Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

NOV61. MALDAD FLORECIENTE, de Alfonso Carabias Antúnez

Todo era bello al principio, como en un frondoso jardín donde florecen instintivamente rosas y amapolas al ritmo de la tibia primavera.
Su cotidianidad se regaba a diario con amor y miradas cómplices, fruto de las cuales llegaron sus retoños, que fueron acogidos en ese jardín con alegría y cariño, como un paso más y bien dado.
Su mujer e hijos florecían día a día ante la admiración de todos mientras él se iba apartando del sendero correcto de la vida como árbol que crece torcido y no tiene poste de apoyo.
De ahí surgió un odio de si mismo que le comía por dentro calcinando lo que antaño fue amor, respeto y pasión; y que se extendió como fuego abrasador sobre el jardín que antaño quiso, empezando por los retoños, pequeños, débiles, siempre débiles y expuestos siempre a cualquier mal designio.
El fuego se extendió hasta casi acabar con la flor más bella del jardín, pero en el último suspiro, presa de sus recuerdos y de la culpa, prefirió consumirse solo, hastiado y acongojado de sus actos.
 Los rescoldos del fuego hicieron que la flor, marchita de dolor, muriera días después dejando calcinado de odio un jardín de vida.

 http://pensamientodinamico2010.blogspot.com.es/

NOV60. MIEDO, de Mercedes Solsona Guillén

Nuria con los lagrimales secos, la vergüenza embargada y la lengua muda, no ha conseguido nunca contar la verdad, verdad que lleva apilando en los bolsillos de su memoria  con cadencia infinita.
En esta ocasión, Manuel se ha ensañado en la sinrazón de la fuerza y Nuria, rota una vez  más, acude al hospital sola, allí, cursan una denuncia que ella, jamás confirmará…
Así se enteró su hermana y como el fuego corrió la noticia entre su gente; Manuel, sin control, propina necias palizas a Nuria de las que dejan marcas, también en el corazón.
En la soledad de las noches tranquilas, me reúno con un hidalgo de armadura tornasolada, fabulo contemplando como el viento enreda mis cabellos entre sus dedos, tornándose todo liviano y grácil a mis ojos. Viene de lejos galopando en una yegua blanca, es un caballero de pelo rubio como el trigo y catadura buena como el pan. Sé que un día me salvará del malvado dragón que habita mi casa, de ese bicéfalo animal  que destruye todo lo que manosea. Sé que segará su existencia de cuajo como el fuego arrasa un rastrojo seco y abandonado. Sé que soy Nuria y él, es Diego

NOV59. ENCUENTRO, de Teresa Elena Hernández Villagómez

Hola, vaya sorpresa…
Un beso rápido en la mejilla después de tanto tiempo, un andén, un encuentro, un par de frases intrascendentes, los caminos en sentidos opuestos.
Más no es tan corto un instante para buscar el ardor de tus ojos, esa mirada que como el fuego es capaz de calcinar la ropa que traigo encima. Pero al encontrarme con ellos, una gris capa obstaculizó mi visión.
El tren llegó, un simple adiós con la promesa de siempre de que llamarás…
Abordé quedándome de frente, con la mano levantada para despedirme. Cuando la puerta cerró y comenzamos a avanzar, en la ventana vi mi propia mirada reflejarse. Tampoco ardía fuego ya, éramos humo de pasión que se apagó.
Nunca llamaste más…

NOV58. UN CANTO A LA CIVILIZACIÓN, de Amparo Martínez Alonso

Ella siente fuego en la cara. Él la zarandea entre gritos e insultos. Ella quiere mirar, pero no; intenta defenderse, pero no; trata de escapar,… pero tampoco puede. Rota, deformada se esconde entre el miedo y su túnica azul.

