Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

A LA TERCERA VA LA… PALOMA¡¡¡

Acabamos de enterarnos de que tenemos representante para el REC de mañana… Y en esta ocasión creo que es la segunda vez que la anunciamos¡¡¡

Estamos encantados de acudir cada miércoles a anunciar una buena noticia… Así que mañana a las 17,30 hs de nuestro horario peninsular en la Cadena Ser, vamos a tener la ocasión de escuchar a 
PALOMA HIDALGO
que repite en la lista de los finalistas del REC (Relato en Cadena) concurso que convoca la Cadena Ser y la Escuela de Escritores!
Hasta que podamos leer su relato podéis visitar su web o leer Cromatismo, su última aportación ENTC…
¡¡No faltaremos a la cita!!

FEB127. Y SU NÚMERO ES EL 666, de Fernando Martínez

Entré en el despacho de padre el día que dimos por finalizada su búsqueda. Enseguida percibí la ausencia del abuelo. Su retrato había presidido aquella habitación desde que inauguró la factoría, pero padre quiso sustituirlo por uno propio al tomar las riendas del negocio. Sobre el escritorio hallé la factura de Monsieur Lombard, el estrafalario pintor que mi hermano Steven importó de Europa.

Media tarde. La casucha amenazaba desplomarse sobre el pequeño cementerio adyacente. Conté cinco inquilinos mientras aguardaba para entrar en la penumbra de un taller iluminado por media docena de velas colgadas del techo. Otras tantas alumbraban el nuevo retrato de padre. Lombard me escrutaba desde detrás del caballete. Me invitó a sentarme en un tajuelo. Acepté. Empezó a pintar. Bailaba alrededor del lienzo esgrimiendo el pincel. A media noche, Lombard dio el combate por finalizado. Me invitó a salir.

Un vez fuera recordé para qué había venido. Llamé. Silencio. Entré en el cementerio buscando otra puerta. Había contado mal. No había cinco lápidas, sino seis. La luz del farol alcanzaba a iluminar dos. Me acerqué a leer la inscripción de la primera. ¡Imposible, Era de padre! La otra… la otra era mía.

http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/

FEB126. EL RETRATO, de Jesús Coronado

Apago el cigarrillo en el portal de la casa. A María no le gustaba que fumara, decía que el olor a tabaco impregnaba las cortinas. Pobre María, el que fuma soy yo, pero la enfermedad se la ha llevado a ella.
Al abrir la puerta la soledad empieza a pesar sobre mi espalda y el silencio, ahora extraño, lo encuentro denso y difícil de respirar. Cincuenta años son muchos para compartir, y esta casa es tan grande. Entro a la cocina. Ahí sigue su taza de café, la que no pudo terminar. Su marca de carmín destaca sobre el blanco de la porcelana. Siempre con sus labios pintados.
Con lágrimas contenidas sigo enfrentándome a los recuerdos, y a la voz que resuena en mi cabeza desde que abrí la puerta. Una voz que me lleva hasta el retrato más escondido y olvidado de la estancia. Un retrato que me hace sentir viejo por momentos al mirarlo. Un retratado que al mirarme, rejuvenece al instante.

 www.conelmaramisespaldas.blogspot.es

FEB125. EL RETRATO, de Karina De Paolo

Otra vez iba a llegar tarde al trabajo, tantas salidas nocturnas le estaban costando caro a la hora de levantarse. Siempre pensaba que no había heredado nada de sus padres, un militar estructurado  y un ama de casa sumisa que la habían criado con demasiada rigidez.
Bajó del  bus y comenzó a caminar casi al trote por la Plaza de Mayo. Estaba llena de mujeres que llevaban pañuelos blancos en su cabeza. Todas sostenían carteles con fotos para reclamar la aparición de sus hijos y nietos desaparecidos durante la  última dictadura militar. Ese era un tema que en su casa estaba prohibido mencionar.
Siguió caminando distraída mirando a esas mujeres con su dolor, hasta que un impacto de frente la detuvo. Una de esas señoras se había cruzado en su camino y  la había atropellado.
La miró a los ojos para pedirle disculpas por su torpeza, pero la mujer  al verle el rostro empalideció y sin decirle nada , al borde del llanto, le mostró el retrato que tenía en sus manos.
Sintió que se le helaba la sangre.  Todas sus preguntas ya tenían una sola respuesta. La mujer del retrato  era igual a ella.

