Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

ABR61. ¿ELECCIÓN ERRÓNEA?, de Antonio Nieto Díaz

Hace muchos siglos fui un caballero de los de la Tabla Redonda. Me quemaron en la hoguera por mis convicciones contra el misticismo, la reencarnación y mi ateísmo…: eran tiempos difíciles.
Un día desperté en una inmensa sala circular de brillantes baldosas bicolores, repleta de gentes calladas y de extraños y diferentes ropajes. Todos, movidos por una extraña fuerza, nos precipitábamos hacia uno de los lados de la gran sala de donde partían dos grandes cajas metálicas en direcciones opuestas.
En la puerta de una de ellas había un letrero que informaba: “al cielo”, y en la otra, un cartel similar que rezaba: “al infierno”. En medio de las dos había una placa dorada con instrucciones para tomar uno u otro de los extraños artefactos: se dejaba al libre albedrío la decisión del viajero según su propia conciencia; aunque con letras brillantes y luminosas se advertía del castigo eterno, en caso de una elección errónea.
Sin dudarlo elegí el infierno.

ABR60. FANTÁSTICOS CABALLEROS, de Elena Casero

El Caballero Blanco preside la mesa cuadrada. A su alrededor, el resto de los caballeros recién nombrados asisten a su primera reunión. Sus miradas, antes de comenzar a hablar, se dirigen hacia el asiento vacío.
— Ayer — dice el Caballero Blanco — nuestro querido hermano, el Caballero del Halcón, cayó abatido en una terrible emboscada.
Los Caballeros permanecen cabizbajos un instante.
— Sus restos quedaron diseminados por la llanura.
— ¡Venganza¡ — gritan los Caballeros.
Y un griterío de júbilo inunda la sala.
— Al anochecer — dice el Caballero Blanco — saldremos en formación para culminar nuestra venganza. Renata, ese terrible animal feroz, pagará con su sangre por haber acabado con la vida de nuestro hermano.
En un rincón, Renata alza las orejas al escuchar su nombre. Observa la escena, resopla y vuelve a agacharlas para seguir dormitando.
Una voz femenina, surgida de las entrañas del castillo, llama al Caballero Blanco.
— Despeja la mesa, cariño, que es hora de cenar. Y recoge los trocitos del muñeco antes de que se los coma la perra.

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EL LIBRO VIAJERO (13) … DESDE CERDANYOLA

Y en esta ocasión, han querido echarnos una mano y darnos la pista visual de la entrada a la ciudad, aquella que muestra en una plaza la inicial de su nombre… 
y por otro lado, la inicial del último relato que este autor presentó en ENTC, allá por noviembre…

…y aquellas CENIZAS eran de Raúl Gómez

EL LIBRO VIAJERO (12)

Parece ser que Gaudí ha encontrado inspiración en nuestra portada y ya toma apuntes…
Podría parecer fácil el dónde y el quién… pero no lo es…

ABR59. EL PALADÍN, de Jesús Coronado

Conocí a Luisa en primero de básica, donde juré convertirme en su paladín y defenderla de malvados villanos. Los años pasaron y mi amor creció como mi afan de protección. A mis dieciséis, seguía siendo su paladín… sólo su paladin.
Su llamada me sorprende, desde la desaparición de Antonio no me dirigía la palabra. Su vida ha sido un ir y venir constante. Pienso que simplemente quería huir de mi, pero el destino me ha hecho desplazarme casualmente a los mismos sitios que ella.
La cafetería está concurrida. Dice que no puede seguir, que su vida no es vida. Y no me extraña, Pedro es su sexto novio y en todos sólo había menosprecio y ofensas, falta de amor. Precisamente lo que a mi me sobra. Luisa llora y a mi se me rompe el alma. Le prometo que todo acabará. A nuestra edad creo que ya es hora de que ambos empecemos a ser felices.
Abro el maletero del coche y con cuidado, deposito su cuerpo en el suelo. Sus viajes de ida y vuelta han terminado. La dejo en compañia de Antonio, Juan, Alfonso, José y Alberto. Es lo mejor para ella.
De Pedro… ya me encargaré más tarde.

conelmaramisespaldas.blogspot.

ABR58. CASTILLOS EN EL AIRE, de Mercedes Marín del Valle

Lo malo es que siempre quiso ser un caballero, pero no uno de su tiempo, lo que quería era ser uno de armadura en pecho y a ser posible, de lanza y equino. Llevaba tan dentro el sentimiento que se convirtió en la persona más solitaria de su entorno.
De haber tenido la ocasión, habría lanzado una bala incendiada contra el adversario desconocido, desde aquel castillo semiderruido al que se empeñaba en subir cada día por el lado más abrupto de la ladera.
Un día en que su vida le pareció un sinsentido, cansado ya de hacer esfuerzos, decidió bajar por el camino más fácil y en el trayecto se cruzó con unos ojos inmensos, en un rostro armonioso. Pensó que sería bonito gozar del descanso del guerrero al lado de tan agraciada dama.
Hizo un intento de acercarse pero la mujer pasó de largo ignorándolo por completo.
Ella subía cada día para ver si desde la atalaya de aquel ruinoso castillo, divisaba al príncipe que siempre creyó merecer.

