Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

14. REGOCIJO PREMEDITADO (Edita)

Desde aquel diciembre en el que un sobrino aportó la tontería del amigo invisible a la celebración navideña del colectivo familiar, su vida es otra. El primer año, se agobió seleccionando un obsequio adecuado para la cuñada pija sin superar el tope de los quince euros pactados. El segundo, le tocó su marido, mucho más fácil. Supo lo que deseaba al instante y corrió a comprarlo, segura de haber acertado. Todo un éxito: objeto idéntico al que el obsequiado ya tenía en casa hacía tiempo, sin estrenar, y que ella misma había adquirido. Casi se muere de vergüenza; los demás, de risa. A la tercera, arrasó: gafas de realidad virtual para su hermano, la atracción de la velada. Se animó tanto que los años siguientes, incapaz de esperar el sorteo correspondiente, ya empezó en septiembre a rebuscar opciones por Internet para los veinticinco presuntos comensales. Finalizada cada prospección, sufría síndrome de abstinencia del placer experimentado. Y se le ocurrió programar la misma bobada en el trabajo, comunidad de vecinos, clase de zumba…, eligiendo fechas dispares para los distintos eventos. Actualmente, le quedan dos meses vacantes. Está pensando en crear por redes sociales un grupo permanente de adictos a la causa.

13. Cita a ciegas

Ella hizo una lista con los ingredientes necesarios para el postre: harina, huevos, azúcar, leche condensada, nueces molidas, levadura, zumo de limón… Las manos le temblaban mientras escribía.

Se conocieron en una página de desparejados buscando pareja y llevaban varios meses tonteando hasta el amanecer. En el trabajo ya habían notado algo, porque cabeceaba frente al monitor.

En todo ese tiempo se habían enviado fotos vestidos, desnudos y en pijama, recién levantados. Solo les faltaba tocarse, olerse y sentir. Por eso le pareció una fantástica idea verse a oscuras.

Lo esperaría en su casa con las luces apagadas y la cena lista. Él llamaría y ella abriría la puerta; se quedaría escondida detrás mientras él cerraba. Entonces lo cogería de la mano para llevarlo a tientas a la mesa. Antes se comerían a besos.

Se excitaba solo de pensarlo. Pero tenía muchas dudas: ¿seguiría sintiendo lo mismo cuando lo sintiera a su lado?, ¿le gustarían los dulces?, ¿le saldría el pastel tan bueno como siempre?

Todas ellas se despejaron con los elogios que él dedicó a la cena y cuando hicieron el amor.

«Olvidé comentarte que soy alérgico a los frutos secos» —le dijo él antes de encender la luz.

12. El despertar de las mariposas

Cruzó el puente, enseguida apareció ante sus ojos la conocida Colegiata. Siguió caminando retocándose el pelo y colocándose la blusa en un gesto que evidenciaba coquetería y excitación.

Al girar a la derecha se topó de lleno con la Plaza Mayor que aquel martes de mercadillo estaba repleta de gente. ¡¿Cómo voy a reconocer a Javier si ni tan siquiera conozco su aspecto actual, después de treinta años sin vernos?!

La preocupación dio paso a un estado de bienestar indescriptible. Decidió dejarse llevar. ¡Todo era tan mágico!, el lugar elegido para la cita del reencuentro, la incipiente primavera, el bullicio del mercadillo…Se adentró en los soportales caminando despacio como entre nubes, disfrutando de lo que miraba sin ver, de su pequeña aventura, imaginando lo que vendría después. Aquel cosquilleo en el estómago le indicaba algo. ¡Volvía a sentir!

En una de las terrazas un hombre con cazadora de ante, canas y cuidada barba se levantó como impulsado por un resorte. Ese detalle hizo sonreír a Inés. No había duda.

Los dos frente a frente, ajenos al mundo exterior, sintieron despertar a las dormidas mariposas.

11. Sueños color púrpura

El doctor me sonríe desde el otro lado de la mesa. «Es la última vez que nos vemos antes de entrar en quirófano», me dice. Creo que también yo sonrío, nerviosa. Rememoro los pasos que me han traído hasta aquí. Las charlas de joven con mi psicólogo, remontándome a la primera vez que lo puse por escrito en mi diario: «Gorda». No es solo que me lo hayan dicho en el colegio, que me lo hayan gritado en la calle, que mis padres aún intenten ponerle remedio desde el cariño. Es lo que siento, lo que me llevó a escribir: «Mírate: eres gorda, eres fea, eres mujer. No eres nada». Después, ya de adulta, los problemas de salud, el médico de familia, el nutricionista, la dieta —¿cuántas veces esta palabra en mis diarios?—; y, por fin, esta consulta, la explicación del proceso, el peso recomendable para la operación, el consentimiento informado.

