Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

AGO126. NATURALMENTE AMOR, de Fernando Sopeña Lopez

Despues de un otoño cortejandola sin sobresaltos llego un invierno especialmente
duro, ella se aletargo y apenas la vi 2 o 3 dias, fueron meses de
soledad y pensamientos. Cuando empezo la primavera sali a la calle,
fui en su busca decidido a declararle mi amor, tal y como habia
planeado palabra por palabra. Alli estaba ella, en su
arbusto, parecia estar esperandome, me regalo una sonrisa y senti
por vez primera ese año, quiza en toda mi vida, el calor del sol
por la mañana. Todo salio bien, hablamos, nos miramos a los ojos,
nos reimos. Sin embargo cuando la propuse hacer el amor alli mismo,
a la vista del mundo, debajo de aquellas hojas me rechazo. Ella era
una delicada mariposa de buena familia con una educacion victoriana
y aquella nuestra primera cita.
Despechado no quiese volver a verla, tiempo despues me dijeron que murio
de pena, pero ya se sabe como son las habladurias, quiza fue de felicidad.
Lo que si es cierto y no se si ese fue el motivo real de su rechazo,
es que aquel dia de abril salvo la vida, pues en bien sabido que entre
los de mi despreciable especie es costumbre en el momento del orgasmo
clavar el aguijon a la hembra.
Un acto reflejo, dicen los biologos.

AGO125. MIRAR AL FUTURO CON OJOS CIEGOS, de José Manuel Ortiz Soto

La mujer escarabajo friccionó sus antenitas contra los costados rechonchos de su cuerpo. Un chirrido de cristales lastimados se elevó sobre la mancha gris que era la tarde en ese momento. Acarició con sus dos manos intermedias ―un poco más cortas que las anteriores― su enorme barriga, y comenzó a secretar huevecillos al interior del cadáver.
Meses atrás, la gitana que sintió bajo la palma de su mano una secuencia de tímidas pataditas, no creyó que aquello fuera un mal augurio.

AGO124. DIRECTO AL CORAZÓN, de Calamanda Nevado

Los gemelos deseaban estudiar insectos y fuimos los tres al bosque. Cuando observábamos entretenidos interminables filas de hormigas, el viento levantó polvo del suelo reseco; provocando mis estornudos y sus risas. Los animé a investigar otros animalitos o dibujar algún bicho; atendían pocas razones; necesitaba parar sus brincos, mis toses, y recordarles que remover tierra y polvillo empeoraría mi asma. Cuando pude calmarlos propuse, con un hilillo de voz, un veo, veo; entonces replicó el mayor… muy redicho. -Ufff con letritas no, eh; con insectos.- Articulé un sí, y comenzaron las voces. -Veo, veo… un hermano… -Con qué carita,- urgió el menor. -De polilla- contestó el otro. El pequeño siempre reacciona gritando. -Veo, veo, tu carita, de oruga- Aspirando mi aerosol, casi vacío, pensé… “respiro bien, tienen los pies quietos, pero este sistema no me gusta, no funciona.” Y entonces el mayor cambio las normas. -Jugaremos toda la familia, vale papá;- y y esquivó mi tos que atacaba. -¡Parar ya!, me ahogo− murmuré bajito; brincaban sin enmienda. -Papa… otra vez el mayor,…tú turno; recuérdalo ¡insectos!- Tosía pero articulé… -Veo, veo… dos… caritas… de…. arañas… -Arañas no vale- gritaron -además te dan pánico.-

Mientras retozaban me sentí un insecto pequeño.

AGO122. DESFABULANDO LA FÁBULA, de Maribel Martínez Montoro (Yashira)

He salido de la tierra con la intención de mostraros quién soy, los de mi estirpe arrastramos mala fama desde hace muchos siglos, concretamente Esopo lanzó la primera mentira, después La Fontaine la consagró y Félix María Samaniego, avivó nuestra negativa marca. A nadie se le ocurrió investigar un poco, total, regresamos con periodicidad: Unos cada año, otros, como en mi caso, cada 17.

