Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

17. Una luz especial

La luz de la tarde cae, dorando las torres de la ciudad. Es Ella: su Espíritu pasea de nuevo por su querida ciudad.

Dicen que el olor del azahar en primavera es el perfume que Ella solía usar cuando esperaba a su enamorado en el salón principal: dejaba las ventanas abiertas y él se guiaba por su fragancia escaleras arriba. Y que el delicado jazmín brota en recuerdo de las finas labores que Ella tejía para embeber su tiempo. También cuentan que dejó su Alma en las raíces de los árboles de la ciudad. Y que si los abrazas Ella te reconforta.

Cuentan las murmuraciones, que corren por las esquinas de las calles más sinuosas, que Ella era una cortesana venida de otro reino. Y que con sus malas artes hechizó al rey, haciéndole olvidar su misión, que era gobernar con justicia.

Pero la verdad se ha ido olvidando en el recorrido del río, bajo los ojos de sus puentes, en cúpulas y retablos, impregnados con un fuerte olor a incienso.

Cada atardecer una luz especial ilumina dos torrecillas gemelas, bicolores y redondeadas. Es Ella, que siempre formará parte de la leyenda que hace mágico al que fue su hogar.

15. LA INSÓLITA APARIENCIA DE UN SER MÁGICO

Cuando naciste, oí cómo papá cuchicheaba que mamá había parido un ser mágico. El disgusto del abuelo fue mayúsculo, quien enseguida insinuó la vergüenza que habría de soportar nuestra estirpe.

Una noche de San Juan te esfumaste durante los nueve saltos, desvanecido tras las lapas de una luminaria, y no volvimos a saber de ti.

Hasta esta mañana, cuando el timbre reveló de nuevo tu identidad y acudimos en tropel, dispuestos a recibirte con los brazos abiertos para que nos obsequiases con el crujido del hielo tallado sobre tus pupilas de esperma.

Nos sorprendió que no tengas pelo, que sobre tu cabeza brote la selva poblada del Mato Grosso, y que todo en ti huela diferente: tus besos a turrón de Soconusco, tu tacto a pipa de hebra, y los zapatos que calzas a pis de gato.

Mientras una tribu de hormigas te retrepa el cuello, reclamando refugio tras la gruta velluda de tu oreja, y desde tus hombros se precipitan bancos de arena procedentes de dunas gubiadas por el Simún, mamá, papá, y yo, nos miramos, sin presagiar los unos en los otros cómo te envidiamos. Nosotros, que somos altos, rubios, y con los ojos tan azules.

14. ¡Al fin solos! (María José Escudero)

En mi casa, por un tiempo, hubo un fantasma. Era una sombra gris que se paseaba ociosa de la cocina a la sala y que ocupó, sin ningún reparo, la estancia más espaciosa y más soleada. A mi hermano y a mí nunca nos decía nada que no fuera:»¡Niño, para!, ¡niña, calla!», y cada vez que se aparecía, por no enfrentar sus ojos de espectro contrariado, corríamos a escondernos detrás de las cortinas o debajo de la cama.

Una mañana de julio, sin que nadie la invocara,  se personó en el rellano un hada rubia de mirada clara para anunciar, con una sonrisa, que se llevaba al fantasma. Mis padres, sabedores de que no se puede contradecir  a las hadas, se marcaron un foxtrot del pasillo al comedor y, sin disimular la alegría, dieron su aprobación.

Cuando el fantasma salió por la puerta con sus babuchas de piel y su toquilla de lana, el verano rezagado entró, al  fin, por las ventanas.

A mi querida y mágica tía Rosita

13. INSTRUCTIVO ENCONTRADO EN EL REVERSO DE UNA FOTO (Mariángeles Abelli Bonardi)

Para invocar a las hadas y después retratarlas, procede de la siguiente manera:

  • Elige un día de sol.
  • Lleva una corona de tomillo en la cabeza.
  • Sobre un trébol de cuatro hojas —porque cada hoja se vincula a un elemento: tierra, agua, aire y fuego —coloca cuatro granos de trigo.
  • Con los pies sumergidos en un río, arroyo, o cualquier otra fuente de agua dulce, mira por una piedra que tenga un agujero natural en el centro.
  • Sé paciente.
  • Cuando veas figuras traslúcidas flotando entre tules, deja la piedra a un lado sin quitarles los ojos de encima.
  • Empuña la cámara fotográfica, que tendrás lista y a mano en todo momento.
  • No te muevas. No respires. No pienses en nada excepto el botón bajo tu dedo índice, que habrás de presionar delicada y repetidamente.

