Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SAUDADE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta cuarta propuesta es el concepto portugués de SAUDADE. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 de SEPTIEMBRE

Relatos

359. SOLEDAD, de Ranita

Nada mas complicado que estar solo y no entender la soledad.
El vaivén de tus hojas verdes provocaba la caida de tus hijas secas. Y daba soledad.daba una lluvia de pesados olores a soledad.
El clamor de la tierra no te importo y dejaste que el suelo seco y crujiente sufriera.
Cuanto tiempo podre estar sin ti? Canto de pajaros resignados que me burlan y suenan en su monotona cantarola…al menos hoy . Solo por hoy me aburren y me entrego a la sorna y al desden.
La soledad es contagiosa e infecta mi mundo verde .quiero ser feliz pero no quiero perder esta maravillosa sensacion de austeridad social y emotiva…dejame sufrir con tus hojas que caen vencidas por el viento y en su suave cadencia me duermo sin pensar en ti.

358. FIESTA EN EL BOSQUE, de Montaraz

Don Sapo disfruta de la laguna, es el mayor de todos los habitantes que viven entre los verdes y frescos pastitos.
Sus amiguitos deciden  ofrecerle una fiesta sorpresa.
Calladitos corren, vuelen y agitan las alitas para organizar todo.
Sobre una piedra  arman el escenario, las arañas muy ocupadas tejen el telón de fondo.
El coro de ranitas pasan el día, ensayando distintas canciones.
Las abejas brindaran a los invitados miel aromada con flores.
Las mariposas, vuelan entre los invitados, con graciosas piruetas.
Laboriosas hormigas limpian el predio
Las peleadoras avispas no están invitadas; celosas espían acompañadas por las desconfiadas lagartijas
Los escarabajos cascarudos afinan los bombos.
Pero… falta el músico principal!  Bim-Bim, el grillito que toca el violín.
 Llega desesperado, cansado de recorrer y mirar bajo todas las piedras donde se protege de la luz y el calor.
¡No se acuerda donde dejó el violín cuando fue a dormir la siesta!
Las luciérnagas listas para iluminar la fiesta, ofrecen su valiosa ayuda, todos colaboran y  lo encuentran ¡debajo de la piedra azul!
Don Sapo sale feliz de la laguna  y agradece -CROAC- QUE LINDA FIESTA!  
Al anochecer, ordenan los pastitos y felices  van a descansar.

357. LA LUZ MALA, de Montaraz

Contaba mi abuelo que a finales del siglo diecinueve, sus padres llegaron desde un lejano país, se establecieron  en la margen Argentina del río Uruguay.

Soledad, bosques impenetrables y animales salvajes
La vida era dura, había que desmontar para poder sembrar, el único pueblito estaba allende el bosque,  para cruzarlo se contaba con una pequeña huella que llamaban “picada”.
El único medio de transporte era un pesado carro y dos bueyes.
Eran tierras vírgenes y escasamente pobladas, los nativos que aseguraban que en el monte había luces malas.(Hoy se atribuyen a gases fósiles).
El padre enfermó con altas fiebres, la madre con valentía ató las bestias al carro y junto a sus hijos emprendió el cruce del oscuro y tenebroso bosque camino del pueblo, centelleaban en la oscuridad los ojos de pumas y zorros.
A poco de andar una brillante luz brincaba delante de los bueyes señalando el camino, así hasta divisar el pueblo.
Pasó una semana y curado el padre debían regresar, ahora el camino era a la inversa y volvió la luz a acompañarlos hasta  el patio de su casa.
La gente era supersticiosa y temía, ellos nunca se atrevieron a contar ese extraño hecho.

356. EL BOSQUE DE LOS SUEÑOS, de Halcón 2

Empiezo a descender la montaña,
la emoción me embarga,
sentimientos cruzados,
mezcla de olores, de colores y de sonidos,
las aves se comunican entre ellas,
dándome la bienvenida.
El mundo se para, todo el tiempo es mío.
Enfoco la vista al fondo, ya me queda poco, ahí está, regalando vida a todo lo que toca.
Parece brille más que nunca,
acaricia cada piedra que se cruza en su camino,
cincelándolas con el paso del tiempo.
En los claros el agua parece un cristal,
que me hace señales,
en las sombras algún rayo de sol se cuela entre las ramas de los árboles,
son linternas descubriendo los mil y un colores del bosque.
Me desprendo de todo,
el crujir de las hojas bajo los pies enmudece
al meterme en el agua,
está fría, muy fría, buena señal.
La luz que ilumina el maravilloso entorno
empieza a tintarse oscura,
remolón decido regresar,
desde la cima miro hacia abajo de nuevo,
pasa por mi mente la secuencia de imágenes
que horas antes he disfrutado,
me las guardo para mi,
me sale una sonrisa
agradecido por el regalo,
me despido… prometiéndome volver.