Nací de un huevo, llevo viviendo en las profundidades de vuestro suelo todo este tiempo, el lugar es húmedo y rico en alimento, por lo que mi infancia y adolescencia transcurrieron felices. Me contaron que durante un caluroso verano, mi madre fue cautivada por el canto de mi padre y que aquel anochecer se amaron hasta quedar exhaustos. No pude conocerles, por nuestro ciclo vital, ella murió tras desovar y él explotó en un frenético retumbar de sus timbales. La sempiterna compañera de andanzas, la que se llevó la fama, resultó ser una aprovechada, bajo tierra se alimentó de mi trabajo, fuera de ella, será quien devore mi cuerpo.

Perdón, que con tanta cháchara no me he presentado: Soy una cigarra periódica adulta, o una chicharra, como quieran llamarme. Este verano conoceré el amor.

AGO121. PURA METAMORFOSIS, de Frco. Manuel Marcos Roldán

-¿Y si volamos como la mosca?
-No tenemos alas.
-¡Qué más da!, eso no es problema.
-Sí que lo es.
-Ahora mismo te dibujo unas alas.
-¿Y las patas?
-También las pintaré.
-Dibujas muy bien.
-Ya lo sé. Tú serás una buena mosca. Y volarás alto. Y me verás pequeño cuando subas al cielo.
-¿Llegaré al cielo?
-Y más allá.
-Ven. Te las pegaré en la espalda.
-¿Y cómo las agito?
-Asómate a la ventana. El viento te ayudará a volar.
-¿Y volaré seguro?
-Pues claro. Hazlo rápido, sabes que a mama no le gustan los insectos.
-Acompáñame mosca.
-¡Venga! Que sube.

AG0120. DESPEDIDAS, de David Moreno

Los noticiarios locales se hacen eco de un trágico suceso. Uno de los perros policía encontró a primera hora de la mañana el cadáver de un anciano en el interior de un pozo. Todo apunta a que la fatalidad se debe a un accidente. Los informes forenses iniciales, por su parte, indican que al menos tres días es el tiempo que lleva fallecido, tres días al menos los que necesitan para desarrollarse las larvas de las moscas del género Calliphoridae halladas.

Pero Juan, el panadero, asegura que el hombre hace dos, estuvo en su tienda comprando unos pasteles como cada martes. Sebastián, propietario del bar donde jugaba la partida recuerda que se tomó allí un vino ese mismo día. Incluso Pablo, su nieto de diez años, insiste ante las preguntas que su madre le hace, en que ayer por la tarde estuvo jugando con el abuelo en esta misma habitación sin que nadie se enterara, que le dio dos besos y que le comentó que tardaría en volver porque debía hacer un largo viaje.

Nadie repara, todavía, en el charco de agua sobre el que se sienta el niño.

UN HOMENAJE INSPIRADOR…

EL ERROR

Oigo un grito terrible de mi hija. Corro hasta su habitación y la veo sobre la cama, señalando aterrorizada un extraño insecto que se arrastra por su alfombra. Sin pensarlo, lo aplasto con mis mocasines de verano. Me siento junto a ella, la acaricio y observo que el animal aún mueve una pata. Me agacho, lo miro de cerca y percibo un murmullo agónico: “¡Helfen! ¡helfen!”. Entonces entiendo todo. Acabo de matar a Kafka.

Raúl Sánchez Quiles. ANTOLOGÍA DEL MICRORRELATO ESPAÑOL. Edit Cátedra

AGO119. INFESTACIÓN, de Alfonso Carabias Antúnez

Sus palabras me dejan por momentos desconcertado, sin reacción, pero en un instante mis sospechas se vuelven certezas y todo cobra por fin un sentido claro e inequívoco.

Que el primer exterminador no consiguiera acabar con ellos no lo consideré más que el fruto de una incompetencia dispersa con la que de cuando en cuando uno se cruza.

El que la segunda empresa tampoco lograse su cometido me pareció una variable más dentro de una casuística anárquica que no terminaba de entender.

