Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

JUL61. PASO ADELANTE, de José Manuel Molina Monclova

Me encontraba en una encrucijada, la verdad es que preferiría no hacerlo, pero alguien tendría que llevarlo a cabo y ese alguien era yo.
Ya había pasado el tiempo de las dudas, la decisión se había tomado hace tiempo, nadie está por encima de la justicia. Yo seré el primero en salirme de la fila pero estoy seguro que otros me seguirán y los injustos no se volverán a ir de rositas nunca más.
Pero aun preferiría no hacerlo. Pero lo hare. Hoy se acaba el tiempo de los injustos.

JUL60. SE ACABÓ, de Adriana Cersósimo

El viento helado se colaba por las rendijas de la ventana. Ululaba entre los árboles de la calle que llevaba hasta la casa. Acostada hecha un ovillo escuché las doce campanadas. Mi mano transpiraba sudor frío. Sentí la llave penetrar en la cerradura, sus pasos inequívocos chocándose todo lo que encontraba en su camino. Lo imaginé sobre mí. Su lengua lasciva, oliendo a alcohol. Sus manos ásperas, torpes, golpeándome de nuevo. Preferiría no hacerlo, pero mañana saldré en los diarios. Y apreté firme el mango del cuchillo que tenía bajo mi almohada.

JUL59. RÉQUIEM, de María Estévez

Dejé la cámara en el suelo, preferí no hacer fotos; cubrí su cuerpo con la cazadora que se anclaba a mi cintura. Sus grandes ojos verdes me miraron con una belleza indescriptible. La media luna asomaba tímida. El bombardeo cesó y cuando volví la cabeza para acomodarlo entre mis brazos, pude ver las estrellas reflejadas en su pupila, dormida.

JUL58. LA SOMBRA, de José Antonio Tejeda Cárdenas

Con ocho años decidió hablarme. De no ser por la trágica muerte de su padre, igual nunca me hubiese dirigido la palabra. Aquel salto al vacío, me convirtió en su confesor. Un día, entre sollozos, me corroboró la infidelidad de su madrastra. Hablar era lo suyo. En compañía del silencio nos sentíamos muy solos.
Hoy pudo haber sido su día feliz. La psicóloga prometió visitarnos. Cuando entre sus habituales balbuceos, afloró la noticia; no puede contener mi regocijo, y con derroche de maña tenebrista acicalé cuanto pude su patética figura. ¡Al fin una visita! La primera en muchos años.Venía a darle la enhorabuena por su cuarenta y cinco cumpleaños.
Pero todo salió mal. Para él… ellas, todas, no eran más que malas hembras. Fue alternando empujones con injurias hasta que la echó de casa. Yo también me llevé mi parte… Pero solo hasta que su corazón le dejó inerte. A punto estuve de sofocar con palabras de ánimo su incontrolable desatino; pero temía matarlo del susto ¿Acaso las sombras hablan? Ya da igual. Él nunca sabrá que aprendí a hablar.

JUL57. BALADÍ, de María Sergia Martín (Towanda)

La miro y no la reconozco, sentada todo el día frente al televisor, apestando a licor y a sudor. La he increpado en varias ocasiones, pero la muy zorra calla y muequea un gesto baladí de chiflada. Está más desaliñada y sucia que cualquier vagabunda de la calle. Ha dejado de cocinar y ni limpia, ni hace la compra, ni se asea. En cuanto al sexo, con su aspecto, me ha dejado de interesar.
Ayer, la agarré de la grasienta bata y la metí en la ducha. Ni se inmutó. Media hora más tarde allí permanecía, quieta como una efigie, bajo el agua. La saqué de los pelos y la empujé hacia la butaca. Me miró con una inmensa sonrisa de bobalicona y prosiguió viendo la tele como si nada.
La prefería antes, cuando me hacía frente amenazando siempre con abandonarme…
«¡Ahí te quedas, maldita imbécil

Cuando tuvo la certeza de que el hombre no regresaría, se levantó del sillón, apagó la tele, se aseó, abrió las ventanas y bajó a comprar algo de comida. Los días anteriores creyó que iba a volverse loca permaneciendo al lado de un hombre al que aborrecía, pero que jamás le concedería el divorcio.

«Mi modo de ver la vida»http://platonenmismanos.blogspot.com.es/

JUL56. THE HORROR, de Ana Fúster

La primera vez que el jovencísimo soldado inflige la penúltima vejación altotecnológica al prisionero inmovilizado y hecho un guiñapo del campo de concentración que se construyó en el extranjero para que los detenidos en él no puedan gozar del derecho a la presunción de inocencia que les otorgaría la Constitución del país si dicho campo estuviese en territorio nacional y cuyos derechos tampoco están protegidos por la Convención de Ginebra puesto que su estatus es el de combatientes enemigos ilegales acusados de pertenecer a una organización terrorista que ha perpetrado los mayores atentados de la Historia tras ser fundada en los noventa por un joven entrenado en una de las bases que Occidente financió con generosidad a fin de propiciar la derrota de los invasores de un subsuelo con las mayores reservas de litio del planeta quizá preferiría no hacerlo. O sí.

