Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

11. Sueños color púrpura

El doctor me sonríe desde el otro lado de la mesa. «Es la última vez que nos vemos antes de entrar en quirófano», me dice. Creo que también yo sonrío, nerviosa. Rememoro los pasos que me han traído hasta aquí. Las charlas de joven con mi psicólogo, remontándome a la primera vez que lo puse por escrito en mi diario: «Gorda». No es solo que me lo hayan dicho en el colegio, que me lo hayan gritado en la calle, que mis padres aún intenten ponerle remedio desde el cariño. Es lo que siento, lo que me llevó a escribir: «Mírate: eres gorda, eres fea, eres mujer. No eres nada». Después, ya de adulta, los problemas de salud, el médico de familia, el nutricionista, la dieta —¿cuántas veces esta palabra en mis diarios?—; y, por fin, esta consulta, la explicación del proceso, el peso recomendable para la operación, el consentimiento informado.

Sobre la camilla del quirófano, el anestesista me pide que extienda el brazo y me coloca la vía. Poco después, llega mi doctor y me pregunta si estoy lista. Asiento con convicción y noto un leve bombeo en mis venas mientras el anestesista, cómplice, me desea felices sueños.

10. A LES ENFANTS…(Paloma Casado)

Pronto -dice- volveré a casa. Tim me reconocerá desde lejos y vendrá a buscarme ladrando y meneando la cola. Mamá habrá preparado la tarta que tanto me gusta y sus caricias olerán a manzana y mantequilla. Papá me abrazará orgulloso y Pierre querrá que le cuente historias de la guerra. Es posible que los vecinos del pueblo me reciban con honores de héroe, aunque yo no me siento así. Entre ellos estará Marie con ese vestido de florecitas que se pone en las fiestas. Me atreveré a besarla delante de todos y allí mismo le pediré matrimonio. Ella dirá que sí porque me ha estado esperando y no le importará mi cojera. Tendremos una casa con huerto y muchos hijos y …

La enfermera ha dejado de escuchar esa voz cada vez más débil y nota cómo se relaja la mano que retiene la suya. Acerca el oído a su boca para comprobar la respiración y cierra sus ojos. ¡Era tan joven! Llora por él, por todos ellos, por tantas historias incumplidas. Enseguida se recompone, debe atender a otro herido.

 

 

09 MANUALIDADES (Ángel Saiz Mora)

Eran una pareja peculiar, también a la hora de celebrar su aniversario. Para el de ese año acordaron un fin de semana de autonomía completa, en el que cada uno, sin desvelar los planes, pensó en realizar alguna actividad al margen del otro. Volverían a convivir sin hacerse preguntas tras el paréntesis.

Pese al secretismo, se notaba que sentían esas jornadas previas como la antesala de algo ilusionante, una pausa de agradecer en su previsible existencia.

Habían conversado sobre Japón tras ver un documental, fascinados por lo educado de sus gentes, con la simbiosis de tradiciones milenarias junto al progreso tecnológico, hasta frecuentaron un restaurante nipón en varias ocasiones.

El hombre consagró toda su atención a la técnica del origami, que ella consideraba insustancial y soporífera, por muy japonesa que fuera. Inscrito en un campeonato esos dos días, le entusiasmaba la cercanía del evento, aunque no acababa de perfilar bien los pliegues con papel humedecido que precisan las curvas, prefería figuras rectas.

La mujer tenía la esperanza de que Hisoka, el camarero atrayente y reservado, apreciase su geometría otoñal ambas noches al salir del trabajo, en particular, las ondulaciones que al marido, tan plano, siempre le vinieron grandes.

08 Punk-Rock Vampire

La noche se deja envolver por grisáceos jirones de niebla. En ocasiones asoma un tímido rayo de luna que rápidamente es engullido por la oscuridad creciente. Sólo en ese instante efímero se reconoce a las criaturas repugnantes por el brillo ostentoso de sus cuerpos tersos y húmedos. El vapor de los pantanos se confunde con la humedad que todo lo empapa…

De repente, vislumbro a la presa. Una especie de caperucita extraviada incapaz de desobedecer a sus amos. Contrariamente a lo que se piensa, siento lástima. Y un resquemor de venganza. Porque algún día serán ellos, los propios amos, los que caigan en mis fauces. Pero ellos se cuidan mucho de salir.

¿Para qué iban a hacerlo? Es mejor aprovecharse de las pobres muchachas miserables.

Sin duda, conocen mis gustos. Y no les hago ascos, no. Porque en cuanto el aroma pubescente de la joven se encuentra con mi nariz, los colmillos se me alargan proporcionándome un dolorcillo agradable que estallará en el máximo placer en cuanto los introduzca en su vena palpitante.

