Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

FEB135. A CADA UNO LE REJUVENECE LO QUE LE REJUVENECE, de Amparo Martínez Alonso

Mirando el retrato supe que nada sería igual a partir de aquel pie. “Escorzo imposible”, comentó el galerista a mis espaldas. Yo no entiendo de arte, yo entiendo de lo que entiendo. Hasta hace unos días yo era podólogo. “Llama la atención el dominio del sfumato, propio del Renacimiento italiano. Técnica introducida por Leonardo da…”. No quise interrumpirle (cada uno disfruta con lo que disfruta). Ese murmullo continuado me recordó a Rita. Cuando nos casamos creí que podría acostumbrarme a sus pies. Yo había visto toda clase de juanetes, uñeros, ojos de gallo, dedos en garfio… ¡Cada día odio más sus malditos pies! “Como el humo: sin líneas ni bordes. De ahí el nombre del óleo: Infinito.”… ¿Se puede aborrecer a alguien hasta el infinito por culpa de sus pies? El pie de la modelo llenaba el cuadro, consiguiendo espabilar mis deseos (a cada uno le pone lo que le pone). Compré el retrato. Lo colgué en nuestra habitación. Ahora es lo primero que veo al despertar y lo único cuando hacemos el amor… Rita dice que la jubilación me ha rejuvenecido.

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FEB134. SIN FLASH, de Yesica Primea Higuera

El frenazo hace marcas en el pavimento, se enciende la pantalla: la infancia,su madre le sonríe; se baña en su playa; huele el guiso de la abuela; va por un pasillo con mucha gente, un hombre la besa, ella a él; la aplauden junto a sus amigos, todos visten igual, la aplauden nuevamente, esta vez ella viste diferente entrando a una iglesia; se mira al espejo de perfil, ve su relieve; ahora se ve sonriendo como su madre,un niño la llama, ella vuelve la mirada, estira sus brazos para asirlo,no lo alcanza, el llora desesperadamente,ella también, se ahoga con sus lagrimas, una luz la enceguece, la obliga a cerrar los ojos, no quiere, pero no lo puede evitar.

Blog = yecoluna

FEB133. EL RETRATO DE LA MUERTE, Ignacio Rubio Arese

Pintarle el rostro a la muerte fue el proyecto más azaroso que acometiera en vida cierto imprudente artista de la ciudad de Brujas. Cuentan que el Maligno se hallaba detrás de la empresa. Que, para poder culminarla, el pintor pactó con él y se arrancó los ojos a cambio de su favor.
Largos meses trabajó en la negrura más absoluta, acaso sacudido por un estímulo que guiaba su brazo en infalibles pinceladas. Cuando el lienzo estuvo listo, lo cubrió con un paño y mandó llamar a los próceres de la urbe. Por desgracia, jamás recibiría mención ni parecer alguno. Al descorrer la tela, los congregados cayeron exánimes, uno tras otro, fulminados por el retrato más sublime que se exhibiera nunca en todo Flandes.

FEB132. RECUERDOS Y SUEÑOS, de Leticia Oliva

Te miro a través de recuerdos rotos, empañados por el paso del tiempo, azotados por lluvias de sal, aun no he decidido sí llegó por fin el tiempo de volar, sé que una vez que mis alas se abran no habrá vuelta atrás.
Miro la línea  construida, sonrisas, momentos, instantes,  muchos de ellos olvidados, mentiras, sacrificios y lagrimas. Y a pesar todo, no me arrepiento, lo disfrute, fui feliz aun cuando el odio logró en más de una ocasión hacerme dudar.
Siento que el momento ha llegado, dar el salto y dejar atrás todo aquello que me ata, elijo cuidadosamente mis tesoros más preciados, esas primeras sonrisas, las primeras caricias, el caminar de tu mano, ya no cabe mucho más.
Recuerdos atesorados en memoria y papel,  guardados celosamente en maletas que cargan más sueños que miedos.
La voz del alto parlante me avisa que el tiempo de aferrarme a mis recuerdos y seguir mis sueños ha llegado.

