Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

13. En el amor todo vale

Desde entonces, desde aquella madrugada fatídica del accidente, lo he intentado todo buscando la forma de estar contigo aunque solo fuera por unos instantes: Un beso, tu mano entre mis cabellos. Tu aliento cerca de mí… Al principio pensé que quizás podríamos encontrarnos en el sueño, pero es difícil que tu mundo y el mío lleguen a coincidir. Miro tus fotos, escucho tus últimos audios, y lloro, porque nada de eso me consuela. Hasta he probado con el Ouija y ni así logré sentirte a mi lado. Así que, al final no tuve más alternativa. Y aunque sé que no es lo correcto, he movido hilos, he tirado de contactos y ahora… aquí estás: La misma carretera, la lluvia. y tú, que siempre entras las curvas demasiado deprisa. Pero tranquila, cariño. Te prometo que no sufrirás.

12 ¡Qué a gusto me he quedado!

 

Cuando nací, Pepito Grillo ya se había instalado en mi cerebro y desde el principio guio mis pasos hacia el camino correcto: obediente, responsable, sin salirme ni un ápice de las normas establecidas, un ejemplo de alumna, de hija, de amiga, de compañera de trabajo…

Estoy a punto de jubilarme y si hago una retrospectiva, la verdad es que ni tan mal, si la felicidad son instantes, sinceramente creo que yo he tenido una muy buena cantidad de ellos.

Hoy me han invitado a una boda, podría haber dado una excusa, pero…. esta vez voy a salirme de la senda para coger un atajo, no me apetece y punto.

Creo que fue Aristóteles quien dijo que fatiga menos caminar sobre terreno accidentado que sobre terreno llano, es el momento de probar suerte y olvidar los “compromisos”.

En la modernísima invitación digital había un formulario con toda clase de preguntas y la primera era la confirmación de asistencia, puse que no y me ahorré el resto del cuestionario y de paso los gastos de semejante bodorrio.

Escoger el sí o el no sin vericuetos, sin explicaciones ni excusas…acabo de encontrar mi ruta perfecta, será divertido sortear los baches.

11. GRIS, CASI NEGRO

Desde hace unas noches, y de manera recurrente, sueño que paseo con mi madre por una
vereda arbolada que motea el camino con los rayos del último sol de la tarde.
Ella me va contando que la recuerda de color ceniza, con los árboles quemados, cuerpos
muertos por todas partes y el cielo cruzado por ruidosos aviones.
No sabe muy bien si la vió de verdad porque, a veces, le cuesta recordar su nombre y el
mío, pero siempre me acaba diciendo que si esa vereda volviera a ser gris, debemos
iluminarla de nuevo llenándola de árboles y flores, y que no permitamos que el horror y la
negrura la destruyan para siempre.
Anoche, mi sueño terminó en pesadilla. El paseo era ahora como de ceniza, y yo no
sujetaba la mano de mi madre. Ella ya no estaba. Sólo su ruego retumbaba, una y otra vez,
dentro de mi cabeza: «Hija, si esta vereda volviera a ser gris, hacedla revivir. Si amáis la
belleza y la luz, huid del horror y la negrura…Huid del horror y la…Huid del horror…»

10. RECURSOS DE ESCRITOR (Paloma Casado)

Hasta el día que marchó de viaje para no volver, el autor de novelas de aventuras nunca había abandonado su ciudad. Dotado de una poderosa imaginación inventaba expediciones a islas ocultas, selvas intratables e incluso galaxias ignotas. Para dar mayor verisimilitud a las historias, trazaba cartografías ficticias en las que no faltaba detalle. Afianzaba así la llamada “suspensión de la incredulidad” en sus lectores.

Tiempo después se encontró un papel deteriorado en su escritorio. Alguien con letra temblorosa había escrito:

Estimado señor:

Como el tiempo apremia evitaré narrarle los pormenores de mi viaje, espero poder hacerlo algún día en persona. Solo le diré que conseguí dar con la ruta marcada en su tercera novela hasta llegar a la “isla perdida”. Debido a mi afición por la botánica, me interesaba estudiar las plantas desconocidas que Vd. describía. Pronto descubrí con horror que sus siniestros moradores no eran solo un recurso para dotar de intriga el argumento. Como sabe, esos homínidos involucionados practican sin restricciones la antropofagia. Enviaré este mensaje en una botella a su nombre en cuanto pueda salir de mi escondite. Le ruego atienda mi petición de socorro. Nadie mejor que Vd. sabrá encontrarme.

