Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

NOV153. EL COSTE DE LA VIDA, de Pablo Vázquez Pérez

Se juntaron en los bancos de la plaza. Un hombre volvía de la estación de tren. El mayor venía de la entrada de los grandes almacenes. Las mujeres de la puerta de la iglesia. El más joven estuvo tocando la armónica en la zona comercial.
Fueron sacando lo que llevaban en los bolsillos de su ajada ropa. Casi todo eran monedas e incluso algún billete. Habían conseguido unos noventa euros. Será suficiente con esto, dijeron.
Le pidieron al más viejo que escribiera, porque su letra era la más bonita. Con la mano temblorosa, anotó unas frases:

“Para Jero, de tus amigos y tu perro Kein.
Murió en la calle, sin que lo supieran su mujer ni sus hijos.
Nosotros nunca te olvidaremos.”

Contaron las palabras. Ahora les faltaría dinero. Reescribieron la esquela.

“Para Jero, zurdo y tuerto.
Tus amigos y Kein, te recordaremos.”

NOV152. CUANDO NO SE DEBE MOLESTAR A LUNA, de Luisa Mª Pérez

Cuando Luna estaba apinsada no se la podía molestar. Eso lo sabíamos todos, y en la escuela también, además de en la piscina, en las clases de teatro, en el parque… Lo sabía la logopeda, los vecinitos y vecinitas de la calle y, si me apuras, las tenderas del mercado. Pero la jovenzuela que intentaba vender aparatos de osmosis puerta a puerta no. Así que, cuando le insistió que avisara a su mamá para que pudiera hablar con ella, recibió de Luna la respuesta más soez de la semana; qué digo de la semana, de su corta vida laboral:

– ¿Por qué no te metes la carpetita azul por la boca a ver si vomitas y de paso te callas un rato?

NOV151. DATREBIL, de Manuel Montesinos

Claramente, esta lista de palabras no responde a los Santos Principios de nuestra Religión. Tampoco acata los preceptos de comunicación del Ministerio de Prensa y Propaganda. Por tanto, me veo obligado, tal y como expresan las ordenanzas de nuestro Código de Ética y Buen Gobierno, a tratarlo como un agitador y aplicarle el correctivo pertinente por su inducción al motín ciudadano.

Si la situación fuera otra, no habría ordenado que le dieran de leches con la toalla empapada. Le habría quitado la mordaza y las esposas y habría traído un médico para curarle las heridas pero, ante el estado de rebelión que ha suscitado, me veo en la obligación de retenerlo y obligarle a su confesión en el tiempo y forma que se establece para tales casos.
Y por supuesto, la palabra Libertad seguirá sin existir, incluso escrita al revés, como aparece en el título de su último libro.

NOV150. VERBORREA, de Mercedes C. Velázquez Manuel

La situación estaba siendo insostenible hasta límites insospechados. El Sr. Bienvenido, fiel a sus principios, decidió congregar a varios colegas afines, con la intención de zanjar, de una vez por todas, los hechos que habían venido repitiéndose.
Llamó a Sr. Welcome, de la alianza cercana a su domicilio. Convocó al Sr. Bienvenue, que vivía a un tiro de piedra de su morada. No podía faltar el Sr. Benvenuto, próximo en ideas y afinidades. Alejado de su territorio, el Sr. Willkommer se caracterizaba por su apertura de carácter. Tenía todo el apoyo de la Sra. Ben-vinda ya que, cercanos, en el pasado, habían ido de la mano.
La Sra. Benvinguts, el Sr. Ongi etorri y la Sra. Benvido se personarían a la primera, dado el interés por llevar a cabo los objetivos propuestos desde el inicio por el Sr. Bienvenido.
Una vez presentados y estudiados todos los puntos, decidieron que era mucho más fácil comenzar las estrategias para salir de la mala situación a la que se había llegado en el actual entorno.
Cada uno de los participantes comenzaría por su ejecución mediante el único punto de partida y que, a su vez, era el más efectivo. Reconstruirlo todo de nuevo.