Pero el tercer intento llevó a mi casa un hombre de atuendo oscuro y tez sombría que apenas necesitó un momento para establecer un dictamen que cayó sobre mí como el mazo de un juez que dicta sentencia.

Creo que siempre lo supe, o quizá lo sospechara, aunque en ningún caso lo quería reconocer; cuando ese hombre, o lo que quiera que fuese, dijo que los gusanos que desde días atrás infestaban mi casa y mi vida no provenían de ningún sitio en general sino de mis entrañas en particular los acontecimientos se precipitaron; reconocí lo irremediable y eché la vista atrás, dejando a continuación que todo siguiera su curso hasta el final.

ESTA TARDE UNA FINAL DE VIAJES MUY MUY CONOCIDA

No podemos perdernos el lujo de encontrar a tanta gente conocida como finalistas de un concurso de buen nivel…
No faltéis a la cita, esta tarde hacia las 5 y media de la tarde tenemos la final de Relatos de Viajes convocado por la Cadena Ser y la Escuela de Escritores
Entre los 5 finalistas tenemos a 
PALOMA HIDALGO, MAR HORNO, XAVIER BLANCO Y YOLANDA NAVA
Ahí estaremos
…desearos suerte a todos sería ridículo porque sólo habrá un ganador, así que sólo queremos que disfrutéis mucho de ese privilegio de haber convencido con vuestro trabajo

AGO118. LA GARRAPATA, de Begoña Heredia

-Menos diez, cierro y gano otra vez
– ¿Cómo lo haces Andrés?
– Es fácil, observo las cartas que salen durante la jugada.
-No me refería a estas partidas de chinchón a las que has cogido afición a compartir conmigo bajo la sombra de este árbol.
-Ah ¿No?- me contestó con una sonrisa renovada y con cierta ironía.
-Hablaba de cómo haces para estar tan tranquilo; te han quitado todo, no te hablas con tu gente… ¿Cómo lo haces?
– Soy un perro.
-No lo creo, yo siempre te he tenido por una persona honesta, incluso justa.
-¿Ves ese perro?
-Sí, está ahí desde que empezamos a jugar y por cierto, al pobre otro perro le acaba de arrebatar su hueso.
– No. Se lo ha dejado quitar. Está más interesado en arrancarse del cuello una garrapata que lleva incordiándole toda la mañana, y cuando lo consiga se sentirá relajado, feliz y tan fuerte que sus huesos, los que le importan, ya no se los podrán quitar.
Sorprendido miré al perro y esa vez fui yo quien sonrió.
-Pues yo ya me quité la garrapata y… cierro de nuevo y vuelvo a ganar.

AGO117. DE MARIPOSA A ORUGA, de Nacho Rubio

La historia arranca con unas pinzas mal sujetas, un taxidermista distraído y la tornasolada Loé que se esfuma tras los ventanales. Huye dejando a lo lejos el olor a cloroformo, las decenas de infelices hincadas en vitrinas, la eternidad y su aliento de alfiler en el abdomen. ¡Maldita belleza!

Loé se oculta en el jardín. Le acosa una nostalgia dulce, chispazos de los días que precedieron a la gran transformación: «¡ay, condición dichosa del que pasea inadvertido!», se lamenta antes de reemprender el vuelo.

Aletea incansable hasta encontrar un capullo quebrado –allí alcanzó la metamorfosis–. Se contorsiona, se contrae. Traspasa la oquedad que conduce de regreso al interior. Ahora cierra los ojos, dobla y desdobla las alas en pliegues que se solapan sin fisuras al tórax, se le enroscan las antenas en espirales invisibles. Su cuerpo de crisálida se torna elástico, le brotan ventosas, hebras urticantes. Agarra después un filamento, deshilacha la envoltura y la absorbe sin dejar rastro. Finalmente, echa a reptar por el tronco, ebria de su hazaña, sin percatarse de la ráfaga emplumada que la embiste con pico amarillo. Lástima que su oído de oruga no sea tan fino como el de las mariposas.

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