Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

SEP132. ES ÉPOCA DE SIDRA, de Fina Fernández Fernández

El otoño reinaba a sus anchas y la estampa que se veía lo corroboraba: La temperatura empezaba a refrescar, caían las hojas de los árboles como fruta madura, la hierba estaba enrojeciendo y se veían unos nubarrones que presagiaban que no tardaría en llover. La ventolada  de ayer vertió el prau lleno de manzanas y los topos se estaban dando un gran festín. Es época de preparar la sidra.
Desmontamos el llagar y una vez limpio, enchufamos la trituradora e hicimos correr el agua por donde hoy irá la fruta. Fregamos el barreño donde caerá el líquido color miel. Metimos también en el agua embudos y coladores. Una vez recogidas las manzanas, las lavamos, troceamos y las pusimos en el llagar. De cuarenta y cinco kilos de manzanas saldrán unos treinta y tres litros de zumo, y llenaremos las botellas que repartiremos entre familia y amigos. Nosotros nos quedamos con ocho, suficientes para  saborear la primera sidra dulce del año. Recién salida, nos sabe demasiado a zumo. Nos gusta que pasen unos días, que empiece a picar un poco. A cada poco te encuentras sin saber por qué sirvientote un vaso y… ¡salud!

 Blog = finola

SEP131. MACEDONIA, de Pablo Vázquez Pérez

Era el final del verano y seguía haciendo mucho calor. Los aldeanos se refrescaban a la sombra, junto al río. Cuando aparecieron las primeras aletas afiladas, emergiendo fuera del agua, nadie se extrañó. A los tiburones les encantaban las manzanas y las peras, sobre todo las de los árboles frutales que lindaban allí con la orilla. Devoraron todas las frutas que flotaban sobre el agua del cauce, sin dejar ni un solo rabito, ni unas semillas.
Aunque, días antes, los paisanos del lugar se lo habían pasado mejor con la visita de los delfines, más simpáticos y agradecidos.

 http://pablosinbulla.blogspot.com.es/

SEP130. EL PESQUISIDOR, de Jose Vicente Pérez Bris

Olmedo fue un gacetillero sin escrúpulos. Desde su famosa columna periodística, “El Pesquisidor”, atacó a personajes públicos de la ciudad. Difamaba a políticos, actores, gentes del mundillo rosa o de la televisión.
Sus víctimas también eran abogados, promotores inmobiliarios o grandes chefs.
La estrategia estaba sutilmente programada. Primero, arrastraba su prestigio y honorabilidad por los suelos. Luego, les hacía chantaje, amparado en su poder mediático.
Cuando iban cayendo, como fruta madura, pagaban la extorsión y el columnista les iba devolviendo la credibilidad con cuentagotas. Su tira se convirtió en un péndulo entre la difamación y la verdad.
Se enteró de que un famoso chef andaba retrasado con los pagos. La reforma del restaurante, un figón de lujo situado en el centro, estaba acumulando facturas impagadas.
Olmedo, viendo su oportunidad, se citó con el restaurador. Le propuso un trato: un veinticinco por ciento del negocio, a cambio de buscarle tres inversores que pagaran las minutas.
Acuciado por los acreedores, el cocinero aceptó la sociedad. Los financieros no eran hermanitas de la caridad, precisamente.
“El pesquisidor” cometió su primer error en muchos años. Descubrió tarde que uno de los promotores era un mafioso.
El final de la historia está aún abierto.

SEP129. EL SABOR DE LA FELICIDAD, de Rosa Molina

Querido hijo:
¿Nunca te hablé de Eva? Era la hija de la frutera del pueblo, siempre rodeada por la ingenua forma de las peras, por el olor de las  manzanas que pesaba en la romana. Durante años balbuceamos pedidos y precios, pero nuestra inmadurez nos separó y ambos, por senderos y parejas distintas, culminamos vidas correctas, regladas, hasta que ahora, muchos años después y otra vez solos, nos hemos reencontrado. En cuanto la vi dejé de sentirme vacío, cerrado, nadie. Mi soledad se agarró a su alegría tratando de adivinar qué porción de sufrimiento traía ella consigo, pero en sus ojos sólo vi la certeza de saber que la vejez es efímera, que es posible vivir sin memoria ni previsión,  que la vida queda grabada en los surcos de la piel, en la forma de los huesos. Así que, tras una furiosa afirmación mutua, instalados en una felicidad definitiva, hemos decidido huir, abandonar esta residencia a la que llegamos con la sumisión de sabernos abandonados, para vivir de nuevo, con el corazón lleno de sabor y saber.
Hijo, quiere a los tuyos y recuerda: la vida, cuanto más madura, más sabia y efímera, como la fruta.
Os quiere,
Papá.

