Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

JUN155. JABBERWOCKY, de Rosa Yáñez Gómez

Brillaba, brumeando negro, el sol en la ciudad grisida. Giroscaba el reclamo frente a la puerta de la tiempra donde ordenaba los chistos. En las viulas se fruncían los borogobios, dos zamarrajos giroscaban su hambre, momios rantas murgiflaban y un únitico Jubo-Jubo borjeaba risotoplos de despero por su pasión conterna.
Ella entró mientras él aún girolaba en la diaria obsenación. «Galimatazo fragarante» pensó al verla y, enseguida, ella tijereteó el aire con vorpal demanda:
– Quería un luratizón, por favor, envuelto para tigalar.
– Manzona demanda: luratizón no tengo más que el propio -que galompando frumioso avisaba del rielisgo-.
Sonrisora y desalmuel seguía empujando la demanda. Necrofaba él en su pasado: «¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!» hacía su madre. Pero brumeaba ya negro el sol y el luratizón se le volvía turgal.
Ella asesolente alargó las manos para recoger el tigalo que sabía suyo desde las váparas lejanas de su destiago.
Sólo el Jubo-Jubo giroscó como un doblar de camerto.

JUN154. ES DE VERDAD, de Ana Rosa de Artíñano Comin

Me miro de reojo y como en las películas de miedo abro mis manos y entre las rendijas de mis dedos me observo, sin tapujos, sin verguenza, sin miedo de no poder encontrarme al otro lado y lo que vea no me guste, ahora descubro una imagen con una mirada más intensa y luminosa, un rostro más sereno y apacible y una sonrisa clara y abierta.
Mi vida un día se dio la vuelta y mi mundo quedó boca abajo, mis ilusiones que entoncés salieron despavoridas huyendo calle abajo pegando saltos, han encontrado el camino de vuelta. Me esperan agazapadas en cada esquina, llenas de un color especial que me permiten ver todo de otra manera.
Sé que ahora estarás cerca y que la imagen que encuentre cada mañana cuando me levante y me mire en el espejo me hará sonreir y estar contenta porque mi corazón vibra después de permanecer tanto tiempo marchito y sin vida.

JUN153. PARQUE DE ATRACCIONES, de David Vivancos Allepuz

Ando con dificultad, meciéndome de izquierda a derecha. Me paro delante de la noria, resoplo por el esfuerzo y contemplo, allí abajo, mis piernas cortas y combadas que no son más que un paréntesis bufo. Los pies diminutos y contrahechos que apenas me sostienen en un equilibrio inestable. Las manos y los dedos que, por el contrario, son largos como pálidos sarmientos. Con ellos palpo mi frente abultada, mi cabeza monstruosamente ancha, mi boca de pez y mis ojos de topo. Cada nuevo hallazgo en mi anatomía constituye una sorpresa y es para mí motivo de espanto y horror. Porque yo, antes de entrar en el laberinto de los espejos, no era así.

JUN152. REFLEJO PERPLEJO, de Nicoleta Ionescu

 En el dorso del espejo, leyó una inscripción:

ESPEJO, ESPEJO
ESP í r i t u  v i EJO
ESP e r o  c o n s EJO
ESP e c t r a l  r e f l EJO
ESP a n t a     mi  q u EJO
ESP a r c e  m i  c EJO
ESP e r o  d e s p EJO
ESPEJO, ESPEJO

-¡Qué tonterías depresivas!
Frotó con su bocamanga el centro de la superficie y, con la punta de una zanahoria olvidada en la mesa, escribió:

ESPEJO, ESPEJO
ESP a n t a   a l  c o n EJO
ESP u e l a    a l  t i p EJO
ESP i c h a   u n  c a n g r EJO
ESP e c i a  s u  p e l l EJO
ESP a r c e   m i   g r a c EJO
ESP e r o  s a l m o r EJO
ESPEJO, ESPEJO

Volvió el espejo para admirar su sombrero, pero solo encontró una irónica sonrisa gatuna, arrellanada en el cristal. Entendió que Alicia había cruzado ya el espejo, sin necesitar incantación alguna. Se marchó, perplejo, meditando en la gratuidad del arte.