Sobre la camilla del quirófano, el anestesista me pide que extienda el brazo y me coloca la vía. Poco después, llega mi doctor y me pregunta si estoy lista. Asiento con convicción y noto un leve bombeo en mis venas mientras el anestesista, cómplice, me desea felices sueños.

10. A LES ENFANTS…(Paloma Casado)

Pronto -dice- volveré a casa. Tim me reconocerá desde lejos y vendrá a buscarme ladrando y meneando la cola. Mamá habrá preparado la tarta que tanto me gusta y sus caricias olerán a manzana y mantequilla. Papá me abrazará orgulloso y Pierre querrá que le cuente historias de la guerra. Es posible que los vecinos del pueblo me reciban con honores de héroe, aunque yo no me siento así. Entre ellos estará Marie con ese vestido de florecitas que se pone en las fiestas. Me atreveré a besarla delante de todos y allí mismo le pediré matrimonio. Ella dirá que sí porque me ha estado esperando y no le importará mi cojera. Tendremos una casa con huerto y muchos hijos y …

La enfermera ha dejado de escuchar esa voz cada vez más débil y nota cómo se relaja la mano que retiene la suya. Acerca el oído a su boca para comprobar la respiración y cierra sus ojos. ¡Era tan joven! Llora por él, por todos ellos, por tantas historias incumplidas. Enseguida se recompone, debe atender a otro herido.

 

 

09 MANUALIDADES (Ángel Saiz Mora)

Eran una pareja peculiar, también a la hora de celebrar su aniversario. Para el de ese año acordaron un fin de semana de autonomía completa, en el que cada uno, sin desvelar los planes, pensó en realizar alguna actividad al margen del otro. Volverían a convivir sin hacerse preguntas tras el paréntesis.

Pese al secretismo, se notaba que sentían esas jornadas previas como la antesala de algo ilusionante, una pausa de agradecer en su previsible existencia.

Habían conversado sobre Japón tras ver un documental, fascinados por lo educado de sus gentes, con la simbiosis de tradiciones milenarias junto al progreso tecnológico, hasta frecuentaron un restaurante nipón en varias ocasiones.

El hombre consagró toda su atención a la técnica del origami, que ella consideraba insustancial y soporífera, por muy japonesa que fuera. Inscrito en un campeonato esos dos días, le entusiasmaba la cercanía del evento, aunque no acababa de perfilar bien los pliegues con papel humedecido que precisan las curvas, prefería figuras rectas.

La mujer tenía la esperanza de que Hisoka, el camarero atrayente y reservado, apreciase su geometría otoñal ambas noches al salir del trabajo, en particular, las ondulaciones que al marido, tan plano, siempre le vinieron grandes.

08 Punk-Rock Vampire

La noche se deja envolver por grisáceos jirones de niebla. En ocasiones asoma un tímido rayo de luna que rápidamente es engullido por la oscuridad creciente. Sólo en ese instante efímero se reconoce a las criaturas repugnantes por el brillo ostentoso de sus cuerpos tersos y húmedos. El vapor de los pantanos se confunde con la humedad que todo lo empapa…

De repente, vislumbro a la presa. Una especie de caperucita extraviada incapaz de desobedecer a sus amos. Contrariamente a lo que se piensa, siento lástima. Y un resquemor de venganza. Porque algún día serán ellos, los propios amos, los que caigan en mis fauces. Pero ellos se cuidan mucho de salir.

¿Para qué iban a hacerlo? Es mejor aprovecharse de las pobres muchachas miserables.

Sin duda, conocen mis gustos. Y no les hago ascos, no. Porque en cuanto el aroma pubescente de la joven se encuentra con mi nariz, los colmillos se me alargan proporcionándome un dolorcillo agradable que estallará en el máximo placer en cuanto los introduzca en su vena palpitante.

La luna vuelve a ocultarse. Llantos y gritos surgen de las chabolas del río. Nadie me invita a entrar en la casona, pero lo hago.

07. Un vino con cuerpo

Cinco años habían tenido que pasar desde la desaparición de mi abuelo para que por fin abriésemos la primera botella de Gewürztraminer.

Pocos habían llorado su ausencia. Era un hombre adusto, mal negociante y de ideas fijas a quien, durante mucho tiempo y sin éxito, sus hijos habían suplicado que les dejara usar las tierras de la zona alta para estas nuevas cepas. La policía dejó pronto la búsqueda ante la falta de pistas. Nadie había visto nada.

Mi tío abrió aquella primera botella ceremoniosamente y, tras degustarlo, mi padre dijo:

-Es un vino con cuerpo.

Los dos hermanos comenzaron a reírse de una forma un tanto histérica, luego solo hubo un largo silencio.

