Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

JUL106. LOS CUENTOS QUE YA CUENTO, de Mar González Mena

En el pueblo las cosas son como son y siempre han sido así por la gracia de Dios. Todo el que se va desaparece y de él queda una historia quién sabe si real o no. Casi nadie ha vuelto para demostrar que no lo sea y, quienes lo hicieron, prefirieron no desilusionar a los demás. Como papá. A todos les decía lo que querían oír, pero a mí me contaba la verdad de otros pueblos, ciudades incluso, yo creo que mundos.
Como en los cuentos de mi infancia, un día imaginé baldosas amarillas sobre el camino polvoriento que salía del pueblo. Al poco tiempo se convirtieron en las líneas blancas de la carretera. Las seguí  alumbradas por luces de neón, a la sombra de grandes rascacielos y entre el ruido de los coches. Perseguí sueños, viví aventuras, tropecé y me levanté mil veces antes de encontrar el camino de vuelta a este pueblo donde las cosas son como son pero no son la verdad que yo te cuento ni la que tú vivirás.

 www.losjardinesdepuck.blogspot.com

JUL105. EL FINAL, de Isabel Oliva Yanes

El viaje me enseñó el FIN. Una figura imponente descendió hasta el suelo calcinado. Podría ser un hombre si no fuera por las alas que surgían de su espalda. Miró a su alrededor y solo vio muerte y destrucción. Níveo, meneando la cabeza, maldijo por lo bajo.
        Tantos años, tanto sufrimiento para esto.
        Sabía que el resto de la tierra estaba igual, carbonizada. Nadie sobrevivió. Estaba enfadado con la humanidad por haberse destruido a sí misma y consigo mismo por no haber evitado todo aquello.
        -Debimos haberlo visto venir. No es cierto? –preguntó una voz a su espalda.
        Níveo se volvió hacia Aleph, encontrándose con unos ojos azules tan fríos como el hielo y una figura como él con grandes alas negras que tapaban la luz del sol.
        Aleph se acercó a Níveo. –Tu eres un ángel y yo un demonio pero en el fondo no somos tan distintos.
        Níveo se revolvió –Tu eres un asesino, llevas miles de años intentando conquistar a la humanidad y ahora qué?
        -Justo! dijo Aleph, Tan obsesionados estábamos el uno con el otro y con nuestros deseos que no impedimos que ellos acabaran por sí mismos con todos y con todo-
        -Y ahora, Qué?

JUL104. LA PUERTA…, de Arturo Fraga Salazar

La puerta de la Sala de Espera se abrió. “Álvarez” y un anciano con paso cansino se dirigió donde estaba la enfermera.
        La Sala de Espera estaba repleta de personas de edad muy avanzada, salvo un joven bien vestido que destacaba en aquel lugar. La señora de su lado le preguntó directamente qué le pasaba. Era vieja y no tenía tiempo ni vergüenza que perder. El joven respondió que era Visitador Médico. La señora sin contemplaciones murmuró, otro vendedor de matarratas y siguió con sus quejas y dolores.
        El joven se puso en pie y con una voz suave que hacía que todos se callasen para escucharle, les habló:
        El viaje me enseñó el bosque de hadas en el que hay una fontana llena de vida y esperanza. Quería ofrecérsela al doctor pero pienso que ustedes la necesitan más que él. No tienen obligación de tomarla. Si quieren, acérquense y beban. Y uno a uno se iban acercando en silencio e iban saliendo más erguidos, más rectos, menos encorvados, con una sonrisa de felicidad, tirando en la puerta al salir las muletas, bastones y sillas de ruedas. Cruzaron la puerta y corrieron con todas las fuerzas de sus veinte años…

JUL103. INDIA, de Ricardo Plantagenet Médano

El viaje me enseñó que… todos los pueblos son respetables, que La India me enajena, aturde y subyuga.
        -Mera anécdota- En ella nunca se escucha maullar a un gato porque no los hay y, consecuentemente, tienen muchas ratas y ratones.
El colorido, el heterogéneo color de los saris de las mujeres es casi inconcebible. Hay tal cantidad que le faltan colores al arco iris para reflejarlos todos. En las ciudades, solo las damas y los ostentosos palacios, opulentas pagodas, principescas mezquitas representan el estridente y apoteósico color.
La hindú es bella, de ojos grandes, negros y cautivadores. Son tan hermosas que les prohíben usar pantalón que oculte su cuerpo, pero sí extender sobre sí mismas un sari que lo remarca y contonea. El hindú es altivo, señorial y no pide jamás. Vende u ofrece sus servicios.
Los paisajes son estremecedores. Arenas ardientes, océanos de calor y de espejismos. Trechos yermos, áridos y polvorientos. Una única carretera llena de cráteres por la que circula toda la población desplazándose norte-sur y este-oeste y viceversa.
-Anécdota: Tuvimos un parón de dos horas porque el Presidente tuvo a bien visitar la ciudad de Agra con su inmortal Taj-Mahal, el monumento universal representante del amor.