 http://palabrasdesindel.blogspot.com.ar/

FEB124. LA MODELO, de Mar González Mena

De joven, dormía siempre desnuda. Cada mañana levantaba la persiana y abría los portillos para airear la habitación. Si no hacía frío, se quedaba unos minutos mirando al exterior y planificando la jornada. Marcos aprovechó uno de esos momentos para dibujar su sensual silueta a contraluz.
Después llegó Samuel. Le conoció en la Plaza Mayor de Madrid donde realizaba caricaturas a los turistas. En apenas cuatro trazos, con la aparente sencillez que otorga la experiencia, destacó sus ojos tan vitales y esa abierta sonrisa que le enamoró.
Juntos tuvieron a Sofía, una preciosa niña apasionada por las pinturas desde pequeña. Un círculo es la cabeza. Un triángulo el vestido y cuatro palitos hacen de piernas y brazos. Pegó su dibujo en el espejo del tocador donde, cada noche, guarda su imagen. Se desmaquilla con cuidado, recupera sus arrugas, frunce el ceño y evita mirar las curvas de su cuerpo.
A la mañana siguiente la recoge, impoluta, con un toque de carmín y una favorecedora sombra de ojos. Se ciñe bajo el vestido una ajustado corpiño y, antes de irse, ensaya una sonrisa posando para el retrato de su rutina que, hace demasiado tiempo, a nadie le interesa pintar.

LA ESCENA CLAVE DEL… RETRATO DE DORIAN GRAY

-Tu arte te importa más que los amigos. Para ti no soy más que una figurilla de bronce. Ni siquiera eso, me atrevería a decir.

El pintor se lo quedó mirando, asombrado. Dorian no hablaba nunca así. ¿Qué había sucedido? Parecía muy enfadado. Tenía el rostro encendido y le ardían las mejillas.

-Sí -continuó el joven-: para ti soy menos que tu Hermes de marfil o tu fauno de plata. Ésos te gustarán siempre. ¿Hasta cuándo te gustaré yo? Hasta que me salga la primera arruga. Ahora ya sé que cuando se pierde la belleza, mucha o poca, se pierde todo. Tu cuadro me lo ha enseñado. Lord Henry Wotton tiene razón. La juventud es lo único que merece la pena. Cuando descubra que envejezco, me mataré.

Hallward palideció y le tomó la mano.

-¡Dorian! ¡Dorian! -exclamó-, no hables así. Nunca he tenido un amigo como tú, ni tendré nunca otro. No me digas que sientes celos de las cosas materiales. ¡Tú estás por encima de todas ellas!

-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos de mi retrato. ¿Por qué ha de conservar lo que yo voy a perder? Cada momento que pasa me quita algo para dárselo a él. ¡Ah, si fuese al revés! ¡Si el cuadro pudiera cambiar y ser yo siempre como ahora! ¿Para qué lo has pintado? Se burlará de mí algún día, ¡se burlará despiadadamente!

EL RETRATO DE DORIAN GRAY. Oscar Wilde

FEB123. CUPIDO, de Mei Morán

Se habían casado por poderes. Ella aquí, él allende los mares. Así, la foto de boda parecía un parche. Al lado izquierdo la imagen de mi madre, robada al carnet de identidad. A la izquierda mi padre, de soldado. Cada uno miraba a otra parte. Como una premonición. En casa la vida fue un infierno. Sobrevivimos la infancia llorando o jugando ensimismados. A veces, en las visitas a mis amigas, observaba los retratos de sus familias y sentía punzadas en el estómago al ver tanta felicidad gráfica. Me costó siempre mucho conformarme con aquella injusticia. El tiempo, aliado del olvido, trajo a mi padre un alzheimer. Un día, atosigado por la nostalgia, saqué la cámara fotográfica. Les hice ponerse uno junto al otro y les dije que se miraran. Mi padre, con la enfermedad ya bien incrustada, tenía, sin embargo, un aire coqueto y mostraba mucho interés. El encuadre era perfecto. Después de la sesión de fotos, ruborizado y en voz baja, papá me preguntó: -¿Y esa mujer tan guapa quién es? ¿Por qué no me la presentas?.

