Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

46. MÁS CINE, POR FAVOR

Salma pasa la vida cosiendo. En su mesa hay una foto de su hermana pequeña y otra de un chico de ojos oscuros. Tiene dieciséis años, lleva cuatro en la Bombay Textil Corporation. Por las noches duerme en los sótanos junto a otras chicas de zonas rurales. Hay trescientas mesas separadas por exiguos pasillos que recorre el encargado, un uzbeko con un turbante grasiento que fuma sin parar. De las escasas ventanas surgen densas columnas de vapor de humanidad, como la respiración de un descomunal animal acezante. El trabajo es agotador, pero con el dinero que ha ahorrado su hermana pequeña podrá terminar la escuela primaria.
Los domingos va al cine y vive otras vidas. La última vez dejó los suburbios de Bombay para sentir en la cara la brisa helada del Atlántico Norte. Navegaba con los brazos en cruz en la proa de un barco insumergible, mientras un chico de ojos oscuros, intocable como ella, le sujetaba las manos. Las palomitas sabían a sueños, el ruido de las máquinas de coser se perdió entre las olas. Volvió a ser sólo una chica a la que le gustaba un chico y, durante dos horas, fue feliz.

45. TOC. Segundo intento (Fuera de concurso)

Enero de 2021:
11 meses después…
Tras fracasar en su intento de suicidio por sus incertidumbres ortográficas, decidió apuntarse a unas clases nocturnas de un profesor trasnochado experto en lingüística. En pocos meses aprendió las normas básicas del buen escribir, y sus conocimientos se aclararon de tal forma que se sintió preparado para emprender de nuevo el último camino de su destino.
Enmarcó su flamante título junto a la foto de la causante de su inercia por quitarse la vida y volvió a poner en la pared unas líneas dignas de aquel momento: «Aquí yace el cuerpo de un hombre culto al que la tristeza y la nostalgia empujaron a abandonar este mundo por un golpe de desamor».
Contento con su brillante prosa, se subió a una silla, ató a la viga del techo una cuerda, le hizo un nudo y echó un último vistazo a su frase, que podía ser perfectamente el comienzo de una colosal novela. Imaginó entonces un argumento con el que continuar, y en ese estado de creatividad, con una sonrisa inconsciente, bajó de su patíbulo improvisado, dispuesto a escribir una obra que le hiciera inmortal y, después, si acaso, ya se suicidaría… ¿O no?

44. LA NIÑA QUE VIVE EN MÍ (Ginette Gilart)

A menudo noto su presencia, especialmente en primavera y en verano. Durante los días largos y soleados casi siempre está presente y me inunda con sus risas, sus juegos y sus canciones. Conmigo recorre los caminos a bicicleta, silbando un estribillo, dejando que el viento alborote mi cabello. Los baños de mar son sus preferidos, se siente como un pez en el agua y los disfruta hasta que le salen escamas. En otoño, si paso cerca de la antigua escuela me pellizca y me obliga a acercarme a la panadería donde la veo saborear un pan de chocolate, o me dirige hacia el quiosco a comprar nubes de algodón o palos de regaliz. Durante el invierno pasa más desapercibida, pues el frío y la lluvia nunca fueron de su agrado. Tal vez algunos días aparece, cuando la nieve lo recubre todo; entonces la veo llegar sonriendo en su trineo. La peor época es la Navidad, no sé dónde está, se esconde o se duerme. Con el tiempo he aprendido a despertarla y alegrarla, decorando la casa y preparando postres ricos a los que ella no se puede negar.

43. Y LLEGÓ EL DÍA.

 

Siempre fértil de intensas emociones, se había considerado un tipo afortunado en el arte de la felicidad, entendiendo como tal, la capacidad de coleccionar amantes de nacionalidad y gustos varios. Acostumbrado a satisfacer sus deseos (carnales y morales) hacía alarde de esos triunfos y ni se imaginaba que era cuestión de tiempo que se colaría todo ese gozo por el desagüe de la soledad y la indiferencia.

