Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

28 Indulgencia (Mirta Calabrese)

Estaba muy molesto, dijo que no podía más, que esto lo colmaba todo, nervioso  se restregaba las manos. Nunca lo había visto así, él, un ejemplo de paciencia y dulzura, lo desconocía. Fue entonces cuando afirmó que me abandonaba, que nunca había tenido que proteger a alguien así, tan imprevisible, que se ponía en situaciones de  riesgo y tenía la cabeza dura como piedra, que no lo llamara. Dio un portazo y desapareció. Estaba desolada, no sabía qué hacer, solo pensaba cómo sería mi vida desde ahora sin él.

Al cabo de un rato aparté un poco las cortinas y ahí estaba mi ángel, sentadito en el alféizar de la  ventana, con sus alitas de luz y su ternura. Al percatarse me guiño un ojo y sonrió..

y yo suspiré aliviada.

 

27 ACTUALIZACIÓN (A. BARCELÓ)

No hemos tenido más remedio que ponernos al día y lo hemos hecho apostando por invertir en I+D+I. El resultado es el algoritmo “LO5V4E/5G”, que se ha implementado en la aplicación CUPI2.0, denominada así para aprovechar el brand equity de marca existente y potenciar su implantación.

El sistema es muy sencillo. Un simple registro y la creación de un perfil da acceso a una gigantesca base de datos con infinidad de enlaces compatibles.

El proyecto no está exento de riesgos. Se han sucedido numerosos intentos de hackeo del nick “ángel caído” que han obligado a extremar la seguridad y desarrollar potentes cortafuegos.

Los resultados iniciales estaban siendo muy esperanzadores, pero el verdadero escollo no deja de ser la propia naturaleza humana. El algoritmo no es capaz de detectar perfiles falsos ni consigue evitar los embustes en los chats. Con todo, se espera mejorar mucho en futuras versiones, pues regresar al modelo anterior es impensable. ¿Se imaginan volver a esa especie de angelito en pañales con esa horterada salvaje de las flechitas?

 

26. Pobre diablo (Javier Igarreta)

Una vez abortada la rebelión, no tuvieron compasión. Maldijeron su nombre, le cortaron las alas y perdió el aura. En realidad, nunca fue un adalid de la revuelta, simplemente se dejó seducir por el rimbombante aleteo de una entelequia de altos vuelos. Antes de caer arrojado a las tinieblas exteriores, sintió un repentino crujir de dientes. Apenas un leve síntoma de la dimensión de su desvarío. Sólo merced a una innata gallardía pudo permanecer  inasequible al arrepentimiento. Aunque nunca lograría olvidar su querencia hacia las alturas. Proscrito y relegado a un estatus de bajo rango, tuvo que malearse y renacer de sus cenizas. Siempre dispondría de terreno abonado en el barro de sus víctimas.

Sólo algunos resentidos lo subestiman bajo el infundio de que, en sus horas muertas, mata moscas con el rabo. Otros, muertos de envidia, aseguran que es más sabio por viejo que por diablo. Pero a nadie se le oculta que el condenado tiene ángel.

25. SERAFÍN (Mariángeles Abelli Bonardi)

Tras ese primer, maravilloso baño, notamos la pelusa blanca, que atribuimos a su piel de bebé, una piel que ganaba en lozanía, con esa pelusa que medraba en su espalda, tenaz e iridiscente…

No había cumplido un mes cuando por fin lo aceptamos: las cosas tomaban otro cariz, otra textura, que tocaba aprender a manejar…  Al principio fue sencillo, con las batas y los saquitos bastaba, pero crecían y crecían, cada vez más evidentes… “¿Y por qué seguirlo ocultando?”, nos dijimos, y así, con el correr de los meses, llenas de amor y de cuidado, se fueron convirtiendo en lo que eran, por eso no lloramos cuando, apenas un año después, lo vimos alzar vuelo en el balcón: en el fondo, siempre supimos que era un angelito.

24 MITOS Y ANGELITOS (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

“El obispo de Atenas, Dionisio, un discípulo de San Pablo del barrio de Aerópago, algo así como el Baracaldo de Atenas, que por ello lo apodaron el Aeropagita, afirmaba que los Ángeles se clasificaban en serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y custodios. A estos últimos pertenece vuestro ángel de la guarda”.

