Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

DIC124. PAZ, AMOR Y LANGOSTINOS, de Evelyn Pérez

Recuerdo mi primera navidad de casada, tenía veintidós años y acababa de salir del dulce y protector nido que era mi hogar. Aquel veinticuatro de diciembre pasé varias horas en la cocina de mi suegra mientras mis cuñadas iban y venían con sus gritones retoños a cuestas.
Los hombres, por supuesto, arreglaban el mundo desde el salón. Familia tradicional decía ella; doce hijos pensaba yo.

Terminé de hacer los langostinos y los llevé a la mesa. Cuando apoyé la bandeja vi que no quedaba un solo canapé. Tampoco había una silla libre.
De pié, llena de ira, engullí los cuatro kilos de crustáceos. Todos. Uno tras otro.
Desde entonces no puedo ni verlos, y es una pena, porque el espíritu navideño se alimenta de eso: de paz, de amor y de tragar.

DIC123. ESPERÓ Y ESPERÓ, de Puri Otero Domarco

Aquella Navidad Maria estaba convencida de que él vendría,su corazón le había dado un pálpito y ella siempre decía que eso era una buena señal.
Se vistió el traje de terciopelo verde que realzaba el color de sus ojos que aunque habían perdido su brillo y los tenía sumergidos en un nido de arrugas , aún conservaban un ápice de frescura.
Arregló su pelo recogiéndolo en un coqueto moño , deslizó su barra de carmín sobre sus añejos labios , y para terminar aderezó su cuello con aquel collar de perlas baratas que había sido la herencia de su madre.
El puchero estaba reposando y el calor de hogar cubría toda la casa. Preparó la mesa y se sentó a esperar, y esperó, esperó, ……esperó y ……
Dias despues llamaron a la puerta: Ring, ring, pero nadie abrió. Los bomberos entraron en la vivienda encontrando a Maria sentada con la cabeza ligeramente inclinada y encima de la mesa un papel en el que se podía leer.
_ Hijo, tu madre siempre te espe……..

DIC122. UNA VISITA INESPERADA, de Sergi Cambrils Caspe

A pesar de las prohibiciones del médico (y de mi madre), chupar cabezas de gamba roja era para mi padre lo más parecido a tocar el cielo. Solo lo hacía por Nochebuena, cuando nos reuníamos toda la familia, ese día tenía rienda suelta, así lo había pactado con mi madre (y con el médico). Algunos disfrutábamos viéndole succionar aquel exquisito jugo que tanto le gustaba con la servilleta dispuesta a lo largo de su orondo torso para no mancharse. Mi madre, en cambio, era puñetera, usaba los cubiertos, y como un verdugo guillotinaba esa sabrosa parte despreciándola a un lado del plato, además de soltarle un rollo sobre el cadmio. Le recordaba -con cierta malicia- que ese metal pesado estaba presente en las aguas marinas y contaminaba la carne del marisco, fundamentalmente las vísceras de su cabeza, y que podía causarle disfunción renal e incluso cáncer. “Lo que no me mata me hace más fuerte”, replicaba mi padre sin permitir que nadie le fastidiara la noche. Fue en ese momento cuando, inexplicablemente, un desconocido vestido de negro entró al salón donde estábamos reunidos y, sin poder evitarlo, se llevó a mi padre para siempre.

DIC121. DICKENS EN LA ELIPA, de Conrado Santurino

Dicen que hace quince días vieron a Charlie Dickens dándose un garbeo por el barrio de La Elipa. Esto no tiene por qué extrañar a nadie, en este barrio hay gente leída de muy diferentes culturas y en cuanto lo vieron caminar por la avenida del Marqués de Corbera la gente comenzó murmurar, a hacer corrillos y a confirmar la evidencia.
– Sí, es él.
Y recordaron su cuento de Navidad, el de los tres fantasmas y recordaban muy claramente la presencia del segundo fantasma junto con el que aparecen la miseria y la ignorancia y los vecinos se dieron cuenta de cómo las cosas comenzaban a ser y vieron avaricia, corrupción y podredumbre. Ni siquiera hacía falta nombrarlos. Salían en la noticias de la tele o en la tertulias de la radio.

Los vecinos de La Elipa recordaron el tercer fantasma, aquel capítulo en el que la casa del avaro es saqueada y preguntaron:

– Con todos los respetos señor Dickens – porque en el barrio somos gente educada – ¿Tendremos que esperar mucho todavía?

http://jalgarabel.blogspot.com.es/

CERRAMOS DEL 1 AL 7 DE ENERO… POR OBRAS

2014 nos va a traer algunas novedades. Aunque la parte del concurso variará poco, el blog va a sufrir algunas transformaciones que creemos que lo harán más activo e interesante. Necesitamos una semana para comprobar que todo comienza funcionando, y para hacer un traspaso de todo lo que podamos llevarnos.
Por eso, entre el 1 y el 7 de enero de 2014 ENTC no tendrá actividad por parte de los administradores (no se actualizarán contenidos: relatos, propuestas, noticias….) , aunque estará activo para las visitas y comentarios.
Llevamos 750 días de actividad diaria sin descanso… Nos va a parecer mentira…

DIC120. GAMBERRADA NAVIDEÑA, de Enrique Moreno Martínez

Este vez fui directamente al cementerio a esperarle. No quería que este año volviera a aparecer por casa en Navidad. No podía permitir que mi tío se presentara a cenar, cada vez estaba más demacrado.
Me escondí detrás del ciprés que presidía su tumba. Esperé hasta que salió de su sepultura. El muy canalla abrió el ataúd del nicho que tenía debajo, aún sin lapidar, y se puso el traje que portaba su difunto. Sin dudarlo cogí un pedrusco y se lo arrojé a la cabeza. Su mandíbula se le desprendió de la cabeza. Cuando fue a recogerla me abalancé sobre él. Pero mi tío tenía una fuerza sobrehumana y siguió arrastrándose para recuperarla. Yo me aferré a sus pies con todas mis fuerzas. Solo conseguí arrancárselos junto a sus zapatos recién estrenados. Salí corriendo con ellos.
Llegué a casa sudando como un pollo, justo para sentarme a cenar. Mi madre me sirvió un plato de sopa. Cuando todos estábamos servidos, y al cerrar los ojos para bendecir la mesa, apareció mi tío dándome un pescozón y un tirón de orejas, de los de órdago. No me soltó hasta que le devolví los zapatos junto con sus pies huesudos.

