Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

JUL112. RETORNOS Y DESTINOS, de Juan Luis Blanco Aristondo

Los expositores de postales con sus indescriptibles verdes, azules y naranjas. Las caricias rítmicas, sedosas y cálidas del Pacífico. El arrebato multicolor de los arrecifes de coral. La música, las danzas, las amistades de lugares remotos del planeta. La selva y sus laberintos. Los volcanes. El sonido difuso de los chaparrones durante la siesta. El río y sus misteriosas criaturas. La fruta fresca, sabrosa y extraña. La sombra de los mangos y el murmullo del mar. El embrujo de las puestas de sol sobre la bahía. Las delicadas tallas de madera que regalaría en cuestión de horas a sus seres queridos…Toda aquella multitud de fascinantes y amables recuerdos se fueron a la mierda en el mísero lapso de tiempo que tarda un rayo en poner fuego y muerte sobre los destinos: una interminable hilera de buzos azules y cascos blancos con lámparas se cruzó en mitad de la nada con el autobús. Todos caminaban serios, decididos, abnegados. Todos iban acompañados por una oscura sombra y una duda. Y a buen seguro, ninguno de ellos viajaba por placer…

 http://www.signoblog.org/

JUL111. EL VIAJE ME ENSEÑÓ, de Héctor Hernández

Después que me enlisté en el 65º Regimiento de Infantería y zarpamos de San Juan rumbo a Corea, entendí dos cosas. La primera: que si lograba regresar a la isla vendría hecho un hombre duro y no el niño soñador que entonces era. La segunda (en caso de regresar): que la vida que yo conocía de jugar en fincas de plátano y ñame, de bañarme en ríos de agua clara, y de escuchar los cantares de coquí al caer la tarde, se vería trastocada por  nuevas y terribles vivencias donde andaría por sembradíos de cuerpos, palparía la sangre seca sobre la arena, y escucharía sólo la tonada de la metralla y la tanqueta.

Recién había salido de la clase de biología y el recreo apenas comenzaba, pero al contemplar la escena tan cruda que se dibujaba en mi mente, decidí no jugar más a los soldados. Que otros fueran a pelear si así lo quisieran, pero yo me quedaba con mis plátanos, con mis ríos y con el singular canto del coquí.

JUL110. SEÑALES CIFRADAS, de José Mª Morales Delgado

En un viaje de negocios a Valencia, camino de la estación pisé una mierda de perro, debía ser de un san Bernardo por el tamaño, me limpié como pude en el césped. En el tren me di cuenta del olor que desprendía mi zapato, fui al lavabo, lo limpié y le puse loción del afeitado para camuflar el olor, al volver a mi asiento, en el contiguo había una señora gorda.
Al llegar di un paseo por la ciudad y cuando estaba comiendo, se oyeron tiros, me asomé y. vi coches de policía rodeando un Banco, alguien dijo que era un atraco y seguí comiendo. Llegué al hotel y me eché en la cama, oí unos alaridos de mujer. Llamaron a mi puerta, abrí y vi a una señora histérica en batín que me dijo que llamara a la policía por que una mujer estaba sufriendo malos tratos, le respondí que lo que estaba recibiendo la tal señora eran “muy buenos tratos”.
Al coger el tren de vuelta en el último minuto me acordé de comprar la lotería que siempre compro cuando voy de viaje,
El viaje me enseñó a hacer caso de las señales. El gordo acabó en 69.

JUL109. VIAJES OBLIGADOS, de Antonia Garcia Lago

La muerte viaja sobre las alas de los bombarderos. La muerte viaja desde el dedo de los dictadores, sembrando silencios.
Viaja pacientemente entre los exiliados de la hambruna, difuminada entre las nubes de polvo de los pies arrastrados.
Viaja entre los pozos vacíos de desiertos desesperanzados; entre el verde de las minas de esmeralda y el blanco roto del diamante.
Entre ausencias de vacunas, entre escasez de alimentos, entre traficantes de cualquier muerte, en polvo o en calibre.
Alguna vez la muerte descansa, fría, insensible, esperando la siguiente cosecha. Nunca faltan los depredadores que le sirvan presas, a ella, carroñera incansable.
No mira a los ojos a sus víctimas, tal vez tenga miedo de sentir piedad. Su viaje eterno le enseñó que ella solo es el instrumento al servicio de una ley inexorable.

