Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

OCT96. INVIERNO PREMATURO, de Mercedes Jiménez Rueda

Ayer papá fue a buscarme al parque antes de lo habitual. Caminamos en silencio por la alameda desierta. Me sentía mal, tenía los pies helados. Empezaba a atardecer y a ambos lados los árboles alzaban al cielo sus brazos desnudos en muda oración.
  Al llegar a casa mamá tenía la cena preparada.
– Chicos – musitó – comed vosotros, yo me siento incapaz.
Se dirigió a la repisa, cogió la caja de costura y se encerró en su habitación dando un portazo.
Quise seguirla pero la mirada de mi padre me disuadió.
Desde mi cuarto oía a mamá llorar y a papá intentando calmarla. Su voz sonaba extrañamente dócil:
– Ruth, tenemos que llevarlas, no hay elección.
  Apenas he dormido, no sé qué ocurre, no sé porqué no me cuentan nada, no sé por qué de repente este frío, este temblor en los huesos.
    Los tres hemos desayunado poco, antes de salir cogemos los abrigos. Acabo de darme cuenta de que cada uno de nosotros lleva en la solapa un parche con una estrella de David en su interior.
Papá abre la puerta. Sí. Parece que el invierno se ha adelantado aquí, en Düsseldorf.

OCT95. LA GOTA, de Mercedes Solsona Guillén

Tengo que hacerlo, no atino a encontrar alternativa, debo abandonar la casa y encontrar alivio. La merma cotidiana e inevitable ha deshilachado nuestras palabras hasta relegarlas al más feroz de los silencios, azuzando la recreación de una vida en la indigencia emocional más absoluta. Tú me sonríes. Yo te sonrío. Nosotros, no logramos miramos…
Es tanta la carga de lo diario que, el cansancio ha perfilado nuestros rostros en una quimera perpetua y hoy, hoy necesito detenerme y reflexionar sobre mi hambre de vida.
Nuestros caminos han llegado a un callejón ciego, mudo y sordo en el que poder esconder en cada pliegue de nuestros sentimientos lo más auténtico.
Ya no puedo seguir mintiéndome con delicadeza, sangrando lentamente; siento la necesidad de alzar la mirada y carearme con la coherencia más íntima, solicito a mi mediocridad dejar de sentirme como un hotel de tres estrellas: discreto, funcional, accesible y sin demasiadas pretensiones. Codicio autonomía para apasionarme, pretendo recuperar las riendas de mi conciencia y dejarte ir, al tiempo que, quiero irme, hilvanar mis soledades en un vaivén de honestidad. La cuenta de nuestro matrimonio, está saldada

OCT94. … 0, de José Mª Morales Delgado

Tres estrellas metálicas creadas en la tierra con nombres inocentes, cruzaron el espacio con destinos marcados.
Cuando se abrieron al unísono, se transformaron en  tres soles fosforescentes.
Se apagaron y en la tierra se hizo el silencio de los cementerios.

OCT92. PARA MI PEQUEÑO, de Marta López Cuartero

Cada mediodía y desde hacía muchos años, la Señora Mercedes limpiaba el despacho de un reconocido novelista. Con esmero repasaba el polvo de las estanterías, llenas de diminutos cajones donde tenía muy bien clasificadas y ordenadas todas las palabras, pequeños tesoros ya olvidados. Aquella mañana, repasó con mucho cuidado cada rincón de la habitación. Castillo, luna, tres estrellas, caballeros, escudo, espada, trono . Muy nerviosa, cogió cada una de las palabras y se las guardó en el bolsillo de la bata. Era su cumpleaños. Cinco añitos y nunca había tenido un cuento.