DIC119. KLAUS, de Concha García Ros

A algunos la Navidad les inspira una ternura insólita y pasajera, a otros les deprime porque todo parece conspirar para aumentar su soledad. Los hay que dan rienda suelta a su gula engullendo de todo, eso sí, con justificación. También están los que compran compulsivamente y luego se preguntan para qué. Y para algunos, como Klaus, la Navidad supone un reto.

Este año, como el anterior, volverá a meter juguetes en el saco y a darse prisa, dejando atrás los gritos del empleado de la tienda. Volverá a repartirlos en la plaza del barrio viejo. Verá la cara asombrada de esos chiquillos mal vestidos y sucios, que quieren tirarle de la barba. Escuchará de nuevo la sirena y sentirá el miedo de los que le sujetan y le llevan. Volverá a sentirse aliviado en la blanca habitación, escuchando villancicos y preguntándose quiénes están realmente locos.

DIC118. EL MOÑO VERDE, de Silvia Ginesta

-Este año no va a haber festejos navideños, escuchaba Pili mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. No hay plata, no tengo con qué comprar regalos ni comidas especiales. Pili sabía que tampoco habría arbolito, había ido a la basura la navidad pasada, fecha en que su padre las dejó. Triste iba a ser esa Nochebuena, sentadas a la mesa, sin hablar para no atragantarse con la sopa. Noche sin, árbol, regalos, besos o abrazos. Adiós sueño del reloj dentro de una la caja roja con moño verde. Lloró, lloró mucho. Su corazón de niña aún no entendía de divorcios, impuestos o salarios bajos.
El veinticuatro visitó al abuelo. Pili se entristeció al verlo tan viejito. “Barba de nieve y pelo de nube”, pensó. Lo acarició. El anciano abrazó a Pili más fuerte que otras veces. Entonces, ella lo besó pidiéndole una linda Navidad. Una chispa brilló en los ojos cansados. Al regresar varios niños cantaban villancicos frente a la puerta, por el vidrio de la ventana se veían las luces multicolores de un árbol de Navidad, y desde el cielo, una estrella enorme alumbraba la caja roja con moño verde.

DE CANTABRIA… A CANARIAS

Gracias a la generosidad de vuestro esfuerzo seguimos viajando por el mundo…
2000 kms en un instante
Hemos llegado a Agüimes, un rincón en el sureste de Las Palmas
Lo hicimos a través de programa El Secreter de Radio Agüimes...
Gracias a Ana Fúster por el contacto, y a Mar y a Fátima por su amable entrevista.
La entrevista a JAMS de ENTC… a partir del minuto 17, 00

DIC117. UN REGALO PARA TODA LA VIDA, de Juan Fuente (Barlon)

En la calle Torrijos, en el número 28, Andrés espía a través de las cortinas. Su desilusión es enorme al ver que no usará la chimenea, sino que se dirige a la entrada principal. Regresa a su cama para no espantarlo.
La escena esperada sería verlo entrar a través del estrecho conducto y al poco salir grácilmente sin ni siquiera mancharse de hollín, pero claro, eso es imposible. Encara la puerta, con extraordinaria maestría manipula la cerradura y entra sin causar el más mínimo desperfecto. Esa noche solo los despistados conectan la alarma, lo que les hace quedarse sin regalos a la espera de la competencia.
La casa pertenece a Olga, madre soltera, que duerme en su habitación. El intruso se dirige al cuarto del chiquillo, que disimula torpemente. Tiene ya seis años y se ha convertido en un muchacho muy guapo. Lo besa con ternura y sonríe orgulloso al ver la incipiente barba blanca que ya luce. Ella dice que no, pero la sangre le dice que es hijo suyo. Se acerca a su dormitorio y la mira con una mezcla de cariño y reproche. A su lado Melchor ronca plácidamente.

DIC116. CUENTO DE NAVIDAD DE UN BESO, de Mercedes Daza

Ella apareció por Navidad en la estación donde realizaba mi labor como escritor. Recojo los sentimientos de ida y vuelta de los pasajeros para poder contar mis historias.
Pude apreciar su torpeza a la hora de arrastrar la maleta, un peso titánico para un cuerpo frágil que apenas se dejaba entrever tras su abrigo. Me embelesó la dulzura con la que abrazaba su cuerpo para protegerse del frío. El viento retozaba con su falda. Debí haber corrido hacia ella, arrodillarme y decirle que la quería aunque no fuese cierto. Pero debido a mi cobardía me despedí lanzándole un beso.
El beso entró por la puerta del tren en busca de la chica. Ella toma asiento. Él se sienta a su lado y contempla el resplandor que irradia la albura de la nieve. La mira de reojo. Trata de llamar su atención deslizándose por sus esbeltas piernas, rozándole la mano, el cuello, los labios. Posándose frente a sus ojos… Pero sus esfuerzos son en vano, ella nunca podrá verlo. Sólo siente un cosquilleo que le hace feliz. Por ello decide al concluir el trayecto colarse en su escote para acompañarla en su camino.
Postdata: Espero que algún día me lo devuelvas.

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