 Blog = estimemlaparaula

JUL108. ÉXODO, de Elysa Brioa Escudero

Los barcos enfilan hasta colocar sus velas gigantes en dirección al sol. Buscan acumular la energía que les permita realizar el largo viaje a través de las estrellas. En las cubiertas los marineros estelares trajinan sin descanso para dejar todo en marcha antes de que los rayos del astro rey llenen el motor con el combustible necesario para la travesía.
Los pasajeros nos asomamos por  estribor,  deseamos contemplar por última vez el planeta que hemos abandonado. Se exhibe ante nuestros ojos bajo una densa y oscura nube que ahoga toda forma de vida. Todos en un silencio solemne nos preparamos para este desplazamiento a través del cosmos con la esperanza de encontrar un nuevo hogar. Recordamos a los ausentes, muchos decidieron quedarse.
Unos miles de seres humanos hemos conseguido abordar estos navíos solares, iniciamos el éxodo sin destino conocido, sin retorno, huyendo de la falta de expectativas y de los avaros y cicateros que arruinaron la única casa que poseíamos. Creen que nos han embargado el futuro pero no alcanzan a comprender que el ser humano siempre está viajando en una única dirección: la que marca la palabra esperanza.

 http://elystone.blogspot.com.es/

JUL107. ¿HAY ESPERANZAS?, de Francisco Javier Sánchez

Ya es tarde…  tarde para volver atrás, el viaje me enseñó; nada hay en el horizonte que sea importante si te hacer perder lo que tienes al lado.
Somos meros sueños de otros. «Si al menos en esos sueños fuéramos felices pero no, inclusive en el sueño de otro, hay algo o alguien esperando para desgarrarnos el corazón a zarpazos».
― ¡Despierta, Manuel, hora del relevo! ¡Mierda de tío, siempre soñando con lo mismo! ―se enfadó, José.
Manuel, se revolvió debajo de las mantas, carraspeó y con la voz cansada,”del que se quedó sin tiempo”,  ―dijo: ¿Y qué quieres que sueñe, ¡redios!? Con el hambre que tengo, mi estómago manda más que mi cabeza.
― ¿Y no puedes soñar con tías buenas? O ¿incluso con comida? No que siempre sueñas con tristezas… ―. A José se le nubló el semblante.
Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras, con un gran suspiro decía para sí mismo, «Otra vez, hablando conmigo mismo».

  http://kilili-alma-sin-destino.blogspot.com.es/

EN AGOSTO… ADEMÁS… EL CAN TE PROPONE…

!!!Antes de que nos comiencen a llegar los primeros cuentos de agosto¡¡¡¡
Tu relato del mes de AGOSTO puede participar en nuestro concurso con el sistema habitual, sin más condiciones que tomar como inspiración el tema  AZUL… MARINO
PERO… este mes tienes la oportunidad de que, además, concurse en una iniciativa que nos ofrece el Centro de Actividades Náuticas de Marina de Cudeyo para conseguir un regalo especial: un paseo guiado por la Bahía de Santander en alguna de sus embarcaciones o un obsequio del CAN  para los que no podáis disfrutar de la posibilidad de acercaros hasta allí.
Para participar, en vuestro relato tendrá que estar presente alguna de las embarcaciones que el CAN tiene en su centro. Puedes verlas todas AQUÍ.  Si tu relato la incluye y estás interesado en participar no se te olvide colocar al final del relato un aviso como este: (CONCURSA CAN)
El relato ganador de esta convocatoria del CAN se elegirá  independientemente de los relatos seleccionados por nuestro jurado.

JUL106. LOS CUENTOS QUE YA CUENTO, de Mar González Mena

En el pueblo las cosas son como son y siempre han sido así por la gracia de Dios. Todo el que se va desaparece y de él queda una historia quién sabe si real o no. Casi nadie ha vuelto para demostrar que no lo sea y, quienes lo hicieron, prefirieron no desilusionar a los demás. Como papá. A todos les decía lo que querían oír, pero a mí me contaba la verdad de otros pueblos, ciudades incluso, yo creo que mundos.
Como en los cuentos de mi infancia, un día imaginé baldosas amarillas sobre el camino polvoriento que salía del pueblo. Al poco tiempo se convirtieron en las líneas blancas de la carretera. Las seguí  alumbradas por luces de neón, a la sombra de grandes rascacielos y entre el ruido de los coches. Perseguí sueños, viví aventuras, tropecé y me levanté mil veces antes de encontrar el camino de vuelta a este pueblo donde las cosas son como son pero no son la verdad que yo te cuento ni la que tú vivirás.

 www.losjardinesdepuck.blogspot.com

JUL105. EL FINAL, de Isabel Oliva Yanes

El viaje me enseñó el FIN. Una figura imponente descendió hasta el suelo calcinado. Podría ser un hombre si no fuera por las alas que surgían de su espalda. Miró a su alrededor y solo vio muerte y destrucción. Níveo, meneando la cabeza, maldijo por lo bajo.
        Tantos años, tanto sufrimiento para esto.
        Sabía que el resto de la tierra estaba igual, carbonizada. Nadie sobrevivió. Estaba enfadado con la humanidad por haberse destruido a sí misma y consigo mismo por no haber evitado todo aquello.
        -Debimos haberlo visto venir. No es cierto? –preguntó una voz a su espalda.
        Níveo se volvió hacia Aleph, encontrándose con unos ojos azules tan fríos como el hielo y una figura como él con grandes alas negras que tapaban la luz del sol.
        Aleph se acercó a Níveo. –Tu eres un ángel y yo un demonio pero en el fondo no somos tan distintos.
        Níveo se revolvió –Tu eres un asesino, llevas miles de años intentando conquistar a la humanidad y ahora qué?
        -Justo! dijo Aleph, Tan obsesionados estábamos el uno con el otro y con nuestros deseos que no impedimos que ellos acabaran por sí mismos con todos y con todo-
        -Y ahora, Qué?

