Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
1
9
horas
1
5
minutos
4
2
Segundos
0
9
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

NOV59. HOJAS DE AMARRUCO, de Belén Rodríguez Cano

Continuando con la tradición que, desde tiempos ancestrales,lleva una vez al mes al Hechicero Mayor a cosechar las hojas del amarruco, Abse entra pausadamente en el bosque invisible.
Es la primera vez que sus pies descalzos pisan suelo sagrado. Sus ojos, reflejan la dorada luz desprendida por los amarrucos cuando los acaricia la luna llena.
El ritual comienza a las doce en punto: Frota su cuerpo desnudo con flores de camadorea y, purificado, se presenta ante los árboles brillantes recitando la fórmula milenaria que activa la savia del amarruco.
Es entonces cuando sus ramas se curvan, abrazan a Abse y dejan que sus hojas encendidas se liberen de los peciolos, cayendo blandamente en las manos del hechicero. Sólo unas pocas de cada árbol. Sus ramas nunca quedan desnudas.
Emocionado recoge las hojas en una red de seda y elevando los brazos da gracias a la luna por haber completado su misión.
Orgulloso abandona el bosque que, con cada paso, se difumina poco a poco hasta hacerse de nuevo invisible.
Ahora, Abse debe macerar las hojas convenientemente y repartir su jugo entre todos los pobladores de la tribu.
Garantizará así su supervivencia.
Cuando regresen los invasores hallarán una aldea intacta, pero vacía.

NOV58. BALABITA, de Isabel Martínez Barquero

Matías siempre fue rico y soñador. No dejó de ser ambas cosas durante los largos meses de su enfermedad. Despojado de toda esperanza, entretenía sus dolores y escapaba de sus miserias cotidianas con las fantasías que poblaban sus horas tediosas. Próximo el término que los médicos le habían señalado, planificó su defunción sin ningún dramatismo. En sus ensoñaciones últimas, surgió una hermosa palabra entre sus labios y no cesó de repetirla en voz baja en la que todos calificaban como su agonía. Se sentía feliz por haber inventado una palabra, una palabra única, una palabra propia, una palabra personal, toda una huella imperecedera de su paso por la vida. Era como el ciudadano Kane, si bien su Rosebud particular era más larga y menos elegante, ya que creaba una cierta atmósfera borreguil: balabita. Cuando la pronunció en voz alta, orgulloso de ella y de su humildad, el mundo volvió a tener orden y se le representó nítido ante sus ojos. La muerte se alejó de Matías por el camino blanco que le había tendido su palabra, su amuleto, su nuevo escudo frente a todas las desdichas.
A los pies de la cama, sus herederos contuvieron las muecas de disgusto.

NOV57. SI…, de Isabel López Soriano

Si supiera hablar me gustaría decirte sinpalabras.
Si yo supiera amar me encantaría besarte en tu sinpiel.
Si pudiera ver adivinaría el color de lo transparente.
Si acertara a existir… me llamaría humano.
Mientras siga siendo un Lanpagüer me conformo con soñar en Hablar, Amar, Ver…., EXISTIR.

NOV56. MI FAROLITA, de Mª Asunción Buendía Hervás (Asun)

Cuando nació supe que era diferente. No necesité la confirmación de un experto doctor a través de un extenso informe.
Era simplemente especial. Sobre todo porque era libre. Hasta para elegir sus propias palabras era libre. En realidad no las elegía, las inventaba. En su entusiasmo eternamente infantil repetía una para lo imprescindible, fueran cosas o personas. ¡Es mi farolito!, ¡Es mi farolita! y su farolita principal era yo, su madre.
Nunca hubo palabras ni expresión que me emocionaran, me llenaran y me fueran más necesarias que esas, pronunciadas con esa sinceridad solo posible en seres como ella.
Contra todo pronóstico, la niña alcanzó un nivel de desarrollo óptimo. De nuevo un informe médico la calificaba con sus palabras rebuscadas y extrañas de estar entre los parámetros de la normalidad.
Hoy nos encontrábamos sentados en el patio de butacas del gran anfiteatro de la universidad, esperando a que recogiera su título y diploma de mención de excelencia.
Al recogerlo pronunció un discurso con dicción impecable y palabras perfectas, cuyo final fue:
– Pero sobre todo debo agradecer el estar hoy aquí a una mujer, mi madre, mi ejemplo a seguir, la que es y será siempre ¡MI FAROLITA!

