Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
2
6
horas
1
4
minutos
2
3
Segundos
5
5
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

ABR49. ELLA, de María Estévez

Ese olor que lo impregna todo se cuela y me lleva de la mano sin voluntad alguna al trono donde espera con impaciencia. Yo, que me enorgullezco de ser un noble y valiente caballero me diluyo convirtiéndome en un misero mendigo, que queda atrapado entre sus muslos sedientos, esperando que mi lengua rebase y llegue al torrente cálido de su sexo. Entonces implacable cercena mi cabeza, que rueda amontonándose en un rincón con las demás…

ABR48. NI CABALLEROS NI PRINCESAS, de Alberto Quiles

Se acabaron los caballeros, murieron los príncipes de cuento y se cuentan con los dedos de las manos las verdaderas epopeyas de dragones y princesas. Ahora se replican los quijotes que transforman molinos en gigantes con ciertos métodos estimulantes y en consecuencia se acaban los zapatos de cristal y la lucha sin descanso por un sueño. Y es ahora que la fantasía y la magia están más presentes cuando los cuentos de hadas desaparecen. Adiós a la complejidad, a los retos y las Ilíadas de conquista entre mortales. La poesía está condenada.

ABR47. LO QUE CERVANTES NUNCA CONTÓ, de María Elena Sánchez Álvarez

Emprendieron camino Don Quijote y su fiel escudero hacia tierras de la Villa y Corte. Exhaustos por el viaje buscaron posada. Hechas las diligencias y acomodados señor y siervo, se prestaron a un pequeño almuerzo. No resistiéndose el ingenioso hidalgo a los guiños de la exuberante manceba, se dejó llevar hasta su alcoba. Despojóse de su armadura y sus ropajes, tumbóse en la yacija donde sus famélicas piernas se perdían, desenvainó su arma y acometió la embestidura comenzando a cabalgar. Pisó el cielo, tocó la gloria. Aquel molino molturaba trigo de otro costal. Allí no había enemigo, la conquista estaba asegurada.
Transcurrieron los días y al ingenioso caballero le “picaba” la curiosidad por falta de conocimiento. Mandó a Sancho a buscar remedio. Tras días de infierno, le llegó la calma.
Fue en el lecho de la muerte cuando Don Alonso en estado febril, farfullaba entre dientes la letanía de su pasada gallardía y las palabras que aquel matasanos esgrimió cuando contemplando sus partes bajas nobles, vislumbró la invasión. Entonces ladillado y amancillado, que no vencido, dispusose a liberar la batalla. Con el recuerdo de la conquista el hidalgo acarició el firmamento.

ABR46. DAMOS Y CABALLERAS, de Marcos Santander Llona

No dé usted más la murga, caballera, que estamos hasta la gónada de gestos y palabras de dulce galantería. Déjenos a los damos al albur de lo que nos dicte la exacta proporción de nuestra testosterona.Y se fueron juntos, cada uno sobre su montura, a vivir un amor carnal, místico y societario en alguna de las muchas ínsulas en las que la libertad real había superado ya siglos de sexismo y tontería. Él conservó siempre su adusta figura y él su redonda, sensual y blanda barriga que tanto a él camelaba. Eso si, adquirieron ambos un bronceado que fue la envidia del resto de parejas amantes y enamoradas de la historia de la literatura.

ABR45. AMOR EN PÉRIGORD, de Aurora Royo Cañadas

Entras en tu habitación. De repente, al lado de la cama, ahí mismo, una puerta que nunca habías visto. Curiosa, la abres para encontrarte con un frondoso jardín cubierto de flores. Sobre todas ellas destacan los narcisos que, coquetos, dejan que el sol bañe sus amarillos pétalos. Decides seguir el estrecho camino de piedra que te guía hacia el fondo del jardín, donde éste se convierte en un amplio espacio abierto tapizado de hierba y rodeado de árboles vestidos de primavera, animado por el rumor del pequeño riachuelo.
Al pie del imponente Château de la Commarque un suave relincho a tu espalda te anuncia la llegada del caballero de brillante armadura, a lomos del más blanco corcel que tu mente pudiese imaginar. Podría pasar por unicornio. Sin embargo, en lugar de cuerno, la testa presume de crines elegantemente trenzadas. El caballero detiene el caballo ante ti, levanta la visera de su yelmo y te sonríe con una intensidad que ilumina la mirada de sus dulces ojos verdes.
Cuando te tiende la mano para invitarte a subir al caballo, el brusco aterrizaje acaba con tu ensoñación. Lentamente y con desgana te desabrochas el cinturón de seguridad. Se acabaron las vacaciones.

