Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

AGO69. TRANSMUTACIÓN, de Sara Lew

Por las noches, las sábanas rayadas de Hugo  —un taheño pecoso de diez años— se transformaban en las velas de un drakkar, y él en un jefe vikingo dispuesto a hacerle frente al más bravo mar. Junto a sus remeros se embarcaba en expediciones feroces y protagonizaba brutales abordajes. En un incesante resonar de hachas y espadas, el gélido azul marino de las aguas se teñía del rojo implacable de la sangre.

A la mañana siguiente, a la hora del recreo, Hugo presumía ante sus amigos de aquellas hazañas, exhibiendo como trofeo sus múltiples heridas.
Su día transcurría en una continua espera de ese mágico momento, después de la cena, en que se encerraba en su cuarto, se sentaba en la cama y desenvolvía el tapiz donde guardaba las runas. Era entonces cuando Hugo invocaba a Odín barajando las piedras y se transportaba a otro lugar y a otro tiempo. Y a su vez Harek, un poderoso vikingo del Mar del Norte, se convertía en un niño.

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AGO68. EL PESCADOR DE LÁGRIMAS, de Javier Ximens

En Ibiza, enganchada entre sus redes, un pescador ha recuperado un ánfora fenicia llena de lágrimas. Lo supo por el aroma de llanto. Son de las mujeres de los pescadores que la mar se quedó. En una de ellas, la más grande y cristalina, le ha parecido ver el rostro de su padre y ha sentido la fragancia de su madre.
Después de abismar la vasija en el azul y empujado por brisas de gaviotas, ha remado rápido a puerto con deseos de abrazar a su mujer y decirle a su madre, con voz afable, que ya no hace falta que vuelva a llorar en el acantilado.

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AGO67. CELOS, de Emilio Magdalena

Hay tempestad en la costa, el viento parece gritar irascible y ensordecedor, las olas golpean el aire con furia de espuma y se estrellan violentamente contra las orillas. En la playa, la arena se arremolina con saña y golpea las ropas y el pelo de los pocos paseantes que se aventuran a salir. No hay sol que pueda calentar este lugar. Ni paz para sus habitantes desde que la joven de ojos azules vino a vivir al pueblo.

AGO66. MAR, de Silvana Courty

Ávida de este mar, que me mira y me columpia. Se burla de mí y me imita.  Se muestra sereno, cautiva con su suavidad,  invita a mojarse y entregarse ante su inmenso descanso.
Sin aviso despierta y te sacude con su bravura, se despereza  ante tus ojos atónitos, te salpica y escupe su rabia como  volcán dejando en claro su energía.  Otra vez en calma te observa y solo se echa a reír. Sus risas te enamoran, te relajan y te alivian, pronto te acunará otra vez. Gozarás con su frescura, te alegrarás con su balada, te regalará su sabor y penarás de sed al paladearlo. Te llevará sobre su nombre permitiéndote descansar, podrás flotar sobre sus aguas y así te admitirá avanzar.
 Mi mar es bello, inmenso y peligroso. Apurado y tranquilo. Azul desaforado, intenso. Verde plácido, pacífico. Disfrútame, mi  nombre es Mar.

 Blog = parafraseandoideas

AGO64. ¡VENGA A NOSOTR@S TU REINO!, de María José Padilla Jiménez

Si el azul es marino pienso automáticamente en el uniforme del colegio, mi colegio de monjas. Me enseñaron a rezar sin explicarme lo que querían decir mis oraciones. ¿Qué quiere decir: santificado sea tu nombre? ¿Elevar a los altares un nombre? ¿El nombre de quién? ¿El nombre de Dios? ¿Pero Dios necesita eso? ¡Cómo si no fuera ya Santo! ¿Que reconocimiento necesita el que todo lo es, lo fue y lo será? No lo entiendo. Y eso de: venga a nosotros tu reino. Es raro. ¿Cuántos reinos? ¿Se puede estar fuera del reino de Dios? Parece que sí. ¿Existirá el reino del diablo? Supongamos que existe el reino del diablo. ¿Quién es el diablo? ¿Alguien feo que nos asusta? No creo que sea feo pero nos asusta. El diablo es el miedo. El miedo que sentimos, el que tenemos metido en el cuerpo, el que nos hace hacer lo contrario de lo que queremos, el que quita la libertad. ¿Será el reino de Dios el reino de los sin-miedo? ¿El de los libres de miedo? ¿El de los que hacen lo que son? ¿El de los que son lo que hacen? ¡Sí, eso lo entiendo! ¡Venga a nosotr@s tu reino!

