Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

JUN74-1000. 1000 CUENTOS, de Susana Revuelta Sagastizábal

Dado que ni los propios ciudadanos parecían percatarse del alcance de las nuevas medidas adoptadas por el consejo de jerarcas, un grupo de inconformistas, indignados con el nuevo estado de las cosas, ideó un plan para hacer entender a la plebe el abuso a que estaba siendo sometida y, lo que era más grave, las consecuencias que se avecinaban.
Así, inocularon en el acervo popular mil cuentos para explicar el panorama y sacudir la conciencia de un populacho tan pasota.
Proverbios, sentencias, tonadas,… comenzaron a oírse y divulgarse: «la gallina de los huevos de oro», «el cuento de la lechera», «no vendas la piel del oso antes de cazarlo», «poderoso caballero es don dinero», «quítate tú para ponerme yo», «las gallinas que salen por las que entran», «mismo perro con distinto collar», «a buen hambre no hay pan duro»… pero nada; seguían impasibles, asistiendo a las arengas de los provocadores como vaca al tren.
Entonces, algunos insurgentes empezaron a ganar adeptos y antes de que la fiebre se extendiera y descontrolara, los estrategas inventaron el fútbol y la tele.
Y parece que hasta ahora el cuento no les ha ido nada mal, la verdad.

JUN74-1000. LA FRAGUA DE LAS QUIMERAS, de Marta Trutxuelo García

Vacío, como una poesía sin palabras, y sola, como una metáfora en una ecuación matemática, así se encontraba este concurso. Pero ese silencio ensordecedor se ha quebrado cuando una brisa surca la estancia y hace bailar unos dedos sobre el teclado. La danza se asemeja a una fragua de la que chispean tramas de humor, entre sus líneas salta un héroe victorioso tras resolver una conspiración y bajo la tinta descansa la víctima de un delito. Sujeto y predicado continuan su baile hasta acabar devorados por un ingenioso complot terrorífico.
Negro sobre blanco, los poemas juegan con la métrica, los principios y finales corretean burlando al hilo argumental, mientras los relatos eróticos retozan en aquel oscuro rincón. Y arriba, ahí están, a veces sugerentes, otras atractivos y desternillantes, como coronas de reyes, los siempre sorprendentes títulos.
Se cuentan por cientos los cuentistas que, con sus puzzles de 200 palabras bajo el brazo, han seguido el Sendero de Bonaco y, cautivados por la melodía del Molino del Agua han entonado “esta noche te cuento”. En la red de redes volverán a tejerse ideas inspiradoras y esta web se llenará de aprendices que urdirán otras mil y una nuevas historias.

JUN73. CLIMA, de Irene Pastor

La tormenta es inminente. Cruza el pasillo como un rayo y estalla el sucesivo latigazo de la puerta, el estrépito del trueno. Tensa calma. La certidumbre de que ese sollozo débil anuncia el diluvio. La oscuridad de cortinas y contraventanas evitando el sol radiante de la calle. El viento corre el pasillo buscando una rendija por donde escapar.

JUN72. DRAGONES, HADAS Y GENIOS, de Amparo Martínez Alonso

 —Abuelita… ¡Cuéntame por qué las hadas, los genios y los dragones vivieron juntos!
—Cuando comas.
—¡No me gusta la carne!
—Pues nunca serás grande y fuerte como tu abuelo.
—¡Vale!
—Luego, las otras tres…
—A que había muchos dragones, abuelita. Y a que el viento era malo.
—Sí, había muchos dragones en el valle. Las hadas vivían más arriba: en la nieve azulada, rozando las nubes. El viento las separaba de los genios. Solo se juntaban cuando él no soplaba; entonces celebraban grandes fiestas,… a las que no invitaban a los dragones.
—Porque eran muy grandes y les molestaban.
—Pero un día todo cambió como el viento. Aullando, desordenó la nieve, desmadejó los cirros y los cúmulos en que vivían los genios. ¡Huracanado, alborotó todo a su antojo! Solo los grandes dragones resistieron su enfado… Las hadas y los genios bajaron al valle en busca de ayuda.
—Y el abuelo cogió al viento por la cola y lo lanzó muy lejos. Por eso tengo alas, ¿verdad abuela?
—…Porque las hadas nos regalaron alas y los genios, el fuego.
—Cuando sea mayor lanzaré llamas como el abuelo.
—Antes tienes que comerte las tres vacas.
—No me gusta la carne.
—¡Grrrrrr…!
—Vale.

