Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

09. Cosas que jamás regresan

Fue suficiente para que la escarcha paralizara todo mi cuerpo impidiéndome reaccionar y querer seguir viviendo.

Sentado en esta cornisa observo las uñas de mis pies, ya azules, resquebrajarse como un lago en invierno. Doy un golpecito al canalón de bajada y entonces ocurre: el meñique izquierdo se quiebra y cae al vacío. No siento dolor. No siento nada.

Abajo, en el callejón, un gato atigrado se abalanza sobre mi carne atrapándola al vuelo. Otro gato se acerca, se relame y mira hacia arriba. Toma bonito, mascullo frotando el pie derecho contra la fachada. Una lluvia de dedos satisface su instinto cazador y mi hambre de diversión con sus cabriolas. Regalo del cielo, pienso. O del infierno.

Solo fueron seis letras, tres sílabas, dos palabras. La T perforó mi frente como un berbiquí y una ráfaga de hielo atravesó mi cerebro; la E peinó una raya en zigzag hasta la nuca y un escalofrío cruel erizó cada vértebra de mi espalda. Las O se entrelazaron como serpientes de cristal dibujando unas esposas para maniatar mi alma congelada. Entremedias, tensó el arco de la D apoyando la lengua contra sus dientes perfectos para clavarme la I, punzante, letal, en el corazón.

08. CABALGATA (IsidrøMorenø)

El vídeo se hizo viral en las redes. Los infortunados reyes magos cayeron de la Zodiac poco antes de alcanzar la playa. Un grupo de personas les aplaudían y animaban mientras ellos, con sus empapados trajes, coronas, fajines, turbantes y abalorios, se esforzaban por pisar tierra firme. Con estoica sonrisa y frío en el cuerpo, correspondían al saludo de aquellos que no presenciaban la cabalgata oficial que abarrotaba el paseo marítimo. Estos azorados magos pronto se escabulleron entre la multitud y la comitiva disfrazada en torno a las carrozas. Sin embargo, a muchos les sigue sorprendiendo que los tres reyes fuesen Baltasar, incluso el timonel de la embarcación también era negro.

07. GÉNESIS (Paloma Casado)

Era la última jornada que pasaban en aquella remota tierra. Habían conocido las periódicas mudanzas de su climatología, tan extraordinarias para quien procede de un lugar inmutable: épocas de frío y noches prolongadas, días de lluvias vivificantes o el esplendor de la tierra renovando sus colores bajo los rayos del sol. Un lugar salvaje en donde diferentes especies compartían sus ciclos vitales. Habían escogido la que más se les semejaba para cumplir su misión. Experimentaron en el laboratorio con sus propios genes y los de esas bestias hasta conseguir resultados satisfactorios. Compartieron momentos jubilosos observando a los embriones sobrevivir dentro de las incubadoras y después transformarse en criaturas semejantes a ellos, pero tan diferentes. Sus características físicas debían adaptarse al medio como cualquier animal, pero la inteligencia sería superior. Algún día llegarían a alcanzar las estrellas.

Abrazaron por última vez a la pareja de mutantes. Sintieron la calidez de sus cuerpos velludos y la humedad de sus labios en los rostros lampiños. Las lágrimas recorrieron todas las mejillas porque llorar es un acto humano. Durante el tiempo que permanecieran dormidos en la nave espacial soñarían con ellos. Con sus pequeños Eva y Adán.

 

06. BIG BANG

Cuando despertó del coma inducido empezó a notar cómo se disipaba el frío. Un leve cosquilleo le hormigueaba en la piel y aquella pequeña marabunta le fue esponjando su permeable corpulencia logrando acariciar las mejillas de su consciencia. Abrió los ojos como quien da un bostezo enorme y la aséptica luz blanca se comportó como una niebla disolviéndose y revelando espacios y tonos de color. Una emoción nueva, no rehabilitada, porque la dicha no tiene raíces, vino a labrar su cuerpo lleco y asumió, al fin, despojándose del frío, aceptar el reto y comenzar.

05. EN UN LUGAR DE

Cuando el faraón Keops encargó la construcción de su pirámide decidió que durante la eternidad leería a diario.

El arquitecto Hermiunu creó una galería secreta.
El escriba Amenhotep talló en las piedras del pasillo la imperecedora historia que no debía ser conocida por ningún otro ser humano. Encerrado durante 10 años, en absoluta soledad, desgranó los avatares de sus personajes. Al finalizar fue sacrificado.