NOS LLEGA ESTE MENSAJE… POR SI PUEDE INTERESAROS

GOOGLE: ´agosto de lujo´
Relato = Alquilo molino de viento en La Mancha, en perfectas condiciones, los meses de julio, agosto y septiembre. Refrigeración de lujo. Ideal para familias con niños en edades imposibles. Actividades a realizar en la zona: Rutas de senderismo, visita por la meseta castellana en burro-taxi y circuito multiaventura guiado. Los servicios del guía deben contratarse con un mes de antelación, está muy solicitado, es un experto haciendo reales los sueños. Confianza garantizada, todo un caballero.

Interesados preguntar en \»El Toboso\» por Dulce.

ABR44. NOMBRE DE CABALLERO, de Paz Alvar

Vendí mi alma y mi reino al diablo cuando me prometió que os traería de nuevo a mi lado, mas cuando vuestro rostro se desdibujó en mi recuerdo supe que había sido traicionado.
Clavo mis rodillas en el suelo yermo y acabo con mi vida ahora, cuando ya no caben en ella más batallas; cuando descubro que ninguna muerte, ni castigo infligido a mis enemigos, podrá devolveros junto a mí.
Tiña mi sangre estas tierras de Castilla para que nadie olvide el amor de este caballero por su dama. Llene mi llanto los cauces de los ríos. Haga la tormenta suyo mi grito de muerte y atraviese el rayo la noche oscura como lo hace mi espada a través de la armadura.
El niño cierra el libro y acaricia una vez más las letras doradas del título: “Leyendas de Caballeros”. Si tiene cuidado podrá sacarlo de la biblioteca cuando nadie le vea. Será la primera vez que hace algo así y por eso su corazón galopa en el pecho como el corcel del hidalgo que acaba de morir. Cuando llegue a casa, para que todos sepan a quién pertenece, escribirá su nombre en la primera página: Alonso.

ABR43. LA LIMPIA DULCINEA, de Anna Jorba Ricart

_¿Vos aquí Don Alfonso Quijano? ¿Qué tal la cruzada por los campos de Castilla? ¡ufff! quitaos por Dios la armadura, que debajo de ese peto oléis a perro.
__¡Ay! Dulcinea. Si vos tuvierais las mías ganas de estrujaros, no ha de menester ni armadura ni peste. Vuestra merced ha de saber que he atravesado un mar dorado sembrado de trigo, luchado contra aspas de veleros gigantes como molinos, sentado en la albarda de Rocinante, que perdiendo los estribos, al suelo más de una vez, me ha deslomado. Vengo roto, que si no llega a ser por el morrión y el espaldar que me protegen, no puedo volver a veros. Acérqueme por Dios el botijo de agua, vengo seco, con la bota vacía desde Quintanar de la Orden a Toboso.
__ He dicho que os despojéis de la armadura. Hay agua en el aljibe.
__¡Oh doncella exigente! Lo que vuestra merced mande con tal de facerla contenta.

Leyendo el Quijote me doy cuenta que nada ha cambiado. Mi mujer cuando llego del taller, recoge mi mono como si estuviera apestado, no me mete a mi en la lavadora de puro milagro, pero me envía sin contemplaciones a la ducha.

ABR42. SIN CABALLEROS, de Leticia Oliva

“…Y vivieron felices para siempre”. Cerró el libro sonriendo ilusionada, algún día encontraría a su caballero andante, que vendría por ella y la llevaría a un palacio lejos de la inmunda realidad donde le tocó crecer.
Salió de biblioteca corriendo, la noche nuevamente la había sorprendido mientras leía y sus padres no le perdonarían que no hubiera llegado a tiempo, a sus 12 años era su obligación el ayudar a sus hermanos para que mamá saliera a trabajar al club.
Con esa idea en mente corrió rápido sin mirar nada más, saltando charcas de lodo intentaba acotar la distancia y el tiempo, quizás así su madre no la golpearía.
– Ven princesa, la voz atrajo su atención, se giró buscando a su caballero, pero un duro golpe la alejo de la realidad.
La gente en sus precarias casas subía el volumen de la tele, acallando los gritos lejanos de algún crio.
Al otro día era noticia, una nueva víctima del chacal de Levu, nadie más leería esos cuentos de hadas. El tiempo de los caballeros andantes había concluido.

