Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

14. Trastorno imprevisto

Reconozco que me gusta mi trabajo, porque cada operación  es  un reto. Cierto que exige viajar y codearse con la muerte. Pero son gajes del oficio y cuando te acostumbras, no es tan duro. Por otro lado, estoy muy bien valorado en la profesión y aún mejor pagado.

Supe desde niño que tenía un don. Lo descubrió mi padre que, tras reparar en mi buen pulso, decidió introducirme en este mundillo. Dada su experiencia, me estimuló y me enseñó a manejar el instrumental con mano firme. Luego, a base de años de estudio y mucha práctica, perfeccioné mi propia técnica, ya que esta carrera demanda, además de intensa preparación, control emocional, precisión y prudencia.

Me suelen requerir en  casos  arriesgadas, aunque, actualmente, me falla algo la vista y, por temor a errar, acepto menos encargos.  Confiaba en que mi hijo siguiera mis pasos. Siempre ha revelado aptitudes: es disciplinado y resolutivo y también  da muestras de buen tino. Sin embargo, recientemente, me ha descolocado al confesar que quiere ser cirujano… Ahora no sé qué hacer con el arsenal de armas y explosivos que escondo en el sótano  ni con el sofisticado rifle que había previsto regalarle al empezar su entrenamiento

13. EL MUNDO, EL DEMONIO Y LA CARNE (Paloma C.)

¡El demonio se está comiendo al padre Casto! Gritaba desaforada Maripi corriendo por la nave de la iglesia.

Sucedió el día anterior a nuestra primera comunión. Habíamos acudido allí desde el colegio para el ensayo general y en un momento dado, la profesora que nos acompañaba desapareció dejándonos solas. Nos quedamos esperando al cura modositas y cuchicheando por lo bajo, ya que además de encontrarnos en lugar sagrado, el padre Casto tenía malas pulgas. Era un hombre serio, alto y enjuto que iba a ser el encargado de darnos nuestra primera hostia. De repente, la cortinilla de un confesionario comenzó a agitarse a la vez que de él salían gemidos que parecían procedentes del inframundo. Todas callamos asustadas hasta que Maripi, siempre tan temeraria, se aproximó a husmear. Al levantar la cortinilla, encontró a un demonio con aspecto de mujer sentado a horcajadas sobre el cura y con la cabeza sobre su cuello mientras él gemía derrotado por el mal.

Nos levantamos con un revuelo gallináceo y salimos de estampida para buscar a nuestra profesora. Cuando regresamos, el diablo había desaparecido y el padre vino a recibirnos recomponiéndose las vestiduras e imponiéndonos silencio con el índice en los labios.

 

12. Realidad (El Moli)

Hola Flaca, yo soy el Lui sabes, y te quería invitar, dale vamo un rato pal pastito y lo pasamo bien ¿te parece?
He, che, no es para que te enojes, me gusta cómo te queda esa pollerita corta y ajustada, ademá de lo buena que estás.
Uhhh, pará, no es para que te chives, solo te invitaba pa´ pasar un rato.
¡Para flaca, no es pa que te enojes! Si no querés ya está, bueno, no pasa nada…
¡No, no! Si eso te jode, está bien, pero así no, si queré pelear hacélo como un hombre che…

11. Unidos por la madrugada

Elevo la vista de los controles y miro el cielo de luna nueva donde lucen las estrellas, mi imaginación vuela a playas y parques que, aún a altas horas de la noche, han de continuar muy concurridos. Es como si los estuviese viendo: parejas retenidas por el encanto nocturno postergan el momento de volver a casa, grupos de adolescentes celebran sus botellones charlando animadamente sin apenas mirar al cielo, y gentes de todo tipo, entre las que, de seguro, habrá personas sin hogar, gozan de un clima plácido que procura hacerse perdonar por los pasados meses de lluvias y frío.

