Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

3. Nunca se da por…¿perdido? (J.Antonio Vázquez)

 
Agotado y ojeroso susurré entre dientes la letanía de maldiciones con las que solía recibir las vísperas. Ni me acordaba ni quería de los motivos que me empujaron a aquella locura. Ignoraba entonces que de visita en el infierno solo cabe perder batallas, aunque optimista, abrazaba cada nuevo día con renovada esperanza.
 
En las trincheras –así las llamábamos –, estaban los desconocidos que a fuerza de compartir sinsabores dejaron, sin quererlo, de ser extraños. Como Doña Julia, que nos amenizaba las esperas con sus exquisitas croquetas, o Blas, el jubilado, con quien arañaba al aburrimiento blandiendo trampas al mus; todos éramos tropa.
 
Hoy, después de seis horas de cola esgrimí sobre el mostrador con furibunda determinación, a saber: referencia catastral, duplicado del certificado de vacunación, volante de residencia, autoliquidación del impuesto sobre terrenos urbanos, licencia de ocupación de terceros e incluso un carné de préstamo que Genaro, un buen amigo, encontró en la biblioteca municipal durante su turno de limpieza.
 
La funcionaria, bruja arrugada con bolígrafo pero sin gato, sin desviar la mirada de la pantalla y ostentando el mismo asco que desgana sentenció con monocorde voz de autómata programada : « Aquí no es. Falta una fotocopia. Vuelva usted mañana »

2. BIG BROTHER (Virtudes Torres)

Era adicta a los reality show.

El vaso con la coca cola y el cuenco de palomitas o en su defecto la bolsa de patatas fritas la acompañaban.

Se conocía los nombres de l@s participantes y tras finalizar la emisión se enganchaba a internet para seguir minuto a minuto cada movimiento de los concursantes.

Adquirió conocimientos…banales, y empezó a trasnochar, o a dar una cabezadita en el sofá.

Las comidas a base de sándwich con cualquier cosa, y a depender sólo y exclusivamente de la publicidad para ir al baño.

Aquel día la conexión falló, y  las horas se hicieron interminables. No era el día de emisión, por lo que tuvo que conformarse con el repaso de los momentos más “atractivos”.

Creyó enloquecer. Iba y venía por las habitaciones de la casa como ratón en un laberinto.

Atacó el frigorífico en busca de algún alimento con el que calmar su ansia.

Pensó salir a la calle, y le invadió el pánico. Angustiada, se dejó caer en un rincón  esperando a  que la  señal se recuperase.

Sus lágrimas provocaron aplausos.

En esos mismos momentos, en un canal de un país sudamericano, emitían el reality show que ella, sin saberlo, estaba protagonizando.

1. LIEBRATÓN (EPÍFISIS)

La noche calma, deja oír mis pasos por el empedrado brillante, que un propio, en la parte alta de la calle, riega larga manu. Me paro bajo un farol y palomilla fernandino y me enciendo un cigarro, giro sobre mis pies  y exhalo el humo por las narinas. Me siento bien, y al reanudar el paseo, me veo caminar por las fachadas, que dirigen mis deseos por el dédalo de calles, al Conejo Feliz. Me cuesta atravesar el cortinaje grande de terciopelo, cada día más.

Me siento en mi taburete, beso a mi camarera preferida y comienza el ritual, ginebra, vermú rojo y triple seco en la coctelera e inicia un baile con sus pechos. Un buen grog, me trae recuerdos del Hotel Tirol de mi juventud,  de esa juventud que ahora busco aquí. Se empina por encima de la barra y me calienta en la oreja que hay una nueva, una liebratón.

Se me acerca una joven enorme, con una malla ajustada que aplica a mi rodilla y un calor pasa lentamente a mi cuerpo, apoya sus manos en mi muslo y  pido un benjamín.

Al salir, me acomodo la entrepierna  y me encamino a tomar unos churros. Sonrío.

141. EL ARCHIPIÉLAGO SIN FIN

Miles de pequeñas islas pululan por el mundo soñado.

Cientos de miles de islotes ocupan el mar de los deseos confusos.

 

Corren historias sobre un extenso país donde el lejano mar solo se adivina. Allí las mujeres y los hombres conviven en cierta armonía, se acarician con frecuencia y el cariño estabiliza su mundo. Los niños no cuidan a sus padres cuando estos enloquecen de venganza.