06 FIN DE CONDENA ( Fernando García del Carrizo)

Después de tres años volveremos a vernos. No sabes lo larga que se me ha hecho la espera. Tengo unas ganas locas de abrazarte. La prisión en la que he estado encerrado ha sido mucho más dura de lo que pensaba. Los familiares y amigos, durante sus visitas, me mostraban su cariño al principio y me animaban a pasar página, cuando veían que mi aislamiento se alargaba. Solo tenía en mente reunirme contigo. Los segundos eran más lentos y tardaban más tiempo en llegar a ser minutos, que a su vez, perezosos por la monotonía se tomaban con calma lo de llegar a formar horas y éstas, aburridas, se retrasaban hasta completar el día. No más llantos,  noches insomnes o soledad. Dejaré esta cárcel atrás. Ya tengo fecha. Estaré a tu lado en dos semanas. Solo imaginar el reencuentro me llena de alegría . Aunque ha sido difícil y todos se negaban, por fin encontré un doctor que tras escucharme ha aceptado ponerme la inyección.

05 PENALTI

Esos preciosos ojos le miraban.

Llevaba toda la temporada en el banquillo. No había jugado un minuto. Los buenos salían siempre y él no era ni opción.

Último partido de la temporada. Si ganaban se proclamaban campeones con lo que irían al mundial alevín de Nueva Zelanda.

A sus once años el fútbol le importaba en la medida en que esos ojos le observaban. Siempre asistía a sus partidos.
Él se derretía. A veces se atrevía a contemplarle y aquella sonrisa le dejaba noches sin dormir.

Era el último minuto y el marcador decidía que el empate les convertía en segundos y perdedores.
Penalti a favor. Todos enloquecen. De pronto, los titulares atenazados por el miedo dicen que no lo tiran. El desesperado entrenador hace un cambio. Quita a un jugador y lo mete a él. Le ordena chutar y hacer gol.

Se dirige al balón fijándose en sus ojos.
Golpea con toda su fuerza.
El esférico se va a las nubes.

Esos ojos le regalan la más tierna de las sonrisas, además de un beso furtivo que le envía con los dedos.

Es feliz mientras sus compañeros y el entrenador se revuelcan por el suelo.

04 MAGIA (Puri Rodríguez)

¿Cual sería el resultado escrito en la papeleta que contenía el sobre que llevaba en mi mano?
Caminaba, de vuelta a casa, sin atreverme a abrir mi “cofre del tesoro”, pero me sentía eufórica y, durante el trayecto en Metro,  me puse a evocar mi pasado, sin nostalgia alguna.
No pude estudiar Medicina, mi primera vocación, porque ví morir a mi padre con sólo quince años, y tuve que ponerme a trabajar mientras seguía estudiando por las tardes.
Dos décadas después decidí probar con mi segunda vocación, Bellas Artes, y me empeñé en devorar libros por mi cuenta, durante todo un año, mientras trabajaba de lunes a sábados.
Me presenté a los exámenes de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años y, aunque no fueron fáciles, salí contenta.
Ya en casa, abrí por fin aquel sobre. Era feliz porque confiaba en que el destino me sonreiría ese día.
Saqué la papeleta y leí: “APTA”.
Entré en Bellas Artes y, tras los cinco años de carrera, me licencié.
Hoy sé que hay muy pocas cosas imposibles, pero eso lo aprendí leyendo aquella palabra mágica, escrita en una papeleta gris, escondida dentro de un sobre blanco.

03 Despedida

Dicen que soy un alma vieja. Que ya no necesito reencarnarme más. Que ahora he de dedicarme a instruir a las más jóvenes cuando, entre vida y vida, habitan esta colosal nada repleta de paz y silencio. Pero, prometiendo ayudar a otras almas a cumplir su misión en la Tierra, he logrado convencerles de que me dejen volver. Y por fin, tras nueve meses dentro de este tierno cuerpecito, cuando las convulsiones de la cavidad que me acoge me empujan lentamente por el estrecho tobogán, la emoción me embriaga. Me pregunto si volveré a reír hasta que me duela la tripa. Si lameré la piel de un cuerpo ajeno, cabalgando juntos hacia el éxtasis. Si escucharé el sonido del mar. Si me deleitaré con el aroma del jazmín. Si sentiré el césped húmedo bajo la planta de mis pies. Si veré a mi pelo enredarse en un tango con el viento… Y cuando llego al final del túnel y unas expertas manos me toman, la confusión me invade y ya no recuerdo quién soy ni qué hago aquí. E irremediablemente rompo a llorar mientras, sin saberlo, empiezo a cumplir mi verdadero propósito: exprimir por última vez este milagro llamado vida.

 

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