09 Pista libre

Yo era feliz en campo abierto, en el prao con mis compañeras. Subiendo y bajando por las brañas, siguiendo veredas y majadas a placer, comiendo el pasto que nos apetecía. Tumbadas al sol, de vez en cuando, espantábamos moscas con el rabo, relamiéndonos de gusto con la hierba fresca…

Ahora es otra cosa. No todo el monte es orégano, como proclaman esos que caminan con dos patas y nos dan gritos, como si estuviéramos sordas, para que entremos en la manga ganadera. Todas ahí apretujadas, pisándonos el morro y oliendo el culo de la que te toque de través. Y el pinchazo mortal en las posaderas no te lo quita nadie. Por nuestro bien siempre, explican. Que luego te sube una mala leche… que ni tu propio ternero se te acerca.

Lo peor es el invento ese del paso canadiense. Cuando te topas con la maldita barrera tu cerebro se paraliza y tus patas se quedan ahí, tiesas, como raíces pegadas a la tierra. No hay manera. Ni hacia adelante ni hacia atrás.

Y desearías que se cumpliera eso tan imposible que cuentan los que te gritan y te pinchan: Ver a una vaca volando.

08 Nuestra causa amarilla

Nuestro uniforme es amarillo; el de ellos, sin embargo, es de un amarillo distinto. De ahí el conflicto. Y el uniforme del hombre que apareció entre nuestra línea y la enemiga, era de otro tono de amarillo. En cuanto lo divisamos, se generó el caos. Buscamos respuesta en los posos del café (que determinaron que se avecinaba una borrasca) y cuando consultamos qué hacer con el centro de mando, nos conminaron a mantener la moral alta. También auguraron un rápido final para la guerra.

A veces, por pura diversión, el otro bando disparaba al desconocido y entonces él huía hacia nosotros. Luego nosotros hacíamos lo mismo. Aquello no resolvía el misterio y el hombre de amarillo —su amarillo— mostraba síntomas de fatiga. Nuestro traductor (que en realidad es un muchacho con buen oído) aseguraba que el hombre decía venir en son de paz. Quería «dialogar». Para estos casos una bandera blanca nunca está de más. La que el hombre agitaba sin cesar podría haber sido blanca de no estar manchada de tierra. Finalmente conseguimos desenmascararlo cuando su uniforme se tiñó de rojo, aunque nos quedó la duda de si lo habría enviado un tercer bando para hacernos malgastar munición.

7. Camino sin retorno (Marisa Martínez Arce)

 

Ya veo que en diez años no ha cambiado nada en esta casa. Vuelvo y te encuentro sentado en el mismo sillón y que me sigues mirando con la misma cara de desprecio. Soy yo, sí. Te he defraudado, lo sé, pero sabes qué te digo: prefiero ser como soy, a convertirme en alguien como tú. Nunca nos quisiste, ni a mí ni a mamá, la culpabas de que fuera así. «Rarito». Eso es lo que pensabas, que era un «rarito» y un enfermo. Demasiados mimos, le decías, culpándola de lo que para ti era un fracaso.

Tanto sufrimiento la mató. Ella me quería como soy y no pudo superar mi más que forzada marcha. Aunque seguíamos en contacto, no era lo mismo; cuando hablábamos lloraba mi ausencia y me informaba de tus continuos reproches. Ella, por desgracia, ya no está. Su corazón no aguantó más. Yo he encontrado mi camino, soy quien siempre quise ser. ¡Ah!  una cosa, a partir de ahora llámame Carmen.

 

06. Escarceos de artista (Javier Igarreta)

El nuevo inquilino, un presuntuoso artista en ciernes, sintió un repelús cuando al abrir el armario ropero se encontró ante una chirriante vulgaridad. ¿Qué diablos pintaba una percha de plástico entre la sensual calidez de las de madera? Incapaz de tolerar semejante atentado contra la estética, arrojó aquella birria a la basura. Pero al verla en el contenedor, descontextualizada y privada de su función, vislumbró en su aparente abandono ocultas sugerencias. Sin dudarlo la rescató. Al fin y al cabo los senderos del arte son harto caprichosos y conviene estar a la que salta. Enfrentado al “objet trouvé”, lo transformó mediante instintivos plegamientos y torsiones. Extrañada en su reciente otredad, la escultura resultante no acababa de decir nada.

Al caer la noche, salió de ronda el factor aleatorio. La oscuridad descubrió los puntos débiles de la forzada composición. La temperatura bajó progresivamente, incidiendo con frialdad en su precario equilibrio interno. Bastó una pequeña vibración para que la obra, surgida de una ocasional veleidad creativa, saltara por los aires. Rota su precaria coherencia, tendió a recuperar su forma primigenia. Aunque magullado, el resabiado utensilio volvió a su ser. Momentáneamente derrotado, el artista siguió colgado de la percha.

