Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

08. Rueda de reconocimiento ( Fernando García del Carrizo)

“ Una prueba de ADN ha permitido demostrar la inocencia del acusado por el famoso crimen del metro. Tras haber estado más de veinte años en prisión, su abogado ha declarado que solicitarán una indemnización…”

Mientras leía la noticia, sentí un escalofrío y mi cuerpo se paralizó. Imágenes que creía olvidadas aparecieron como flashes en mi mente. Mi corazón latía con fuerza y una opresión en el pecho hacía más difícil respirar.

Tras infinitas sesiones de terapia, pensé que había conseguido pasar página, hasta que el periódico me mostró lo contrario.

Durante años, maldije aquella vuelta a casa desde el trabajo en el suburbano, donde, involuntariamente, fui testigo de un asesinato. Al horror de la experiencia, se sumaba todo el procedimiento legal; múltiples tomas de declaraciones por la policía, los peritos o el fiscal, y luego el acoso de algunos periodistas, que no hacían sino abrir la herida del recuerdo, impidiendo que cicatrizara.

- ¿ Está usted completamente seguro?

No recordaba su rostro, solo los chillidos, los golpes, la sangre y cuando arrojó el cuerpo a la vía.  Quería que todo acabara de una vez y seguir con mi vida.

- Sí, completamente. Es él.

7. Ilusionismo por Jose María Escudero Ramos

Un día cualquiera, un curso académico cualquiera…

En la Escuela de magia
Y recordad, no se trata ni de ilusionista, ni de ilusionismo; se trata de despistar la atención. Mientras miren aquí, podemos esconder por acá. Se genera una ilusión óptica.

En la Universidad de Ciencias Políticas
Y recordad, no se trata de ilusiones, se trata de despistar. Crear una pancarta, crear un deseo, un eslogan potente, una ilusión. Mientras unos se ilusionan por una frase y se ponen detrás de una pancarta por allí, otros esconden y se llevan lo que les de la gana por allá. Esa es la magia del poder, el verdadero ilusionismo.

Último día de curso
-Profesor: ¿Dónde está el alumno Vargas?
-Compañero de clase: Vargas ha desaparecido pero aquí tiene su tesis. Es increíble, apareció súbitamente.
-Profesor: ¡Este Vargas! ¿Cómo hará para irse siempre de rositas? Aunque no sea políticamente correcto, he de decir que tiene un gran futuro en el mundo del ilusionismo.

6. Cortando por lo sano (Francisco Javier Igarreta)

Años atrás había sido un barrio comercial, pero la rápida expansión de la ciudad lo abocó a un progresivo declive. A estas alturas resultaba sorprendente que alguien se arriesgara a instalarse allí. Por muy “innovador’ que fuese el proyecto en ciernes. Sin embargo, un individuo con ínfulas de visionario, parecía haber descubierto el ave fénix en un ruinoso almacén incendiado en extrañas circunstancias.

Tras una reforma integral, concedió un periodo de puertas abiertas. La gente acudía intrigada y se dejaba seducir por el metafísico atractivo de aquel espacio vacío. La deslumbrante ausencia de todo les liberaba del acuciante acoso de las cosas, permitiéndoles percatarse de la presencia del otro. Algunos, incluso se encontraron a sí mismos. “Hay que vivir la experiencia” se convirtió en algo más que un slogan y aumentó la demanda de sentirla. Sin embargo, a los pocos días el local fue clausurado sin contemplaciones. Un documento del Departamento de Usos y Actitudes señalaba “que aquel peligroso montaje woke, fomentaba tendencias atentatorias contra la sociedad que con sumo esfuerzo formamos entre todos. Aunque, de momento, parecía algo incipiente y cosa de frikis, se hacía preciso echar por tierra un posible nicho de negocio”.

05. Horas extras

A pesar de estar fuera de la consulta, me quito los guantes y analizo por segunda vez esta preciosa mano. Quizá aquel día se me pasó algo. La línea del corazón mantiene los mismos rasgos pasionales. La del intelecto, curva, como hecha con un compás, de esas que no se olvidan. Soñadora con trazos de vulnerabilidad. Tendrás tres hijas, tres, le dije, y se llevó la mano izquierda al vientre. La línea del dinero se quiebra súbitamente. Aquello me lo callé, aunque le hice a la chica un descuento por la sesión. Fluye por la palma un largo surco de vida. Se lo señalé. ¿Está segura de eso?, me preguntó entonces aquella joven de mirada vidriosa. Claro que sí, cielo, respondí sin dudar.