NOV55. PÉRDIDA, de Gloria Arcos Lado

La palabra había desaparecido de su vida desde hacía cinco años.
Al principio habían sido unos pequeños temblores, luego algunos leves olvidos. A esto le habían seguido caídas, un pequeño incendio, al olvidársele la comida en el fuego, finalmente la memoria, y con ella, el uso del lenguaje.
Su hija se negaba a aceptar la evidencia, de que, en su madre había hecho presa el Alzheimer. Se negaba a creerlo.
Por eso, cada día sacaba los libros de fotos y le iba diciendo en alto: “Mira tú y papá el día de vuestra boda”; “mira que guapos, los dos en mi bautizo”; “mamá, aquí estás abrazándome el primer día del colegio”. Y así, página a página, repasaba día a día sus vidas.
Después del paseo diario le leía sus novelas favoritas e incluso algún poema. Tenía la esperanza de que quizás, así lograra que sus conexiones neurológicas se enlazaran y permitieran que, al menos pudiera reconocerla.
Y tal vez, con un poco de suerte, pudiera recuperar sus palabras favoritas: nostalgia, amor, amistad, libertad o tan sólo “mi querida hija”.

NOV54. MARCELINO Y DIONISIO, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

Marcelino Higuera, además de ganadero, regentaba, frente a la estación de Orejo, una tienda en la que se reunía con frecuencia con mi abuelo Dionisio. El local, también cantina, era “halladero” para ir “a jorra”, aguardar al tren o guarecerse “a subio” cuando tronaba.
Tuve siempre, y sigo teniendo, admiración y respeto a estos dos personajes, para mí “legendarios”.
La última vez que compartieron compañía fue por el año 1938. Marcelino vio como los suyos ganaban la guerra y Dionisio entró en el triste mundo de los maestros represaliados y sufrió la pérdida de su licencia para ejercer, hasta que logró en 1952 un destino de “Maestro Nacional” en Lezama, Vizcaya.
La muerte de la esposa de Marcelino inició un breve epistolario, que encontrado en su desván llegó a mis manos. Rezumaban, aquellas letras, la ternura de la añoranza, envuelta en expresiones de vieja fina estampa y algún recurso lingüístico de contundente pasieguismo, ya en desuso, que emocionaban.
Leí:
—“…no sé cómo paladiarlo.””
La palabra era sugerente. No la oí nunca, ni la he encontrado en ningún diccionario.
Es un sincretismo entre los sentidos del oído y del gusto.
Curiosamente el paladio, metal noble, no se oxida con el tiempo.

DEL CINE MUDO… AL LENGUAJE INVENTADO

Rafa Heredero nos descubre un episodio fascinante de la historia del cine: Chaplin, ante la presión de que su Charlot hable decide que lo haga en Tiempos Modernos, pero en un … lenguaje inventado.

La explicación resumida viene a ser ésta…

«Y ahí Chaplin de nuevo arremete con su enorme talento, permitiendo poder escuchar brevemente su voz, cantando una versión de la canción de Léo Daniderff, Je cherche après Titine, pero con una letra sin sentido, conocida como “Charabia“, e inventada, cuyos sonidos tratan de asemejarse a una mezcla de francés e italiano, con alguna palabra reconocible en inglés.(…) La broma y crítica de Chaplin es fuerte, me imponen unas reglas, pero en realidad soy yo quien va a imponer sus reglas. ¿Queréis oír mi voz? Pues será a mi manera. Charlot le pertenece a él, y no habla, o para la única vez que lo hace, no se le entiende, lo que viene a ser lo mismo.»


Y en este ENLACE podéis encontrar algo más…
Gracias, Rafa, por descubrirnos este tesoro tan oportuno.