corinaquin.blogspot.com

ABR56. LAS JUSTAS, de Arturo Fraga Salazar

Desde tiempos inmemoriales los caballeros cruzaban sus armas en la arena de los duelos. Batallaban sin descanso por el amor de sus damas y portaban como estandarte una cinta oculta colgada en el pecho, dentro de su armadura. Tras sus yelmos se escondían, pues no querían ser reconocidos, unos por la vergüenza de ser derrotados frente a su rival, otros a fin de no asustar a sus enemigos y la mayoría porque el secreto contribuía a la pasión por las justas. Una de las mayores atracciones precisamente era la MASCARADA, en la que quienes creían saber qué se ocultaba detrás de yelmos o avatares lo señalaban.
Su leyenda era proverbial. De todos los países llegaban a lomos de sus cabalgaduras y sus vasallos. En la primera batida se dejaba libre el campo para los mejores. Ronda tras ronda, las embestidas eran cada vez más pavorosas y en cada una, la mitad de los justeros besaba la arena. Hasta que al final, el invicto se llevaba todos los laureles, momento en el cual se quitaban las máscaras y se descubría al mejor microrrelatista de todas las microjustas. Ya que en vez de lanzas se cruzaban micros de cincuenta palabras. Actualmente, existen.

EL LIBRO VIAJERO (11) … DESDE MADRID

…Y otro estupendo testimonio de Plaza tomada por ENTS, 
y sin miedo a competir en protagonismo ni con el mismísimo diestro de moda…
Su autor o autora debe ser templado/a como un buen metal…
como el acero… aunque en la realidad le hay tocado el nombre de Amparo Martínez

ABR55. ETERNOS CABALLEROS, de Mariano Álvaro

He dado mil vueltas por la casa. Se acerca la hora y no sé qué hacer; todos los míos, familiares y amigos han venido para no dejarnos solos. Juan les prepara un café en la cocina, huelo su aroma y me embarga la nostalgia. Cuántas risas y lágrimas han visto estas paredes…
Un nudo aprieta ahora mi garganta. Han llegado los de la televisión y Juan los recibe. Quieren hablar también conmigo, pero ahora no puedo atenderlos. Huyo a la habitación en un intento de no mostrar mi debilidad para mantener mi dignidad. Veo las cajas apiladas en el suelo. Me fijo en una abierta bajo el título “Mis libros”. Quiero cerrarla y los títulos me asaltan. Veo Don Quijote, El último templario, Amadís de Gaula… Son obras que hablan de caballeros; pero ya no quedan caballeros en el mundo…, o sí.
Oigo gritos desde la calle; me asomo a la ventana y los veo. Se enfrentan a la comisión de desahucio pero no llevan lanzas ni espadas, solo sus pancartas y sus manos en alto unidos en un único lema: “sí se puede”.

ABR54. LA CHICA DEL PELO ROJO, de Pedro del Río Herrera

La primera vez que la vi me llamó la atención con su pelo rojo, largo y por encima de los hombros, con su gorro, de pie, en la parte alta de la ciudad cerca de la muralla donde antaño caballeros de pulidas armaduras hacían las rondas vigilando la llanura. Tenía la mirada fija, a lo lejos, y los brazos extendidos como queriendo sentir el aire, todo el aire del lugar. Quizá esperaba, quizá sólo contemplaba, nos contemplaba. No la dije nada, no quise interrumpir sus pensamientos, pero su cabellera roja me fascinó.

Al día siguiente la volví a encontrar. Esta vez estaba tumbada en la hierba, cerca de la estación, mirándonos al pasar. Entonces descubrí el hechizo de sus ojos verdes.

¿Qué haces aquí? –le dije.
Esperando la noche, esperando al último tren –me contestó.
¿Te irás en él? –pregunté.
Sí, pero mañana, al amanecer, volveré.

Continué mi camino y no la volví a ver.
Ahora sé que algún día regresaré al mismo lugar, a aquella estación, y la buscaré para contemplar de nuevo sus ojos verdes y su pelo rojo.

ABR53. MANCHA TOUR, de Pablo Vázquez Pérez

Las carreras en moto hasta los molinos de viento fueron divertidas, pasando luego por debajo de las aspas como si sortearan una puerta giratoria. Casi tanto como saltar entre grandes globos llenos de tinto y empaparse al reventarlos en el castillo hinchable. Incluso la huída del rebaño de ovejas, perseguidos por un mastín más fiero que su pastor.
Las vacaciones eran estupendas hasta que se les acabó el cristal y comenzaron a mantearlos los dueños del albergue.

http://pablosinbulla.blogspot.com.es/

ABR52. EL CUENTO DEL CABALLERO ENAMORADO, de Blanca Oteiza Corujo

La luna asoma ya por el horizonte acompañada de las primeras estrellas cuando el caballero se dirige hacía el balcón de su amada princesa. Allí, rodeado de rosas y jazmines aclara la garganta antes de comenzar la serenata. Recita poemas al aire que a los oídos de su querida llegan y a los de las luciérnagas que iluminan el escenario. La dama sonrojada sonríe al cantante inesperado que interrumpe el silencio. Tras el concierto de amor no hay aplausos, tan sólo un pañuelo bordado por ella misma, que sus labios rozan en un sutil beso, es lanzado hacía abajo. El caballero lo recoge con un palpitar acelerado en su corazón enamorado y lo guarda como el mejor tesoro jamás conquistado. La victoria en la batalla del amor ha llegado aunque esa noche no puede dormir, demasiado alterado se halla su corazón. A la mañana siguiente en el encuentro frente a su dama una mirada, una sonrisa y un susurro “nos vemos esta noche”.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Así la madre cierra el libro, lo posa en la mesilla, le besa la frente a su hija y con el mayor de los amores le dice buenas noches.

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