 http://ricardo-coraz.blogspot.com.es/2011/12/kit-kat.html

JUL102. LA POSTAL, de Jorge Asteguieta Reguero

 Me resigno a lo evidente. Me veo obligado a escribirte estas líneas:
 Estoy en el último hotel. El cajón de la mesilla apenas puede cerrarse. Sus vacíos se han perdido entre kilómetros de carretera y nubes. Rebosa bullicioso: billetes de avión, trenes de todos los tamaños y velocidad, veleros hermosos… un cajón repleto de recuerdos y experiencias.
        El armario de la habitación marcha a la zaga del cajón, suelas de zapato gastadas, bermudas a las que los soles de un millón de lugares les comieron los colores, gorros y abrigos capaces de cortar el frío del Nepal…
        Una mochila de cremalleras infinitas intenta descansar al pie de mi cama, desparramada por culpa de meses de viaje. Estoy seguro de que se merece una jubilación mejor de la que podré ofrecerle.
        Mi cuerpo yace tumbado sobre un colchón sin sábanas y el corazón me late marchito de amor. El viaje me ha enseñado que por muy lejos que huya nada será capaz de reemplazarte. El eco de tus sonrisas aún resuena en mi conciencia y he aprendido que solo, cuando te cases conmigo, volveré a ser feliz. ¿Quieres?

 www. jorgeasteguieta.es.tl

JUL100. PERSPICACIA, INTUICIÓN… de Calamanda Nevado

Cada vez viajaban más mis Erasmus. También noté que, cuando venían  a casa de vacaciones, si entraba casualmente a sus cuartos; con disimulo giraban la pantalla del ordenador. Demasiado misterio. Debía indagar, como pudiera, en  sus carpetas, ficheros y correos. Encontré poco, aunque los chicos parecían singulares como yo. Escamada, trace mis propósitos: asegurarme personalmente, haciéndome  irreconocible.
Semanas después se desplazaban a la Habana; sentados detrás de mí  ¡disfrutaban con dos llamativas modelos! Sin imaginarlo, volaban con mi metro setenta, mis cincuenta quilos, entallados, mi peluca rubia, mis gafas de aviador, mis uñas postizas rojas,  mis  sandalias tacón aguja, mi maquillaje y mi “perspicacia” de madre que reservó, en el Copacabana,  una habitación dos puertas anteriores a las suyas.
Con cámara y cautela registré sus entradas, salidas, y las de  sus visitas; me aclararon bastante, pero necesitaba verlos para creer. Inquieta, solicité mesa contigua al escenario. Ahí pude entender los secretos de sus “dobles vidas”. El viaje me enseño prudencia, los porqués de  sus “conductas” y que ¡Eran bailarines profesionales! interpretando sus coreografías eróticas.  Me admiré;  como las mías,  respiraban elegancia.
Vivimos los tres bailando por el mundo ¿coincidiremos? heredaron mi intuición. Llegaran a desconfiar… Sabrán guardar silencio…como hago yo.

JUL99. REGRESO A LOS ORÍGENES, de Belén Molina Moreno

Esta noche de desesperación he tenido conciencia de la negrura de mi ser. He huido de mí y me he fundido en el beso eterno del cielo y el mar. Me caí en sus entrañas y  bailé  entre sus bosques de algas y corrí por sus praderas de verde posidonia y volé en la suavidad de su agua; bailé con delfines,  corrí al encuentro de  las grandes tortugas y volé con las rayas oceánicas. He conocido la inmensidad azul del mar, he recordado  la enormidad del cielo y he comprendido la infinita maravilla limitada de la vida.  Esta noche he emprendido el viaje de salida del agujero negro que  me engulló hace dos millones de años y vuelvo a ser la estrella brillante que une todas las noches  el océano con la bóveda celeste.

JUL98. JARERO, de Isabel Fernández Ortiz

La puerta de los corrales se abre a las ocho de la mañana empujada por el bravío de unas astas que se topan con antiguas calles de adoquines vestidas por edificios que mantienen la casta incrustada en sus entrañas. Los ojos desafiantes de Jarero emprenden camino con esplendor, mostrando su pelaje en tono melocotón, que le distingue del resto de sus hermanos que exhiben su negro zaino. Jarero avanza armado de descaro hasta el lugar donde el miedo emana de la piel humana, amontonada sin control ni templanza. Con la punta de sus astas roza cada vida expuesta, marcando su territorio, mientras el pavor se contagia entre los presentes. Las pezuñas de sus patas, que comienzan a calentarse, se dirigen con decisión hasta un lugar desconocido para el animal. Siente como debe huir, evitar el gentío que se empeña en molestarle rozando su gruesa piel, incitándole a que les agreda con la fuerza que irradian sus astas. Cansado y enfadado, se adentra en un desconocido ruedo  que calma con su arena el escozor de sus patas. Un oportuno capote se evidencia ante su hocico guiándole hasta los toriles, donde las firmes manos humanas, fraguan el final de su camino.

