con ojos amarillos triangulados en negro.

AGO133. ENTRENADOS PARA MORIR, de Leticia Oliva

Se entrenaban para estar muertos, día  a día invertían su tiempo en aulas llenas de conocimientos y vacías de afectos, día a día construyen un futuro, entrenando sus mentes, para rendir en hipotético trabajo que les quitaría lo que quedaba de vida, autómatas consagrados a un reloj azul marino,  a un horario a una causa inexistente.
Uno a uno, con cartón en mano desfilaban semi autómatas rumbo a una vida, ya entrenados, ya engrasados, ya muertos.

 http://trysha-rincon-magico.blogspot.com/

AGO132. VAIVENES, de Antonia Garcia Lago

Imaginó que el cuerpo que abrazaba no era el de su marido, sino el del  extraño con el que hizo el amor en una vieja callejuela. Él llevaba una máscara azul que refulgía oscura  mientras la luna iluminaba los canales y las máscaras aparecían y desaparecían entre risas, rumor de sedas y brillos de lentejuelas.
El tacto de su mujer le trajo a la memoria otro cuerpo bajo la noche de Venecia. Lucía una hermosa peluca azul, llevaba un  antifaz de encaje y había un vaivén marino en su cadencia.
Poco antes había viajado por negocios  y nunca le confesaría a su mujer que tuvo una aventura con otra a la que ni siquiera vio el rostro.
Ella  seguía sorprendida por la renovada pasión de su marido. Se prometió que nunca le confesaría que, en una escapada imprevista  para romper su soledad, se había sentido otra vez viva, en los brazos de un atractivo enmascarado.
Después de todo, nunca volvería a verlo.

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