—El control del fuego supuso un hito en la historia de la civilización. Los antropólogos sostienen que fue el homo erectus el primero en controlar el fuego.
—¡Menudo rollo de prehistoria!
La chica de las gafas azules prefiere las matemáticas y el inglés… Garabatea en su cuaderno una gran nave espacial.
—Te va a ver el profe…
—¡Y me va a arrastrar de los pelos como un cavernícola! —le susurra, mientras se quita sus gafas azules para hacer muecas, imitando a un mono.

La chica de la túnica azul no sabe qué homínido controló el fuego. Acurrucada en la calle, mientras el ácido deforma su rostro, siente un golpe en la cabeza… ¡Se lo merecía! La chica de la túnica azul ya no grita, no se mueve.

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NOV57. FIEBRE, de Luisa Hurtado González

Mientras trajino por la chabola, la vigilo. Alimento el fuego, compruebo que tengo agua caliente y barro en silencio sin apenas levantar el polvo del suelo. Todo mi ser está volcado en ella, en mi pequeña, en vigilar el movimiento de su pecho, en su  fiebre. Mientras escucho como delira, recorro otra vez el espacio que forman las cuatro paredes que nos protegen del frío y por las que sigue colándose el aire del invierno. Temo por ella y por nosotros; temo por lo que sería de nosotros sin ella.
        Se abre la puerta, es él, la cierra corriendo. Compruebo que ha adelgazado estos días, que está más viejo; pero me parece que su gesto está algo más relajado mientras rebusca entre sus ropas ansioso. Con cuidado y con una sonrisa, me muestra una pequeña botella llena de un líquido color ocre; sé lo que es, la medicina que venden los buhoneros de la ciudadela. No sé cómo lo ha logrado pero yo también sonrío, ahora sé que la niña se curará y, mientras hago que beba un poco, doy gracias a Dios y rezo.

 http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/

NOV56. BRUNA, de Ginette Gilart

Marzo 1244:
Los ojos de Bruna refulgían como el fuego, como el fuego de la hoguera que la esperaba. Erguida y serena, iba caminando con los demás cátaros por no haber renunciado a su fe.
Recordaba el asedio sufrido durante meses en el castillo de Montségur, en lo alto de la montaña. Cuanto más se acercaba al fuego, más brillaban sus ojos. No tenía miedo, pues iba a encontrarse con el Padre y atrás dejaba este mundo de sangre y fuego.
Además, regresaría…
En las noches de tormenta, suele aparecer una Dama Blanca cerca de las ruinas del castillo. Baila y canta canciones tristes. Dicen que en la zona del “Prat del Cremats” se puede percibir una energía poderosa … son las almas de los que allí perecieron.

 http://cantabriaendoslatidos.wordpress.com/

NOV55. IGNACIO, de Fran Rubio

La causa estaba clara: intencionado. El autor, un misterio que todos pretendían no saber. Mil conjeturas, cada vecino su propia versión, mil versiones. Por el día, las cenizas lo matizaban todo, infundiendo al pueblo un aspecto de castigo divino, de fin del mundo. Por las noches, mientras duró, el espectáculo era impresionante, surrealista. Todos subíamos a la plaza de arriba para contemplar con una mezcla de maravilla y horror el amenazante cerco de fuego que perfilaban las montañas y que una semana de brigadas e hidroaviones no habían logrado apagar. Ignacio, siempre solo bajo el olmo, era el último en irse a casa: se quedaba hipnótico mirando el fuego. Desde que regresó del ejército no era el mismo.
Días después de sofocado, aún desprendía calor la tierra; el río bajaba ennegrecido e Ignacio, con la mirada vacía, deambulaba de bar en bar. Siempre estaba fumando. En aquellos días, ya no se hablaba con nadie.