JUL97. HE APRENDIDO…, de Mª Carmen Gómez Caro

He aprendido muchas cosas en este viaje. He aprendido, a fuerza de mirar el cielo, a barruntar los cambios del tiempo. He aprendido que todos los seres viven sus vidas con pasión, ya sean hormigas o murciélagos, y luchan, sufren, se alegran con las mismas cosas, les alcanza la misma muerte y dejan el mismo vacío entre los suyos. He aprendido el valor de lo auténtico, de lo que nos hace sentirnos orgullosos. Lejos quedan los días en los que me importaron apariencias vacías y elegancias supuestas…Hoy lo cambio todo por un abrazo sincero y mis arrugas ganadas con sonrisas y llantos. Mi viaje ha durado toda mi vida y sospecho que aún no ha terminado. Hoy sé que, pese a mi edad no he madurado: sólo soy una niña que ha viajado.

JUL96. EL PUEBLO, de Ana Rosa de Artíñano Comin

¡¡Siempre quise volver al pueblo de mi infancia.!!!
El viaje me enseñó demasiadas cosas y me hizo rememorar otras tantas que habían permanecido durante muchos años guardadas en el armario de mi memoria.
Volví, un día cualquiera con la madurez ya instalada en mi cuerpo y con ojos asombrados miré todo minuciosamente y recordé : sus calles, su defectuoso empedrado, los colmados atiborrados, el mercadillo de los sábados, la plaza con la fuente de los siete caños, la pineda, el tañir de las campanas golpeando el paso del tiempo, la casa Fontova del 1800 donde consumimos parte de nuestra adolescencia, con su laberinto de cuartos, su sala de juegos y su jardín encantado donde quedaron nuestros sueños prendidos en las ramas de sus frondosos árboles.
El «entoldado» de la fiesta Mayor donde dimos nuestros primeros pasos de baile agarradas al príncipe de nuestros sueños antes de que se convirtiera en rana.
Intenté hallar a la gente de antaño y descubrí con tristeza que la gran ciudad se los había llevado.
Me alejé de allí con melacolía, el paso del tiempo se había encargado de borrar las huellas y esconder, hábilmente, entre sus esquinas el pasado.

JUL95. TELEGRAMA PARA VENECIA, de Ricardo J. Gómez Tovar

Saludos desde Samarkanda. STOP. Viaje peligroso por Asia Central. STOP. Caravana asaltada, incursiones bandidos, tormentas arena. STOP. He pasado tanta sed que me bebería el Gran Canal. STOP. Llevo puesta una máscara veneciana para protegerme del polvo del camino. STOP. Papá y tío Matteo me dicen que deje de hacer el ganso, pero qué quieren: ¡con diecisiete años y ya de gira por el mundo! STOP. Sigo en ruta, pero las cosas no van precisamente como la seda. STOP. El desierto de Gobi empieza a agobiarme. STOP. Si no aparece pronto el palacio de Kublai Khan, me vuelvo a Venecia aunque sea haciendo dedo. STOP. Que c’est triste Venise, recordar el ayer. STOP. ¡Qué nostalgia! STOP. Pues ya estamos en Catay. ¡Trabajo de chinos nos ha costado! STOP. Aquí, recorriendo el río Amarillo, aunque a mí lo que me tienen es negro de tanto hacer kilómetros. STOP. ¡Hombre, Kublai, dichosos los ojos! STOP. Llevo ya cincuenta y cinco días en Pekín. STOP. El Khan y yo hemos hecho buenas migas y me ha enchufado en la Corte. STOP. Lo tengo preparado, ya tengo los baúles… No, que al final me quedo. STOP. Ya os cuento. Besos, Marco.

 www.ricardogomeztovar.blogspot.com

JUL94. EL TREN DEL RECUERDO, de Cristina González Prieto

Y sin previo aviso mi ser volvió a ser consciente dentro de aquel cuerpo cansado y atormentado, refugio de aquella alma eternamente soñadora que un día abandonó su jaula para no volver. Estación tras estación me alejaba cada vez más del camino que con tanta ilusión había iniciado apenas unos años. El largo viaje emprendido me enseñó lecciones que jamás pensé que se podían aprender, que jamás nadie me contó que debían ser aprendidas… Un camino lleno de luz y oscuridad las cuales debía de abrazar por igual puesto que ambos formaban parte de un mismo todo. Y allí sentada pensaba en cuántas vidas, cuantos viajes y cuantas lecciones había cobijado antes de mi inesperada llegada aquel viejo asiento destartalado de tan anticuado tren pasado de moda. A cada segundo que pasaba me estaba alejando más de mi antigua vida, me conducía hacia una nueva. Una sonrisa melancólica se dibujo en mi rostro. A veces nos empeñamos tanto en llegar a un punto que nos olvidamos de disfrutar del camino que nos lleva hasta él. Por fin lo había comprendido. No importa lo que deseemos o cuanto lo deseemos, pues, a veces cuando lo conseguimos pierde todo su valor.

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