Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

NOV127. LENTO, de Conrado Santurino

Le llamaban lento y seguramente lo era. Comenzó a hacer ejercicio en el parque que tenía al lado de su casa, primero andando y posteriormente corriendo durante unos minutos. Debido a la práctica diaria en menos de nueve meses se apuntó a una carrera de diez kilómetros que logró terminar eufórico y que le dio energía como para seguir no diré corriendo, entrenando cuatro días por semanas. Las sesiones aumentaban y las distancias también. Intentó encontrar un nombre a su afición carrerística porque no se sentía identificado con ninguno de los que escuchaba habitualmente. Un día vio una película con cuyo protagonista creyó tener notables afinidades y comprendió que en toda su vida no había hecho otra cosa que forrestgumpear.

NOV126. LUNIJO, de Anna Lopez Artiaga

Le acarició el negrobello tiernamente y enjugó las salagrimas que rodaban por sus sonrojillas. Lo envolvió con un mantabrazo mientras le hablaba con suavidad, murmurando dulcelabras de consuelo. Pero el niño no entendía nada.
Lo habían encontrado deambulando solo por uno de aquellos hormiciales gigantescos de las afueras. Al principio creyeron que se había perdido y llamaron por altafonía a los progemidores, pero pasadas dos eternoras comprendieron todos que el niño había sido abandonado y decidieron avisar a la politoridad.
Mientras, el niño se había quedado dormido y en sueños repetía: Me he caído lunadre, me he caído.

NOV125. ABRAPALABRA, de Luis Miguel Moreno Rodríguez

Estaba sin trabajo. Aburrido, encendió su ordenador, vio un anuncio de creación de páginas Web. Al cabo de una hora, tenía su propia empresa: Abrapalabra. Envió invitaciones para darla a conocer a sus contactos, que eran muchos.
Ofrecía palabras personalizadas, nuevas y de uso exclusivo para cada persona. Pronto sus amigos y familiares querían tener una. Y el efecto mariposa hizo el resto. Lo que empezó como un juego se extendió. Puso tarifas y todos pagaban por ello.
Al cabo de un mes hizo un torpe y sencillo balance, a un lado las palabras inventadas, y a otro las cantidades recibidas. Tuvo que recostarse en su silla, porque la cifra le mareaba.
Le llamaron para una entrevista de televisión. Fenómeno empresarial, decían que era. Su fama traspasó fronteras. Y con el éxito, y el dinero llegó también el poder. Cotizaba en bolsa. Le requerían gobiernos, y coronas. La Santa Sede, la NASA, las Naciones Unidas, grandes y pequeñas ONGs. Los chinos, los talibanes, cierto Monge del Tibet.
Un día paseando convenientemente disfrazado para no ser reconocido, vio su reflejo en un charco del parque. Quedó mudo y con la mente en blanco, y a él ¿qué palabra le correspondía?

NOV124. NO ENTIENDO, de Jesús Coronado

Él se empeñaba en repetir esa palabra una y otra vez, por muchas veces que le preguntara. Daba igual el instrumento que le aplicara, nadie le entendía. Sólo salía de su boca esa palabra. Y yo cumplía órdenes. No quería ocupar su sitio en aquella sala de torturas de Sevilla. Mi misión era hacerle confesar su herejía, pero su lenguaje era el del mismo diablo. Nadie entendía lo salía de su boca. Ni el propio inquisidor con su extensa sabiduría atinaba a comprenderlo. Terminaría en la hoguera de todas maneras.
Hoy al entrar en mi turno de calabozo para finalizar el trabajo, he oído cómo uno de los presos se apenaba por el destino de aquel vascuence al que ayer torturaba acusado de blasfemo. Pero sólo he tenido tiempo de llegar para escucharle decir por última vez la palabra, “ez dut ulertzen”. Una palabra que ya no me parecía el idioma del diablo, solamente un idioma que no era el mío.