La luna vuelve a ocultarse. Llantos y gritos surgen de las chabolas del río. Nadie me invita a entrar en la casona, pero lo hago.

07. Un vino con cuerpo

Cinco años habían tenido que pasar desde la desaparición de mi abuelo para que por fin abriésemos la primera botella de Gewürztraminer.

Pocos habían llorado su ausencia. Era un hombre adusto, mal negociante y de ideas fijas a quien, durante mucho tiempo y sin éxito, sus hijos habían suplicado que les dejara usar las tierras de la zona alta para estas nuevas cepas. La policía dejó pronto la búsqueda ante la falta de pistas. Nadie había visto nada.

Mi tío abrió aquella primera botella ceremoniosamente y, tras degustarlo, mi padre dijo:

-Es un vino con cuerpo.

Los dos hermanos comenzaron a reírse de una forma un tanto histérica, luego solo hubo un largo silencio.

06 FIN DE CONDENA ( Fernando García del Carrizo)

Después de tres años volveremos a vernos. No sabes lo larga que se me ha hecho la espera. Tengo unas ganas locas de abrazarte. La prisión en la que he estado encerrado ha sido mucho más dura de lo que pensaba. Los familiares y amigos, durante sus visitas, me mostraban su cariño al principio y me animaban a pasar página, cuando veían que mi aislamiento se alargaba. Solo tenía en mente reunirme contigo. Los segundos eran más lentos y tardaban más tiempo en llegar a ser minutos, que a su vez, perezosos por la monotonía se tomaban con calma lo de llegar a formar horas y éstas, aburridas, se retrasaban hasta completar el día. No más llantos,  noches insomnes o soledad. Dejaré esta cárcel atrás. Ya tengo fecha. Estaré a tu lado en dos semanas. Solo imaginar el reencuentro me llena de alegría . Aunque ha sido difícil y todos se negaban, por fin encontré un doctor que tras escucharme ha aceptado ponerme la inyección.

05 PENALTI

Esos preciosos ojos le miraban.

Llevaba toda la temporada en el banquillo. No había jugado un minuto. Los buenos salían siempre y él no era ni opción.

Último partido de la temporada. Si ganaban se proclamaban campeones con lo que irían al mundial alevín de Nueva Zelanda.

A sus once años el fútbol le importaba en la medida en que esos ojos le observaban. Siempre asistía a sus partidos.
Él se derretía. A veces se atrevía a contemplarle y aquella sonrisa le dejaba noches sin dormir.

Era el último minuto y el marcador decidía que el empate les convertía en segundos y perdedores.
Penalti a favor. Todos enloquecen. De pronto, los titulares atenazados por el miedo dicen que no lo tiran. El desesperado entrenador hace un cambio. Quita a un jugador y lo mete a él. Le ordena chutar y hacer gol.

Se dirige al balón fijándose en sus ojos.
Golpea con toda su fuerza.
El esférico se va a las nubes.

Esos ojos le regalan la más tierna de las sonrisas, además de un beso furtivo que le envía con los dedos.

Es feliz mientras sus compañeros y el entrenador se revuelcan por el suelo.

04 MAGIA (Puri Rodríguez)

¿Cual sería el resultado escrito en la papeleta que contenía el sobre que llevaba en mi mano?
Caminaba, de vuelta a casa, sin atreverme a abrir mi “cofre del tesoro”, pero me sentía eufórica y, durante el trayecto en Metro,  me puse a evocar mi pasado, sin nostalgia alguna.
No pude estudiar Medicina, mi primera vocación, porque ví morir a mi padre con sólo quince años, y tuve que ponerme a trabajar mientras seguía estudiando por las tardes.
Dos décadas después decidí probar con mi segunda vocación, Bellas Artes, y me empeñé en devorar libros por mi cuenta, durante todo un año, mientras trabajaba de lunes a sábados.
Me presenté a los exámenes de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años y, aunque no fueron fáciles, salí contenta.
Ya en casa, abrí por fin aquel sobre. Era feliz porque confiaba en que el destino me sonreiría ese día.
Saqué la papeleta y leí: “APTA”.
Entré en Bellas Artes y, tras los cinco años de carrera, me licencié.
Hoy sé que hay muy pocas cosas imposibles, pero eso lo aprendí leyendo aquella palabra mágica, escrita en una papeleta gris, escondida dentro de un sobre blanco.