NOV53. "LA COSA NOSTRA", de Javier Palanca

-¿Tu crees que se la ha inventado?
-No sé, en la enciclopedia no está.
-¡Pero la ha dicho con tanta seguridad!
-¿Tu le has entendido?
-Perfectamente
-Entonces, será correcta. Porque yo también.
-Ya, pero la fantasía se transmite cuando las condiciones son las idóneas.
-¿Quieres decir?
-Que a lo mejor estamos viviendo un mundo paralelo.
-¿Entonces?
-Pues nada, bañito, teta y a dormir.

NOV52. ENCONTRAR LAS PALABRAS, de Mar González Mena

Cada noche sueña con ella. Le gusta su risa, el tacto suave de sus manos, la forma en la que el viento le alborota la melena. Nunca hablan. Nunca le dice nada porque no encuentra las palabras adecuadas. Siempre se arrepiente, mientras la ve alejarse.
Cada día, al abrir los ojos, la mira pero no la reconoce. No es por las arrugas que enmarcan su sonrisa, ni por el temblor de sus manos, ni por el moño en el que recoge su cabello. Nunca hablan. Nunca le dice nada porque no encuentra las palabras.
Hoy ha decidido no volver a arrepentirse del silencio. Con un gesto le indica que se acerque. Carraspea.
– Daca chone ñosue goticon. Em tagus ut sari, le totac vesua ed sut nomas, al mafor ne al que le tovien et taroboal al naleme. Et roquie.
Ella le deja hablar y, después, le besa.

NOV51. INDEPENDENCIA TRASHUMANTE, de Alfonso Blanco Martín

La trasindependencia consiste en la obligación trashumante de quien desea ser independiente incluso de su propia independencia. La independencia reiterada conduce a acercarse a otros independientes, sea por deseo propio o por deseo de los demás, lo que conlleva una pérdida de parte de la propia independencia, que es tanto como decir de la independencia en sí. Con el fin de que tal efecto no se produzca, la trasindependencia promueve la trashumancia individual de cada independiente, que desvincula a unos independientes de otros con el fin de mantener la viabilidad de la independencia de cada uno y los convierte, desde el momento en que se adopta, en trasindependientes.

NOV50. NOMENATUM, de Miguel Ángel Page

Nomenatum carece de forma o color; en ocasiones, cuando la luz del sol es especialmente intensa, pareciera adivinarse en él un tono púrpura. Exhala un olor agrio al desplazarse y, pese a no tener extremidades, es tan ligero que resulta imposible capturarle. La primera vez que le vi frente a mí era adolescente. Fue una noche de abril en el hospital, mientras mi padre agonizaba. Recuerdo el frío al sentir su tacto, y mi ímpetu, estéril y desolador, por zafarme de aquel monstruo. Quince años más tarde volví a verle, la noche en la que mi mujer se marchó para no volver nunca más. Apareció de madrugada, actuó rápido. Comprimía mi tráquea tan fuerte que estuve a punto de no contarlo. No sé cómo pude librarme de él entonces. Pero sé que volverá, tarde o temprano. Ahora le espero de otra forma, sereno, y con la suficiente lucidez. Quizá sean los años, o tal vez me tranquilizó saber que usted también ha sentido cerca al Nomenatum.

NOV49. OBSEAMORTESSEN, de Eva García

No conseguía ordenar las letras para poder pronunciar lo que estaba escrito en su corazón; se negaba a aceptar etiquetas ajenas, que no expresaban lo que ella sentía.
Vivía imaginando ser agua que empapara cada célula de su ser; aspiraba su aroma tratando de absorberlo por completo; le miraba intentando apoderarse de su imagen para hacerle invisible al resto del mundo; deseaba poseerlo por completo, fundirse literalmente con él, hacerlo suyo para siempre…
Satisfecha por fin, siguió barajando sílabas que construyeran la palabra exacta, para poder explicar todo a aquellos hombres de bata blanca que la llamaban caníbal a sus espaldas.

Nuestras publicaciones