Mientras el hermano Efrén nos daba esa clase de religión, fuera, una tormenta de primavera había oscurecido la tarde y tamborileaba con sus gotonas sobre los cristales de las ventanas del aula, tras los cuales solo se adivinaba el titán de Goya con su puño amenazante pintado en la nube negra.

Terminada la clase, la tormenta y esfumado el arcoíris quedó un cielo pletórico de cúmulos blancos heridos por los rayos del sol poniente.

Camino de casa mirando extasiado aquel panorama mi imaginación se echó a volar. Por el oeste, en la cumbre de un cirro, Prometeo sufría las garras del águila y Sísifo subía hacia él empujando una roca de nube; a su derecha se desarrollaba una pelea de Alóadas; a su izquierda toreaban dos centauros a un minotauro encabritado.

Eché de menos a los ángeles del hermano Efrén que pusieran orden en aquel caos.

23. GOLIATH

Estamos en Ascalon. Entrevistamos a la madre del héroe filisteo que cayó ante el israelí David.

P. Hola Maljishua. ¿Cómo estáis?

R. Mi querido hijo descansa ya en los dominios de Baal. Celebramos su cremación en el Valle del Terebinto, donde reposará junto a sus ancestros.

P. ¿Qué sucedió?

R. Los israelíes quieren echarnos de nuestra tierra Peleset. Llegaron ante las murallas y exigieron lucha. Nuestros dirigentes deseaban evitar muertes absurdas. Plantearon enfrentamiento singular. Eligieron a mi hijo.

P. ¿El gigante?

R. Sí, mi buen Goliath. El más joven de mis quince hijos. Tan grande como su abuelo, quien construyó estas murallas. Quería ser cantero pero lo hicieron luchador. Cuando vi al joven israelí con aquel artefacto en la mano supe que era su fin. Le di un beso de despedida.

P. ¿Qué dijo?

R. Gol era muy bueno e inteligente. Conocía su destino. Me besó y me cogió la mano. El resto fue rápido. Nada más salir, la piedra le rompió la cabeza.

P. ¿Y ahora?

R. Los israelíes exigen que vayamos al exilio. Nosotros queremos vivir aquí en paz.

P. Les deseamos suerte. Esto es todo desde Ascalon, la capital de los filisteos. Para Jerico´s News, Avinadav Absalon.

22. URIEL Y AZRAEL (Juan Manuel Pérez Torres)

Las primeras luces sonrosadas invitaban vergonzosas a gozar de su virginal caricia, a postergar de nuevo la oscuridad, a dar por vencida la malévola noche.
Cuando desperté notaba aún el vapor de su respiración, la brisa formada por sus alas removiendo la neblina del sueño, la nube de su aroma… y eché de menos su presencia. Indefenso, pero agradecido por el frescor de la mañana, acepté la aurora en solitario, aun sabiendo que aquel vacío que empezaba a sentir, iría creciendo, inexorable, aunque despacio, y convertiría en tediosa la espera. La luz, que ahora se envalentonaba con resplandores, paulatinamente agotaría sus brillos rindiéndose otra vez a su regreso.

Cuando al cabo se produjo el vencimiento de la luz tras el mínimo centelleo del atardecer y ya no cabían cambios ni enmiendas sino acaso percibir el leve peso con que languidece el cielo, llegó de nuevo para poseerme, me ofreció su cauce y, ya inmerso en la riada, inundado al fin en su negrura, monté en su grupa, batió sus alas y me llevó a su inefable reino.

21 Comicios

La mole catedralicia se iluminó con un rayo cegador que marcó el inicio de una gran tormenta y dio un aspecto fantasmagórico a la imponente fachada, y un fuerte vendaval bajó de la montaña, con tal intensidad que hizo sonar las campanas, mecidas por el viento como si fueran de papel.

Fue tal la magnitud de la tormenta que todos salieron de sus casas y, a través de las empinadas calles de alrededor de la catedral, se acercaron a la plaza para ver lo que ocurría. Fue entonces cuando, entre el repicar de las campanas y el rugir del cielo, en la balaustrada, a ambos lados de la imagen de San Fernando, que espada en alto parecía dirigir el acto, parecieron un ángel negro y otro blanco:

—Si me seguís —dijo la voz albina—, os prometo una vida eterna y plena.