 Si una pareja tiene discusiones fuertes en esa Arcadia, entonces un dios pagano los envía once días a convivir en una pequeña habitación, con alimento, una pequeña cama y sin distracciones. Por ley  tíos y primos cuidan delicadamente a los hijos mientras sus padres meditan solos. Siempre se intenta.

Nadie visitó jamás ese gran país, quizás sea un recurso más del inconsciente colectivo para soportar la maldita soledad  que domina el archipiélago

 

En las islas recuerdan que eran agradables, buenos en el buen sentido, honestos y soñadores ¿Los idealizaban? Jamás hablaban entre ellas de sus recuerdos.

Los islotes extrañaban a rabiar la paz, sus dulces pieles, el amor del bueno…

 

Un gran terremoto unió  las islas, alguien pensó: 

Al que invente de nuevo __________ le trasladamos al islote de los eremitas vacios sin dudarlo.

 

 

140. Los pantalones

—Ni “no sabes el día que he tenido”, ni “me duele la cabeza”, ni criptonita, ni leches. A casa se viene a cumplir —, grita Lois haciendo restañar la fusta en el aire.

139. La Sirena-perro

Tiene el olfato más fino que existe, capaz de oler un caballito de mar a veinte islas de distancia y cuando nada es la más rápida de todas. Su tesoro más preciado es un hueso de ballena que lleva royendo desde hace varios años. Le gusta perseguir a las langostas, jugar con las tortugas y no le dan miedo los tiburones. Aunque no le gusta demasiado, soporta salir de lustro en lustro a cazar elefantes marinos junto a su amo.

Cada vez que un barco navega sobre su territorio, ladra burbujas que emergen a la superficie como notas musicales, y si hay perros sueltos en cubierta se ven arrastrados a saltar por la borda. Durante varios minutos juguetean en el agua pero al final del pataleo, los perros caídos se ahogan irremediablemente y la Sirena-perro vuelve desconcertada a casa. Mientras mira su fabulosa cola de pez, se pregunta por qué trágica ironía evolutiva el resto de perros del mundo tienen esas inútiles patas traseras que los condena a la extinción, y se alegra de ser diferente.

138. MELENAS SALVAJES

La isla de las mujeres es tan leve que el menor terremoto la propulsa. Cruza entonces mares de trasatlánticos monótonos, redes de arrastre, obedientes aves migratorias. A veces se detiene frente a una costa habitada. Los bañistas las espían desde su orilla mientras preparan el abordaje. Las isleñas los ven acercarse rugiendo en sus lanchas.

 

 

“Ay, los hombres”, advierten las viejas sentadas en los acantilados.

 

“Ay, los hombres”, se relamen las jóvenes desnudas sobre la arena.

 

 

Durante días yacen con ellos. Sus vientres morenos los absorben. Hasta que una mañana, los hombres quieren construir viviendas, trazar calles, desbrozar el bosque. Ellas les preparan las lanchas. Apuntan al corazón con sus flechas.

 

 

Los despiden llorosas agitando sus melenas salvajes.

 

137.Mantra religioso

No pueden evitar asomarse en cuanto salimos a pasear por el bosque, curiosos y anhelantes, pero enseguida echan a correr como conejos, como si no estuvieran deseando saborear la canela de nuestra piel. Siempre logramos cazar una docena: no solo los que no corren demasiado, también el hombretón babeante ante nuestros pechos desnudos, incluso algún osado Apolo cuyos ojos  nos dicen que pretende disfrutar de nosotras y luego escapar. Por la noche comemos y bebemos, la música de los tambores nos incita a un salvaje placer y los hombres responden bajo nuestros cuerpos olvidándose en ese momento infinito de su destino. Los acariciamos, los besamos, los poseemos con la delicadeza de las hadas y con los zarpazos de las panteras; las pócimas y los ungüentos hábilmente aplicados consiguen encender de nuevo su deseo y recuperar su potencia sexual para que sigamos amándolos durante toda la noche. Y una vez abandonados, exprimidos y exhaustos, en ese paréntesis de la vida que queda suspendido en el aire y se confunde con la muerte más dulce, la mano de las sacerdotisas ejerce su poder sagrado, y los despojan de su último aliento con un beso y una daga que les roba el corazón.