Y todos ellos, unidos por la madrugada, pronto serán testigos de un espectáculo que los sorprenderá y entusiasmará, que levantará exclamaciones de admiración y tendrá el poder de provocar que manos muy jóvenes se rocen por primera vez y que primeros besos sean robados. Y mientras en algunos florece el amor, otros se apresurarán a pedir un deseo, uno de esos que, según dicen, las estrellas fugaces conceden y, admirados y absortos, ninguno de los espectadores llegará a sospechar que la maravillosa estela que, fascinándolos, recorrerá el firmamento, solo será…¡Ay!…solo seremos, carne y acero desintegrándonos en la atmósfera.

10. Profesional

Ha llegado al invisible techo de cristal, ese al que es casi imposible acercarse. Le ha dado un puñetazo y ha subido un piso más. Todas sus compañeras, jóvenes y veteranas, la tienen de modelo.

Detrás de sus estudios de sobresaliente, padres esforzados al máximo, una beca estatal y muchos fines de semana de estudio, sin amigos.

Resultado: Multitud de empresas se la rifaron. Un gran logro profesional, cuentas anuales impecables y millonarias; muchas envidias y cuchicheos a su espalda también.

Recompensa: Dúplex de trescientos metros cuadrados, chófer proporcionado por la empresa, brindis con champán al cerrar cada contrato…

Un mundo de fantasía que, al cerrar la puerta de su casa, se convierte en pesadilla. Una jaula de oro solitaria. Además, últimamente no se siente bien. Está cansada, estresada, harta de escalar por techos y paredes. No es tal superwoman. En la pantalla del ordenador los resultados del chequeo médico anual avisan claramente que tiene que detenerse: cáncer de útero con metástasis.

Como profesional se lo pensará antes de dar la noticia a la empresa. Como persona, no quiere luchar contra. Necesita respirar. Desprenderse de ese escudo. Solo es otra mujer trabajadora en un mundo que va demasiado deprisa.

09. GUIDO

Dice un bello proverbio árabe que quien vive con dos caras muere sin rostro.

Y hasta sin cuerpo, porque del simpático Guido nadie volvió a saber desde aquella noche de copas en su garito habitual.

Sus amigos de farra recuerdan que un conocido mafioso se dejó caer por allí, se acercó a él y, delante de todos, le llamó traidor, y que Guido, entre risas, le replicó que él no echaba cuentas de lo que dijera un borracho.

Esa debió ser su última juerga porque, por más que buscaron, ya no volvieron a verlo.

08. LAS APARIENCIAS (Diego Cano Pintos)

–A ver si dejas de llorar, consuélate porque yo te amo.

–¿Amarme? Si lloro por lo que me has hecho. Nunca pensé que también fueras así. Te he pillado in fraganti. Todos sois iguales.

–Que no, mujer, las apariencias engañan. A ver si os enteráis de que alguien dijo que el ser humano está hecho de tal manera que capta mejor la apariencia que la realidad.

–Venga hombre, Erasmo, ahora no empieces con cuentos chinos. Las dos apariencias de esa despampanante no engañan a nadie.

07. LOS «CUCOS» (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Quizás el esfuerzo de subir el saco de harina de maíz a las alforjas o la pindia caminata desde Esles al alto de Matanzas, adelantaron el parto a Florentina. Se trastocaron sus planes de ir a parir a casa de su hermana Herminia en Carranza. Ya lo había conseguido con sus hijos anteriores, aunque solo el mayor, Mingo “el Cuco”, fue varón.

Aquellos años del tercer cuarto del siglo XIX llegaban muchas cartas llamando a filas, la mayoría de las veces para servir en ultramar. Todas las pasiegas sabían que si daban a luz en tierras vizcaínas esas cartas nunca llegarían a sus hijos.

El nacido en aquella cabaña del alto de Matanzas, Lorenzo, estudiante de leyes, recibió la fatídica carta.

─Corre, Enzo, huye, embárcate como puedas, no nos digas nunca donde estás. Escríbenos a casa de la tía Herminia, ella sabrá decirnos de ti.

Cuando saltó al río Paraná, en Rosario, exclamó: “Alea iacta est”.

No llegaron cartas a Carranza. Murieron muchos en las guerras de fin del siglo XIX.