AGO63. LA CARACOLA, de Maricarmen Brun Martín

Amaba el mar. Disfrutaba contemplando sus aguas azules y plácidas, en las hermosas mañanas del mes de Julio e inspiraba profundamente el intenso olor marino que desprendían las algas, depositadas en la playa durante la bajamar.
Un día, paseando por la playa, encontró una preciosa caracola, cuyo nácar de tonos irisados, resplandecía bajo los rayos del sol. –Me la quedaré, así podré tener el mar siempre conmigo- se dijo.
Pasado algún tiempo, en las profundidades del océano, los reyes del mar celebraron una gran fiesta. Todos los invitados debían acudir con sus mejores galas.
 Cuando llegó el día señalado, la reina del mar apareció espléndida. Pero el rey notó que le faltaba algo y le preguntó:-¿No luces la preciosa caracola que te regalé?
-La perdí en la playa- contestó apenada.
Inmediatamente, el rey del mar, convocó a todas sus vasallas las olas y les ordenó que buscaran por mares y océanos aquella preciosa joya.
Desde aquel día, las olas rastrean incansables todas las playas, los mas abruptos rincones y acantilados del planeta, sin haberla encontrado, mientras que ella la guarda en su escritorio como su mas preciado tesoro.

AGO62. AZUL OSCURO, CASI NEGRO, de Josema P. Carpintero

Mamá se acaricia la barriga. Papá sonríe. Cogen mi mano y la colocan sobre el abultado vientre de ella. Algo se ha movido dentro. Mamá me explica que es mi hermanito que está flotando tranquilo en el interior de esa enorme parte de su cuerpo. Estamos en su futura habitación, es muy diferente a la mía, la han pintado en tonos celestes y han decorado las paredes con un mar con olas y peces. Sobre la alfombra hay unos peluches que nunca había visto: una gran ballena, un pulpo y  una réplica muy bonita de Nemo. El techo es azul oscuro, casi negro, y han colocado en él unas estrellas luminosas que cuando apagas la luz siguen brillando.
Mamá me acerca a la cuna de madera, tiene forma de barco y la cabecera simula un timón muy gracioso. Siento que ese pedazo de mar cercano a mi cuarto pondrá mi mundo patas arriba; en la suave tranquilad de mi cama-palacio color rosa palo abrazo muy fuerte a mi muñeca Lea, le pido que se quede conmigo y le prometo que cuando nazca mi hermano-pez, los tres navegaremos en su cuna-velero y ella llevará el timón; un miedo que no conocía me hace temer que prefiera irse con él a su mundo líquido y azul. Lea es una sirena.

AGO61. AZUL…MARINO, de Teresa Oteo

El azul marino guio mi vida.
Nací niño, en aquella época no se hacían ecografías y mi madre no lo supo hasta el momento del parto; pero ya tenía un cuco esperándome de color azul…marino.
Mi primer uniforme del colegio: pantalón gris y jersey azul…marino.
Aquel abrigo de los domingos con el que me llevaban a misa era también azul…marino.
En mi primera comunión fui de almirante: pantalón blanco y chaqueta azul…marino; el libro de escolaridad del instituto, la rebeca de aquella chica que conocí un verano en Fuengirola y la toga que llevé el día de mi graduación en la universidad, todo azul…marino.
El vestido que llevaba mi suegra el día de mi boda: azul…marino y el traje con el que enterramos a mi padre, el mejor que tenía era azul, azul…marino.
Aquel coche adelantando en prohibido que me sacó de la carretera y acabó con mi vida; apenas alcancé a distinguir el color pero era también azul, azul…marino.
Por fin… un fundido en negro. O quizá sea… azul, azul…marino.