NOV149. ¡PRÍSCAME!, de Eva Diez

No nos daban esperanzas de que recuperara la consciencia pero al fin le retiraron tubos y cables. Acaricié su pelo encrespado y pasé un dedo por la marca roja que dejó el golpe en la frente. Ella se movió ligeramente, abrió los ojos y mirando alrededor finalmente depositó sus ojos en mí.
– Hola mi amor – dije acercándome – ¿Cómo te sientes?
Tras una pausa movió ligeramente los labios. Fue un susurro al principio por lo que tuve que hacer un esfuerzo para comprenderla.
– Príscame… – fue lo único que logré entender
– No te entiendo cariño… – le dije con suavidad, emocionado de tenerla de vuelta – ¿Tienes hambre? ¿Te abrigo?
– ¡Príscame! – dijo más fuerte.
– ¿Busco al médico? ¿Estas incómoda? – pugnaba porque no se quebrara mi voz de impotencia. – ¡No te entiendo!
– Prís…ca…me –intentó vocalizar con ansiedad.
– No sé qué quieres mi amor… – me acerqué y la abracé con ansiedad – Te añorábamos…los niños han pasado unos meses espantosos… ¡No sabíamos si te perderíamos!…
Cuando me di cuenta ella sonreía mientras descansaba sobre mi pecho. Mi mano la acarició comprendiendo:
– Tranquila mi vida… te “priscaré” todo lo que quieras…

NOV148. LA PALABRA QUE NO SE DICE, de Alfonso Carabias Antúnez.

– Si tuvieras que elegir tu palabra preferida, ¿por cuál te decantarías?
– Pues no lo sé, ahora me pillas.
– Tú siempre con rodeos.
– Pero es que no es fácil, hay muchas palabras con connotaciones especiales.
– Que sí, pero tienes que elegir una.
– Pues no podría, tendría que inventarla.
– Hazlo.
– Tampoco es sencillo. Pero si tuviera que hacerlo supongo que tendría que ser una palabra valiente, como aquella que te susurré para robarte el primer beso, pero también decidida, como las que me insuflaron el valor suficiente para hablar en público, aunque también me acuerdo de las más sinceras con las que confesaba a mi padre mis travesuras de niño, o aquellas de aliento cuando tienes un día malo.
– ¿Vas a seguir así mucho tiempo?
– Está bien. Ven, abrázame. Ahí la tienes.
– ¿Pero si no has dicho nada?
– ¿Hace falta?

NOS COLAMOS EN ONDA CERO RADIO

Algunas veces nos planteamos objetivos que se nos resisten, y otras, nos encontramos inesperadamente con las oportunidades…
Las celebraciones del millón han supuesto que encontremos una nueva motivación para todos los integrantes de ENTC. El pasado día 26 de noviembre fuimos (Begoña Heredia y JAMS) entrevistados en ONDA CERO SANTANDER en el programa matinal Santander en la Onda. De esos cinco minutos de entrevista (podéis oírla a partir de 01: 02: 00 del marcador de este ENLACE) ha surgido una colaboración semanal de nuestro blog con el programa.

A partir de la próxima semana se crea un espacio, CUENTO CONTIGO, donde Begoña Heredia acudirá a sus estudios en Santander para se leer relatos finalistas y mencionados del concurso ENTC.
El próximo martes 3 de diciembre a las 13 30 hs Begoña leerá en directo

MULATA DE PORT-AU-PRINCE, de Ana Fúster
(y creo que la ambientación musical está siendo preparada en exclusiva para la lectura…)

Si queréis escucharlo en directo será posible hacerlo en este ENLACE.
Y de ahí en adelante un relato cada la semana…
Os iremos informando
Y mientras curioseaba por su blog he encontrado que tienen Concurso de Microrrelatos en horario de emisión nacional… ¿Os animáis? Pues aquí os dejo el ENLACE correspondiente

NOV147. HORTIESCRITURA, de Rosa Molina López

Elige una palabra, limpia su raíz, entiérrala en sustrato enriquecido y aprieta con los dedos para evitar bolsas de aire. En primavera brotarán los primeros fonemas, que luego serán morfemas y que, regados con las desinencias y lecturas adecuadas, darán lugar a las primeras palabras, tiernas y delicadas. Cuidado con abonar en exceso con sufijos o prefijos innecesarios. Es conocido el extraño caso del “cactus adolescente”, al que en lugar de espinas le salieron espinillas. A comienzos del verano poda las ramas de oraciones subordinadas, circunloquios, redundancias, y trata con pesticidas las muletillas, frases hechas y demás perniciosas y vulgares plagas. No olvides elegir, según te interese, el lugar adecuado para cada maceta: la luz solar otorga color y vitalidad; la luna, profundidad y el hábito de cavilar. En septiembre cosecharás racimos de libros, sólidos y vigorosos como fresnos corpulentos o poéticos y livianos como alas de mariposa, según la esencia de la semilla sembrada.

