Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

LO INCORRECTO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en LO INCORRECTO

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el cuarto será LO INCORRECTO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
0
0
horas
0
4
minutos
4
7
Segundos
4
0
Esta convocatoria finalizará el próximo
30 de JUNIO

Relatos

MAY45. NO HUBO ROSAS DE SABOR CARMÍN, de Sara Snezha Pozo Rodríguez

En una noche cerrada, las personas corrían de aquí para allá, llovía y los coches queriendo refugiarse rápidamente en sus garajes corrían y sus pies cubiertos de agua y barro recorrían toda la calzada. Mientras tanto él seguía allí esperando a su mujer con su paraguas y una rosa que la había comprado en un puesto a una gitana.
Su mujer no había aparecido todavía, los pétalos de la rosa lloraban lágrimas en forma de gota salada… él se temía lo peor. Los pétalos eran de un rojo intenso que hacía juego con los labios de su mujer, vestidos de un rojo carmín, que se puso esta mañana al salir de su casa para ir a trabajar… Los paraguas de diferentes colores, caminaban sin descanso esquivando a los demás, bajos, altos, redondos, cuadrados… parecían tener prisa pero él, sin embargo, seguía allí, esperando a su mujer… Cuando se dio cuenta de que su mujer a la que amó tantas veces en su cama, a la que juró ante el cura el día 5 de enero de 1976 que la amaría tanto en la salud como en la enfermedad… Esos labios no eran para él, después de esa noche ya no hubo más flores…

 https://plus.google.com/photos/110622094431896692428/albums/5654769810051857345

MAY44. EL FIN DE LA PRIMAVERA, Juan Enrique Nebot Garcia

Caí de la nube, con el resto de mis hermanas. Después de pasar por varias capas atmosféricas, por fin divisamos tierra. Me despedí de ellas con un “hasta luego”, todas éramos muy conscientes de que algún día, más pronto o más tarde, nos volveríamos a encontrar allí arriba.
Nada más topar con el suelo, fui absorbida por las raíces de lo que parecía ser una planta. Allí dentro, me volví a encontrar con algunas de mis hermanas que también habían corrido mi misma suerte. Acto seguido me fraccioné en varias partes, y cada una de ellas emprendió un camino diferente. Algunas fueron al tallo, haciéndolo más firme y vigoroso; otras a las hojas, dotándolas de un bonito verde; y otras fueron al “capullo”, para brotar la flor que llevaba dentro. Estas últimas, fueron sin saber que serían desaprovechadas, ya que desde hace unos años, y gracias al cambio climático, ya no hay abejas que polinicen las flores, ni tampoco pájaros que limpien de parásitos a los elefantes, ¡ni tampoco alergia! Ya no hay flores. Ya no hay primavera.

 cupitaru.blogspot.com

MAY42. NO HUBO FLORES, de Susana Gil Sena

Como cada jueves de marzo, su mirada de agua observaba a través de la ventana, daba igual que el sol hubiera venido a verla para calmar su frío, no importaba que la lluvia adormeciera con su danza aquellas tardes de primavera, ella solo esperaba.
 Hacía más tiempo del que ella misma podía recordar que se había convertido en un hábito esperar en marzo, esperar que aquel muchacho de ojos alegres y pelo trigueño le trajera siete dalias blancas que acariciarían el ansiado recuerdo de su amor de juventud.
Antonio había sido el amor desesperado de sus años de rebeldía, junto a él aprendió el color que tienen los besos cuando se cierran los ojos, a dormirse con la melodía de los latidos de un corazón fatigado después de las batallas del amor… y sin embargo había tenido que vivir junto a Carlos, un marido cómodo para la vida.
Pese a que habían tenido vidas distintas, separadas torpemente por consejo de su familia, él nunca había dejado de mandarle aquellas siete dalias, cada jueves de marzo durante los últimos 60 años.
Hacía dos meses que Antonio había fallecido, y aunque ella seguía esperando, aquel jueves no hubo flores.

MAY40. DE OTRA MANERA, de Lydia Leyte Coello

No hubo flores. La pareja, tan implicada en el estilo de vida alternativo, se negó a verlas morir en sus manos. La novia, cubierta con un sutil velo de encaje antiguo, portaba una rama leñosa, de la que pendían alegres cintas de algodón con cuentas de cristal. El novio, con un sombrero panamá trenzado a mano por indios guatemaltecos, de Comercio Justo, adornaba la solapa con un clavel de papel pinocho rojo estridente. Tampoco hubo iglesia, ni sacerdote, ni juez. Juraron su amor entre amigos y familiares ante el sol del ocaso, el único oficiante en el que creían. Permanecieron largo tiempo abrazados, con los pies desnudos mecidos por el dulce oleaje del Atlántico hasta que la luna rasgó la oscuridad. La luz de las velas iluminó el espacio. Extendieron manteles de lino en la playa y una fila de oferentes fue depositando los platos del menú, adornados con conchas y algas marinas comestibles, como si fuesen dones ofrecidos a la diosa Atenea. Ensalada de lentejas con tofu…, aliños orientales…, kefir y fresas…, miel de castaño… Solo el escéptico padre de la novia rompió la armonía. En un aparte, se zampó un bocadillo… con carne.