AGO60. ILUSIONES TRUNCADAS, de Amparo Hoyos Sanchis

  Todos los días, al atardecer, Beth y Christian salen a pasear por  la playa acompañados de su perro. A esas horas el calor cede y el agua  muestra su tono azul   brindándoles calma y serenidad. Caminan silenciosos mientras las olas lamen  sus pies desnudos con ritmo constante. Miran hacia el  horizonte donde  reposan sus sueños bajo la profundidad de las gélidas corrientes.
Sus manos no se sueltan mientras los recuerdos viajan en el tiempo hasta situarse en la cubierta de aquel enorme barco: “La noche era agradable y la música de una pequeña orquesta custodiaba su reciente noviazgo. Las cálidas luces se reflejaban en el escaso oleaje causando una especie de hechizo. Nadie escuchó el golpe, los músicos no dejaron su tarea y la confusión tardó en llegar hasta ellos. No pudieron alcanzar ningún bote salvavidas. El helado fondo marino se convirtió en la sepultura de miles de ilusiones truncadas”.
– “Mamá ese perro parece perdido…, sin embargo, mira hacia arriba como si alguien le estuviese hablando. Ahora corre como si buscara alguna piedra para devolverla a sus dueños. Mamá…, en la arena hay huellas de pies, pero no hay nadie caminando …”

 www.ficcionesdeamparo.blogspot.com

AGO59. UNO, de Mei Morán

Añil hizo llegar los azulejos por el valle, camuflados en las alforjas de las mulas. Cuando llegaban al pie del edificio obligaba a los hombres a salir del pueblo con los ojos vendados, diseminados y en múltiples direcciones, para que no pudieran recordar el lugar. Los albañiles trabajaban de noche, a la tímida luz de la luna y después de dos días de labor, eran sustituidos por otros, que también venían de lejos. Pasaron algunos meses y la obra quedó terminada. Añil cerró por dentro la modesta casa, a cal y canto. Y tiró la llave en el pozo que se encontraba en el centro del patio. Al lado, se elevaba el complicado laberinto vertical de baldosas índigo. Subió los peldaños empinados de la fantástica construcción. En una última inclinación alargó las manos. Introdujo sus dedos huesudos en lo denso de la bóveda celeste y acabó fundiéndose con el azul, tan profundo como el del mar.

 meimoran.blogspot.com

AGO58. SONIDOS INTERIORES, de Mar Horno García

En el tejado vive un grillo. Por las noches baja a casa y se mete en mi cabeza para amenizar mis sueños con chirridos de estrellas y cricrís azul marino. Su canto es un bálsamo fresco y escandaloso que cauteriza las heridas. Muy temprano, antes de irme a trabajar, lo saco de mi oreja y lo dejo en la mesita de noche. A veces, olvida subir a su azotea y se queda junto al tictac del despertador, mirando las burbujas del vaso de agua. Sabe que volveré al anochecer, derrotado por un desesperado miedo a estar a solas conmigo mismo y me lo meteré en la boca acompañado de un largo trago de ginebra, como si fuese una píldora negra contra el brutal insomnio. Cri-cri, sintiendo sus estridentes sonidos en mis extrañas aguanto los envites de la culpa. Cri-cri, y alcanzo a silenciar el ruido oxidado de rejas que se cierran. Cri-cri, y consigo acallar  los gritos mudos de los ejecutados.

 http://marhorno.blogspot.com.es/

AGO57. CUESTIÓN DE TONOS, de Inmaculada Rodríguez Flores

Llegó a casa bien entrada la tarde.  Era verano,  llevaba los pies levemente hinchados, y con tanto calor lo único que deseaba era tumbarse en el sofá.
Su esposa corrió a su lado, besó su mejilla e intentó abrazarle..
—       Estoy cansado — contestó Benji con frialdad.
—       Está bien, prepararé un té helado, sé que te encanta — contestó Grace con cariño.
Mientras el marido se duchaba, ella preparó un té con limón frío y algo ligero para cenar. Sabía que había tenido un día horrible. Además, con tanta crisis no había conseguido cobrar las facturas  pendientes. Eso era lo que le tenía de tan mal humor.
—       ¡Prepárame una de esas pastillas azul marino que lo curan todo…! Me duele mucho la cabeza… — gritó Benji desde el cuarto de baño.
—       Por supuesto, amor. — contestó Grace.
Ni corta ni perezosa le sirvió, junto al té frío, lo que el marido había solicitado.
Al rato, Benji tenía un enorme “calentón”. No lo comprendía, había llegado con una enorme jaqueca y al  tomar su “antalgín”, no sólo había mejorado su salud, sino su energía.
Desde el dormitorio Grace sonríe. Nunca le ha gustado desobedecer a su marido…sólo que confundió el tono del azul, a su favor.

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