05. CUANDO TU PADRE TE ENSEÑA A CAMINAR (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Aquella tarea de dibujar una vaca no me salía ni cuadriculando. Mi padre me ayudó y quedó chula. Jamás le dije que solo nos pusieron un cinco sobre diez y nunca más le pedí ayuda en dibujo.

No logro recordar las reglas que el fraile de primero de bachiller nos enseñara para aprender a redactar. Recuerdo, más bien, las vejaciones con las que zaherían la autoestima de algún alumno, leyendo, entre comentarios jocosos, alguna “redacción” desafortunada. Era un “bullying” de fraile a alumno que decíamos como “se mete con él”, antes de que llegara el anglicismo.

En la mesa de la cocina de mi casa escribía yo sobre el viaje de Jesús con sus apóstoles en el que se paró en el pozo de la Samaritana. Las tareas de redacción solían versar sobre temas religiosos. Yo había escrito: … “por el camino iba predicando” …

Mi padre me cogió el cuaderno de redacciones y lo leyó.

─Tienes que adornarlo más. Deberías poner algo como: “y por aquellos caminos hollados por las pisadas de los camellos…”

─ ¿Hoyados, de hoyo?, pregunté.

─No, hollados de hollar, dejar huellas, que se conjuga como contar.

No lo olvido, padre. Dejaste en mi esta huella.

04. De vísceras y razones

—Encontraré el camino para llegar a sus elegidos. Confíen y juntemos fuerzas: démonos las manos.
Se apagan luces en el estudio y una sombra de misterio vela el rostro de la médium, Marina Fox, experimentada presentadora venida de la televisión italiana. El prime time en la noche de los candidatos está en lo más alto con «Elige tu alma». La sesión espiritista comienza. Que los candidatos unan fuerzas alrededor de una mesa, supone un hito en la crispada campaña electoral. Las redes sociales arden, las apuestas suben: ¿quiénes serán las almas convocadas y en qué orden se manifestarán? La confianza en Marina Fox es enorme y ella se siente halagada aunque ahora sude copiosamente y ponga los ojos en blanco buscando un camino. El realizador muestra tres rostros serios de notarios concentrados en dar fe de que no hay trampa ni cartón en el plató. La emoción crece. Lo visceral vende más que el mejor argumento razonado. Los arúspices de la antigüedad se manchaban las manos leyendo el futuro en las entrañas de los animales, hoy, el público se enfanga en el más allá. Esto no es ciencia ficción, es actual, es «Elige tu alma». Pronto en sus pantallas.

03 El destino está escrito ( Fernando Garcia del Carrizo)

Construyó dos aviones de papel con un par de cartas.

La primera la conocía de memoria. La había leído más de mil veces. Era la despedida escrita por su padre antes de morir.  − «Hijo mío, vive la vida, no pierdas el tiempo en tonterías…creerás que puedes con todo, como yo pensaba a tu edad, y ahora, aquí me tienes con cincuenta años, encamado y con ayuda para todo…No gastes energías en intentar cambiar cosas que no puedes…disfruta de tus amigos, ríete, ríete mucho…Sé que todo el mundo piensa que eres un calco mío, …pero sé tú mismo, encuentra tu propia senda y sobre todo no hagas caso de los comentarios de los demás…−»

La segunda la había recibido ese mismo día. Solo la había leído una vez, pero también se la sabía entera. «Estimado Sr…le escribimos para comunicarle que ya disponemos de los resultados del estudio genético…».

Lanzó con todas sus fuerzas los dos aeroplanos y contempló como volaban dando vueltas y haciendo piruetas en el aire hasta llegar al suelo. El segundo ganó la carrera. Su cuerpo llegó el tercero.

02. ALTERNATIVAS (Ángel Saiz Mora)

Trabajo con muchas anatomías, pero solo una me cautiva. Mis dedos acumulan emociones contenidas al recorrer los senderos de su espalda.

Hablamos poco durante cada sesión. En mi familia somos demasiado tímidos, pero lo compensamos mediante otros recursos.

De mamá heredé su habilidad con las manos. No es casual mi formación como fisioterapeuta. Papá asegura que debo conocer al menos dos oficios, que todo puede hacer falta. Estoy a punto de terminar el grado de Derecho en horario nocturno.

El tratamiento alivia la contractura de mi clienta. Pronto sanará del todo. Antes de que suceda, intento que la cadencia del masaje transmita señales en morse sobre su epidermis. Le cuento así lo que siento y no soy capaz de confesarle, aunque temo que no le llegue nítido. El camino hacia ella ha de ser otro.

El abuelo es un filón de experiencias, como la del beso robado a la abuela al poco de conocerse, cuando las palabras tampoco le salían. Voy a adoptar su arriesgado todo o nada. Si no funciona, confío en que un juez acepte, como atenuante tras la probable denuncia, el amor absoluto de este joven abogado en defensa de sí mismo.

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