Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

OCT127. PUNTOS DE INFLEXIÓN, de David Moreno Sanz

A Lucas de un tiempo a esta parte le van mal las cosas. No sabe dónde tropezó para que su destino cambiara de rumbo. Ahora nunca habla ni sonríe, siempre está de mal humor. Empezó perdiendo el trabajo; en poco la autoestima y en no mucho más a los amigos y ya no ve luz al final del camino. Una creciente impotencia le empuja al abismo sin retorno.
Frío es poco. Siente miedo, angustia, vértigo, desazón. Pobre. A la luz de un candil sujeta tembloroso con su mano izquierda una cuchara llena de agua y un polvo blanco en suspensión. Con la otra enciende un mechero. Lo acerca. Calienta. Prepara su brazo. En ese momento el reflejo de la llama proyecta tres puntos, tres estrellas sobre la superficie acuosa. Cuando sus ojos enfocan correctamente comprueba que son las caras de su mujer y dos hijos. Le ruegan que no, que ya no pierda nada más. Y la cuchara, despeñada, va chocando con todo lo que encuentra en su caída, retumbando y resquebrajando las paredes de toda la casa.
 

OCT126. DESEOS, de Mar Horno García

Un charlatán conduciendo un carromato desvencijado fue la novedad entre el tropel de feriantes que por las Fiestas de San Amador siempre llegaban al pueblo.
—¡Vengan, vengan, pócimas crecepelo, vigorizantes masculinos, camisones de seda, estrellas de los deseos, ünguentos milagrosos para el dolor, alfombras persas! En cuanto lo oyó, trotó hasta el pequeño circo y se ofreció para hacer cualquier faena. Cuando le pagaron un par de perras, corrió hasta la carreta del mercachifle. —Por esto sólo te puedo dar tres pequeñitas, le dijo socarrón el buhonero, entregándole un frasquito. El niño esperó hasta que se hizo oscuro. Entonces se deslizó entre las callejuelas, saltó la verja y encontró a tientas lo que buscaba. Abrió el frasco y sopló el polvo de estrellas sobre la tumba. Después se acostó sobre ella y pegó la oreja todo lo que pudo al frío mármol. Así estuvo durante horas hasta que se quedó dormido mientras susurraba, despacito, «ven aquí mi amor, que eres las estrella más bonita de mi cielo«, lo que siempre le decía su madre mientras lo peinaba para ir al colegio. Si alguien hubiera estado allí, quizás hubiera visto, o no, cómo una mano quimérica acariciaba su carita.

 http://marhorno.blogspot.com.es/

OCT124. GRAVITANDO ENTRE ESTRELLAS, de Laura Garrido Barrera

Desde la arista meridional de mi estrella puedo ver la sequía que asola sus cinco puntas, sus grietas, áridas y quejosas por la sed. No crecen flores. En la arena calcárea, brilla la reminiscencia del recuerdo de Eva, cuando su pelo se enredaba en mis pensamientos, ahora estériles. La eternidad de mis sueños es tan frágil como su recuerdo evaporado en la poesía que no sé escribir. La dejé volar, escapó resbalando por una arista dejándose caer. Ahora la presiento, acomodada en un ángulo muerto, en otra estrella, inalcanzable, inasible, indiferente. Desde la arista oriental contemplo otra atmósfera de femineidad transparente, una danza del destino invocando otros párpados. La tarde inmóvil roza los pétalos de una mujer que me invita a resbalar gravitando hacia su estrella. Puede que mañana lo haga, aquí todo es hastío.
Amanece. Me he atrevido. Estoy solo, perdido, aterido de frío. Extraño el cuerpo que me envuelve. La ciudad late en silencio y la noche es negra, tanto como un túnel ramificado en cientos de arterias que no reconozco. Deambulo sin rumbo, a tientas, palpando una soledad que me estremece. Miro hacia el cielo: son tres, las veo.
Una fue mía, pero resbalé dos veces.

 http://demispalabrasylasvuestras.blogspot.com/

OCT123. LA NOCHE, de Juan José Benítez Goya

Como cada noche, me asomo a la ventana de la buhardilla buscando las tres estrellas.
Cuando el Sol va dejando su paso a la noche, el corazón me late a velocidades imposibles.
Abro la ventana, miro al cielo y ahí están. Deslumbrantes, tintineantes, poderosas, como si me hicieran un guiño recordándome que están ahí, cuidándome.
Mi corazón suspira en ser como ellas. Quisiera volar, quedarme en la noche, jugar con el resto de estrellas, navegar por la vía láctea, por todo el universo.
Desde arriba se debe ver el mundo de otra manera, quizás. Formar parte de alguna constelación, ya que aquí abajo es más difícil ser parte de algo importante.
Pero si algo me enseñan mis tres estrellas, es que en la Tierra puedo ser como ellas. Poder  ser alguien importante.
Conforme va pasando la vida y sigo asomándome a la ventana de mi buhardilla, estoy convencido que sí, que soy una estrella que reluce exultante y soy miembro de la mayor constelación que se haya creado jamás: mi vida.
Todo ser vivo puede ser una estrella. Puede brillar y dar belleza al mundo que le rodea. Esto sería lo ideal.¡Qué nuestro brillo no lo apague el hombre!