ABR41. APRENDIZ DE REY, de Mercedes Solsona

Un joven caballero con el ceño fruncido, mohíno y cabizbajo, recoge la falsa espada que yace abrumada en el suelo y se cubre la cara con manos abotargadas por tanta presión ejercida sobre la madera.
La risita nerviosa de una doncella que, oculta tras la celosía de un ventanuco de palacio, deleita sus carnes tiernas con el tufo a sudor que destila el cuerpo del mancebo, rompe tímidamente un silencio vergonzoso y vergonzante.
El sol, cruel y despiadado, derrama aceite ardiente sobre el maestro. El discípulo, torpe y arrogante, entristece ante tanto intento errado.
La escena, propia de saltimbanquis, malabaristas y comediantes, termina con un bronco improperio por parte del monarca que sufre las pericias que acontecen en el patio: ¡Digno hijo de tu madre!

ABR40. HISTORIAS DE METRO, de Lorena García Fernández

Tumbada, de fondo el cuchicheo de las olas al llegar a la orilla. El sol del mediodía penetraba en mis poros atrofiados y mis facciones se afinaban al son del mar.
Unas gotas me salpicaron. Era el cóctel de ron que un forzudo mulato me había preparado. Perezosamente le hice un gesto de agradecimiento.
Me perdí bajo mi cuerpo, por mis venas corrían desenfrenados chorros de aire fresco. Era el paraíso.
Aguanté unos minutos más hasta que mi paladar se convirtió en cartón piedra, mi piel se desnudó agrietada por el calor y ya no tenía oídos para escuchar el mar. Abrí los ojos.
– ¿Quiere más agua señorita? – preguntó una afable voz.
– ¿Quién es usted? – susurré patidifusa.
– Estaba en este banco apoyada de mala manera y me quedé a su lado porque pensé que se había mareado. Perdone si la he molestado.
Era un joven de tez oscura y ropa andrajosa. Profundamente avergonzada, con el corazón en la garganta, subí al primer metro que paró.Metí la mano en mi bolso, no faltaba nada. Una sonrisa se escapó de mis labios. Sin duda topé con un caballero bajo tierra.

ABR39. SOTIRIOS VISITA A SU LOQUERO, de Sotirios Moutsanas

El auditorio estaba atestado de estudiantes. Doctor Clark, una eminencia en la materia del psicoanálisis, paulatinamente pero con paso solemne, se dirigió hacia el sujeto. En un canapé recostado estaba un tal Sotirios, un hombre muy singular, macilento, con los ojos desmesuradamente abiertos. Tenía el semblante lívido y rezumaba miedo por los cuatro costados.
—Dígame sucintamente qué le pasa, por favor.
—Excelencia, estoy a vuestra merced. Mi alma deteriorada vaga por senderos oscuros sin rumbo hacia la perdición. Usted es el único que puede socorrerme. Dígame la verdad, ¿soy bipolar?, ¿tengo esquizofrenia? ¿Terminaré en un manicomio amordazado recibiendo descargas eléctricas como la criatura de Frankenstein? ¿No será que tengo algún síndrome raro como el síndrome de Peter Pan? Dígame la verdad. Ayudad a mi pobre alma apesadumbrada, llena de incertidumbre. Contemplo mi futuro incierto, oscuro, angustioso. Dígame la verdad por muy dolorosa que sea. ¿No seré maníaco depresivo? Ayúdeme, es el único que puede aliviar mi pobre oprimido corazón de las dudas que corroen mi alma.
—Caballeros, nuestro paciente no es bipolar, ni padece esquizofrenia. No padece ningún síndrome, ni tampoco es maníaco depresivo.
— ¿Entonces, doctor no estoy enfermo?
– ¡Claro que no! Usted no tiene nada, simplemente es usted… ¡IMBÉCIL!

Nuestras publicaciones