SEP128. SABIO REFRÁN EN ÉPOCA DE MAGIA, de Laura Garrido Barrera

Una noche fría y oscura, se encontraba don Mendo, vestido con un traje gris y apolillado, ensayando sus trucos de magia bajo un castaño frondoso. Pasó el señor boticario, le dio las buenas noches y ni siquiera le preguntó de qué truco se trataba. Los habitantes del pueblo estaban acostumbrados a las nocturnidades del mago, que sólo ensayaba de noche por miedo a ser descubierto. Anduvo el hombre cambiando de árbol según estuviera la luna. Si menguante en el castaño, si creciente en el manzano, si nueva en el naranjo y si llena en el limonero. Pero a pesar de todo, el truco se le resistía. Pasó un extranjero una noche de luna nueva, y tropezó con don Mendo bajo el árbol. – –Apártese buen hombre – le gritó el mago – ¿no ve que estoy a punto de conseguirlo?.  Y decir esto y  cayó sobre sus cabezas una gran vaca lechera.  Al día siguiente, los encontraron en el suelo malheridos y golpeados. La señora Tomasa rió mucho al verlos :
-Ya le dije que era cuestión de madurez, que todo lo que sube, baja, y que no es época de buena leche.

 http://demispalabrasylasvuestras.blogspot.com.es

SEP127. LA CAMPANA, de Ulises Abraham Torres Díaz

EL SOL HABIA ENCENDIDO TODOS SUS MOTORES Y  CAIA PESADAMENTE SOBRE EL ROSTRO DE LOS HOMBRES, SUS ROPAS DE MANTA ALIVIABAN UN POCO EL SOFOCANTE CALOR, SUS PIELES DORADAS LLENAS DE ATARDECERES PARECIAN ROMPERSE, COMO SI ALGO DENTRO DE ELLOS QUISIERA ESCAPAR Y LA PIEL LOS CONTUVIERA, PERO AUN HABIA PALABRAS EN SUS LABIOS Y SUS OJOS SE NEGABAN A APAGARSE; NADIE SUPO COMO SUCEDIO O QUIZA NO SE ATREVEN A DECIRLO, PERO FUE EN AQUELLA CASA, DONDE POR LAS NOCHES LAS PALABRAS DABAN FUERZA Y LOS CORAZONES LATIAN MAS DE PRISA, Y POR LAS MAÑANAS A FINGIR, COMO SI NADA PASARA, COMO SI LAS CADENAS RESULTARAN COMODAS, PERO LA SEMILLA SE HABIA PLANTADO HACIA YA TRES SIGLOS Y QUIZA LA FRUTA ESTABA MADURA, MUCHOS HABIAN MUERTO, PERO ESTABAN LISTOS PARA RESURGIR, CABALLEROS AGUILA Y GUERREROS ANCESTRALES HABIAN VUELTO, ALGUNOS DICEN QUE JAMAS SE FUERON, Y TODO SE MEZCLO, UN PRECIPITADO BREBAJE NOCTURNO Y DE REPENTE, EL CURA, Y DESPUES LOS GRITOS, Y DESPUES LA CAMPANA, REPICANDO DESDE LO ALTO DE LA PARROQUIA,Y OTRA VEZ LA CAMPANA COMO NO OIRLA, PARECIA QUE CAIA AGITANDO LA POLVORA, INVITANDO A TODOS A OBSERVARLA A PUNTO DE CAER….COMO FRUTA MADURA

SEP126. MADUREZ, de Sara Lew

“Ya no es momento de perderse” piensa Carla mientras tantea en la espesura el rumbo a seguir, pero el ocaso —que no espera— la encuentra en plena incertidumbre. El monstruo que la acompaña aspira gravemente ese aire cargado de aprensión y se ensancha.
Unos frutos rojos que relucen en el suelo la devuelven al camino, y ella avanza saboreando la estela rica y jugosa que dejan. El monstruo, contagiado de esa atmósfera apacible, suspira y se desinfla. Carla continúa así —como extasiada— hasta que la brisa nocturna se convierte en un viento fuerte y bochornoso, de esos que presagian tormenta. Entra en pánico al pensar que no hallará cobijo en medio del bosque, y el monstruo que va a su lado se expande. Truena y comienza a llover. El monstruo crece aún más, empapado de terror. Carla camina a trompicones, apartando la maleza mojada y las ramas zamarreadas por el viento, hasta que se topa con un barranco. Desesperada, no ve ninguna salida. Entonces el monstruo se hincha tanto que asciende convertido en un inmenso globo a punto de estallar, y ella se lanza al vacío, justo a tiempo de asirse de su cola. El monstruo, aliviado, suspira.
 