OCT122. ESTRELLAS ERRANTES, de Rosa Molina López

Cada luna nueva, el río Nauta se eriza como un felino, los yacarés se sumergen espantados y los paiches rozan el aire con sus escamas de lija. Los ojos del jaguar brillan en la maleza. Dice mi abuelo que en estas noches, tenebrosas como quejido de guácharo, las almas en pena recorren las quebradas, se enganchan en las ramas de los árboles y sueltan alaridos estridentes. Por eso las bestias duermen inquietas y los niños tenemos sueños de escalofrío. Entonces mi abuelo nos lleva a la charca de mi aldea. En sus negras aguas titila el universo. Allí nos damos un baño de estrellas y espantamos nuestro miedo a los espíritus alborotadores. Luego cogemos luciérnagas, estrellas de la selva, y las soltamos en su cabaña. Meciéndonos en el chinchorro, mi abuelo nos explica que forman constelaciones errantes, si no las sujetan las telarañas, como esas tres y la de abajo, nos señala, que forman la cruz del sur y que debemos recordar porque de ella cuelga esta parte del mundo.

OCT121. EL SECRETO DE PABLO, de Montserrat Acevedo Jiménez de Castro

Pablo era especial. Sabía sonreír y abrazar, pero no leer ni hablar. Aunque el mundo exterior le parecía frío y distante, su interior era rico en sentimientos y habilidades.  Necesitaba ayuda para casi todo, y eso a él no le importaba, se sentía feliz a su manera. Su gran pasión, desde muy pequeño, eran las estrellas.  Las tenía  de variados materiales y tamaños,  y de todas las formas y colores.  Las guardaba en cajas decoradas, como no podía ser de otro modo, con dibujos de estrellas que compartían el espacio de su armario entre sus ropas y zapatos. Jugaba con ellas sin cansarse nunca, y se las mostraba con orgullo a todo el que pasase a su lado.
Un día, sin más explicación, aparecieron en sus manos tres nuevas estrellas. Nadie sabía a ciencia cierta de donde procedían;  brillaban con una luz especial que iluminaban toda la habitación, y Pablo sentía  verdadera locura por ellas.
Aquel mismo día los periódicos anunciaron que en el firmamento, más allá de los planetas conocidos, se habían descubierto tres nuevos agujeros negros, que se suponía eran estrellas apagadas.
Sólo Pablo sabía que esas tres estrellas seguían brillando…

 http://mosaicoderetazos.blogspot.com.es/

ESTRELLAS … INVITADAS

Ginette Gilart nos propone como inspiración…» la película «au revoir les enfants» (adios muchachos) de Louis Malle donde las estrellas están escondidas pero están allí. Se lo dedico especialmente a Nacho Rubio que tanto le gusta el tema«
Gracias Ginette.

OCT120. EL CINTURÓN DE ORIÓN, de José Manuel Molina Monclova

Caminando sin rumbo me encontraba en estos oscuros y escépticos días, en los cuales como cazador experto oteando el horizonte me encuentro, en busca de una presa desprevenida sobre la que caer.
De presa a cazador hace ya tiempo que me convertí, me deje arrastrar por el canibalismo del capitalismo.
De no ser por mis tres estrellas que en mi cinturón llevo, hubiera sido un cazador despiadado, cayendo sobre la presa más débil de forma implacable. Ahora como muestra de devoción hacia mis tres estrellas soy el vigilante, y caigo sobre los desalmados que atacan a las almas cándidas.

OCT119. RECARGANDO PILAS, de Antonio Ortuño Casas

Una, dos, tres estrellas, … y nunca terminaría de contarlas, muchas más, muchísimas más que humanos, todas vigorosas, llenas de luz y energía, llenando un universo sin fin.
– Hijo, cada vez que te sientas alicaído, con pocas fuerzas, mira al cielo en la noche y busca tu estrella para que te dé la energía que necesitas.
Y qué razón tenía mi madre; mi hijo ya tiene la suya y los tres, cada uno desde su lugar, miramos al cielo cada noche preparando el camino del día siguiente.

OCT118. EL DESEO, de Javier Palanca Corredor

Se encontró con ella en la parada de frutas del mercado; su olor los mitigaba todos. Laura le saludó sonriente con un racimo de plátanos en la mano. El hizo lo mismo un tanto embobado, pero esta vez sacó el valor para pedirle si quería ver con él la lluvia de estrellas de esa noche.
-No son estrellas, son meteoros de un cometa.
-Eso queda un tanto frío. Dejémoslo en lágrimas de San Lorenzo que es más poético.
-De acuerdo.
-Pues en la fuente después de cenar.
Él llegó primero porque no pudo tragar bocado. Además, ella podía llegar pronto y marcharse sin esperar.
Al poco llegó ella,, con su roja chaquetilla de entretiempo, más bonita que nunca.
-Creo que la ladera junto al castillo nos permitirá, estando tumbados, mirar el cielo como si fuera una gran pantalla de cine.
A Laura le pareció una buena elección.
Ya tumbados en la ladera, él le dijo que si se conseguía ver tres estrellas fugaces se podía pedir un deseo que seguro se cumpliría.
Cuando divisaron la primera ya estaban sus manos tonteando tímidamente.
Tras la segunda se empezaron a comer los labios.
La tercera ni la vieron. ¿Para qué?

OCT117. EL MEJOR BAILE, de Nani Canovaca López

Danzaban procurando ser las mejores bailarinas, pero lo que no habían podido  imaginar aquellas tres estrellas es que al formar parte de un caldo de gallina, aderezado con puerro, cebolla y zanahoria, entre otros elementos que salpimientan e incrementan el sabor, tendrían que cocer a ritmo del bolero de Ravel, la danza del vientre e incluso la samba, para ser las mejores  y más sabrosas que formaran parte de aquel primer plato del mejor restaurante de la ciudad.

 http://misrelatosyotrascosas.blogspot.com.es/

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