Pero alguien leyó extasiado su relato. Hermiunu penetraba por un acceso oculto absorbiendo los detalles. Por las noches repetía las azañas de Kixotis, su camello Rothnaat, el escudero Zoser y la bellísima Nefertiti a su familia para que las memorizaran.

El comienzo le maravillaba:
* En un lugar de…
* De?, le preguntaban
* No sé, hay una mancha

Sus tataranietos lo transcribieron en papiros que se guardaron en el Oráculo de Amón.
El gran sacerdote los regaló a Alejandro Magno quien depositó la obra en la biblioteca de Alejandría.

Cleopatra, en plena guerra, huyó con ella a Argel.

Mucho tiempo después el visir Uluj Alí exigió a un preso español ilustrado que se la tradujera.

El estupefacto recluso así lo hizo.
Alí le preguntó:
* En un lugar de…?
* No sé, hay una mancha,
respondió Don Miguel con sonrisa pícara.

04. Corazonada

Confiaba en la inspiración, pero fue la fama quien vino a visitarlo.

Su libro era un superventas, lectores y curiosos hacían cola en los centros comerciales para conseguir un ejemplar firmado. A punto de apagarse las luces de los escaparates, su arrojo impidió un crimen en el vecindario. Protagonizó titulares mediáticos y fue invitado a charlas sobre violencia machista. Cuando decaía su popularidad, un premio extraordinario de lotería lo puso nuevamente en el candelero. Donó el importe íntegro a proyectos científicos, recibió el aplauso general y lo equipararon con filántropos de renombre.

Sentado frente al ordenador comenzó a redactar la exitosa novela. Del piso contiguo provenían unos gritos que lo pusieron en alerta. Escribió en un pósit: Comprar boleto para el sorteo del sábado.

03. DÍA DE PERROS

El día de mi cita en el autocar contratado por mi facultad para ver arte románico en una ciudad del norte, ya amaneció torcido.

Me quedé dormida y cuando vi la hora, salté disparada a la ducha, me vestí, pasé lo del bolso a una mochila y corrí escaleras abajo poniéndome el abrigo en marcha. El frío de enero cortaba el cutis.

Llegué con el autocar arrancando, me senté al fondo y respiré aliviada.

Al llegar, nos citamos para tres horas después en el mesón contratado.  Visité todo el románico pero como no había desayunado, decidí ir pronto al restaurante.

No conseguí encontrarlo. Saqué el móvil para llamar al guía y ¡Horror! Había olvidado cargarlo y estaba muertecito total.

Busqué el monedero para ir a comer algo pero…¡El muy maldito no estaba! Lo olvidé en el bolso de casa.

Entonces fui a la policía y allí me miraron raro. Presentarse sin DNI, sin dinero, sin teléfono, ni restaurante, ni autocar, es convertirse en “sospechosa habitual”. Maldiciendo y a punto de pedir un abogado de oficio, sonó un despertador conocido y…

Bueno, llegué con tiempo y mochila equipada, a mi cita con el autocar.

La excursión, sin incidentes.

02. CRÓNICAS DE DECADENCIA (Ángel Saiz Mora)

Aquel individuo iba a traer problemas, fui consciente de ello nada más verlo, hasta tirité de inquietud. No era un buen comienzo.
Al contrario de los infelices que llegan a esas instalaciones especializadas, él parecía radiante. Consciente del desafío, planifiqué una estrategia para resolver tamaña extravagancia, que no estaba dispuesto a consentir.
Mi recibimiento fue muy frío, capaz de intimidar a cualquiera. Después no tuve compasión al aplicarle las más crueles técnicas de acoso y sufrimiento, pero resultó inútil. El tipo no dejaba de sonreír.
Opté por investigar su trayectoria. Algún punto débil debía de tener. Fue explotado en trabajos precarios, además de sufrir abusos durante la infancia. En los archivos constaba que una vez creyó haber encontrado el amor, pero fue esquilmado por la pensión compensatoria de su implacable exmujer, incluso tuvo que mendigar. Entonces supe que cualquier tormento era mejor para ese hombre que lo vivido antes.
Con el amor propio por los suelos, entregué la renuncia y mis accesorios de encargado entre sollozos, antes de marcharme para siempre. Fue el principio de una era inconcebible. Sin cuernos ni tridente nunca he vuelto a ser el que fui, el infierno tampoco.