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FEB131. SÓLO UNO, de Pilar Pastor

Una tarde de invierno – cuando la lluvia había cesado, y los tímidos rayos de sol penetraban por la ventana proyectando luces y sombras sobre la pared – me senté en el sillón de la biblioteca, como cada tarde, para dar paso a los devaneos mentales que me provocaban las líneas y los colores que decoraban aquella pared.
¿Fue mi exaltada imaginación, o la luz incierta de la estancia, la responsable de que aquellas órbitas, onduladas e irregulares, aparecieran de pronto ante mis ojos como dos círculos de un blanco calcáreo y resplandeciente? No sabría decirlo porque, inmediatamente, una sensación de incontrolable ansiedad, una curiosidad devoradora hizo que me levantara del sillón para acercarme a la pared y quedarme casi petrificado frente al retrato. Mis ardorosas miradas habían descubierto aquel par de óvalos blancos que se ocultaban en la cuenca de sus ojos cadavéricos y a los que toda la familia hacía alusión.
Los había visto, ahora entendía por qué la abuela se paraba delante del retrato para decirle a mi padre:
– Él sí que fue un hombre de verdad, un hombre que siempre tuvo un par de … ¡y muy bien puestos!
La tarde cayó sobre mí, las luces se extinguieron, y yo me encontré de nuevo sentado en el sillón. Inmóvil, solitario, seguí sumido en la meditación:
– No me parezco al abuelo. Sólo tengo uno, como mi padre … pero el mío es … ¡¡¡ de dos yemas !!!

FEB130. EL TIEMPO APREMIA, de Asun Gárate Iguarán

El pintor está tardando demasiado en terminar el retrato familiar. Hace casi veinte años que posaron para él aquella primera y única vez. Lo hicieron unidos, serenos y confiados, dueños de su destino. Fue una sesión de fotografías, a partir de las cuales el pintor ha ido creando la pintura. Pero ya no parecen los mismos. Y puede que sientan tristeza y vergüenza al contemplarse como ya no son. Su imagen les hará sonrojarse o perder el color. Apartarán la vista dolidos. Quizás ahora la familia no quiera el cuadro.
Mientras retoca una mano, el tono de las mejillas, los cordones de un zapato, el artista piensa que ese retrato se ha convertido en la pesadilla de sus pinceles. Duda entre continuar o abandonar definitivamente.
Hasta que una mañana temprano la mujer se presenta en su taller. El lienzo permanece cubierto por una tela y el pintor hace ademán de ir a destaparlo. Ella le detiene con un gesto, no desea verlo. Pero le pide amablemente que se dé un poco de prisa: «Don Antonio, el tiempo pasa y yo estoy preocupada por su salud«. El maestro inclina la cabeza y pregunta sin malicia: «¿La del rey o la mía?«

FEB129. VUELVO VENCIDO A LA CASITA DE MIS VIEJOS… de Fernando Andrés Puga

Al fin, después de algunos años, volví. La llave que dormía en el fondo de mi vieja mochila abrió sin dificultad la cerradura. Entré sigilosamente. Quería sorprenderla.
Anduve por la casa hasta convencerme de que no había nadie. Dispuesto a esperarla me dirigí al cuarto de mi infancia y, para mi sorpresa, estaba intacto. Al ver apoyado en la misma repisa, sin una pizca de polvo, aquel retrato lujosamente enmarcado en el que luzco sonriente el día de mi graduación, un escalofrío punzante me recorrió la espalda.
Mientras enjuagaba mis mejillas, me sobresaltó el crujido de la puerta de calle. ¡Estaba aquí! Sin titubear, abrí la ventana, salté y corrí por la acera a toda velocidad, sin mirar atrás.
Sólo atiné, en el último instante, a dejar una breve nota junto al retrato.