Mientras sujetan su mano derecha con delicadeza, observo las mías; callosas, mentirosas también. Para acallarlas, me ajusto los guantes estirando el plástico azul y comparo durante unos segundos mi presente imperfecto con aquel futuro tan brillante como incorrecto que me predije. Quizá se me pasó algo. Y hablando de futuros, antes de que el doctor Flores regrese del baño, devuelvo la mano a la camilla y arrastro la fregona lejos de la sala de autopsias.

04. LA REINA Y YO

Qué hago aquí atado a un poste con una docena de arqueros reales dispuestos a asaetearme a la orden del capitán.

Un humilde zapatero a quien el inescrutable destino ha llevado a ser el asesor de borceguís, sandalias, escarpines, alborgas y chanclas para su Ilustrísima Majestad la Reina.

La Doña se hacía ver cada vez más por el modesto taller de donde salía plenamente satisfecha, eso me hacía ensoñar en medio de fastuosas reverencias.

Mis sencillas entendederas empezaban a vislumbrar que algo más había, quizá por sus ojos brillantes o sus labios sonrientes.

Diría yo que la sangre hierve cuando menos debe y los ardores deberían guardarse en otros cajones más tranquilos.

En la siguiente visita atreví a susurrar a la Excelentísima que sus pies eran divinos. De ahí al catre real fue un instante. El Rey se enteró y éste es el resultado.

El oficial va a bajar la mano cuando se oye una voz femenina que grita alto. Todos se arrodillan ante su presencia mientras afirma potente: “Entre mis potestades está la de nombrar chambelán y eso hago en este momento, soltadlo esbirros”.

Ahora me visten con terciopelos y chorreras bajo la atenta mirada de su Magnánima Esencia.

03. ZOMBIES (Puri Rodríguez)

¡Qué tiempos aquellos en los que las personas mayores nos volvíamos casi invisibles para una gran parte de la gente joven! Nos cruzábamos con ellos por la calle y, aún sin fijarse apenas en nosotros, nos cedían el paso o el asiento en los transportes públicos.

Eso se acabó. Hoy en día no ceden ni el asiento ni el paso. Y ya no es nuestra avanzada edad, en la que antes a veces reparaban, es que ya ni siquiera nos ven.

Ahora, los mayores de cualquier sexo y edad, vamos de pie en bus y metro y los jóvenes van sentados sin inmutarse.

Y por la calle, hemos de caminar dirigiendo un ojo al suelo para no caer en el bache de una acera y, a la vez, dirigir el otro ojo unos metros al frente para esquivar a los cada vez más numerosos “móviladictos”, que no levantan la vista de su aparatejo así se les cruce una persona, animal o cosa.

Más pronto que tarde, veremos una masiva protesta de farolas y postes de tráfico, dirigida por alguna IA rebelde, con carteles en los que se lea:

 ¡¡¡TRANSEÚNTES SÍ, ZOMBIES NO!!!

                       ¡¡¡GRACIAS!!!

Fijo, fijo.

2. DESNATURALIZADA. (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Orejo, julio 1926. El tren llega a la estación de Orejo (Cantabria)

Una joven saca por la ventanilla a una criatura de meses y se la ofrece a las dos aldeanas.

─Tómenla, por favor, su madre, que se llama Luisa, llegará en un momento a la estación a recogerla.

Las dos se miran estupefactas. Habían compartido el trayecto con la joven y se habían entretenido en hacer cucamonas a aquella bebé de ojos tristes.

Don Alejandro, el jefe de estación, hace sonar el pito de marcha del tren. La joven nerviosa, cambia de actitud y chilla:

─ ¡Cójanla o la tiro!

Ante esta amenaza, Encarnación y su hermana Saturnina se apresuran a recoger a la nena.

Buscaron entre los viajeros que vienen, van o esperan. Ninguna mujer de nombre Luisa se presenta.

En la oficina de la estación hurgan entre las ropitas y hallan un papel:

“Se ruega a quien la recoja que la cuide como a una hija. Su madre no volverá a verla pues se marcha a Cuba a contraer matrimonio y no quiere que se entere su futuro esposo. Está bautizada como Matilde”.

Aquellas hermanas solteras, molineras en Villaverde de Pontones, nunca se separaron de la niña.

01. VENCES

Como eso que le ha pedido la hechicera de «sacrificar un animal con cuernos al amanecer» le parece violento, confía en que le bastará con subir la cabra al campanario y que ella sola responderá a su instinto y saltará al vacío. Pero cuando cruza la iglesia, a punto de subir la escalera de la torre, oye que le gritan a sus espaldas.

—Suelta a ese animal inocente, Wenceslao.