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NOV54. INCANDESCENCIA, de Paloma Hidalgo Díez

                   Al
                 borde
           de la carretera,
        como cada atardecer,
      ella esperaba engalanada
       con su vestido amarillo.
         Él, ciego de amor,
             acudía puntual
                todos los
                   días
en busca de ese deseado momento de
intimidad que nunca llegaba.Mientras daba vueltas y más vueltas intentando acercarse, le parecía  tan bella como inalcanzable, siempre rodeada de su cohorte de admiradores. Una noche por fin se atrevió a besarla. Durante
 un instante sintió el fuego de una pasión que habría podido ser eterna. Después, mientras  caía herido de muerte, el mosquito miró por última
vez la luz cegadora de su amada farola.

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NOV53. LEY DE VIDA, de Fernando Andrés Puga

Cuando lo vio subir al bote dispuesto a todo, Calíope cayó de rodillas, juntó las manos y con los ojos rojos de llanto, imploró:
—¡Ay, barquero! ¡Díselo! A mí no me escucha. Dile que no baje al inframundo. Dile que la olvide. Convéncelo. Aunque jamás podrá rescatarla del abrazo del fuego, está tan enceguecido que persiste en la idea por más que nadie dé apoyo a su locura. ¿Es que no teme a las llamas que como arrebatados tentáculos obstruyen el camino? ¿No le basta con el amoroso cobijo que le brinda mi regazo y el aroma tibio de las sábanas del lecho donde lo acuno cada noche? ¿Qué busca? ¿Arder en otros brazos? ¡Ay! No lo cruces, te lo ruego. Que no baje hasta el reino de Hades. ¿No ves que acabarán mis esperanzas? Si vuelve, será con Eurídice; será porque pactó con el señor del fuego. Si no, es que acabó quemándose hasta no ser más que cenizas. Dime: ¿Es que ni matándola he podido alejar a esa ramera de mi niño?
Inmune a toda súplica, Caronte cruzará plácidamente el Estigia llevando a Orfeo a la otra orilla. Carece de poder para cambiar destinos.

NOV52. CONFESIÓN, de Virginia González Dorta

Me contó de lugares y gentes, de los hombres a los que amó y a los que abandonó, de su vagar en pos de sentirse libre. Sus ojos, refulgentes, ascuas como el fuego que nos calentaba. Junto a la chimenea, los troncos se deshacían entre leves crujidos, como mi rabia y su vida, una vida que ahora yo entendía, después de haber esperado por aquella confesión durante años. Allí, al calor de las llamas, comprendí a mi madre.
Fuera, la lluvia y el cierzo hacían añicos el tiempo perdido. El fuego ya se encargaba de purificarlo.

 phoeticblog.blogspot.com

UN TÍTULO PARA NUESTRA PORTADA

La idea ha sido vuestra… 
Hemos elegido 5 posibles títulos entre vuestras propuestas y algunas adaptaciones que nos han gustado; pero ya que habéis iniciado esta propuesta queremos invitaros a terminar el trabajo: elegir el nombre definitivo.
La foto de la portada la conocéis, y encontraréis el formulario en formato de encuesta en la columna de la derecha. Estará activado hasta las 12 de la mañana del próximo sábado 10 de noviembre.
¡¡¡GRACIAS!!!

NOV51. REFLEXIONES Y CAMBIOS, de Juan Herminio García-Zeballos

Esbeltas bailarinas que danzan mientras rechinan las tablas, pájaros de color amarillento que vuelan en medio de la negrura del cielo, grandes rubíes que destellan su fulgor por un tiempo no muy prolongado y grisáceas nubes odorantes que suben a toda velocidad producidas por un mar de magma y calor.
La imagen lo dejaba impactado, -¡No hay nada como el fuego!- Solía repetir en voz alta, pero…, ¿por qué entonces se lo asocia con la catástrofe y la destrucción? ¿Por qué en el Infierno hay fuego y en el Paraíso no? ¿No pasan frío las almas buenas? Si la combustión es controlada y se maneja con cuidado, resulta vital.
Estas disquisiciones lo estaban volviendo loco, por eso decidió incorporar una cláusula prohibitiva a su testamento: no vaya a ser que justo al final, su admiración por lo ígneo se estropeara.

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