FEB128. MALDITA CURIOSIDAD, de Isabelle Lebais

Aquel retrato en la exposición de Adrián me impactó, tuve una sensación muy desagradable, que me llevó a preguntar por él.
 Me contó que se trataba de la portada de una novela negra que nunca llegó a publicarse. El autor murió sin terminarla.
El retrato era oscuro, siniestro, escalofriante, con el rostro de un extraño hombre, con una mirada profunda y penetrante que destilaba maldad y seguro guardaba un horrible secreto. Mirarlo me hacía sentir incómoda.
Al día siguiente Adrián apareció en mi casa con el cuadro. Era un regalo.
Después de la primera impresión, se lo agradecí sacando las mayores dotes de interpretación que pude, mientras pensaba donde demonios iba a ponerlo para que no se viese demasiado.
Con toda naturalidad y sin pensarlo dos veces, descolgó una reproducción preciosa de Jim Warren que tardé meses en conseguir, y que presidía mi coqueto salón, armonizando perfectamente con la decoración, y allí lo colgó.
Se veía desde todos los ángulos. Estaba tan orgulloso de su obra que no pude decir nada, pero… ¡Era horrible!
Ahora cuando suena el timbre, si es él, en vez de ir a retocarme el maquillaje, salgo corriendo para colgarlo de nuevo.
Y todo, por preguntar.

A LA TERCERA VA LA… PALOMA¡¡¡

Acabamos de enterarnos de que tenemos representante para el REC de mañana… Y en esta ocasión creo que es la segunda vez que la anunciamos¡¡¡

Estamos encantados de acudir cada miércoles a anunciar una buena noticia… Así que mañana a las 17,30 hs de nuestro horario peninsular en la Cadena Ser, vamos a tener la ocasión de escuchar a 
PALOMA HIDALGO
que repite en la lista de los finalistas del REC (Relato en Cadena) concurso que convoca la Cadena Ser y la Escuela de Escritores!
Hasta que podamos leer su relato podéis visitar su web o leer Cromatismo, su última aportación ENTC…
¡¡No faltaremos a la cita!!

FEB127. Y SU NÚMERO ES EL 666, de Fernando Martínez

Entré en el despacho de padre el día que dimos por finalizada su búsqueda. Enseguida percibí la ausencia del abuelo. Su retrato había presidido aquella habitación desde que inauguró la factoría, pero padre quiso sustituirlo por uno propio al tomar las riendas del negocio. Sobre el escritorio hallé la factura de Monsieur Lombard, el estrafalario pintor que mi hermano Steven importó de Europa.

Media tarde. La casucha amenazaba desplomarse sobre el pequeño cementerio adyacente. Conté cinco inquilinos mientras aguardaba para entrar en la penumbra de un taller iluminado por media docena de velas colgadas del techo. Otras tantas alumbraban el nuevo retrato de padre. Lombard me escrutaba desde detrás del caballete. Me invitó a sentarme en un tajuelo. Acepté. Empezó a pintar. Bailaba alrededor del lienzo esgrimiendo el pincel. A media noche, Lombard dio el combate por finalizado. Me invitó a salir.

Un vez fuera recordé para qué había venido. Llamé. Silencio. Entré en el cementerio buscando otra puerta. Había contado mal. No había cinco lápidas, sino seis. La luz del farol alcanzaba a iluminar dos. Me acerqué a leer la inscripción de la primera. ¡Imposible, Era de padre! La otra… la otra era mía.

http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/

FEB126. EL RETRATO, de Jesús Coronado

Apago el cigarrillo en el portal de la casa. A María no le gustaba que fumara, decía que el olor a tabaco impregnaba las cortinas. Pobre María, el que fuma soy yo, pero la enfermedad se la ha llevado a ella.
Al abrir la puerta la soledad empieza a pesar sobre mi espalda y el silencio, ahora extraño, lo encuentro denso y difícil de respirar. Cincuenta años son muchos para compartir, y esta casa es tan grande. Entro a la cocina. Ahí sigue su taza de café, la que no pudo terminar. Su marca de carmín destaca sobre el blanco de la porcelana. Siempre con sus labios pintados.
Con lágrimas contenidas sigo enfrentándome a los recuerdos, y a la voz que resuena en mi cabeza desde que abrí la puerta. Una voz que me lleva hasta el retrato más escondido y olvidado de la estancia. Un retrato que me hace sentir viejo por momentos al mirarlo. Un retratado que al mirarme, rejuvenece al instante.

 www.conelmaramisespaldas.blogspot.es

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