JUL104. LA PUERTA…, de Arturo Fraga Salazar

La puerta de la Sala de Espera se abrió. “Álvarez” y un anciano con paso cansino se dirigió donde estaba la enfermera.
        La Sala de Espera estaba repleta de personas de edad muy avanzada, salvo un joven bien vestido que destacaba en aquel lugar. La señora de su lado le preguntó directamente qué le pasaba. Era vieja y no tenía tiempo ni vergüenza que perder. El joven respondió que era Visitador Médico. La señora sin contemplaciones murmuró, otro vendedor de matarratas y siguió con sus quejas y dolores.
        El joven se puso en pie y con una voz suave que hacía que todos se callasen para escucharle, les habló:
        El viaje me enseñó el bosque de hadas en el que hay una fontana llena de vida y esperanza. Quería ofrecérsela al doctor pero pienso que ustedes la necesitan más que él. No tienen obligación de tomarla. Si quieren, acérquense y beban. Y uno a uno se iban acercando en silencio e iban saliendo más erguidos, más rectos, menos encorvados, con una sonrisa de felicidad, tirando en la puerta al salir las muletas, bastones y sillas de ruedas. Cruzaron la puerta y corrieron con todas las fuerzas de sus veinte años…

JUL102. LA POSTAL, de Jorge Asteguieta Reguero

 Me resigno a lo evidente. Me veo obligado a escribirte estas líneas:
 Estoy en el último hotel. El cajón de la mesilla apenas puede cerrarse. Sus vacíos se han perdido entre kilómetros de carretera y nubes. Rebosa bullicioso: billetes de avión, trenes de todos los tamaños y velocidad, veleros hermosos… un cajón repleto de recuerdos y experiencias.
        El armario de la habitación marcha a la zaga del cajón, suelas de zapato gastadas, bermudas a las que los soles de un millón de lugares les comieron los colores, gorros y abrigos capaces de cortar el frío del Nepal…
        Una mochila de cremalleras infinitas intenta descansar al pie de mi cama, desparramada por culpa de meses de viaje. Estoy seguro de que se merece una jubilación mejor de la que podré ofrecerle.
        Mi cuerpo yace tumbado sobre un colchón sin sábanas y el corazón me late marchito de amor. El viaje me ha enseñado que por muy lejos que huya nada será capaz de reemplazarte. El eco de tus sonrisas aún resuena en mi conciencia y he aprendido que solo, cuando te cases conmigo, volveré a ser feliz. ¿Quieres?

 www. jorgeasteguieta.es.tl

JUL100. PERSPICACIA, INTUICIÓN… de Calamanda Nevado

Cada vez viajaban más mis Erasmus. También noté que, cuando venían  a casa de vacaciones, si entraba casualmente a sus cuartos; con disimulo giraban la pantalla del ordenador. Demasiado misterio. Debía indagar, como pudiera, en  sus carpetas, ficheros y correos. Encontré poco, aunque los chicos parecían singulares como yo. Escamada, trace mis propósitos: asegurarme personalmente, haciéndome  irreconocible.
Semanas después se desplazaban a la Habana; sentados detrás de mí  ¡disfrutaban con dos llamativas modelos! Sin imaginarlo, volaban con mi metro setenta, mis cincuenta quilos, entallados, mi peluca rubia, mis gafas de aviador, mis uñas postizas rojas,  mis  sandalias tacón aguja, mi maquillaje y mi “perspicacia” de madre que reservó, en el Copacabana,  una habitación dos puertas anteriores a las suyas.
Con cámara y cautela registré sus entradas, salidas, y las de  sus visitas; me aclararon bastante, pero necesitaba verlos para creer. Inquieta, solicité mesa contigua al escenario. Ahí pude entender los secretos de sus “dobles vidas”. El viaje me enseño prudencia, los porqués de  sus “conductas” y que ¡Eran bailarines profesionales! interpretando sus coreografías eróticas.  Me admiré;  como las mías,  respiraban elegancia.
Vivimos los tres bailando por el mundo ¿coincidiremos? heredaron mi intuición. Llegaran a desconfiar… Sabrán guardar silencio…como hago yo.

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