OCT91. PUENTING, de Cándido Macarro Rodríguez

Me encanta el riesgo.
Llámadme loco, Acusadme de no tener apego a la vida, de ser un inconsciente. Pero, la sensación de dejarte caer desde arriba del puente atado a un simple cable elástico… esa…esa no la cambio por nada.
¡Menuda descarga de adrenalina!
¡Menudo subidón!
¡Uh, uh, uh, uh ,uuuuuh!
Bueno, si acaso… hasta ayer.
La primera estrella la vi cuando, tras arrojarme al vacío, me percaté de que el novato de la expedición era el que había medido mi cuerda. El muy inútil había puesto tres metros más de lo que debía de acuerdo a mi peso. La vi cuando di con mis dientes contra las piedras del río.
El primer y descontrolado impulso hacia arriba me hizo ver la segunda estrella, cuando, desequilibrado como subía, di con la cabeza en un pilar del puente.
Y cuando la cuerda que me sujetaba friccionó contra una esquina de hormigón y se cortó, dejándome caer desde lo alto, entonces vi la tercera y definitiva estrella.
Ahora, desde mi cama del hospital, escayolado e inmóvil desde hace seis meses, apenas atisbo a ver alguna estrella por la ventana, cuando cae la tarde, antes de que esa insensible enfermera me la cierre.

OCT90. PÁGINAS DE UN DIARIO, de Paloma Hidalgo Díez

Martes 21
Este bolígrafo verde que papá me ha traído me gusta. Sigue lloviendo. Los del equipo estarán entrenando en el polideportivo. Me duele un poco la cabeza. Hoy empieza la primavera.
Jueves 23
Ayer tocaba quimio, no pude escribir. Hoy está nublado. Han venido a verme los abuelos, el abuelo cada día está más sordo. Están tristes, lo disimulan contándome batallitas. Les quiero mucho.
Viernes 24
Ya tengo compañero de habitación. He perdido el boli verde, pero la doctora me ha dado el suyo esta mañana. Era pelirrojo. Se llama Andrés. A él no le gusta el fútbol, prefiere el baloncesto. He empezado a leer una novela que tiene por protagonista a una rata que se llama Firmin, es diferente, me gusta.
Lunes 27
El sábado tuve muchas visitas. El domingo, papá y mamá con sus mimos y sus besos. Hoy ha venido un hombre divertido. Dice que su cabeza estuvo hace muchos años tan pelona como la nuestra. Ha sacado del bolsillo de su bata tres botones enormes, amarillos, y los ha colgado del techo a diferentes alturas. Parecen estrellas. Cada día va a traer tres botones amarillos, tres estrellas, para que podamos verlas desde la cama.

 http://unlibroesunjardndebolsillo.blogspot.com

NUESTRO GANADORES DEL CAN… POR FIN

Nuestros amigos del Centro de Activiades Nauticas de Marina de Cudeyo han tardado en elegir a su relato ganador, pero a cambio, han traído como sorpresa… un premio doble…
Los relatos que participaron en aquel agosto azul marino y que han sido elegidos para ese paseo guiado por la Bahía de Santander en alguna de sus embarcaciones, o que recibirán un obsequio del CAN en el caso de no puedan disfrutar de la posibilidad de acercarse hasta allí, han sido:

AGO54. A LA DERIVA, de Joaquín Valls Arnau

AGO135. CUESTIÓN DE IMAGEN, de Belén Molina Moreno

Enhorabuena a los dos.

OCT89. ELLOS ESTÁN ALLÍ, de Luis Molina

 Ella me preguntó.
-¿Por qué brillan las estrellas, abuelo?
-Porque están felices, ¿ves como titilan? , ese es su corazoncito, que late feliz.
-¿Y porque están felices?
-Porque saben que las queremos, que desde aquí estamos mirándolas, recostados en la hierba y cada una de ellas es un ser a quien amamos.
-¡Huy!, abuelo, mira que grandota es aquella, como brilla.
-Esa, seguro que es tu mamá, orgullosa de verte tan grande, tan buena y tan bonita, y la que está a su lado, es tu hermanito, que se fue con ella.
-¿Y aquella grandota, que esta más allá?, Esta quietita, como mirándonos…
-Esa, es mi mamá, que todavía me cuida.
Nos quedamos en silencio observando aquellas tres estrellas que titilaban en aquel cielo límpido. Pasé mi mano por su cara secando aquella lágrima furtiva y sonreí.
-¡Que lindo tener tres estrellitas que nos cuidan! (Me dijo, abrazándome). Asentí con la cabeza, observando aquellas tres estrellas en que imaginaba a mi madre, mi hija y mi nieto.
-¡Abuelo!, ¿Estas llorando?

