Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

JUL158. CARTA A UN ALMA TRISTE, de Félix Valiente del Valle

Querida desconocida:

Usted aún no me conoce y puede que yo a usted tampoco aunque se perfectamente de su existencia. Desde hace un año la he visto realizar cada día el mismo trayecto en el metro y lo cierto es que no tengo un motivo que justifique la osadía de escribirle a no ser la tristeza que parece destilar su alma. La he observado todo este tiempo posar su mirada distraída en cualquier cosa: un asiento vacío, la puerta del vagón devolviéndole su reflejo, la maleta de algún viajero o un cartel anunciando no sé sabe qué. Nunca en un rostro, jamás en otros ojos, en ningún momento en la sonrisa de alguien.
He creído dibujarse en usted un alma terriblemente triste, una melancolía casi dolorosa derramándose desde usted hacia el mundo exterior. Quizás por eso abandoné ayer estas líneas en el bolsillo de su abrigo con la esperanza de que usted las rescatase cuando yo no estuviese presente. Es seguro que no habría sido capaz de hablarle a usted directamente o a lo mejor es que mi yo huidizo y de natural terriblemente tímido prefería no hacerlo.
Ruego disculpe el atrevimiento.
No está sola.

Fdo: Otra alma triste

JUL157. CARMÍN DE ALCOBA, de Ana Belén Rodriguez Piqueras

Sentada sobre el alfeizar de la ventana, ungida aún de rojo carmín infecto de sangre joven le observó durante un par de minutos. Rápidamente subió al segundo piso y agarró con ímpetu todos los escritos; olvidando tan sólo un invisible hilo de sangre grana a su paso. Antes de salir de allí, se detuvo de nuevo frente al joven tendido en el suelo y le besó convertida en Charles.
Carlos trabajaba como abogado pasante en el despacho de Miguel pero su verdadera pasión era la escritura. Carmen ahogada por el paso del tiempo inerte con su marido decidió, con sutil guante blanco de alcoba, acercarse a Carlos y conocedora de su pasión no dudo en compensar sus noches con sus relatos. Presionando a Carlos con confesar todo a Miguel le obligaba a escribir bajo el pseudónimo de Charles apropiándose de sus escritos
Carlos un día se enterró con su pluma y Carmen olvidó mirar entre las escrituras, desvelando por sorpresa a Miguel, en un juicio como este, lo siguiente: Al olvidarse el amor de su verbo escapo fugaz de ella y de mí mismo, respeta mi culpa Miguel cuando me encuentre rogando por ti en medio de este abismo.

JUL156. ESTUPICIDIO, de Juan Pancorbo Jiménez

La presentadora del reality preguntó por algo, en apariencia muy importante (de vida o muerte, pensarían sus telespectadores), y el monstruo televisivo del momento pronunció la fracesita: “Preferiría no hacerlo”. La presentadora rio y rio, y sentenció: “En ese caso…, sin problemas”. El público hizo suya la máxima como escudo del sufrimiento diario. Al día siguiente la afortunada expresión ya se había adueñado de la carcajada nacional: “- ¿Me pone un café?”, “- Preferiría no hacerlo”; “- ¿Me puede hacer factura?”, “- Preferiría no hacerlo”. Y así se fue colando el engendro en todas las conversaciones privadas y públicas, formales y coloquiales. El transcurso de los días no hizo sino aumentar su impacto: “- ¿Quieres tener un hijo conmigo?”, “- Preferiría no hacerlo”; “- ¿Puede usted asegurar que no es culpable de malversación?”, “- Preferiría no hacerlo”. Y todo quedaba disculpado. Un iluminado propuso
hacerlo el lema del país y al mes siguiente rezaba en el artículo 1 de la constitución.
– Este es el origen de la palabra “Estupicidio”, sucedió en el siglo XXI. Leed vosotros el resto que no tenemos mucho tiempo, – dijo el profesor.

JUL154. SECUENCIAS, de Maribel Martínez Montoro

Aquella mañana nos miramos a los ojos, nada hacía vaticinar lo que ocurriría tras ese momento.

Desde mí forzada partida poco había cambiado, cada árbol, calle, acera, todo estaba en su sitio. Busqué mi casa, me acerqué a la puerta y llamé. Una anciana abrió y preguntó qué deseaba. En sus ojos había confianza, bondad, hospitalidad, ni rastro de recelo. En ese momento supe que preferiría no hacerlo. Tras mirarnos me giré, le di la espalda y retrocedí sobre mis pasos. Nunca volvería a aquel lugar, ni cumpliría mi venganza. Había jurado acabar con quien, por cobardía o miedo, robó la vida que me correspondía, pero no contaba con ese tiempo escapado entre los dedos como en un reloj de arena, ese que, sin sentir, me había convertido en un ser al que ni su propia madre podía reconocer. A padre ni lo vi ¿Para qué? El deseo que me mantuvo vivo todos estos años había desaparecido.