01. TRAVESURAS (Rafa Olivares)

–¡Por fin, qué gusto da verlo todo junto! –exclamó satisfecho después de haber conseguido aglutinar y comprimir en una gran masa todos los elementos dispersos.

–¡Halaaaa, es enorme, papi! –gritó su hijo abriendo una desmesurada boca de asombro.

–Lo es, tanto que fuera de esto ya no hay nada –le explicó didáctico su padre.

 – ¿Y eso que asoma por aquí…?

–¡¡¡No, no toques nada, por tu padre!!!

Lo que ocurrió entonces se conocería, mucho tiempo después, como el Big Bang.

88. Opciones

–»…Y fueron felices y comieron perdices».
–Pero, ¿y si uno de ellos fuera vegetariano?
–Pues, «fueron felices y comieron…».
–¡Espera! ¿Y si, por exceso de peso, hicieran dieta? No podrían estar comiendo cada vez que termina el cuento.
–Vale, como alternativa diremos «fueron felices y brindaron por ello».
–Entonces acabarán en Alcohólicos Anónimos.
–Caramba. Lo cambiaremos por «fueron felices y lanzaron confeti».
–Anda, y así gastamos mucho papel y deforestamos el planeta.
–»Fueron felices y sonrieron muy fuerte».
–Se llenarán de arrugas pronto.
–Lo voy a dejar en «Y fueron felices».
–¿Y ya está? Un poco triste, ¿no?

 

–Mira, vamos a finalizar la historia con «Colorín, colorado…».
–¿Y si no les gusta el color rojo?

87. Misioneros del buen rollo ( Paz Monserrat Revillo)

En el vigesimoquinto congreso de profesionales de la felicidad todos sonríen, aunque no haya motivo, como recomiendan los más reputados especialistas presentes en el evento. Los futuros coaches se esmeran en apuntar lo que tendrán que transmitir en sus sesiones. Destaca, subrayada en fosforito, la palabra actitud. Repiten al unísono el mantra fundacional: “Para tener éxito material y anímico, mejora la actitud, revisa tus respuestas emocionales y concentra tu mente”.  Todo está en el interior, en el universo del pensamiento positivo. Nada de mirar hacia fuera, ser crítico o adquirir conocimientos rigurosos. ¿Quién quiere tener a su lado a alguien negativo y aguafiestas? Los aspirantes a este oficio deberán ser el decorado emocional de las vidas ajenas. Surtidores incansables de entusiasmo y optimismo, pero a la vez prestos a culpabilizar a los clientes ante cualquier desvío de este incuestionable camino de autoafirmación.

Las azafatas del congreso, doblemente presionadas a sonreír sin sentido, consumen dosis masivas de relajantes musculares para sus tremendas contracturas en los músculos risorio, cigomático mayor y orbicular de los ojos.

Los asistentes se dirigen, con mirada bovina y sonrisa radiante, hacia la siguiente conferencia. Allí aprenderán, de forma holística, cómo enseñar a fingir sinceridad.

86. Allegro, ma non troppo

Como la veían siempre melancólica, le regalaron el libro de aquel poeta atormentado. Y acertaron. Ella se bebió cada verso como si el autor se lo susurrara al oído. Sus palabras estaban llenas de brumas, de noche y cementerios. Tenía que conocerlo. Una noche más tormentosa aún que sus dos almas gemelas se presentó en su casa. Ya nada fue igual. Se amaron. Compartieron sus heridas, su dolor de vivir, sus angustias sin consuelo. Estaban hechos para quererse hasta la desesperación, quizá para un suicidio a cuatro manos que inspirara una leyenda perdurable.

Ella fue su musa, y él se entregó por turnos a amarla y a poner por escrito aquel milagro. Amaneció en sus versos: sus adjetivos se llenaron de luz, sus lágrimas de arcoíris. Logró escribir la oda definitiva, el poema más jubiloso que nunca haya escrito nadie. Una mañana, ella encontró junto a su almohada el manuscrito, todavía tembloroso de tachones, envuelto en un lazo de seda. A su lado, él dormía, exhausto por el esfuerzo. Y durmió todo el día. Al despertar, descubrió que ella también le había dejado algo en su almohada: una nota donde le contaba, entre lágrimas, que se escapaba con el enterrador.

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