 www.luismolin.blogspot.com

OCT88. OFICINA DE OBJETOS PERDIDOS, de Xavier Blanco

Visité cuartos y pasillos atestados de objetos inverosímiles pero no apareció mi paraguas. Esa fue la primera vez que la vi. Volví al día siguiente. Pregunté al encargado por el niño. Me explicó que lo olvidaron en un parque pero que ninguna persona se había interesado nunca por él. Me propuso que, si quería, me lo podía llevar. Que si él me contara. Que esas cosas pasan. Que yo parecía buena persona. Marché sin verla. A la semana regresé. Me enseñó una sala repleta de botes de cristal. Abrió uno y se escaparon tres estrellas. Me reveló algunos secretos: que la gente pierde los sueños en cualquier sitio, que luego ellos los recogen y los guardan en esos frascos. Pero nadie viene a buscarlos. Me volvió a ofrecer al pequeño. Ayer me decidí –no es fácil vivir solo-. Llené la bañera de agua y me puse la corbata. Me entregó al chaval y, cabizbajo, inicié mi marcha. Antes de cruzar el umbral sentí su voz cómplice: “te la puedes llevar, ni siquiera recuerdo desde cuando está aquí”. Llegué a pensar que nunca me lo diría.
Ahora los tres somos felices, una verdadera familia: el niño, la sirena y yo.


OCT87. DECORACIONES EN EL CREPÚSCULO, de Kistila-Christine Cleret de Langavant

Ya es final de verano… La montaña queriendo aprovecharse de los últimos rayos tibios del sol había  entreabierto su corpiño y este, rojo de emoción, se deslizo a traición y sus últimos reflejos parecían lamerla con gusto…
Jacques esperaba su ducha cotidiana de estrellas con el corazón oprimido. El cielo cada vez más oscuro parecía  una inmensa fragua ya que saltaban  ellas tales chispas…
-“Parece este uniforme negro plagado de decoraciones de los caballeros de Saint-Cyr adonde no conseguí entrar…
 ¿Como explicárselo a mis padres esperando abajo el resultado de mi examen?…
Como explicarles que no anhelo mas que hacer puentes, aeródromos, embalses… ¡y me tienen sin cuidado las decoraciones que sean!…”
A lo lejos vio levantarse la luna, pero un árbol la enjaulaba en su ramaje cuando tanto la habría gustado coger un baño en la vía Láctea…
Así le enjaulaban las tradiciones familiares, tal tapa de  baúl de hidalgo, tal  tapa de este cielo todo claveteado de plata…
Cuando por fin consiguió la luna escaparse haciéndole un guiño se le hizo evidente:
-“¡Ya sé!… iré a la escuela de Saint-Maixent… seré ingeniero militar y, para darles el gusto, tres estrellitas de graduación… ¿se conformaran ellos?”

OCT86. PALABRA DE HONOR, de Mònica Sempere Creus

Se atusó los restos del bigote, ajustó su eterna pajarita y disimuló la camisa mal zurcida bajo la vieja chaqueta de lana con dignidad. Enredado en sus propios pasos llegó tarde al taller de manualidades. Discutió con dos compañeros por los últimos trozos de cartulina plateada. Le llevó horas recortar tres estrellas con las tijeras escolares que temblaban sin remedio entre sus dedos arrugados. Perdió su orgullo  y su estilográfica suplicando al celador una última visita. En la capilla del asilo se consumían las velas mientras prendía las estrellas en el pelo de su amada. Era un hombre de palabra. Se conocieron hacía un mes, en la cola de las pastillas azules. Justo ayer, le había prometido un paseo bajo las estrellas.

 http://100x100micros.blogspot.com.es/

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