Firmado,

Elsie Wright y Frances Griffiths,

en Cottingley, Inglaterra, 1917

12 – Asamblea General

En la Atlántida, sede central de la OSMU, se habían reunido los 193 representantes del mundo mágico para votar una moción interpuesta por las Ninfas, declarar su independencia.

La votación había sido muy ajustada, 98 votos a favor, 95 en contra, entre ellos, el de las hadas, ya que con la independencia de las ninfas veían peligrar su poder obtenido durante siglos en los bosques del mundo.

A su vez las sirenas apoyaron la iniciativa, ya que las veían como grandes aliadas para embaucar a los marineros que surcan los océanos y  apoderarse de sus mercancías.

Los dragones también votaron a favor de las Ninfas, ya que creían que habían permanecido mucho tiempo bajo el yugo de los elfos. Ellos, evidentemente votaron en contra, sin ellas su mundo se vendría abajo.

Los enanos también se aliaron con elfos y hadas, ya que dejarían de ser el reino más bajo.

Los unicornios que sabían que su extinción estaba cerca, apoyaron a las ninfas para así dejarles todo su legado.

Ogros y gigantes, al dividir sus votos hicieron que la propuesta de las Ninfas saliera adelante; ganar la libertad de esos seres que la habían dominado durante milenios, los Elfos.

11. LA MAGIA DEL SUEÑO

Todos esperaban que durmiera feliz, sin embargo, no podía, sus ojos expectantes, escudriñaban la oscuridad. Sus hermanos intentaban conciliar el sueño pero él se movía demasiado y la litera con él.
—¡Mamá, mamá!
La madre, solícita, recorrió el pasillo en silencio.
—Mamá ¿y si el ratón se equivoca y se sube encima de mí y me despierta?
— Pero hijo, el ratón Pérez es un pequeño mago que sabe moverse en la oscuridad. Anda, duerme tranquilo.
No había llegado aún a la cocina cuando escuchó de nuevo el grito angustiado de su hijo.
— ¿Y si el ratón tropieza con mis pies y me asusto?
—No tengas miedo hijo, el Ratón Pérez tiene muchísimos poderes, por eso puede dejar regalos cada noche a cientos de niños. ¡Es magia hijo, magia! Duérmete.
Cuando por quinta vez oyó aquel “mamá” desesperado, se acercó mucho a su hijo y mirándolo con ternura le confesó.
—Escucha bien hijo, no hay ratón Pérez, el ratón soy yo y en cuanto te duermas cambiaré tu diente por un regalo.
El niño respiró tranquilo y a los pocos minutos, el silencio anunció a gritos la llegada de Morfeo.
Tú sí que eres mágico, susurró la mujer aliviada ¡Bendito Morfeo!

10. Los espíritus de los bosques

Cuando llegó a la aldea todos sus habitantes estaban muertos. El lugar se reducía a media docena de chozas situadas junto a un arroyo de aguas tan frías como cristalinas. El silencio sepulcral junto con el hedor a putrefacción lo invadía todo. Entró en una cabaña y una turba de insectos, gusanos y larvas evidenciaban el avanzado estado de descomposición de un cadáver. Del anciano curandero solo quedaban huesos sanguinolentos, jirones de carne y piel. La punta oscura del único dedo que quedaba evidenciaba que la muerte negra había sido la culpable.
De pronto vió como el castaño centenario se iluminaba, miles de chispas de fuego, como pequeñas luciérnagas, le daban un extraño resplandor .Al acercarse una niña cadáverica , subida a una rama empezó a hablar:

«Antes de que nadie enfermara yo ya había muerto, pero perduré junto a los espíritus de los niños sacrificados por los antiguos druidas . Aqui fue donde creamos el germen que extendió la plaga. Ellos destruían nuestro bosque,teníamos que exterminarlos. Al principio se enterraban a los muertos, hasta que ya no hubo nadie que pudiera hacerlo. Usted morirá pronto y entoces estaremos solos…….»
Y mientras un sudor frio le invadía la sien , la niña desapareció.

09. De hombres y otras bestias

El minotauro apenas se defiende, únicamente trata de distraer a Teseo mientras los jóvenes recogen el hilo buscando el camino de salida. El ateniense le hunde hasta diez veces la espada en el corazón, consumido por una rabia fruto de la conjura de aquellos que le debían obediencia. Desconoce que tras volver a arrojar a los muchachos al interior del laberinto, Ariadna ha marchado abandonándole a su suerte. Con el paso de los días, el cuerpo de Teseo se asemeja cada vez más al de un toro, aunque todavía es posible vislumbrar un vestigio de humanidad. Se ensañará sin motivo alguno cuando encuentre la carne fresca que vaga perdida por pasadizos que no llevan a ninguna parte.