—Disfrutaréis de un sinfín de riquezas —replicó su contrincante— y el placer será vuestra única religión.

—Solo con mi ayuda obtendréis una vida mejor.

—Con mi victoria se acabará el sufrimiento. Vuestra felicidad es mi promesa.

Y así, alimentando deseos y esperanzas, siguieron durante horas y horas, pues ese día Dios autorizó que comenzara la campaña electoral.

20 La colección

Le gusta jugar con el agua. Los zambulle hasta que empiezan a chapotear desesperados sin poder respirar. Los saca cuidadosa del charco con los dedos gordinflones. Uno a uno los pone al sol a que se sequen. Los acuna y si lloran a veces les canta una nana antes de dormir. Ha aprendido a coser para hacerles ropa, pero a su padre le parece mal que se encariñe con los hombrecillos. Si ya les ha puesto nombre patalea y se disgusta mucho cuando él les espeta un alfiler en el ombligo antes de fijarlos en el tablero del salón.

19. Gigángel (Juana Mª Igarreta)

Como cualquier niño de los nuestros desoyó los consejos de sus mayores. Miró a su alrededor y, viéndose libre de ojos vigilantes, cruzó aquel umbral prohibido y misterioso. Se dejó caer. Empapado de nubes aterrizó en un terreno boscoso. Había oscurecido. Alzó la mirada, ¡también desde este mundo se veía la luna brillar! Como cualquier niño que tiene todos los sueños por estrenar, más de una vez había imaginado volar hasta ella. Un resplandor que emergía tras la masa arbórea en la que se hallaba llamó su atención y se dirigió hacia él.

Begoña había reñido con su marido. Acodada en la ventana, no escuchó cuando Eduardo salió de casa; éste, muy dolido, decidió que pasaría la noche en el coche.

Súbitamente, entre los ojos de Begoña y el cielo se interpuso un descomunal brazo que señalaba la luna pareciéndola tocar. Gritó aterrada. Las ventanas de los sobresaltados vecinos se abrieron casi al unísono. Observaron perplejos cómo una gigantesca criatura se elevaba veloz ante ellos. No llegaron a percibir el objeto que escondía una de sus manos: un cochecito que había encontrado en la calle. Se encaprichó de aquel “juguete”, como cualquier niño de los nuestros.

18. El pacto

Custodia, el ángel de la guarda de Susana, ha sido condenada.

El cuerpo de la niña fue encontrado en la cama. Tenía los ojos cerrados y una leve sonrisa en la cara. Muerte súbita, dijeron los expertos, posiblemente una alteración cardiaca provocada por la medicación antipsicótica.

La corte celestial, con el juez supremo a la cabeza, anuló la categoría angelical de Custodia y la condenaron al ostracismo de la eternidad. Era la primera vez en toda la historia que un querubín asesinaba a su protegido.

Custodia, seguía sin entender dónde estaba el problema. Era el deseo de la chica. Lo habían hablado muchas veces, y habían llegado a ese acuerdo para salvarla. Susana quería convertirse en uno de ellos y acabar para siempre con el infierno de su vida, lleno de pastillas, doctores y hospitales.

Ambas echarán de menos los ratos juntas.

17. Sacar partido (Anna Jorba Ricart)

Tú, gigante consagrado de las letras, me aconsejaste que aprendiera a perfeccionar el ingenio. No lo entendí hasta que un día te reconocí en una red social repleto de seguidores. Te estuve observando en silencio durante algún tiempo y me di cuenta que sabías recoger ideas, que con tu talento les añadías creatividad, te las hacías tuyas y acababan en textos firmados por ti, que eran publicados en revistas y periódicos. Empecé a poner en practica, una a una tus lecciones, y pasé de ser ignorada a ser reconocida a lo grande, como tú. Destapar el truco soterrado del sistema, me impulsó a organizar un nuevo certamen literario para estimular la creatividad de otros. A los textos que me llegaban, sembrados de ideas, les rapté sus musas, me impregné de sus Clíos, Calíopes o Talías, ¡Oh!, divinas fuentes de inspiración. A sus autores, de premio, les prometía la ilusión de seguir devanándose los sesos para fomentar que continuaran siendo originales en las siguientes convocatorias.

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