NOV146. CRÓNICA, de Miguel Jiménez Salvador

Su académico facultativo lo considera peligroso en extremo y le recomienda encarecidamente que abandone tal práctica, como única vía para atenuar los síntomas, pues cura no le ve. Pero él no se ve sin uno entre los dedos, sin el fluido apéndice de grafito y cedro, sin su aromática creación, dura y frágil a la vez, necesitada de protección. Si a él no le duele el papel en las cicatrices que construye y solo la oscuridad de su alma, de lámpara cerrada, de puerta fundida para el paso ¿qué le importa a nadie? Si la soledad solo le existe en la ausencia de palabra ¿qué le importa a nadie la gramática entre sus muebles?
Mientras cierra el cajón malo de las noticias, con el funesto sobre dentro, se le escapa helado un suspiro que tras vacilar levemente cae pesado golpeando en la mesa, rebota funámbulo sobre la arista descarnada y se pierde finalmente bajo la cama huérfana.
Su mirada vuelve a susurrar la sentencia desconsolada: hipálage sinestésica crónica.

NOV145. NO SOY UN HOMBRE DE FIAR, de Gloria del Campo Barcón

Es cierto que a las palabras se las lleva el viento. Yo lo sufro desde niño. Nunca nadie creyó en mis promesas, ni halagos, ni buenas intenciones. No tengo nada. Sólo esta brisa contumaz. Aprendí idiomas extraños e incluso inventé códigos de palabras confiando que, en su perplejidad, me dejaría en paz. He vivido en lugares donde nunca nada agita las hojas de los árboles, pero sin resultado, pues mis palabras siempre van envueltas en este aire persistente. Me he vuelto un mudo solitario. Tan sólo te escribo. Sin embargo, cómo no poder decirte lo mucho que me importas. Hoy aprieto mis puños y busco una última oportunidad; te digo “no te amo”, y me respondes con mil besos y abrazos.

NOV144. PALABRAS AFECTOEFECTIVAS, de Juana Mª Igarreta Egúzquiza

Mi madre no pudo ser una mujer de letras, pero sí fue una mujer de palabras. Además de recitar de memoria las fábulas de Iriarte y Samaniego, ella hizo que jugar con las palabras fuese en casa una costumbre.
Con ella supimos que un comunicardor es el mejor informador de incendios; que los invitardos son esos invitados que siempre llegan tarde; que al pulgatorio van las pulgas a redimir sus picados.
También nos hizo herederos de palabras como: chirlis, mirlis, paternalis y zorronzonclo, según ella, inventadas por mi abuelo Joaquín, maestro de escuela, para expresar en escala de menor a mayor los grados de la borrachera.
Ya mayor, tuvimos que hospitalizarla debido a un problema neurológico. Cuando volvió a casa no podía andar, ni leer, no entendía el reloj…
Nosotros, para motivarla, le preguntábamos: — ¿Cuáles eran esas palabras que se inventó el abuelo? Ella nos miraba seria y no respondía. Así un día tras otro.
Llegó Navidad. En Nochebuena, después de cenar, toda la familia rodeamos su cama. Sin darnos tiempo a entonar el primer villancico, pudimos oír de su boca: “chir..lis, mir…lis, pater…nalis y zorron…zonclo”. Fue nuestro mejor regalo navideño. Lo celebramos con un cóctel de champán y lágrimas.

NOV143. AUSENCIA, de Begoña Rocandio Díaz

Cuando me levanto por la mañana, despliego cuidadosamente mi lado de la cama, estiro las sábanas y… ya está. Cama hecha. En el cuarto de baño, un solo cepillo de dientes, una toalla… En la fregadera, un plato, un tenedor, un vaso… La botella de vino empezada anoche, medio vacía, el tendedero, medio lleno. Uno sólo, medio, uno, medio… Mis días, medio vacíos, y yo, ahora sólo una.
Paso horas buscando. En la enciclopedia, en mil libros, en internet, en mil páginas web. Busco una palabra, una sola, que dé sentido a mi cuerpo, mi pensamiento, mi alma, mi existencia. Pero no la encuentro. “Todo lo que puedas definir, existe”, me dijo él un día. ¿Tendré que inventar una nueva palabra? ¿O será que, en realidad, yo ya tampoco existo?

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