Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

111. Ciclos

No quedaba duda, había perdido de nuevo, aunque pasaron muchos años no llegó a  comprender su error ni la razón de ser.

El desasosiego de  no vislumbrar la salida crea incertidumbre, ahora nota que más de una vez estuvo allí, que el giro del destino lo volvió al centro y no lo recordará. Y renació tantas veces con otros nombres, sueños y expectativas diversas, vivió, sufrió, amó entre sueños marchitos y otros realizados, recorrió tantas veces el camino de la vida sin encontrar la salida…

Hoy lo mira desde la nada y tampoco lo entiende, pero no sabe que volverá.

110. La pirámide (Tíndaro del Val)

Pregunté a la chica de recepción, pero solo llevaba nueve años trabajando allí y no conocía bien el camino. Atravesé la lujosa entrada hasta llegar a la sala de becarios, donde pasé varios meses hasta encontrar la trampilla escondida bajo la máquina de refrescos. Esperé a la noche para entrar y tuve que arrastrarme a oscuras por un serpenteante túnel hasta llegar a la zona de operarios. Allí la cosa fue peor. Fueron muchos años de duro trabajo y conversaciones huecas, pero al final obtuve la tarjeta plateada de acceso al piso de los gerentes. Con ellos todo fue más sencillo, salvo el día en que tuve que deshacerme del cuerpo de mi jefe usando la destructora de papel. Y por fin, tras varias décadas de sacrificios, obtuve el deseado ascenso. Avancé triunfalmente por el amplio pasillo hacia mi nuevo despacho de socio mientras la marcha Radetzsky amortiguaba el sonido de mis pasos. Abrí la puerta…pero al otro lado no había nada. Solo un abismo. Iba a girarme para volver cuando una patada en el trasero me precipitó al vacío. Mientras caía, me pareció que desde lo alto un enorme ojo se reía de mí.

109. TODA UNA GENIALIDAD

Se disponía a cerrar la puerta del despacho  cuando sonó el teléfono. Por  un momento dudó, pero como de costumbre  descolgó el auricular. Al otro lado del teléfono le informaban de su designación como Magistrada de la Audiencia Nacional.

Una sensación de satisfacción y reconocimiento a tantos años de duro trabajo  le subió la adrenalina hasta límites insospechados.

Atrás quedó la gran decepción de no  haber podido  estudiar medicina. ¡Una vocación frustrada por una injusta nota de corte!

..Y en el laberinto de pensamientos que se agolpan y desaparecen con  igual rapidez, volvió  recurrente como  siempre  la duda: ¿cómo sería hoy  su vida de haber podido ejercer su vocación?  . Y la respuesta de siempre: ¡qué importancia tiene! Lo sucedido no es cuestión del destino, ni de la  suerte, ni del azar…Las circunstancias  y oportunidades fueron esas en aquel  momento, como en su día se dieron  las circunstancias  para que pensase que estudiar medicina era su vocación.

Ese momento de lucidez  le hizo  comprender que, pensar en una vida alternativa es una buena distracción, pero nada más. La mejor vida posible es la elección del momento. ¡Toda una genialidad! .

 

 

108. ORDEN Y CAOS

Aquel desorden no era más que un montón de fragmentos desusados de su vida, recuerdos almacenados y desnudos, olvidados o no. Tras muchos ensayos, decidió guardarlos así, dispuestos en paralelo como las fichas de un dominó, uno tras otro, en orden cronológico. Advirtió a tiempo que si caía uno, caerían todos los demás. Eso le hizo reflexionar. Aunque ya no sirvieran más que para echar algunas partidas en las tardes aburridas de domingo, no quería perderlos; de modo que buscó otra disposición que favoreciera su búsqueda.  Los recuerdos son muy sensibles a la luz, por lo que descartó la posibilidad de colgarlos en la noguera del jardín como si fueran hojas secas. Finalmente optó por almacenados en bolsitas de colores, por temáticas: recuerdos de caricias de amor, de risas de hijos, de lágrimas de desamor, de arrumacos adolescentes, de frutas robadas, de olor a él,de sabores del pueblo…

107. Un laberinto romano.

El Dios romano de la guerra, le obligó a nacer.Con actitud triste, aquel alma obedeció.

Antes de partir prometió a su amada volver en breve . Infructuosamente ,luchó por no experimentar una primera bocanada de aire. Su instinto lo alertaba  del peligro que entrañaba aquel nuevo lugar de tierras movedizas, pero  no  podía resistirse , alguien acababa de  amarrarle con un dorsal, y desde fuera tensaba la cuerda .Quisiera o no, tendría que empezar  una impuesta carrera laberíntica, donde la mejor de las opciones, sería  andar, o dejarse llevar. Un llanto de vida aviso de su llegada.

El niño se hizo un  hombre, ambicioso  de deseos, loco por  buscar  palabras perdidas y posibilidades remotas, en las que adivinar misterios escondidos bajo cuartos oscuros. Su adolescencia trascurrió entre estrechos callejones llenos  de espejos cóncavos y provenzales campos, con encrucijadas de gigantes que borraban de su ser el recuerdo de aquella alma, sentenciada al triste olvido.

Años después eligió dejarse llevar, consiguiendo así mitigar la soledad y lograr olvidar el hilo invisible que arrastraba desde antes de nacer, dando esquinazo a  las tres Parcas.

 Las huellas  llenas de emociones, sensaciones y nostalgias, ya fueron pisadas, y las actuales  huellas  lo hacían sentir como un vulgar espectador del teatro de su vida . Se sintió mal, y se durmió. Soñó que volaba hacia ese lugar  donde las promesas se cumplen.