La llegada de un naufragio económico y la acumulación de años con achaques se escaparon por los poros de su piel y se embriagó de los aromas decadentes de una vida de conquistador conquistado por la vejez y la ruina de su imperio.

En un rincón de su alma, apela a la bondad desinteresada de aquellas interesadas para cubrir el vacío de su existencia. No quiere reconocer que hoy, no es ayer.

42. ALLEGRO MA NON TROPPO

Todo el mundo alababa a Purita como a una figura del bel canto y no era más que una enchufada que lucía los mismos tonillos que una oveja tiritando, pero ahí residía la ventaja de ser la sobrina del director del coro al que me habían apuntado mis padres mientras resolvían el dilema de tener otro hijo o divorciarse. Más partidario de lo segundo, el caso es que acabé descubriendo mi afición musical y un cierto don para cantar, pero al mismo tiempo fui reconociendo quién tenía buena voz y quién buenos padrinos, lo que me procuraba tanta felicidad como rencores, sobre todo contra Purita. El día en que vinieron a hacernos las pruebas, cuando el profesor del conservatorio le dio el tono y la vicetiple trató de seducirlo con esos gorgoritos, no tuvo otra respuesta que un desabrido «deja de balar y mira la partitura de una vez por todas» que la dejó helada y abatida.
Al verla salir llorando, allí descubrí la felicidad, y la sonrisa me duró días, aunque todos pensaban que era por la inminente llegada al mundo del hermanito que salvaría mi estabilidad familiar.

41. CIGÜEÑAS (María Jesús Briones Arreba)

Feliz y Felisa, tras quince años de matrimonio estéril, realizarán el sueño: Han invertido ilusiones y parte de su fortuna en un método infalible de gestación.

La Cigüeña ha registrado el pedido. Hará llegar a la criatura para cubrir un hueco huérfano y proyectos de una vida futura.
Nueve meses después, un repartidor «Amazónico» hace entrega a la pareja del Robot «ZR-2050» programado para cumplir cualquier deseo y necesidad cotidiana, física y afectiva.
Feliz y Felisa se abrazan felices ante «ZR-2050», quien cada primero de Noviembre depositará crisantemos sobre el mármol lapidario, recordándolos con memoria matemática, muy superior a cualquier hijo o hija que hubieran podido tener.

 

40. El hallazgo más valioso. (Nuria Rodríguez)

          Siempre nos queda la alegría para enfrentar este mundo (Almudena Grandes).

Aún no puede creerse la suerte de haber encontrado el que, sin duda, será el volumen más importante de su colección. Se trata de un espécimen de gran valor ya que hasta ahora, se creía extinto.

Además de por su belleza, destacaba en inteligencia. Se le atribuía el poder de la telepatía y una asombrosa capacidad para realizar varias tareas complejas a la vez.

Su estado de ánimo podía cambiar en segundos y, a pesar de los avances tecnológicos de la época, nadie a día de hoy había conseguido entender el funcionamiento de su complejo cerebro.

Con una alegría desmedida y manos temblorosas, teclea en el monitor de la cápsula, “Hembra Terrícola”.

39. La Teoría de la Relatividad

Para comprobar su grado de felicidad, María compró un diario y dos bolígrafos: uno verde y otro negro. Decidió que utilizaría el negro para sus días infelices y para los felices, el verde; pero éste se quedó sin estrenar. Siempre encontraba algún motivo, real o ficticio, para estar triste. Cualquier cosa le amargaba, que gotease el grifo del lavabo, que estuviese pasado el arroz, el miedo a una guerra nuclear o a la llegada de un nuevo virus…. De todo hacía un drama.

Instalada en el pesimismo, de nada sirvió que rápidamente se le agotase la tinta negra, no vio en ello una señal. Tuvo que llegar una desgracia con mayúsculas para que su vida diese un vuelco. Más pendiente de sus temores, de los terribles males que le acechaban, que de los fogones, un descuido provocó un pavoroso incendio del que salió viva de milagro.

Después de recuperarse del enorme susto, lo primero que hizo fue comprar un nuevo diario y…muchos bolígrafos verdes.