http://petraacero.blogspot.com.es/

JUN71. SARGAZOS, de Mei Morán

El barco no dejaba de resbalar en el mar. Las olas y la tempestad se lo rifaban. En babor se amontonaban los marineros y no eran capaces de dominar las velas. Algunos empezaron a malrezar porque porque se habían olvidado de las plegarias, mezclando el credo con el padrenuestro. El capitán anunció que hacían aguas y se encomendaron todos a Dios. Cuando lo habían dado todo por perdido empezó a amainar. Repararon la cubierta en una ambiente de alivio. Los días siguientes, la embarcación quedó incrustada en una calma chicha, que al principio alegró a la tripulación. Sin embargo, pasaron los días y no circulaba ni gota de viento. Fueron gastando las reservas y el agua ya les escaseaba. En su desesperación los hombres se lanzaban al mar infestado de tiburones, enredándose en las algas. Los últimos marinos murieron de sed, antes de que el navío ya fantasma, y, por fin, ligero de peso, lograra moverse en dirección a América.

JUN70. CAMBIOS, de Kalton Harold Bruhl

Sin que pudiera evitarlo, mi esposa cambió, se convirtió en algo diferente.
Se abalanzó sobre mí  cuando le dije que era necesario que visitara a un médico. Caí al suelo y perdí el conocimiento.
Cuando desperté descubrí que tenía  el cuerpo paralizado. Apenas podía levantar la cabeza.
Desde entonces, ella me visita  cada día y  prepara, con sus enormes mandíbulas, la dulce pasta  con que me alimenta.
No comprendo por qué me mantiene con vida, ni por qué, cuando acerca la cabeza a mi abdomen, creo ver en sus ojos facetados un destello de orgullo maternal.

JUN69. CAMBIO DE AIRES, de Teresa Oteo Iglesias

Llegó el viento y se llevó las nubes y con las nubes la lluvia. Llegó el viento y se llevó con él las flores que no hubo, las que perdurarán para siempre en tu imaginación y en mis recuerdos; esas flores que cubrieron los campos de mayo con un brillante y luminoso color amarillo y que algunos nunca pudieron ver.
Llegó el viento y giró la veleta que hasta entonces había guiado mi vida.
Todo sucedió una calurosa tarde de verano, el solano soplaba con fuerza cuando una ráfaga inesperada se llevó mi sombrero, revolvió mi pelo y cambió mi destino; un destino incierto como las nubes de tormenta en noches de primavera y que me causaba una sensación de vacío en el estómago, una aparente calma que precede a la tempestad. De repente lo vi claro: coloqué mis rizos en su sitio, recogí del suelo mi pamela, saqué pecho y con decisión me dirigí a casa, me planté delante de mi marido y le dije:
–       He despejado mis dudas: voy a ser mujer del tiempo.

JUN68. FELICES SUEÑOS, de Luisa Hurtado González

  Madre, usted siempre dijo que él no me quería, que veía venir esta lluvia de lágrimas y que yo no quise escucharla nunca. Quizá tuviera razón, puede que la haya tenido siempre y yo tampoco necesite la verdad ahora. ¿Sabe? Prefiero pensar que un día él simplemente cambió, como el aire; prefiero creer que me amó y que no soy este amasijo de carne y huesos que a duras penas pueden ocultar un alma herida. Madre, ¿sabe usted si me va a doler siempre? Veo ahora como llora junto a mí sin decir palabra y me quedo quieta. Y siento, ¿sabe, madre?, por primera y última vez en mi vida, un poco de vergüenza, por no haber sido fuerte, por no haber sido lista, por no haberla escuchado y estar desnuda ante ese desconocido que me mira de reojo, con el respeto con el que él no miró nunca, ese hombre que educadamente espera antes de empujar mi camilla para colocarme junto a los otros muertos, igualándome a ellos, honrándome sin saberlo. Déjeme, madre, déjeme creer que él me amó; ya no puede dañarme, esté tranquila.