El hombre me dio la vida, el médico que diagnosticó la enfermedad firmó mi orden de alejamiento, la mujer consintió o no pudo evitarlo, nunca lo sabré. Con apenas 5 años fui abandonado. Hoy con 48 y contra todo pronóstico, sigo vivo.

JUL153. HOMENAJES PÓSTUMOS, de Nacho Muriel Martínez

– ¡No entendéis nada! Sois unos jodidos convencionales, no os habéis enterado de nada y tú, al parecer, el que menos ¡Manda cojones!

El resto de la pandilla me había nombrado su portavoz. Aunque el mal ya estaba hecho, querían que le hiciera ver lo insólito y extravagante de aquello que denominaron una más de sus rarezas.

– ¡No hay nada de macabro! ¡No seáis simples! Si lo hago es porque yo seré el primero, ya me lo han comunicado ¿Crees que encuentro algún placer en ello?

– Ya lo sé.

Desde el momento que lo supe yo andaba tristón y desolado. Me pasaba haciendo balances y memorias de nuestros más de cincuenta años de amistad. Andaba tristón, desolado y, como siempre, azorado ante su aplomo.

– Entendedlo, es un homenaje. Un regalo para cuando ya no esté. El fallo ha sido avisaros y, por vanidad, haberlas publicado. Si no hubiera hecho ninguna de las dos cosas ni os hubieseis enterado y no estaríamos teniendo esta absurda conversación.

– Es posible, pero piensa en las familias, en los conocidos, qué sé yo.

– ¡Mojigatos! Dime ¿quién lee hoy las esquelas de los periódicos? Anda, dame fuego, por favor.

JUL152. RULETA, de Antonio Ortuño Casas

¿Puedo?.

Tal vez podría.

Quizá mejor en otra ocasión.

La duda me va a matar.

¿Alcanzarán a entenderme?.

Yo creo haberle seguido el hilo.

Preferiría no hacerlo.

¡Cuánto me cuesta sortear mi destino!.

JUL151. SEXTO DÍA, de Ignacio Feito

Ya desde la primera página noté que era el único personaje y me sentí invadido por la irrefrenable voluntad de separar, de distinguir, de formar cosas volviéndolas distintas, de extraerlas, de surgirlas del contraste, de la diferencia.
Primero decidí iluminar una mitad de todo y oscurecer la otra. Así obtuve dos masas de tiempo inteligibles, cada una viviente en su reflejo en la otra. Después, dibujando con el índice dos simples líneas acabé con la pesada informidad, creé tres franjas superpuestas para rellenarlas con más cosas que se me fueran ocurriendo, cosas iluminadas o cosas oscuras. Solo restaba entonces insuflarles movimiento, ansia de cambiar, de vencer la resistencia a permanecer inmutables para siempre. Inventé así los espacios de aire los de la tierra y los del agua y sobre ellos puse todas las criaturas para que los viviesen, los habitasen, los anduviesen, los comiesen y los abandonasen hasta deshacerse en ellos, fundiéndose con ellos. Yo les inventé la vida y dejé que la muerte se inventara ella sola.
Solo he tardado cinco días. Y veo que todo esto es bueno. Por eso, lo que me queda, preferiría no hacerlo.

JUL150. AMISTAD, de Javier González

J y yo hablamos por teléfono casi todas las semanas. J, primero, fue mi vecino, luego se convirtió en un gran amigo. Pero hace ya algunos años J y su chica abandonaron sus seguros y aburridos trabajos en Madrid y se marcharon al norte. Tenían un sueño. Hoy viven en un paraje idílico, tienen una casa, un gato y un perro, y administran tres apartamentos rurales. Quizá, por fin, son felices.
J y yo tenemos algunas aficiones banales y una pasión compartida: la literatura y sus alrededores. Ambos leemos mucho. Yo publiqué un libro hace años y luego dejé a un lado la escritura. J creó, y ahora cuida con esmero, uno de los más reputados concursos de microrrelatos del estado. J cada mes propone un tema nuevo para motivar la participación en él. Este mes es Bartleby, un libro que amamos. Así que esta vez se cargó, con más razones que nunca, para animarme a participar. Me he sentido mal unos días porque quería seguir siendo fiel a mi dejadez pero no encontraba la excusa adecuada para rehusar, hasta que esta mañana le he llamado y simplemente le he dicho: “Preferiría no hacerlo”. Supongo que J lo ha entendido.

