56. Sueño de amor (Alberto Jesús Vargas)
Cuando vinieron a vivir al chalé pareado contiguo al mío, me pareció que formaban una pareja imposible. Él calvo, esférico, cetrino y tosco. Ella alta, delgada, de piel blanquísima y grácil como una bailarina rusa. Era fácil deducir que el piano que al mudarse trajeron, estaba hecho para la caricia armoniosa de sus manos. En ellas pensaba cada día mientras extasiaba mi soledad con las piezas musicales que, junto a la luz del ocaso, se colaban en mi salón. Cuanto más me enamoraba de aquella mujer, menos comprendía qué la llevaba a vivir con un tipo tan vulgar.
Una tarde, cercana ya la hora del acostumbrado recital, me atreví por fin a abordarla. Regresaba del paseo con su perrito e iniciamos una amable conversación. Le hablé de mis habilidades como quiromante y la convencí para pasar a mi casa a tomar un té. Ya con sus manos adorables en las mías de pretendido adivino, no fue lo que vi lo que provocó mi desconcierto. Atravesando la pared, con la perfección acostumbrada, empezaron a envolvernos las delicadas notas del Sueño de amor de Liszt.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
WILCO – Love is everywhere (beware)
https://youtu.be/VamTQr4kcKA
Aunque es un relato que ya tiene su propia banda sonora, una melódica canción de amor como la que propones le sienta también muy bien. Gracias, Rafa.
Quien asegura que el amor es ciego no le falta razón. Asentados en una sociedad en la que lo visual y la apariencia tienen demasiada importancia, damos por hecho detalles que no se corresponden con la realidad, ella es tozuda, además de caprichosa, no tiene porqué adaptarse a nuestros condicionamientos y prejuicios. Seguro que esta hermosa y estilizada mujer es un encanto, pero esa música sublime y delicada, capaz de enamorar, salía de las manos de quien menos podía esperarse. Lo que pueda ocurrir tras esa sorprendente revelación ya queda para la imaginación de cada uno, una continuación abierta y llena de posibilidades.
Un relato con una paradoja final, llena de fina ironía, que con una parte cómica y otra de enseñanza, que recuerda que «el amor está en todas partes», como acertadamente ha aportado Rafa.
Un abrazo, Alberto. Suerte
Decía Jacques Lacan que amar es dar lo que no se tiene a quien no es y en este relato he querido jugar con el espejismo, con esa tendencia engañosa de atribuir la virtud a lo bello, lo que a veces nos hace caer en trampas nefastas. Gracias, Ángel por tu, como siempre, certero análisis y amable comentario.
El talento y la belleza son dones que coexisten o no en una misma persona, la mayor diferencia entre ambos es lo perecedero del primero y lo persistente del segundo. Bonita historia, felicidades.
Un saludo
JM ?
Precisamente ese juego que señalas entre la belleza efímera y el talento perdurable juega un papel importante en la interpretación del relato. Muchas gracias por tu comentario, JM.
MUY BUENA HISTORIA. UN SALUDO.
Siempre se agradecen comentarios positivos como el tuyo. Un saludo, Diego.
Gran historia de pareja que no pega, por los prejuicios. Y un giro final perfecto. Muy buen relato, Alberto. Un abrazo y suerte.
El momento de desconcierto que pone fin al relato plantea también una incógnita: ¿Cómo percibirá el protagonista a los otros dos personajes que intervienen en esta breve narración en lo sucesivo? ¿Seguirá sintiendo lo mismo por su bella vecina?
Muchas gracias, Pablo, por el comentario.
Y no olvides la opción Billy Wilder: «nadie es perfecto». O incluso la apuntada por el maestro Aute: «…o entre los tres nos organizamos, si puede ser».
Abrazos.
La verdad, Ignacio, es que el final abierto sugiere varias opciones posibles y eso, yo creo, le sienta bien al relato. Gracias por tu comentario.
A veces, los prejuicios nos inducen a error. Asociamos la belleza física con la sensibilidad y nada más lejos de la realidad.
Muy buen ejemplo es tu relato. Mucha suerte, Alberto Jesús.
Besos apretados.
Precisamente son los prejuicios el tema latente del relato y las situaciones engañosas que se pueden crear a partir de ellos. Muchas gracias, Pilar y besos apretados también para ti.