Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

MAR31. META CONSEGUIDA. NUEVOS HORIZONTES, de José Manuel Molina Monclova

Estimados conciudadanos y conciudadanas de todos los lugares. Hoy es el día que como especie nos marcamos hace ya siete decenios para eliminar las fronteras físicas y mentales para abrirnos a una nueva época de convivencia pacífica entre todas las culturas y una relación más simbiótica con Gaia y el resto de sus pobladores.
Hoy el ser humano da un salto en su evolución como especie, hoy primero de Enero del 2084 empieza una nueva historia, esta sí, que será universal, será escrita por todas los culturas para alcanzar una convivencia pacífica sin discriminaciones culturales ni de clases. Hoy todos los seres humanos somos iguales tanto en derechos como en obligaciones, todos tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas y solo nos queda alcanzar cotas más altas en nuestra evolución como especie…
El discurso seguía en mi cabeza pero las lágrimas no me dejaron seguir atendiendo, por fin habíamos llegado como especie al principio de un nuevo mundo y no era tarde.

MAR30. YO ACUSO, de Cándido Macarro Rodríguez

Bajo la espesa capa de polvo una luz comenzó a parpadear en aquella vaina metálica que acababa de aparecer procedente de la nada en medio de la Puerta del Sol. La muchedumbre se congregó de inmediato alrededor del misterioso artilugio.
De unas toberas que hasta ese momento habían permanecido invisibles, como fusionadas con la carcasa, comenzó a salir vapor a presión con un silbido agudo que espantó a más de un curioso. Lentamente aquel aparato, con extraños crujidos metálicos, se fue dividiendo en dos partes separadas por una estrecha hendidura luminosa. Con un chirrido estridente el artefacto se abrió de par en par mostrando a un hombre vestido con ceñido mono reflectante. Abrió los ojos y se incorporó. Todos a su alrededor, sintiéndose partícipes de algo grande, sin precedentes, aguardaban con expectación un prodigio.
El hombre de la vaina se puso en pie sobre la misma para tener mejor visión sobre la muchedumbre.
– Vengo de 2084, año de la total aniquilación de la Tierra. Todos mis compañeros huyeron a Ganímedes, nuestra colonia. Pero yo tenía curiosidad por conoceros, por comprender dónde nació el germen que nos ha acabado destruyendo.
Ahora lo entiendo todo.
¡Muchas gracias por vuestro siniestro legado!

MAR28.SUPERVIVENCIA, de Maricarmen Brun Martín

Había en el interior de aquel lugar un ambiente extraño, una agobiante monotonía y quietud lo invadía todo.
En el exterior, el reino del silencio y de la oscuridad nos iba devorando…
Y sin embargo, una fuerza sobrehumana en busca de una ansiada libertad, nos había empujado a emprender aquella aventura. Jugándonos la vida en cada movimiento realizado, en cada palabra pronunciada, en cada mirada, en cualquier actitud que pudiese advertir de que algo se estaba tramando; a pesar de todo eso, habíamos logrado escapar de aquel despiadado control al que estábamos sometidos.
Una vez cumplida la primera parte del objetivo, nos encontrábamos viajando por el espacio en aquella nave, en busca de un lugar apropiado donde poder realizar nuestro sueño: una sociedad libre, sin miserias, sin guerras absurdas, sin fanatismos exacerbados, sin represiones ni manipulaciones, en la que cada individuo pudiera ser él mismo.
Cuando por fin se depositó la nave en la superficie de aquel planeta, un escalofrío se apoderó de todos nosotros: en una gigantesca pantalla podía leerse en una extraña lengua:
BIENVENIDOS AL PLANETA DE LA FELICIDAD