08. MÁGICO (A su diosa, Towanda; con permiso de Mª José Viz y de Nuria Rubio) E.M.Z.

Consigue que todas sean sus mamuchis, y cualquiera papá adoptivo, en cuanto se den cuenta de que la silla de ruedas es una nave espacial que abandona para acariciar a la luna, insinuándosele por la ventana. En cuanto vean que la tiene hipnotizada, arrodillada a sus pies, que ella le sonríe y escuchen besos lunáticos. O cuando, hop, se convierta en tiranosaurio, aterrorizando a la concurrencia, muerto de risa.

Se levanta cuando quiere y pliega velas cuando le apetece. Multiplica lágrimas, como especie de fuente de fantasía, cuando asegura tener, cosido entre las manos, al mismísimo sol. Su roma nariz mía la arruga, hasta hacerla desaparecer por completo, no vaya a colarse en su fantástica y amorecida «Eduardópolis» la pestilencia de la injusticia, que intuye y deplora vuelto un coloso ceñudo.

Hubo un tiempo en que no cabía su magia dentro de mi cabeza. Cambié de idea en cuanto contemplé el gesto que compuso, entre suspicaz y divertido, verdaderamente mágico, cuando aterrizó una mosca en uno de sus pezoncillos. Me hechizó para que me tiñera el pelo: así nunca le parecería viejo. Si os llama papás, no le contrariéis. No vais a arrepentiros de ser sus lunas y sus soles.

07. EL PODER DE LA TIERRA (Salvador Esteve)

No creo en hadas, elfos ni unicornios, los dejé de la mano de la niñez y me adentré por los senderos de la vida.  Pero los vientos del camino me han empujado a este lugar expulsado de la memoria, inhóspito, yermo de fe.   Alejado de mi hogar, los acontecimientos me han obligado a replantearme mi percepción de la realidad.  ¡Lo he visto!  Diabólico, fantástico, aterrador.

Solo yo puedo matarlo, solo yo tengo ese poder.

Me pertrecho de armas divinas y voy en busca del no nacido.  Frente al monstruo, su visión sobrecoge; cierro los ojos e inhalo valor.  Sus colmillos ennegrecidos sobresalen de su nauseabunda boca.  Se acerca con el rictus en el rostro del que nada teme, un ser superior sediento de vida que se dispone a saciar.

El agua bendita quema mínimamente su piel, su huesuda mano lanza lejos el crucifijo; no puedo moverme.  Su fétido olor anega mi mente y sus colmillos se clavan en mi cuello absorbiéndome la sangre.  ¡Gracias, Señor!

Generaciones tras generaciones, y el tiempo, han impregnado mi sangre de una savia especial.  El engendro se marchita, se difumina en la nada.

Voy a morir, pero antes bendigo a mi tierra, Las Pedroñeras.

06. DEPREDADOR (PURIFICACIÓN RODRÍGUEZ DÍAZ)

Te tumbas sobre la fresca hierba de un campo remoto y fijas tu mirada en el horizonte más cercano. Descubres, entre la minúscula maleza del barbecho, a miles de seres increíbles que buscan alimento, que husmean rastros de congéneres, que vigilan a su prole en la distancia y que adivinan los peligros mucho antes que tú.

Son diminutos pero casi con tus mismos genes, y saber que te pareces tanto a la mosca del vinagre no te resulta precisamente alentador. Decides pensarlo un rato y, entonces, toda tu vanidad y tu soberbia se vienen abajo de repente.

Un microcosmos de prehistóricos insectos te rodea, pero tú, indiferente a su belleza y aburrido de tus negras reflexiones, te levantas y caminas irritado pisando la blanda tierra con saña.

Y vuelves a ser el gran depredador que alza la mirada al infinito mientras va destruyendo toda esa magia con sus pies.

05. Epifanía (María José Viz)

Desvelado, se levanta y va al salón. Allí, contempla una vez más el árbol iluminado. En uno de esos recipientes redondos rodeados de espumillón ve a  una anciana, parecida a su abuela, sentada en una silla; en otro, dos niños cogidos de la mano, idénticos a Pablito y Pedro; más allá, una chica rubia como la Barbie de Julia, su hermana… Ha contado hasta doce bolas llenas de personas que cree conocer. Seguramente todo les parecerá una locura a sus padres y a Julia, cuando se lo cuente por la mañana. Pero fue justo en el momento en que todos esos pequeños seres  comenzaron a hablar cuando ya no albergó ninguna duda. Le tomarían por un chiflado y, lo peor, se quedaría sin regalos. Y sin roscón.

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