JUL55. SOPAS DE PAN, de Mercedes Jiménez Rueda

El pez se revuelve en la barca buscando un resquicio de vida. Vasili Vasilievich se inclina sobre él con gesto pensativo.
Está cayendo la noche y el lago parece una escama morada. Después de días sin pesca, hoy, por fin, Vasili ha conseguido hacerse con un ejemplar que hará las delicias de su mujer.
Pero la memoria del anciano, siempre caprichosa, retrocede a su antojo a otro tiempo, a otro lugar, a otra agonía.
De pronto, se ve llegando a la cabaña de su infancia, allá en los Urales. Lleva horas caminando sobre la nieve con la medicina para su hermana en el bolsillo y al entrar en la habitación observa impotente cómo la pequeña Sasha abre sus grandes ojos para no abrirlos más.
Y ahora estos mismos ojos que se agarran a los suyos, estas mismas ganas de seguir respirando…
Vasili se agacha con un gruñido, libera al pez y lo deposita suavemente sobre el agua.
Mientras rema hacia la orilla piensa en lo que le dirá su esposa cuando lo vea:

“¿Otra vez nada? ¡Qué se le va a hacer! Te estás haciendo viejo, Vasili Vasilievich. Anda, entra, volveremos a comer sopas de pan”.

JUL54. DECLARADA INOCENTE, de Violeta Moreno Endrino

No Señoría, no pensaba en nada cuando me levanté, con mi bolso en una mano, y con la otra le lancé la grapadora al instructor, antes de dar un portazo y salir volando de la oficina.
Había mirado alrededor. Por los ojos vacunos de mis compañeros, deduje que se habían tragado aquella patraña y me cagué otra vez en la asquerosa ambición humana.
—¡Dosciendos euros por venta, chicos!— bramaba a modo de broche final —¡Con la que está cayendo!— Previamente nos había recordado que si un cliente no sabía firmar, la estampa de su pulgar era igualmente aceptada.
Vender café de puerta en puerta no era vocacional a priori, Señoría, pero ya sin paro tenía que intentarlo todo. Garantizar sus poderes sanadores gracias a un antioxidante hongo centenario, ya me pareció ciertamente canalla. Pero comprender además, durante aquella quinta jornada de formación, que nuestros clientes debían venderlo entre sus amigos para formar un piramidal flujo de dinero hueco, terminó por teñirme de un gris que se oscurecía al ritmo que aumentaba la vehemencia del agredido mientras dibujaba el gráfico de nuestras comisiones en la pizarra.
Sí Señoría, claro que preferiría no haberlo hecho. Pero sin duda alguna, preferí no hacerlo.

LA MICROBIBLIOTECA YA TIENE SU GANADOR… Y LE CONOCEMOS

Con el verano vienen los platos fuertes… 
Se cierran ahora alguno de los concursos que se desarrollan a través de toda una temporada, lo que le da más valor a su éxito.
Es un verdadero placer anunciaros que el 
ganador ANUAL del MICROCUNCURSO de LA MICROBIBLIOTECA es
DAVID VIVANCOS

y un magnífico Día Catorce que podéis leer en este ENLACE  o leer algo más en su BLOG
Enhorabuena, David.

JUL53. AMOR MIO:, de Sara Lew

No espero que me entiendas, aunque sí que un día me perdones. Soy así, no lo puedo evitar. Mordaz, intempestiva, efervescente. Un pimiento picante en la lengua. Un clavo en la plantilla del zapato. Una charada indescifrable. Un tenedor para la sopa. Un bolígrafo que revienta en el bolsillo de tu camisa. Un improperio a viva voz justo cuando todos callan. Un regalo de aniversario del que emerge un guante de boxeador con toda la fuerza del muelle hacia tu cara.

http://microrelatosilustrados.blogspot.com.es/

JUL52. EL PASADO NO PERDONA(Mudanzas), de Javier Palanca

Se sentó lentamente en la acera de la calle “El escribiente” juntó a unas cuantas cajas y muebles para luego quedarse mirando fijamente el vapor que exhalaba el asfalto.
-Simplemente pensé que le había dado un golpe de calor -comentaría más tarde el jefe de cuadrilla- porque el día estaba para freír sesos.
Jamás volvió a mirar a nadie a la cara, parecía que siempre encontraba mejores motivos que observar, y no volvió a hablar ni ha contestar a ninguna pregunta, aunque de vez en cuando, como única expresión, se llevaba el índice a los labios para demandar silencio.
No aparecieron familiares ni amigos, como si el presente fuera su única realidad explorable, y durante un tiempo se le alimentó como a un niño pequeño hasta que empezó a escupir los alimentos y la sonda gástrica se convirtió en otro enemigo inesperado.
Ahora yace atado a la cama para preservar su derecho a una vida, y de vez en cuando sigue pidiendo silencio mientras mira al techo en el que los demás no vemos mas que un basto estucado.
-Fue justo después –comentó un compañero- de que se escucharan unos gritos en la vivienda, algo así como: ¡Haz callar a ese puto niño!

JUL51. ASESINO EN PARO, de Marga González

Me llaman JJ y eso, es todo lo que necesitan saber sobre mí
Soy asesino profesional, el mejor.
No piensen que soy ningún monstruo, al fin y al cabo, yo no deseo la muerte de nadie, me limito a acatar órdenes.
Esto funciona así; recibo un sobre con un nombre. Yo no sé quien es, ni porque quieren eliminarle. Llevo a cabo mis investigaciones y decido una estrategia, una vez terminada la misión, llamo a un teléfono digo: “todo en orden” y el dinero, automáticamente, aparece en mi cuenta.
Todo ha funcionado con pulcritud hasta que recibí el último encargo; al abrirlo me llevé la sorpresa de mi vida, el nombre que aparecía era el mío; increíblemente alguien quería matarme.
Mi pundonor profesional es tal que incluso pensé en hacerlo, pero finalmente no fui capaz, así que marqué el número y dije “preferiría no tener que hacerlo”.
La verdad es que ahora casi me arrepiento porque vivo sin vivir en mí; sospecho de todos los míos y desconfío de todos los extraños.
Y para más INRI, estoy en paro.

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