MAR27. ALEJANDRÍA, de José Ángel Gozalo Molina

La cuenta atrás ha comenzado. Millones de personas observan.
En el último momento, buscamos nuestras manos para aferrarnos el uno al otro, con la mirada fija en la rampa de lanzamiento.
Se escucha un gran estruendo cuando los motores se ponen en marcha, y lentamente, Alejandría comienza a elevarse hacia el cielo ceniciento.
Nuestra última esperanza, es el fruto de veinte años de trabajos ininterrumpidos, en un proyecto internacional para construir una nave, que atesore en sus entrañas todos los conocimientos adquiridos durante estos 2084 años de humanidad, digitalizados en la memoria de su ordenador central.
La paz y el entendimiento que el hombre no ha sido capaz de alcanzar en miles de años, lo ha logrado la madre naturaleza de un plumazo. Todos correremos la misma suerte, no importa raza o religión.
Los jóvenes científicos más brillantes del mundo, también viajan dentro del artefacto en estado de hibernación. Serán los únicos supervivientes, nuestro hijo es uno de ellos. Invertimos todos nuestros ahorros para comprar un certificado médico falso, que le permitiera eludir los controles de seguridad.
Consulto mi reloj, solo faltan veinte horas para que el Sol se apague para siempre.
Nos llegan noticias de los primeros suicidios.

MAR26. DESDE ORIÓN, de Elena Villanueva

Mi abuela era astrófila. Yo soy biólogo cosmonauta. Mi fascinación desde niño por el espacio se la debo a ella. En las cálidas noches de nuestra afortunada tierra, tumbados en la hierba del jardín, me hablaba de recuperar el vínculo con la tierra y el espacio, de las estrellas, y de nuestra responsabilidad hacia el planeta. Fue una visionaria de la Gran Revolución Social precedente al Tratado Verde. Hoy se cumplen cincuenta años de su muerte. Fue entonces cuando descubrimos que había comprado una estrella: Sirio, en la constelación de Orión. La escritura estaba fechada en junio del 2084.
Le hubiera gustado mucho el último astrógrafo que me han regalado mis nietos. Y también tumbarse en la rojiza arena de este jardín,al sur de Sirio, para admirar los magníficos verdes y azules de su recuperado planeta Tierra.

MAR25. SU SOLEDAD, de Ángeles Medina

– Esta noche lo terminaré, por fin descansaré.-Palabras que se repetía una y otra vez de regreso a casa.
Como un sagrado ritual, embutida en el pijama de los “días rosados,” acompañada de una copa de vermut rojo y la embriagadora pieza musical “Close Cover” de Wim Mertens.
Frente a ella, un mundo de fantasía y de sueños marinos, cada trozo de cartón tenía que encajar con otro.
Seis largos meses sosteniendo la mirada en aquella especie de adivinanza.
Con pasmosa tranquilidad engarzó la última pieza tras lo cual lanzó un alarido de súbita alegría, y exclamó ¡2084! Luego, sintió un leve escalofrío en su espalda, que la hizo girarse bruscamente…
Se acercó a la ventana, la abrió de par en par, alzó el vaso y brindó con la luna.
– Por ti Albert, por ti…- Musitó.
A la mañana siguiente, decidió comprar otro puzle, pero esta vez lo elegiría ella.

MAR24. SÓLO R, de Lorena Jiménez Justicia

Cerca ya del final de su vida, cogió su agenda: 2084. Ese era el número de amantes que había tenido y, aun así, moriría sola. Miles de nombres garabateados que no le decían nada. Su sexo, hambriento, había saboreado con mayor o menor placer todos aquellos cuerpos diluidos en su memoria. Recordaba polvos de adolescencia en plena calle, a la vista de miradas indecentes, juegos sadomasoquistas en oscuras habitaciones de hotel, cunnilingus con los que se había estremecido de gozo, amantes salvajes y masculinos, dulces y cariñosos. Lenguas lamiendo su cuerpo, dedos fríos, penes calientes. La morbosa y cálida sensación de ser poseída por dos hombres a la vez.
Sin embargo, sólo al llegar a la letra R su sexo se dilató y su corazón se encogió. Al ver su nombre se preguntó si después de tantos años seguiría teniendo el mismo número. Cogió el teléfono y, justo cuando iba a marcar, teniendo vivos en su corazón los recuerdos más bellos y felices de su existencia, exhaló su último aliento.