http://elpais.com/diario/1998/10/08/cultura/907797607_850215.html

JUL149. TRES PALABRAS, de Rafael Olivares Seguí

El lugar es inmundo. Nadie conoce a nadie, nadie se preocupa de nadie. Observo de reojo a quienes están a mi lado.
Creo que los individuos más peligrosos son el que está a mi derecha, mal encarado y de mirada huidiza, y el que se encuentra enfrente, de aspecto elegante y maneras distinguidas. Ambos parecen tranquilos y seguros y eso me desconcierta.
Luego está el de las gafas oscuras, que no deja de fumar. Sin duda pretende controlar los nervios. El más mayor se cruza de brazos para ocultar y controlar el temblor de sus manos.
El silencio es ensordecedor. Es mucho lo que hay en juego, o para ser más preciso todo está en juego en estos momentos.
He luchado mucho para llegar hasta donde ahora me encuentro y parecerá un sarcasmo pero hoy preferiría no estar aquí.
Llega el momento de la verdad, el instante a partir del cual nada va a seguir siendo igual para ninguno de los presentes.
En un temido y pausado movimiento de manos todo queda decidido con el volteo de las cartulinas para descubrir sus grafías. Le acompañan tres palabras en una voz nerviosa al tiempo que aliviada: póker de ases.

JUL148. BLANCA Y PULCRA, de Nani Canovaca López

Me ha costado enfrentarme a ella pero al final lo he conseguido. Me impresionaba verla tan blanca y pulcra, aunque deseaba acometerla y hacerle frente.
Estaba un poco desmotivada y prefería no hacerlo (pura vagancia), pero una cosa es preferir y otra es en el fondo anhelar, así que me he lanzado con los patines calzados, me he deslizado cuesta abajo y una vez puesta en la tarea, todo ha surgido.
He visto ponerse el sol y esconderse tras el castillo de mi ciudad, he respirado el aire puro del atardecer y me he sentido acunada por la luna llena. A partir de ese instante la poesía ha embargado todo mi ser y esa página en blanco que tanto me ha atormentado, se ha ido rellenando con la misma facilidad que surge la respiración, las emociones, deslizarse una lágrima o el suspiro que provoca una mirada llena de compasión.

http://misrelatosyotrascosas.blogspot.com.es/

JUL147. SIN RENCOR, de Rakel Ugarriza Lacalle

-Esto nos hace daño, demasiado, de manera que vamos a acabar cuanto antes. Ya hemos firmado la autorización, aunque seguro que no te gustaría saber lo poco que nos ha costado decidirlo. Mamá lo ha tenido claro enseguida, al igual que yo. Ni siquiera mereces que te dé ningún tipo de explicación, pero lo hago porque yo ya no tengo nada de lo que avergonzarme; al contrario, he intentado ser una buena hija y tú no has estado nunca a la altura. Mamá no quiere entrar a despedirse, de manera que yo lo haré por las dos. Descansa, papá, nosotras volveremos a dormir tranquilas. Ya no tendremos miedo. Nunca más.
Silvia sale de la fría habitación de hospital, abraza a su madre y, con un tono firme y seguro, se dirige al médico allí presente: «Adelante, doctor, ya puede desconectar las máquinas«.

JUL146. PREFERIRÍA HABERTE QUERIDO, de Asun Gárate Iguarán

Naciste. Pero no pude sentir alegría. Mi soledad era la misma que antes, incluso más rabiosa, más cruel.
Mientras yo caía en un abismo de lamentos y silencios, tú empezabas a vivir como si no te hubieses equivocado de madre, como si tuvieras toda la vida por delante.
Te aferrabas a mis pechos y chupabas dirigiéndome una mirada dichosa y agradecida que yo no soportaba. Volvía la cara hacia la ventana por no verte, por no sumergirme en tus mares azules, por desear irme lejos.
Después de mamar te dormías, ebria de leche amarga, y aleteaba en tus labios una sonrisa fugaz y rosada como una mariposa. Yo te dejaba a un lado y cogía un libro para no sostenerte a ti, para olvidarme un momento de ti.
Hasta que un día de viento Dios se asomó desde el cielo y, dispuesto a quererte más que yo, de súbita muerte se llevó tu mirada, tu sonrisa, tu amor.
Yo permanezco frente a la ventana. Con un libro en las manos. El pecho seco. En su fondo más oscuro mi corazón sigue latiendo. Lentamente.

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