03 Despedida

Dicen que soy un alma vieja. Que ya no necesito reencarnarme más. Que ahora he de dedicarme a instruir a las más jóvenes cuando, entre vida y vida, habitan esta colosal nada repleta de paz y silencio. Pero, prometiendo ayudar a otras almas a cumplir su misión en la Tierra, he logrado convencerles de que me dejen volver. Y por fin, tras nueve meses dentro de este tierno cuerpecito, cuando las convulsiones de la cavidad que me acoge me empujan lentamente por el estrecho tobogán, la emoción me embriaga. Me pregunto si volveré a reír hasta que me duela la tripa. Si lameré la piel de un cuerpo ajeno, cabalgando juntos hacia el éxtasis. Si escucharé el sonido del mar. Si me deleitaré con el aroma del jazmín. Si sentiré el césped húmedo bajo la planta de mis pies. Si veré a mi pelo enredarse en un tango con el viento… Y cuando llego al final del túnel y unas expertas manos me toman, la confusión me invade y ya no recuerdo quién soy ni qué hago aquí. E irremediablemente rompo a llorar mientras, sin saberlo, empiezo a cumplir mi verdadero propósito: exprimir por última vez este milagro llamado vida.

 

02. Aunque tú no lo sepas (fuera de concurso)

Llevo esperándote la vida entera para disfrutar con total plenitud este momento. Te diviso entre la gente y todos los rostros que te rodean se borran. Sé que eres tú. Tus ojos azules aún no me han visto, pero no importa. Sonríes, porque eres risueño por naturaleza y caminas por el mundo disfrutando de estar vivo, de las pequeñas cosas que no todos saben apreciar. Tu media barba rubia, tu tez morena y tu espalda musculosa son como había imaginado. Eres más alto de lo que esperaba, así que me subo a un banco y, cuando pasas cerca, silbo y agito la mano.

Me miras. Por fin. Y saboreo ese instante tan deseado como el bombón más delicioso. Ignoro tu asombro y me lanzo hacia ti antes de que puedas reaccionar. Te abrazo. Hueles mejor de lo que soñaba. Atónito, me sigues el juego y me devuelves el abrazo, pero das un respingo al escucharme pronunciar tu nombre. No te atreves a contradecirme porque sabes que es cierto, que te tienes que llamar así. Y es entonces cuando, apenas consciente todavía de que  yo soy  lo que buscabas desde siempre, tu alma me reconoce y enciendes con besos mis labios.

01 LA ETERNA FELICIDAD

Le ilusionaba conseguir que ella, algún día, pudiera disfrutar del “desayuno perfecto”. Ideaba posibilidades continuamente. Café o chocolate. Tostadas de pan de trigo, de espelta, de centeno. Pasteles horneados, rellenos. Zumos. Batidos. Fruta de temporada. Música estimulante. Y siempre, por supuesto, unas bonitas flores.

El reto era mayor porque a ella le resultaba fácil encontrar la nota discordante, valoraba cada detalle de forma exquisita. Acertar si se trataba de «un día de café» o «una mañana perfecta para el chocolate» ya suponía una probabilidad de fracaso del cincuenta por ciento. Si la fruta de temporada se repetía en el zumo «era tan monótono…» Combinar dos diferentes, un reto. El relleno de los pasteles nunca le salía igual… un día estaban «dulces», o «grumosos», o «demasiado densos…» A veces cambiaba la forma, pero los redondos «no se cocian por igual por todos lados» y los triangulares resultaban «poco apetecibles». Y las flores solo debían ser un complemento, sin protagonismo, unas rosas o unos jazmines podían «contaminar el aroma de todo lo demás», las margaritas traían «pequeños insectos repugnantes» y las violetas le transmitían «una triste nostalgia… »

Pero él no perdía la esperanza de conseguirlo: estaba tan cerca de hacerla feliz…

79. PASADO IMPERFECTO

«Ya sabes dónde estoy para lo que necesites», me dijeron las vecinas en el cementerio. Pero, a la hora de la verdad, ninguna se ha dignado a aparecer por tu casa para echarme una mano. Las imagino tras los visillos, escudriñando mis idas y venidas al contenedor con las bolsas llenas de cachivaches inservibles, santiguándose escandalizadas cuando me ven salir con la colección de crucifijos que tenías diseminada por todas las habitaciones. Pensarías que te podrían proteger de la fiera que te estaba devorando las entrañas poco a poco.

He dejado para el final tu butaca preferida, esa en la que te acomodabas por las tardes al calor de la chimenea. Siempre tuvo una pata más corta que las otras y, cuando te sentabas, se inclinaba hacia  delante, como queriendo catapultarte para salvar la vida de alguien. Esa anomalía me hacía reír de niña, me exasperaba en mi juventud y, ahora que tú ya no puedes usarla, me atrae por su imperfección.

Cargo con ella y la coloco en el maletero del coche. Al arrancar, aún dudo un instante entre llevarla al punto limpio o buscarle un lugar preferente en mi apartamento minimalista y mi futuro perfecto. Solo un instante.

 

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