  http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/

JUN67. COMO MARIONETAS AL VIENTO, de Maribel Martínez Montoro

Preciosa noche de luna llena, formamos un grupo no muy numeroso para disfrutar de la montaña. Vamos subiendo con calma, agradeciendo los sonidos y los olores que en la oscuridad se derraman.
De vez en cuando alguna risa rompe el silencio y nos dejamos llevar  por las carcajadas, felices caminamos anticipando una noche mágica.
Elegimos lugar para descansar y cada uno va buscando dónde poner su saco, tumbados seguiremos riendo, charlando, durmiendo, y a ratos percibiendo el entorno que sonríe embrujador.
De repente un olor extraño, miramos y descubrimos asustados el fuego devastador. Los nervios nos superan, el miedo invade los sentidos y el sufrimiento de cada ser forma parte de nuestro propio sentir, es el viento el que decide hacia dónde dirige el horror.
Creemos morir; cada planta, cada árbol, cada animalito forma un conjunto en plena ebullición. El humo llena los pulmones y el calor arrasa todo. Pedimos ayuda que no llega, y el viento caprichoso decide cambiar su rumbo, asombrados admiramos cómo de pronto agita fuerte los arboles derrumbados y con llamas se despide de nosotros. Nos abrazamos y lloramos, somos afortunados. Llegan los helicópteros, pero ante nuestra vista se derraman hectáreas y hectáreas de pura desolación.

 http://tecuentohasta6.blogspot.com.es/

JUN66. HARAPOS DE ANTIGUOS SUEÑOS, de Calamanda Nevado

La pobreza hace lo que  el viento fuerte,  enloquecer a la gente. Yo cambie. Apenas si abrazaba los  harapos de mis   antiguos sueños. Me hizo  terco, y mendigo sin cobijo. Me aisló. Un día, no sé cuando, quise  olvidarlo todo, y me arropé solo con cielo y luz del día. Por eso respiro calle, muerte en cualquier lugar, a cualquier hora, por cualquier cosa, supervivientes agónicos, y viajeros de  pateras… Lo que comparto en la mesa común, pan, jarra de agua, caballo, crisis… umbría, hipotermia… mi poca  juventud, y mi vida ¡que lleva muchas prisas!
¿Qué hago? Caminar  débil,  observarme las manos imparables,  sin pulso, y la mirada huidiza y marchita de indigente. Ah, y olvidar sorbiendo cerveza, y trastornando la carne aviejada y sedienta;  herida por los filos del asfalto oxidado, y el brocal de la botella.
 Mi familia no se va de mí, busca encuentros; nunca acudo. Conozco sus corazones rebosantes   de heridas.   Es difícil comprenderse. Representan su mundo;  decorado con oficinas del paro, bancos inquisidores, y bancos ocupados por  desempleo.
Igual algún día… sereno, sonriente, y   recién afeitado. … me ciño un traje… llamo a la puerta de mis padres…, y abrazándolos, los beso… Igual algún día…sereno,

JUN65. MI VIDA CAMBIÓ COMO EL VIENTO, de Estíbaliz Dilla Muñoz

Soplé con todas mis fuerzas para que las cenizas que habían caído sobre mis pantalones se fueran todas juntas con el resto, porque pensaba que si se esparcían, sería como si cada parte de tu cuerpo estuviese en un lugar diferente sin posibilidad de unirse. Mi vida cambió como el viento, de norte a sur, de este a oeste. Fue una virada brusca, intensa, inesperada, que me dolió muy profundo en el alma como si se clavaran millones de agujas en el corazón. Con el paso de los días parece que se van desprendiendo una a una las agujas, y con cada paso que doy hacia adelante, la pena se suaviza pero el recuerdo se aviva. Cuando me invade la melancolía, subo a la cima de la montaña para sentirme más cerca de ti. Y rezo para que el viento no sea muy fuerte y así no te alejes de mi. Me tumbo sobre la hierba de la loma con la intención de buscar una simbiosis terrenal y espiritual, cierro los ojos y permanezco allí un buen rato. Después desciendo relajada y en calma, regando la senda del camino con un llanto silencioso que no puedo controlar.

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