38. SOBREDOSIS (Domingo J. Lacaci)

Quince años escribiendo y ni un solo relato decente, por eso volvió a casa estallando de alegría a ver si funcionaba la idea que acababa de tener. Cortó cebolla en juliana, tres dientes de ajo, pimiento y sofrió todo en oliva virgen. Luego añadió páginas de Borges, Poe, Cortázar, Shua, Carver, Munro y un vaso de vino blanco. Agregó comino, orégano y probó el sabor. Aceptable, pero le faltaba fuerza, así que pasó por la túrmix textos de Collazo, Olivares, Palanca, Bethencourt, Ortega, García, del Rey, Flores, Vargas, Saiz, Heredero, Loscertales, Posadillo y otros muchos. Puso todo a fuego lento, lo sirvió y lo comió acompañado de un Pago de Jams Crianza. Después fue a su habitación y se sentó delante del teclado a esperar.

A media tarde, su mujer llamó al 112 porque el suelo estaba cubierto de folios escritos y la impresora sin tinta y echando humo. A las nueve llegó la ambulancia y encontraron las paredes repletas de relatos garabateados a lápiz. Tuvieron que maniatarle porque le escribía micros en la bata al doctor. Entre vómitos de celulosa su voz se alzaba sobre el ruido de la sirena: ¡Traedme una libreta antes de que se me olviden!

37. A los hijos (Miguel Ibáñez)

Por haberlos dejado desnudos no van a acordarse de nosotros. No serán capaces siquiera de sentirse huérfanos, porque de desorientados, se caerán por todas las pendientes. Y cuando las avenidas y las moquetas de los hoteles ya no tengan quien las pise ni quien las odie, quizás aún les queden ganas, a los que sobrevivan, de buscarnos en los pozos secos de memoria que abandonamos sin cegar. Si escarban entonces y quitan las balas, los cadáveres, las sequías, los pijamas, los mares de plástico y las canciones, se darán de cara con los días alegres en las fotos, las copas en alto, los selfies y los abrazos. Algo les dirá que éramos frágiles, pero no lo que tramábamos en realidad.

36. NOCHEBUENA

Luces verdes iluminan el follaje que enmarca el jardín, y doce farolitos chinos de tenue luz blanca aparecen aquí y allá entre los árboles cual docena de pálidas lunas, creando un clima irreal, extraña monotonía de verdes y lunas sólo quebrada por el árbol de Navidad que brilla en la terraza recordando que otros colores existen.

En la mesa  de  entremeses que reúne a la familia bajo los pinos, una luna riela en el champán de cada copa. Y de pronto se apaga. Entonces aparece Papá Noel con grandes bolsas de regalos, y cuando la luz regresa, todos volvemos a ser niños por un rato y chicos y grandes rasgamos frenéticamente envoltorios en un jubiloso alboroto.

Más tarde se sirve la cena en la terraza, y una serie de platillos apetitosos van dando formas, colores y sabores a los aromas que fluían provocativos desde la cocina. Y cuando dan las doce, nos deseamos Feliz Navidad, brindamos, nos besamos y abrazamos. Laura, mi mujer, me besa con efusión y yo le retribuyo con ternura, mientras  en mi mente se juntan la fantasia de que mi infidelidad no significó nada, con la ilusión de que, por ser Navidad, Laura me ha perdonado.

35. EL REGALO (Carmen Cano)

Hoy es día de Reyes. Laura se levanta y destapa con desgana sus regalos: un patinete, dos libros de cuentos, una muñeca y un pijama. Sonríe con tristeza.
Por la tarde le ponen colonia y el abrigo y la llevan a un edificio muy grande. En el ascensor suben familias con niños. Entran despacio en la habitación y allí está, tendida en la cama.
Se abraza a ella sin reparar en el regalo, una sillita de enea que lleva su nombre pintado de azul en el respaldo. Han pasado más de dos meses, un tiempo que no alcanza a calcular muy bien.
Aún tarda unos minutos en separarse mientras el corazón se le expande en el pecho. Al fin sonríe, ahora sí, con alegría. No mira la silla, aunque se la señalan, sino los ojos húmedos y el pañuelo que cubre la cabeza de mamá.

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