FEB121. RETRATO UNIVERSAL, de Gemma Calero Sanchez

 «………Francia: Barthelemy acompaña a su amigo enfermo terminal. Tristeza. Empatía. Bondad. Rusia: Masha viaja por primera vez al extranjero.Ilusión. Camerún: Joseph enamorado adolescente. Fuerza. Pasión. Felicidad. Filipinas: Luzviminda, siete años, grita «para para» al viejo blanco gordo pestilente que está encima. Horror. Terror. Pánico. Cabrón!. Cuando se trata de niños lo llevo fatal. Impotencia. Odio. Sin remordimientos le colgaria boca abajo de los huevos hasta que se desangrara. Aguas frías del Atlántico: Cientos de personas naufragan. Desesperación. Oscuridad. La misma desesperación siente Daisy recorriendo la cuneta buscando a su amo, sedienta, hambrienta, agotada. Injusticia. Suiza: Hans abandona indiferente a su mascota. Traición. Maltratador!. Chile: Cristobál ve nacer a su hijo. Extasis.Entrega. Alegría. Menos mal! algo bueno calma mi ira. Esbozo media sonrisa.Todos los seres tan iguales y tan únicos!!!«.
Soy Rashid, el último superviviente de un experimento con humanos modificados genéticamente para demostrar que la conciencia global universal existe. Potenciaron nuestro séptimo chakra.Por suerte para mi integridad moral sólo percibo el presente. Llevo meses sin salir de casa, ermitaño. Las percepciones se intensifican antes de morir. Por fin tanto sufrimiento terminará. Paz. Releo:
«España 19/02/2013: comienzo a escribir este diario. Mejor dicho, el vuestro que sois mi vida…...»

FEB120. PASANTES DE ARTE, de Marta López Cuartero

El aprendiz de un reputado retratista sevillano fue el seleccionado para llevarlo a cabo. Tomó la paleta de óleos y sentado en el taburete comenzó a pintar el lienzo. Un retrato del escritor pero en su vejez, con cuarenta años más, ese era el encargo.
Tras varias semanas de arduo esmero, trazando y matizando los rasgos más potentes de su aún joven modelo, la obra quedó completada.
El escritor expuso la obra artística en el gran salón y para su asombro las muestras de respeto de familiares y amigos aumentaron desmesuradamente. Recibía visitas como si de un reconocido escritor con un inmenso legado literario se tratase. Llegó incluso a ser reverenciado por parte de los recién llegados y adulado por una obra que todavía estaba por llegar.
El carisma personal tan bien esbozado, el goce del triunfo; le había hecho olvidar cuál era en realidad su arte.

FEB119. LA OBSESIÓN DE GRAY, de Cristina González Prieto

Siempre me tacharon de obsesiva, desde que tengo memoria… Siempre supe que tenían razón. Mas, la preocupación de todo aquel que se topaba conmigo me obligó a ser más inteligente que ellos, ocultando mis profundos anhelos que iban enloqueciendo con el paso del tiempo… Pero siempre ahí, siempre guardados en lo más profundo de mi alma… pero nunca olvidados. Dorian Gray…Dorian Gray… ¿Que quería Wilde mostrarme en realidad? ¿Acaso, era posible traspasar parte de mi alma a un simple lienzo? ¿Podría, con cada sutil pincelada, conseguir la perpetuidad de mi existencia? Tenía que probarlo…si no lo hacía… No quería ni siquiera plantearme hacia donde me conduciría mi locura si no lo llevaba a cabo.
No recuerdo cuanto tiempo llevo encerrada. Tengo que pedir a Alaís que compré más pintura. No entiendo porque pierde el tiempo trayendo tanta comida, no puedo concentrarme en otra cosa que no sea mi bello retrato. No hay fotos, no hay espejos. Sólo el retrato. Temo el momento de verme y no reconocer mi imagen con la del lienzo. Dicen que la obsesión es locura, demencia, delirios… Pero, sin obsesión, no hay triunfos. Sin perseverancia, no hay éxito.
Sólo una pincelada más puede conducirme a…la eternidad.

FEB118. OTELO EN EL MUSEO, de Elisa de Armas

No correspondía a la misma época que el resto de los cuadros y su figura casi infantil, envuelta en los delicados tonos de la seda, desentonaba entre aquellos militares de casacas chillonas y sables al cinto. Sin embargo, el director fue inflexible: había que liberar espacio y Una muchacha con mantón debía instalarse en la sala XIX. Procuré tranquilizarla con palabras y caricias furtivas, pero cuando a las ocho terminó mi turno su carita pálida seguía deformada por el miedo.

El estruendo debió ser horrible, solo la maldita costumbre de llevar auriculares tapando los oídos explica que el vigilante de noche no lo oyera. Lucharon por ella como lobos en celo. Al reincorporarme el rojo sangre salpicaba los lienzos de los vencidos y el triunfador se erguía en el suyo con el aire arrogante de quien conquista un territorio. Las prisas por recuperar su lugar le habían hecho olvidar el arma sobre un banco y llevaba desabrochada la bragueta. Después la vi a ella. Aún no se había puesto la camisa. Las mejillas se le habían coloreado y una sonrisa satisfecha borraba de su cara la inocencia antigua. De los demás soy inocente, los dos últimos sablazos, esos sí fueron míos.

http://pativanesca.blogspot.com

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