355. INMERSO, por Matojo

Penetro en el bosque, camino en la espesura,  arriba el cielo despejado, el astro  ardiente recostado hacia el poniente, a cuestas mi mochila y una cantimplora ya casi vacía colgada de mi cinturón.

El mar, el ajetreo atroz de las ciudades, el oleaje del mar sobre las costas pobladas de seres solitarios tostándose al sol, manifestantes indignados tirados en las calles urbanas y las fuerzas del orden cercándolos, el tráfico anónimo incesante,  delincuentes al acecho en las salideras bancarias, las calles de la prostitución y la droga, las caras sonrientes de políticos en plena crisis, desocupados vagando por las calles sin presente ni futuro, sueños de primer mundo hechos trizas, oportunistas politólogos diseñando mentiras, restos humanos acusando desde sus tumbas, gritos de potencias imperiales en tierras lejanas, vidas jóvenes para la guerra, la represión y la violencia a la orden del día…
Todo queda detrás: raras formas de gentes y de vidas, de cosas huecas, sin sentido; la familia, los amigos, el amor… ¿dónde están? ¿dónde?…
Por fin el sol se evade tras una línea utópica de horizonte, una brisa fresca me invade,
y prosigo mi camino, con renovadas ansias de encontrar mi destino, inmerso en el bosque.

354. VERDE SELVA, de Montaraz

Siguiendo una estrecha picada está el ranchito donde vive el Monchito,  junto a su madre.

       Su joven y triste vida se reduce a talar árboles y cazar animales para subsistir. .
Los pájaros son sus únicos amigos, aprendió a  imitar sus melodiosos trinos.
Siente que algo esta cambiando, su sangre bulle excitada cuando ve aparearse a los animales del monte.
         Camina en silencio por la  húmeda orilla, disfrutando los ruidos nocturnos, un enorme y silencioso búho vigila sus pasos.
La soledad duele, cree ver en la otra orilla una blanca y vaporosa figura que lo llama
        Desafía al miedo y se arriesga a cruzar en su precario bote, embriagado por la magia de la sibilina luna.
        El río es un piélago plateado, ya se cerca,  la difusa figura corre por la playa, ese juego lo excita, sus manos rudas y callosas reman con frenesí,  su corazón  retumba en un tam-tam ensordecedor.
En la última curva del río reaparece y lo llama,  enamorado se acerca, no sabe que esa noche la muerte salió de cacería  y lo aguarda en las turbulentas aguas de las cataratas.
        Los lugareños culpan a la misteriosa selva.
        La luna y el río, cómplices guardan el secreto. 

353. LAS TRES BRUJITAS DEL BOSQUE, de Ardilla 6

Erase una vez en un bosque muy  remoto…
Vivian dentro de un árbol muy muy grande, tres brujitas; Morenita, Rubita y Pelirroja.
 Mientras preparaban una poción mágica  junto al fuego de la chimenea, la vieja ardilla del bosque golpeó con su robusto bastón la puerta – ¡los arboles están muriendo! –Gritaba.
Morenita que era la más joven con 15000 años, abrió.
-¿Qué ocurre anciana ardilla? –Respondió agitando sus largas pestañas negras. 
– ¡Oh! Tenéis que hacer algo, ¡los árboles están muriendo!-
Las brujitas sorprendidas por las malas noticias montaron en sus escobas voladoras, era cierto, los árboles morían a lo largo y ancho del bosque, los animales huían asustados en todas direcciones.
Las brujitas sabían que si moría el bosque, desaparecerían los animales, los humanos y  la fantasía.
 Agarrándose las manos pronunciaron estas palabras: Arriba, abajo…abajo, arriba… ¡que los humanos imaginen y los árboles recobren vida!- 
Un aliento de magia recorrió todo el bosque, subió por el cielo llegando hasta los humanos, que encantados por el hechizo imaginaron un bosque nuevo. Los árboles revivieron, los animales regresaron. Y las tres brujitas, cogidas de la mano, a su casa del árbol volvieron.
Colorín colorado, este cuento aún no se a acabado…

352. AMANECER EN EL BOSQUE, de Hiedra 2

Amanece. El sol se dispone a inaugurar el nuevo día. Los primeros rayos logran atravesar las gotas de rocío que cubren, como un cendal invisible, los altos castaños centenarios, preñados de hermosos frutos todavía por abrir.
Al pie, la niebla, que ha prestado su manto de blanco algodón a la tierra dormida, comienza a clarear sorprendiendo a la mañana como se despereza mientras la noche se bate en retirada y tras ella los jabalíes que escarbaban buscando alimento, las vigilantes aves nocturnas y la manada de ciervos que ramoneaban en silencio los renuevos y briznas de hierba. Todos se mimetizan con el alborear de la mañana.
Retirado el velo a la oscuridad, la mañana pinta de colores el bosque, este en agradecimiento ofrece morada a los animales que buscan protección de los rayos del sol y agua para refrescarse o simplemente ayudar a despabilar sus cuerpos aún adormilados.
El tránsito hacia la luz cierra las puertas al sueño mientras la aurora, testigo mudo del nacimiento del arco iris gestado por la naciente luz del sol al atravesar los millones de gotas de agua del ambiente, nos invita a colmar nuestros sentidos de naturaleza.