 http://microrelatosilustrados.blogspot.com.es/

SEP125. CREADOR DE MUNDOS, de Maribel Martínez Montoro

Tus labios jugosos, invitándome a besarlos, tu cuerpo con ese olor a libertad impregnado en sus poros y la lascivia de tus movimientos que insinuantes provocan mi excitación. Procuro no acercarme demasiado para no caer en la tentación, pero me conoces, sabes que caeré, que en mis sueños todas las noches vuelo hacia tu regazo y con lágrimas en los ojos me dejo amar hasta el amanecer, cuando la luna desaparece y el sol con su nitidez abre todas las puertas y ventanas de mi alma.
Cuando llega la noche y en brazos de Morfeo me acuno, entre mis piernas, como fruta madura, cae el jugoso alimento que crea tus sueños. Nuestros cuerpos se convierten mutuamente en grandes lagos, ríos y mares dónde la vida llama a la vida y nada se detiene. Es en ese instante cuando juntos volamos por cielos luminosos, y grandes margaritas blancas ponen sus pétalos a nuestra disposición para que nos amemos. El fruto de nuestros abrazos cae rodando por nuestros cuerpos, justo en el momento en que las estrellas explosionan en fuegos artificiales y son los mundos bajo los mares los que surgen creando nuestras ciudades.

 http://tecuentohasta6.blogspot.com.es/

Y LA ÚLTIMA INSPIRACIÓN… LLEGA DE NICARAGUA

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.
(…)
No. 

Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.
Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.

(Lectura propuesta por Begoña Heredia)

SEP124. OTOÑO, LA LEVADURA DE LA TIERRA, de Sisinio Hernán Aguilar

Después de una primavera y verano boyantes y perfumados. Fernando despertó una mañana de sol y vio con asombro que la ciudad vivía un otoño dorado de castaños que disparaban sus frutos maduros y explosivos sobre los transeúntes y autos estacionados en las calles. Los proyectiles descascarados habían interrumpido el tráfico.
Se había prolongado el verano y las noches eran caldeadas. La radio informaba sobre  la insólita temporada de cosecha que nadie sabía explicar. Mas cuando vieron aparecer por la tarde unas raras aves negras en los tejados de la ciudad, creció la zozobra en la población. Los institutos apenas informaban sobre cambios climáticos, pero nada sobre las nuevas especies que aparecían a ojos vistas. Habían escarabajos, hormigas y arácnidos paseando por las calles. Parecía que la naturaleza sufría trastornos. Cundió el pánico y también Fernando se unió a las largas caravanas para huir de la ciudad.
La espera se hacia larga. Las vías de salida estaban congestionadas. Fernando desconcertado por cada minuto que pasaba creía ver crecer una nueva hoja verde. Los pájaros negros, de ojos encendidos de rara especie, se avecinaron y posaron en los árboles cercanos. Todos los conductores comprendieron entonces y cerraron sus ventanas.

SEP123. NEWTON COMPRENDE LA GRAVEDAD DEL ASUNTO, de Ignacio Feito

Sentado a la sombra de un fresno de Lincolnshire, Newton anda releyendo el drama del paraíso y sobre el versículo 2.23 o 2.24 el sueño lo vence poco a poco y se le nubla la vista.
Lo justo para soñar con Eva desnuda y la manzanita que le tiende al bárbaro toda redondita, asadita con caramelo de ese que emboba la lengua y embadurna la glotis, para entonces el bestia abrasado ya se le abalanza.
Entonces  Newton percibe las masas de los dos cuerpos que se atraen entre sí, la escasa distancia entre ambos, percibe incluso el vector unitario que indica la dirección del movimiento, todo de carne palpitante.
Y entre sueños se percata de que la fuerza que ejerce una masa Adán sobre otra  masa Eva es directamente proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa.
Siendo G el punto de ella que es constante y desconocido.
Ellos se dormirán, se despertarán, se aburrirán y se alejarán finalmente del árbol de la ciencia indocumentados, ignorados, comerciantes, oficinistas, diputados.
La verdad es que Newton quedóse dormido y a la ensoñación llamaron luego observación.
Como fruta madura, decía el muy tunante.

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