Florentina en su tristeza de madre se consolaba pensando: “Será mejor desaparecido que muerto”.

Hoy un argentino dice que su análisis ADN revela que su bisabuelo procedía de Miera.

06. Óleo sobre lienzo (Susana Revuelta)

«Más no podemos hacer» se dicen con resignación los restauradores del museo mientras recogen espátulas, algodones y lijas y se alejan unos pasos para contemplar el resultado de su trabajo. Tras estudiar con detenimiento el desgaste de la tela, retirar los restos orgánicos, negro de humo y polvo y reavivar el color, la obra «Las Meninas» luce limpia, luminosa y casi espléndida. Casi, porque el paso de los años no solo ha estropeado los aceites y el tejido. A las niñas les han salido pelillos en las orejas y la nariz, el cabello lo tienen áspero, ralo y gris, han perdido algunos dientes y las patas de gallo les envejecen un horror. Se las ve como encorvadas, y menos mal que los vestiditos ceñidos disimulan las tetas caídas y las mangas holgadas ocultan la flaccidez de los brazos.

Avisan, pues, al cirujano restaurador, que con ácido hialurónico rellena pómulos y labios, hace un lifting de párpados, elimina manchas y lunares, arranca con una pinza los pelos que afean sus rostros… y con un toque de rubor, otro de gloss y un baño de color en las melenas ¡ahora sí!, el cuadro resplandece como nuevo.

5. MIMETISMO (Mariángeles Abelli Bonardi)

Dado mi sutil y encantador aspecto, podría decirse que vivo de las apariencias. Flor entre las flores, atrapo a los incautos, voraz como una mantis orquídea.
No nazco con disfraz, sino que lo construyo, volviéndome parte del ambiente, igual que el cangrejo decorador a la hora de esconderse y de cazar.
Maestro del camuflaje, imito a otros, como hace el pulpo mimo con peces y medusas, y así, moviéndome lo justo, como el alga que es foliáceo dragón de mar, paso tan inadvertido que han tardado mucho, muchísimo en identificarme, tanto, que los estudiosos aún no acuerdan mi extensión, y mucho menos, mi nombre…
Con humor siempre cambiante, te espero en la última palabra, para mostrarte a ti, y a tus ojos lectores, mi verdadero yo.

04. Artimañas

Era hermosa. De una belleza que dolía. Mi madre, temerosa de que el poderoso Zeus me poseyera sirviéndose del engaño, me enseñó a recelar de todo aquel que osara acercarse. Incluidos animales y fenómenos atmosféricos. El padre de los dioses puede tomar cualquier apariencia, solía repetir. Así, fueron consumiéndose los años y con ellos, el don que no pedí – relata la anciana a la joven incauta atraída por su historia antes de abalanzarse sobre ella con el ímpetu lascivo del rey del Olimpo.

 

03. Supersticiones ( Fernando Garcia del Carrizo)

Se santiguó tres veces al arrodillarse. Delante de múltiples estampitas con vírgenes de su devoción comenzó sus oraciones, pidiendo suerte, serenidad y saber estar para poder salir triunfante. Contempló a San Pancracio por el que tenia especial afinidad pues le había acompañado a lo largo de toda su carrera, en sus fracasos y en sus éxitos profesionales. Esa figurita se la había regalado su abuela y la había llevado consigo en todos sus viajes, colocando unas hojas de perejil cuando tenía algo importante. Terminó este rato íntimo rezando como siempre, cinco “avemarías”. Recogió su pequeño altar y lo guardó en la maleta. A continuación, leyó su horóscopo. Buenos augurios. Se contempló en el espejo. El traje le quedaba perfecto y se había puesto sus calzoncillos de la suerte. Nunca fallaban.

Mientras apretaba una patita de conejo que llevaba en su bolsillo, escuchó su nombre y subió al estrado a recoger su merecido premio, a la par que el jurado explicaba las razones del galardón; “Por los múltiples avances descubiertos en materia de Física Cuántica y su enorme tarea divulgadora haciendo más comprensible la ciencia y el método científico para la población general, alertando del peligro de las pseudociencias…”.

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