351. RESET, de Ascomiceto

Entró hierático.
Ajeno.
Apartó unas ramas con despreció.
Se molestó cuando una tela de araña le apresó el rostro. Sintió asco y desprecio pero inmediatamente se despojó de esos sentimientos.
Busca se dijo para sí.
Hubo unos crujidos en la espesura. Sintió miedo, un escalofrío. El silencio brotó de nuevo y el miedo desapareció para siempre.
Siguió avanzando.
Las hojas caían perezosas. Le embargó la tristeza pero al segundo siguiente la olvidó. Fue entonces cuando lo vio: su corteza cuarteada, sus nudosas raíces, su imponente copa.
Abrazó al árbol y lloró.

Y aquel llanto achicó el gigantesco mar de impotencia y abismos que  inundaba su ser. Había encontrado su árbol y, en aquel abrazo, la verdad sobre sí mismo.

349. TU BOSQUE, de Verde 2

No sé cómo he llegado hasta aquí, no lo recuerdo bien. Quizá me he colado por el orificio izquierdo de tu nariz y he salido bombeada hasta llegar a él. Estoy en un bosque oscuro iluminado con fugaces destellos de luces… paseando por él siento tus recuerdos. Es un bosque denso, casi nadie lo conoce, ni tú mismo lo reconoces cuando te pierdes en él… me gusta pasear por esos caminos sinuosos, desconocidos pero alentadores. Por fin he llegado a una puerta, es algo insólito. Es la puerta de una casa. Invita a pasar. Allí estás, es como la casa del bosque, donde nos conocimos, allí estamos, en tus recuerdos de la casa del bosque, en la casa luminosa del bosque.

350. SOMBRAS Y RAYITOS DE SOL, de Arce 4

   La edificación emergía inserta en el bello, algo sombrío bosque, sus añosos árboles producían espesa sombra, donde dibujaban rayitos de sol, que asomaban intrépidos entre el follaje, una alfombra de hojas multicolores coronaba el especial aspecto rodeando el lugar, alegres cantos de pájaros mezclados con ruidos característicos de la vegetación, completaban la  imagen.-
    Aunque habían anticipado su apariencia, no puedo negar que me impactó, revolotearon en mi cabeza, los dulces recuerdos de cuentos de mis abuelos, sobre lugares parecidos, eran protagonistas duendes y hadas, que hacían sus travesuras en las largas noches de invierno, asustando niños y adolescentes, cómplices de búhos, zorros y otros animales que esparcían sus estridentes sonidos, complicando el sueño de la comarca.-
   Estaba imbuida de esos pensamientos cuando me tira  la pollera un pequeñito, rubio como trigo maduro,  dos faroles azules como el mar profundo iluminaban su carita sonriente, a quién absorta en mis viejos sueños confundí con un duende.-
    Me extendió su sonrosada manita y dijo ¡Hola ¡ Vienes a  pasar unos días en mi casa?
    Y ese fue el insólito y feliz preámbulo de esas espectaculares y maravillosas vacaciones que nunca olvidaré.-

348. ILLANA, de Duende

Illana se encaminó hacia el arroyo, tras el que se hallaba el bosque. Allí pensaba encontrar la planta que necesitaba.
            Al pasar por donde vivía Paulo, miró al frente y no a la casa porque aquello era lo que había escuchado que debía de hacerse. Si no, algún maleficio podía caer contra quien mirara. Los moradores de aquella casa eran considerados una especie de brujos responsables de casi todas las desgracias que ocurrían en la comarca.
            Illana no encontró la planta y por eso se adentró en el bosque, donde acabó perdiendo la noción del tiempo y al caer la noche se hallaba totalmente perdida.
            Paulo partió en busca de la joven, sin hacer caso de los contrarios consejos de sus padres.
            El caso es que pasaron los días y nadie salvo Paulo logró encontrar a Illana y traerla a casa con vida. Todos en el pueblo se alegraron muchísimo de verla en perfecto estado después de estar seis días perdida. A partir de entonces ya nadie pensó que la casa y familia de Paulo estaban embrujadas.
            Paulo fue recibido por sus padres con mucha alegría, después de haber pasado siete días en el bosque buscando a Illana.

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