JUN152. NO TODAS LAS PISTOLAS SON DE JOHN WAYNE, de Carlos Díaz González

El espejo se convirtió en una pistola para mí. Mi tristeza cargaba sus balas y mis primeras lágrimas afinaban su puntería. El resto era pan comido.
Quise convertir al espejo en un charco de cristales. Lo conseguí. Pero ahora la realidad es otra pistola; las heridas de mi puño cargan otras balas; la soledad de no tener nada que me mire afina la puntería…y que yo lo cuente aquí, en mitad de la quinta copa, me dispara en el centro de la esperanza.
Tranquilos, muchachos: ella no sangra.
Y yo me largo de este cuento, que noto que le está saliendo culata entre las dos primeras líneas y olor a pólvora tras los puntos suspensivos…

JUN151. DIAS DE ESPEJO, de Monica Sempere Creus

Se pasaba días, horas, mirándose en el espejo. Ahuecando el pelo, pintando la mejilla. Sonriendo, frunciendo el ceño, asombrándose del azul de sus ojos. Preguntándose si mañana sería el gran día, el día en que su vida cambiaría para siempre. Estaba segura que algo importante iba a suceder en cualquier momento. Miraba de reojo la puerta, buscando un giro en el pomo, la entrada del príncipe de novela, la media naranja, su otro yo. Contenía el aliento, suspiraba. Ajena a las depresiones de mamá, sin ningún recuerdo de papá, así pasaba sus días la niña barbuda.

JUN149. CONDENA NARCISISTA, de Sandra Monteverde

Todas las madrugadas en cuanto el primer rayo de sol asomaba por la ventana, se plantaba frente al enorme espejo a cultivar su gran pasión: mirarse y admirarse a sí mismo.
Conocía aquello de que las comparaciones son odiosas, pero no podía sustraerse a su propio encanto y se veía el más bello, elegante, fuerte y esbelto de todos. Unos minutos antes de las siete, volvía a la cama y ocultaba hasta el día siguiente su egolatría.
Cuando el despertador sonó a las seis y cuarto de la mañana, lo cogió desprevenido, observándose atentamente de perfil. Susana se rascó la cabeza, se estiró y se levantó rápidamente, justo en el momento en que el dio el gran salto.
La niña se vistió a toda prisa y asiendo su maleta se dispuso a irse de vacaciones durante todo el mes de agosto junto a sus padres, en la casita de la playa.
Desolado y maldiciendo su narcisismo, regresó a su atalaya, para volver a mirarse en el espejo. Y allí, poco a poco, el piojo languideció de hambre mientras adoraba su propia imagen.

JUN148. EXTREMA DELGADEZ, de Rosa Mª iglesias Yañez

Juan entra en casa, mientras, con las llaves abre la puerta, siente miedo, ese miedo que le prohíbe vivir a gusto cada día, cada minuto, ahogando su corazón inquieto.
Ya estoy en casa, cariño!!
La busca por todos los rincones, rezando por no encontrársela en el mismo sitio de siempre, en el santuario que ella se crea para destrozarlos a los dos.
Deja el maletín en el sofá, mira a su alrededor y los sonidos le alertan, se estremece y un escalofrío le recorre el cuerpo.
Entra en el baño donde sabe que ella está y del sobresalto se le caen las llaves que todavía no ha soltado.
Ella le mira con los ojos tristes y vacíos, desnuda, con los huesos marcados, por todo su cuerpo, sin un atisbo de curvas ni de carne, solo un esqueleto que refleja el espejo, figura cubierta de piel en la que hace mucho hubo algo.
Ya ha dejado de enfadarse con ella, la ignora aunque sepa que no está bien, pero no puede más, se da media vuelta, coge el maletín y sale por la puerta, quizás para nunca volver.

JUN147. FANTASMA, de Emma Rosa Rguez Glez

Esta mañana me llevé el mayor susto de mi vida: Cuando me miré en el espejo y no me vi reflejada comencé a palparme… El temor a estar muerta me paralizaba y ya no sentía latir mi corazón, como si la sangre, de repente, se hubiera escapado de mis venas para irse en busca de otro cuerpo…Con las pocas fuerzas que pude rescatar a mis sentidos me pellizqué los brazos… Pensando que quizá estaría muerta me arañé la cara, hasta que hasta que mis manos se fueron tiñendo de rojo, pero no dolía…Temiendo ser un fantasma de mi misma, el pánico me hizo empezar a gritar… Y en ese preciso momento…El espejo abrió los ojos y me pidió perdón por haberse dormido.

JUN146. LA INUTILIDAD DE LOS ESPEJOS, de Adrián Pérez Avendaño

En cuanto entra en la sala, todas las miradas se centran en él. Frankenstein y el Hombre Lobo le bailan el agua, la bruja hechicera esconde con disimulo su escoba en un acto de coquetería, una retahíla de zombis babean y se arremolinan a su alrededor y a Jason parece que se le dibujara una sonrisa en la cara. Desde siempre, Drácula ha tenido una atracción especial. Imanta y eclipsa al resto de los seres terroríficos de la noche. Aunque a veces, como ocurre en esta ocasión, su pelo excesivamente engominado tenga un aspecto grotesco, sus ojos parezcan asimétricos por el efecto de la pintura negra y la parte superior de su capa quede espolvoreada de un blancor difuso. Y es que no es fácil ir siempre como un pincel cuando no puedes verte reflejado en un espejo.

http://unmaldiaparaelpezplatano.wordpress.com/

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