NOV123. LEA ATENTAMENTE LAS INSTRUCCIONES, de Rafa Heredero García

Libropirina es un preparado de acción general que tiene como principio activo las letras del alfabeto, y cuyos excipientes son: verbos, sustantivos, adjetivos, adverbios, artículos, pronombres, preposiciones, conjunciones e interjecciones. Se presenta en unidades individuales de tinta y papel para su absorción vía ocular. Cada 100 gramos contienen un número variable de palabras combinadas en frases de diferente tipología y extensión.
Está indicado para el alivio sintomático del aburrimiento ocasional, leve, moderado o incluso severo, combate los estados carenciales de imaginación, disminuye el malestar provocado por un abandono prematuro en la etapa de aprendizaje y estimula el desarrollo intelectual.
Conviene utilizarlo a diario. No existe riesgo de intoxicación ni tiene fecha de caducidad. Si los síntomas persisten o se mantiene un estado febril, puede probar otros preparados similares cuya interacción esté especialmente recomendada para usted. Consulte a su bibliotecario.
Es apto para todas las edades. No se han detectado contraindicaciones ni efectos secundarios adversos. Un uso prolongado puede predisponer a la invención de mundos ficticios, quimeras y otras fantasías.
Debe permanecer al alcance y la vista de los niños y protegerse del polvo y la humedad.
Libropirina Braille, Libropirina Audio y Libropirina Digital también disponibles.
Administrar sin receta.

NOV122. EL CUERNICANTOR, de Igancio Daniel Uranga

Le alejan a golpes de la ciudad al fondo del grabado. Dos alguaciles a caballo le castigan la espalda. Cabizbajo, trota en una mula con campanillas en la cola. Suenan de aviso a los aldeanos en los olivares de las laderas.
Lleva un raro sombrero; con dos ramas de avellano cogidas a la cinta de cuero en la frente; dos salientes apuntando hacia arriba, como los que destacan en el toro. El tocado de un cornudo con culpa; de un cornudo con queja; de un cornudo indiscreto, de un cornudo cantor.
La mujer, a la jineta en un asno; lejos del marido, en compañía de galanes a pie. Ellos llorosos; ella con media sonrisa, la cabeza girada, la mirada en las casas a lo lejos, con el deseo de regresar ya sin esposo.
Un obispo con cayado asoma en la cima del monte. Detrás suyo, una iglesia, y un castillo arruinado.
La leyenda escrita al pie de la escena: Por hablador, a nosotros sin impuestos y a los mozos sin consuelo.

NOV121. MAXI PALABRA, de Ana Rosa de Artíñano Comin

Desde mi cama contemplo mi baúl arrinconado en la pared, cerca de mi armario, es mi bien más preciado, en él guardo secretos, sueños, esperanzas, pensamientos, ilusiones, alguna tristeza y como no, letras y muchas palabras.
Me gusta jugar con ellas, hacer pirámides de letras desordenadas y sin sentido, soplarlas y que se caigan, puzles de palabras encontradas, que encajan y dicen cosas, bonitas y a veces feas.
Muchas de ellas están clasificadas en montoncitos y con letreros, de perdón, de amor, de alegría y de tristeza y otras inconexas, locas e inventadas, estas son las que más me gustan y me divierten.
Muchas veces las lanzo al vuelo, como un malabarista, sobre todo cuando sueño, que es bastante a menudo y miro hacía arriba para ver cómo caen al suelo y se espachurran. Me hacen sonreir y reirme a carcajadas.
Hay una que es mi preferida, tiene alas y vuela lejos, es larga como una lombriz, extravagante y muy graciosa, se contonea como una bailarina y siempre me transmite cosas distintas. Cuando la digo me devuelve a mi infancia. Ahora ya sé pronunciarla: «Supercalifragilisticoexpialidoso» pero de pequeña se me atragantaba.