MAR23. EL VIAJE, de Juan José Benítez Goya

8 a.m.
Eduardo cogió el autobús. Se sentó al lado de un anciano.
-“Hola hijo, ¿cómo se llama usted?”
-“Eduardo, ¿y usted?”
-“Yo no me llamo así. De hecho, ni me llamo; me suelen llamar, pues, mi señora, mis hijos y gente así. Porque una vez intenté llamarme, pero no fui, así que dejé de hacerlo.”
-“Está bien visto.”
-“No se equivoque conmigo. Tengo ya 2084 años, aunque me dicen que aparento 92. Jamás me visto, siempre me visten.”
-“¿Y adonde va?”
-“Pues mira, voy a EEUU a vender a la NASA unas fundas de algodón muy fresquitas que ha hecho mi abuela para proteger los cohetes. Es el futuro. ¿Y tú?”
-“A Cabo Cañaveral. Voy a pedir a los astronautas que viajan a Marte, que a ver si me pueden traer un niño extraterrestre, para que en mi hogar pueda haber vida inteligente.”
-“Cabo Cañaveral tiene una iglesia muy bonita. Yo soy muy amigo del párroco. Es una bellísima persona, muy golfo el pobre. Y desde lo alto del campanario se ven los Picos de Europa, ¡qué cosa más bonita! ¿Y sus espárragos? Lo mejor del mercado oiga.”
-“Debe ser precioso.”
– “Jamás he estado allí. Muchas gracias.”

MAR22. AUGUST FÖRSTER & GIORGIO, de Toni Zamalaparra

Giorgio tenía el pelo lustroso, cortado al milímetro, perfectamente peinado. Siempre vestía muy elegante y caminaba con una seguridad aplastante, a punto de comerse el mundo. Era un gentleman. Gracias a su gran estatura y su mirada altiva parecía mirar al resto de humanos un metro por encima de sus cabezas. Era un portento físico, todo músculo y agilidad. Ocupaba un alto cargo en la cúpula del partido que gobernaba el país, sabía mover los hilos en la Policía del Pensamiento. Tenía diferentes negocios, desde empresas de recogida de residuos sustentadas con acuerdos no muy honestos, hasta astilleros de barcos de lujo pagados con dinero negro. Giorgio era la viva imagen del poder. Admirado por los hombres y amado por las mujeres.

Un día claro y luminoso de primavera, Giorgio le dijo a su chofer que se detuviera en una tienda de flores por la que pasaban en ese momento. Entró a comprar un ramo de violetas para una de sus «amigas» y cuando salió de la tienda un piano de cola, un extraordinario August Förster, le cayó encima desde una altura de cinco pisos. Este fue el final de Giorgio. Allí no quedaron más que trozos de madera y un gran charco de sangre junto a un cuerpo destrozado cubierto de violetas.

MAR21. NADA CAMBIA, de Antonio Nieto Díaz

Ayer me levanté temprano: era el uno de enero del 2084. Miré por la ventana y el sol continuaba con su agonía de los últimos años. Las plantas de mi jardín hacía tiempo que decidieron suicidarse; mi piel había perdido coloración y el aire sabía amargo. Sonó el teléfono de partículas. Una voz metálica con acento etíope me transmitió un mensaje; cerré la comunicación antes de llegar a su final: los de Jaazzttel insistían en una oferta más barata para el ADSL de iones traslúcidos. Todo seguía como siempre

MAR20. EL NÚMERO CLAVE, de Mª Rosa Palacios Ramos

La niña metía una y otra vez su pequeño dedo en los agujeros de la ruleta de su teléfono de juguete. La hacia girar, marcando un numero tras otro con una parsimonia inusitada. Se la veía tan concentrada que inquietaba. En total 2084 números ni uno más ni uno menos. ¿Quizás aquel número era mágico?
La madre que sentada a su lado leía un libro, miraba a su hija jugar por el rabillo del ojo. En un intento por enseñar a su pequeña hija de 3 años el manejo de aquel aparato, la dice:
_ ¡Cariño! no hace falta marcar tantos números para llamar por teléfono.
La niña con extrema dulzura e increíble suficiencia la contesta:
_ Mamá es que llamo al abuelito y como está en el cielo necesita muchos números que si no, no me escucha.

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