136. CADENA PERPETUA

…escapa sin retocarse, rebuscando las llaves del Peugeot, calculando lo que cocinará mañana, hoy le toca con los cabrones de 1º H y esta tarde mamo­grafía (en junio será agredida por una madre), en el portal buenos días a una limpiadora que no puede agacharse, las rodillas, y encima ayer el hijoputa de siempre, segunda vez, le echó la mano al cuello, pero a dios gracias hay trabajo para ayudar a su hija embara­zada (morirá cuatro meses después, violencia ma­chista), vacía el balde en la alcantarilla sin salpicar a la joven que guasapea, los dedos como alas, quiere sacarse el carné y está tirándose al capullo del jefe 🙂 🙂 para que la hagan fija en la perfumería (sufrirá dos atracos estas navidades), la amiga, en paro y resentida, se muere de envidia alineando melones rochet, o como se llamen, derrotada por goleada, odia la puta frutería y a sí misma (el accidente definitivo sobrevendrá dentro de seis meses), podría colocarla su prima, la honra familiar, que desayuna de segundas en la sede del partido, con sus patéticos mentores, diosecillos falaces y mezquinos, ya toca mandarlos al carajo y llevárselo calentito (condenada a siete años de inhabilitación por cohecho)…

135. Las hijas de Lilit (Elysa Brioa)

Dice la leyenda que la primera mujer fue Lilit, pero se negó a someterse y abandonó el Paraíso para vivir copulando con demonios. Esta fábula la escribieron los descendientes del individuo al que abandonó. Entre mi gente circula otra versión. Es la que dice que a ella no le gustaba el papel que querían asignarle. Comprendió que ninguna de sus solicitudes serían escuchadas, que para disfrutar de todos los dones del Paraíso debía transformase en una criatura sometida a los deseos de Adán. Era una mujer valiente y decidió escapar a un lugar lejos de las hordas de sucesores del primer hombre y su costilla. A pesar de las dificultades Lilit sobrevivió y hoy todas sus herederas habitamos en la Isla de las mujeres. Pero seguimos siendo carne de leyenda, cuentan de nosotras que somos guerreras, que abandonamos a nuestros bebés si son varones y solo nos quedamos con las hembras para educarlas en el arte de la guerra, hasta dicen que nos cortamos un pecho para manejar mejor el arco. No importa, permaneceremos en nuestra isla, esperando el momento oportuno. Llegará, ese día cuando nos revelemos escribiremos la verdadera historia y lo haremos como iguales.

134. ISLA REDONDA

Las mujeres sentadas alrededor de la mesa pelando ajos , sazonando la mezcla del lebrillo, removiendo la sangre , preparan el manjar antes de que el contenido se estropee.Es el ritual de cada temporada desde que las más viejas lo recuerdan. Son ellas las encargadas de que la tradición sobreviva  y de que el ceremonial se cumpla.El hombre convertido en fiambre habrá pagado su culpa y todas se nutrirán de él

En un rincón, ajena a ellas, vestida de blanco, la joven ultrajada, el señuelo que las ancianas de negro destinaron este año para cebo.

Su tierno cuerpo será más fácil de preparar. Harán falta menos especias.

Ella aún no lo sabe.

133. EL FRAILE Y LAS AMAZONAS

Día se San Juan, lucha encarnizada alrededor del San Pedro por la posición de la isla en el rio Grande. El fraile, cronista, aventurero, presenció algo extraordinario: las canoas atacantes eran comandadas por mujeres. Desnudas, dirigían tropas de vasallos. Blancas y atléticas, disparaban sus flechas con destreza y efectividad de diez indios.

Se fijó en la más osada, de cabello muy largo y entrenzado y revuelto a la cabeza; una gran emoción le embargó: Bella como la luna, palomas eran sus ojos, su cuello, la torre de David y sus pechos, crías mellizas de gacela saltaban entre orquídeas. Interpuso su brazo a un flechazo que se dirigía a su corazón, el bergantín parecía un puercoespín, pero no le importó. Las curvas de sus caderas como sus collares, obra de artista, su ombligo ánfora redonda donde no faltará el vino. ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Pronunció. Sus brotes, huerto cerrado… Esta vez, la flecha le desencajo un ojo.

Cuando Gaspar de Carbajal despertó, pidió a su Señor le otorgue la vida, sin él merecerlo, para que se enmiende y le sirva mejor. Sobre aquel suceso, escribió: “… andaban desnudas en cueros y atapadas sus vergüenzas, …”

 

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