Apenas puede creerlo. Le sorprende encontrar al San Antonio de las procesiones festivas mirándole con el ceño fruncido desde la peana de su hornacina, pero lo que realmente le deja asombrado es la correcta dicción con la que alguien, por fin, ha pronunciado su nombre: Wenceslao.

86. Terca manchega (Pablo Cavero)

Primer trabajo. Necesitaban despedir a una persona y ella se ofreció voluntaria, era las más joven.
Segundo curre. Arrebató el micrófono al presidente en la cena navideña de la empresa y denunció las pagas de beneficios de jefes y directivos, detalló las cifras y alentó una huelga. Logró que los trabajadores tuvieran una muy considerable, hasta entonces inexistente. La despidieron, pleiteó y tuvieron que readmitirla. Le dieron un destino a quinientos kilómetros.

Hoy en el asilo, jubilada y desahuciada de su casa hace tres años, sonríe cuando su sobrina le dice que hay sentencia a su favor contra el fondo buitre.

85. Emergencia en la Mancha

En su cabeza se mezclaba dolor y aturdimiento; solo recordaba los mandobles recibidos por unos voladores palos negros que repartían con gran destreza unos caballeros de refulgente armadura. Él, que solo buscaba atacar a los malditos aerogeneradores, blandió una cadena con la que atarse y acabar con ellos al grito de “contra la contaminación visual”. La defensa de su ejército impidió acercarse a la base de esos enormes monstruos. Ahora, trataba de recuperarse tendido en el suelo. Reconoció enseguida a su amada, que se mostró sorprendida cuando le llamó por su nombre, “mi Dulcinea”. Ella le acarició el pelo, apartándolo, para comprobar las heridas. Iba vestida con un brillante chaleco donde figuraba su nombre en el campo de batalla, SAMUR. Le acompañaba Sancho, “ENFERMERÍA” como apodo a en su espalda. Con la habilidad de todo buen escudero me ayudó a recuperar compostura y acercándome a mi corcel me montó diligentemente. Los ojos de mi Rocinante brillaban, color oro, de alegría y con un extraño e insistente relincho nos alejamos galopando velozmente, dejando una estela de polvo dirección a un lugar seguro. En voz queda, para no molestarme, puede escuchar a Sancho y Dulcinea: “Tira para el psiquiátrico”.

84. El sueño que no cesa

Pocos apostaron por que la frágil embarcación de madera alcanzase la costa cubana.  Quijoterías, murmuraban. Apenas aguantaba el peso de los 82 hombres que achicaban agua desesperados, hambrientos, secos de vómitos, diarreas y falta de líquidos. Siete días duró la travesía hasta que encallaron en un manglar a dos kilómetros de la playa. Batista, con un ejército de unos 80.000 hombres, los esperaba. En aquella primera derrota la mayoría de los guerrilleros encontraron la muerte. Poco más de veinte supervivientes consiguieron refugiarse en la Sierra Maestra.  

Y nació el Ejército Rebelde, la forja de una revolución que no tardaría en convertirse en leyenda y decorar camisetas, gorras, posters, carpetas, sudaderas. El apoyo del pueblo sembró la isla de esperanza y, con la simpatía de la prensa internacional, los insurrectos enamoraron al mundo entero.  

Por una Cuba libre, antimperialista y democrática.   

El 1 de enero de 1959 los héroes victoriosos desfilaron por La Habana ante unos cubanos que por fin abrazarían la libertad. La gran promesa del Año Nuevo.  

Pero pronto llegó la Comisión Depuradora, los juicios, los fusilamientos, las masacres y el Partido Único. Desde entonces, los cubanos que no abandonaron la isla, aún esperan la llegada del último barco. 

83. BORRÓN Y CUENTA NUEVA

Se cree un «desfacedor de entuertos», como el Quijote, dispuesto a «librar batallas» por el bien de otros. Mediar en disputas que no le van ni le vienen le ha costado, solo este último mes, un moratón en el ojo, un dedo roto y que lo dejara su pareja. Pero la cosa se le ha ido de madre. Se ha metido tanto en la novela negra que está leyendo, que sufre sabiendo que la protagonista va a palmarla. Así que, al hallar un borrón en la impresión de la página 102, se ha colado por él en el libro escondiéndose en el rincón del ascensor. Al entrar la chica en el portal, sale a su encuentro para contarle lo que pasará dos capítulos más adelante. Ella se asusta, da un traspiés, cae sobre los primeros peldaños y se desnuca. Tras este lance, él se ha convertido en el malo de la historia. Huye a toda prisa cuando escucha al novio de la muchacha bajar por la escalera, llamándola. Ahora está en busca y captura, vive con lo puesto y lo peor es que no localiza el manchurrón por donde llegó. Seguro que lo hizo desaparecer el villano de la trama…

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