MAY39. DE CEGATA A CEGADA… de Christine-kistila Cleret de Langavant

No hubo, ni habrá, suficientes flores para compensar las que arrancaste…
\»lo que hace falta plantar en estos tiempos de crisis ¡¡son puerros!\» dijiste mientras las destrozabas…
cegata de amor estaba hasta ahora hacia ti…
cegada de ira estaba protestando vehemente…
cegada me dejaste al tirarme la cazuela de agua hirviendo a la cara…
\»¡NO!… no habrá suficientes flores para compensar lo que me hiciste\»

MAY38. AQUEL MES DE MAYO, de Ginette Gilart

Aquel mes de mayo, no hubo flores; solamente arena bajo los adoquines, pancartas con consignas, banderas rojas y puños levantados.                      En las avenidas de París y otras ciudades de Francia, se levantaban barricadas de coches, tras las cuales obreros y estudiantes esperaban unidos las hordas de los CRS. La Sorbonne y Nanterre se revolucionaban con Daniel en cabeza. Las fábricas y colegios cerraban sus puertas.
Bob Dylan cantaba “The times they are a changin\’” (“Los tiempos están cambiando”), The Rolling Stones, “Sympathy for the devil”y, The Beatles, “Hey Jude”.
Nosotros, los críos, vivíamos al margen de todo; para nosotros fueron unas inesperadas y largas vacaciones, aquel mayo del 68.
 Aquella primavera, tampoco hubo flores en Praga; los tanques rusos las pisaban.

MAY37. SIN FLORES PARA ANNIE, de Carlos Alberto Torres Gómez

Una cripta bajo el estío, un mayo sin corazón, un paisaje cruel y sombrío, unas manos, un adiós. Dos cuerpos que se separan, un alma por encontrar, dos lágrimas mal talladas, una vida por acabar. Tres años sobre cuarenta, tres látigos y una flor, tres páginas desiertas, tres puñales sin razón. Un nombre adormecido, un cuerpo sin motor, un alma en el olvido, un sendero de dolor. Una cripta bajo el estío, un sayo sin corazón, el recuerdo de Annie, su alma y esta flor.

MAY36. RENUNCIA, de Inés Zapirain López

Aquella mañana me di cuenta de algo insólito. En mi historia no había lugar para las flores. Repasé despacio mi extensa biografía,ningún acto cubierto de pétalos y olores dulces. Ningún regalo romántico,cubierto de celofán y lazos turquesa.
Caí en la cuenta,de que las flores apenas me rozaron en algún momento. Un aniversario puntual en mi familia, o alguna rosa solitaria entregada a mis amigas. Pero ninguno de esos brotes, cubiertos de hojas de colores, se quedó conmigo. ¿Por qué? si en algún lugar recóndito de mi mente, yo recordaba amarlas. A veces las miraba desde lejos, pero no porque las aborreciera,algo me impedía acercarme. Mis padres evitaron responderme y mis hermanas me dieron largas. Le pedí explicaciones a mi novio, por no adornar nuestro amor con flores;me dijo que muchas veces lo intentó,pero nunca pudo hacerlo. Me dirigí a ver a mi abuela,que bajó la vista ante la pregunta…
-Teníamos que ofrecer algo a cambio de tu vida -musitó -te escapabas de nuestras manos y no queríamos perderte. El precio que pagamos, fue renunciar a tu pasión. Te curaste, y a partir de entonces, jamás tendrías flores-.

MAY35. HEMISFERIO SUR, de María del Mar García Rojo

Tras el duro invierno de noches largas, ambiente sombrío, vida vegetal inanimada y cientos de adjetivos más que definen la extraña dejadez que me produce esta estación. Va ganando minuto a minuto cada día, desde el 25 de Noviembre, la luz a la oscuridad.
La magia de la creciente primavera comienzo a buscar en todos los detalles, y parezco tonta, porque me alegro con cada uno de sus pequeños indicios, las yemas de los árboles, las crecientes temperaturas, las fresas…
Las primeras flores son la pequeña, breve y emotiva dedicatoria que anuncia lo que está por venir. Tupidas alfombras florales, árboles frondosos de fresca sombra, pequeños frutos, verdes hierbas.  Todas estas cosas llenan mi vida de color, fantasía y alegría.
Toda una explosión de vida en el hemisferio norte, donde vivo.
Aquel  año no hubo flores. Mis bioritmos desencajados en el hemisferio sur; repitiendo el otoño y el invierno.
Os juro que ha sido la peor de las torturas que pudiera imaginar.

http://ramledairam.wordpress.com/

MAY34. CAYÓ EL TELÓN, de Alberto Quiles

 Luces, silencio y se abre el telón.
Aclaro mi voz, levanto mi mirada y me enfundo de valor.
Repito notas y recuerdo palabras en mi mente, miro a mi alrededor.
Temor más silencio y aquel foco me ilumina.
El mundo se hace pequeño.
Mi garganta suena, mi cuerpo se tensa y por fin me concentro.
Ahora me relajo, miro al público y siento mi canción.
Destilo notas, articulo palabras y miro a mi alrededor.
Miradas ausentes, lejanas y de sinsabor.
Me enfundo en las letras, en la historia y vuelo a otra dimensión.
Es aquella chica, siento su dolor.
Un corazón roto, dice aquella estrofa.
Un amor perdido, habla aquella otra.
Por último, se pierde la pasión y hace colofón.
De nuevo estoy en aquel escenario.
Los ojos se concentran en mí.
Exhalo un suspiro,
varias lágrimas se escapan de mis ojos,
por unos instantes había sido aquella niña.
Luces, silencio y cae el telón.
Aquella noche no hubo flores ni aplausos,
solo decepción.

UN POCO DE INSPIRACIÓN… LA FLORIMANÍA…

…adornar casas dignas, nobles y antiguas, lugares y edificios históricos con ornamentos florales anuncia un mal gusto que imaginar se puede. Quien lo hace o permite que se haga peca contra el espíritu de lo digno y lo bello y viola el hermoso recuerdo de nuestros bravos y nobles predecesores. (…) Desde luego las flores son bellas en sí mismas; pero no están para poner en solfa y desdibujar la noble severidad y belleza de las esculturas. La predilección por las flores puede degenerar en necia florimanía.
Robert Walser. EL PASEO

Nuestras publicaciones