106. SE PUEDE (Arantza Portabales Santomé)

Sé que no te esperabas esta visita. Es normal, son muchos años. Quince. Mientras venía hacia aquí, todo me parecía lógico y pensaba que, en cuanto abrieras esta puerta, lo entenderías. Y ahora no sé cómo empezar. Bueno sí. Se me ha cortado la mayonesa. Y luego lo he visto claro. Porque se puede hacer otra. Se puede. Toda mi vida ha sido un jodido laberinto lleno de puertas. Y cada vez que he tenido que elegir, he escogido la puerta equivocada. Ya sabes. Quería estudiar Bellas Artes y acabé haciendo Medicina. Quise especializarme en Cirugía y soy dermatóloga. Quise seguir contigo, (¡de verdad que sí!), pero me fui con Tomás. No quería hijos y ya voy por el cuarto. Hasta hoy. Que se ha cortado la mayonesa. Y ya estoy harta de intentar ser perfecta. Estoy muy cansada, de no ser yo. Sé que tu mujer está ahí adentro. Pero no puedo más. Así que esta vez sí, Raúl. Que me saques de este laberinto. Que me digas que hay salida. No estoy llorando, idiota. Es solo que no puedo creer que me beses. Te he manchado de huevo. ¿ Y sabes qué? Me importa una mierda.

105. VIA VITAE (Pulgacroft)

La luz al final del túnel me arrastró fuera. Al salir, me sentí querido, mimado, protegido,  pero la sensación duró lo que dura la brevedad de la infancia. Continué por un laberinto lleno de recovecos. Descubrí las letras y las ciencias, mi piel se llenó de acné. Deambulé por allí, perdido, casi sin saber quién era yo todavía…avancé encontrando gente a mi paso: extraños que simplemente se cruzaron en mi camino, personas que fueron mis amigos…algunas, las menos, se quedaron hasta el final de mis días.
Cambió mi cuerpo, se transformó y alguien se quedó con la mitad de mi corazón; me cegó el amor: palpé estancias de paredes desconchadas, deprimentes y opresivas que me lo destrozaron, pero también  hubo otras que carecían de techo desde donde pude ver la luz del sol y al fin oír el llanto de mis genes convertidos en nuevos seres y luego otros que salieron de esos mismos.
Se aceleró el tiempo, se arrugó mi piel, blanqueó mi pelo…
Ahora, con el cuerpo abotargado y un miedo cerval, de nuevo continúo hacia delante sin saber a dónde voy ni lo que hay después…arrastrado, al final de un túnel, por la luz.

104. EL RASTRO DEL MONSTRUO

Este laberinto inhóspito de calles desconocidas para mí,  me consume día a día. Apenas queda en pie un pellejo andante de mi cuerpo,  alimentado únicamente por la esperanza de regresar al punto de partida.

Otra noche más se cierne sobre la ciudad y todo vuelve a empezar.  Abandono mi escondite y busco en el aire, entremezclado entre los miles de olores que me acechan, aquél que me ayude a escapar.

Pero esta noche no es como las demás. La luz de la luna llena me sorprende corriendo entre los coches, siguiendo tu rastro.

Amanece el segundo día sin descanso, ahora son mis recuerdos quienes me guían,  ya solo me faltan unos pasos. Arrastro mis pies cansados y desollados,  por el polvo del camino que tan bien conozco.

Por fin cruzo la entrada de mi hogar y te encuentro donde siempre, trabajando en el huerto de almendros. Mi primer impulso es echarme sobre ti para llenarte de besos, pero algo en tu cara alerta a mi instinto de que debo escapar.

Sin dejar de mirarme, te desprendes de tu cinturón y lo anudas en la rama de un árbol.

102. En paralelo (Anna Lopez / Relatos de Arena)

A ti puedo decírtelo: tengo miedo. Me enfrento a lo desconocido, al misterio universal, al designio de los dioses, pero estoy decidido a despejar la incógnita. Después de años de esconderme, trabajando cuando todos duermen, llevando los cálculos mentalmente, escribiendo sólo lo indispensable en estas pequeñas tiras de papel que consigo, por fin he resuelto el enigma, he descifrado la clave, he encontrado la salida de este dédalo pluridimensional donde me consumo.

Mañana partiré, abandonaré la colonia y orientaré mi rumbo hacia los confines de este universo. Con una función hiperbólica doblaré el eje del tiempo y en el preciso instante en que coincidan nuestras coordenadas, desligaré mi trayectoria de los parámetros que la rigen y saltaré, impulsándome a través de siete grados de incertidumbre, para reunirme contigo en otra era.

Te lo ruego, no te muevas ni un nanómetro. Una diferencia infinitesimal en nuestras variables espacio temporales y no volveré a encontrarte, jamás.

101. ΕΞΟΔΟΣ

Mira el monstruo en la dirección que le señala la espada desnuda de Teseo. Incapaz de encontrar la salida por sí mismo durante todos estos años, vagando a tientas por los estrechos –húmedos, fétidos– pasadizos del dédalo en cuyo interior se consume, quebrando a su paso las calaveras de enemigos antiguos, es el rey de Atenas quien ha tenido que llegar por mar para mostrársela.

Comprueba ahora la veracidad de las palabras de aquellos desventurados que entraron para darle muerte. Y el Minotauro suspira, se desvanece y cae sobre los huesos de los guerreros olvidados, extrañamente sereno, extrañamente feliz, al distinguir, al otro extremo de la hoja manchada de sangre, esa luz tantas veces anunciada al final del túnel.

100. DUDA

Entre estar despistado sin darse cuenta del correr de los días, o lamentarse uno y otro por el que pasan tan rápido, prefería estar en el laberinto de la duda, esa que le marca el camino con el aliciente de que igual vuelves a pasarlo una y otra vez.

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