NOV119. EL HOMBRE SIN PALABRAS, de Félix Valiente del Valle

Hace algún tiempo hubo un hombre al que las palabras dieron la espalda durante toda su existencia. Nunca un vocablo perfecto, jamás un término exacto o un atisbo siquiera de lo que pretendía expresar. El lenguaje se le antojaba un ente codificado y esquivo, al que culpaba de su obligado silencio cuando por ejemplo sostuvo entre sus brazos a su pequeña, inerte, después de aquel coche inesperado y traicionero; o cuando miraba a escondidas a su esposa sintiendo que la amaba infinitamente y maldiciendo el nudo lingüístico en sus labios, o aquellas ocasiones en que la belleza abrumadora le hacía llorar impotente.
Entonces trató de inventar palabras: desgarralma, infiniteza, másamor, pero desistió cuando comprendió el carácter inaprensible e intraducible de la masa informe de pensamientos y sentimientos que residían en su cabeza.
Dicen que murió derrotado por las palabras, con una extraña sonrisa agridulce, no se sabe si por la tristeza de lo no expresado o la alegría de lo vivido.

NOV118. POR UNA PALABRA, de Concha García Ros

Siempre he intuido el poder de las palabras, por eso he tratado de llevarme bien con ellas.

Empezó como un juego. Inventemos una palabra, me dijiste al oído. El resultado nos hizo reír. Esa palabra nos gustó, nos gustó tanto que buscamos otra y otra. Cualquier ocasión era buena para inventar, para experimentar una nueva. Y así, fue creciendo un lenguaje propio, alimentándose de ti y de mí.

Y un día, tras muchas palabras, conseguimos la definitiva. Ansiada, más nuestra que ninguna. Esa que cada vez que pronunciamos recorre electrizante tu mente, la mía, la nuestra. La que se expande, en oleadas suaves y certeras, por cada rincón de tu cuerpo, del mío, del nuestro. Esa poderosa palabra que nadie más conoce.

NOV117. LLUVIA NEGRA, de Patricia Mejías

Días después de haberse hecho la luz, fueron creados las plantas y animales. Luego surgió el hombre de la tierra. Una pareja, macho y hembra como al principio. Caminaban desnudos de la mano por el jardín. Tomaban agua de los arroyos recién nacidos. Comían frutos de indescriptibles formas por primera vez. Cortaban las flores de sus tallos. Hacían el amor bajo auroras de cosquillantes pulsos electromagnéticos que les duplicaban el placer. Cuando se detenían a descansar en el césped, inventaban nombres para la fauna y flora.
—Ese parece un ratón con coraza.
—Tortugaroedor
—¿Y aquel gato gigante? ¿Y aquello que parece un monstruo con muletas? ¿Y esa planta carnívora?
Él tejía letras y sonidos quiméricos para complacerla:
—Tigrisaurio, Mozzillaartroposis, Linobacterian, Capridosis, Bipedosintolosis, rataserio, pulgonitis, gallinatorio, centolloperiforme…
Unas nubes de tormenta en el horizonte. Las primeras gotas de lluvia en sus rostros. El líquido negro erosionando la piel. Los gritos de dolor de ambos.
—¡Hay que volver! ¡Aún la superficie está contaminada! —exclamó ella.
Regresaron a refugiarse al bunker antinuclear bajo tierra.

NOV116. LA SANGA QUE GURLÓ EL BURSO DE JILATOS, de Enrique Moreno Martínez

El sindio se me ledava encima. Tenía que escribir un jilato con una sanda o más socaladas. La sanga no paraba de solocar y su fanga había ido al carmogacado y con lo que estaba sintando, seguro que también había ido a la chuquería. Cambié el rindal a la sanga, le di un potito y le cindé una cindón para intentar mordirla y así poder escribir el jilato y entregarlo a sindio. Pero ella empezó a balbucear y a sandotear y a decir sandas, sandas socaladas. Escribí todo lo que la sanga decía y mandé el jilato insindiamente. Y como no, aquél microjilato de apenas 100 sandas, gurló el burso.

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