Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

JUL139. HAZLO POR MI, de José Ángel Gozalo Molina

La música nupcial comienza a sonar en el órgano interrumpiendo de golpe el murmullo de las conversaciones, y todos los presentes se dan la vuelta para verte entrar vestida de blanco.
Yo te espero de pie en el altar, intentando contener el temblor que parece haberse adueñado de mis manos, luchando también por ahogar mis emociones para que nadie se percate de la guerra que se está librando en mi interior.
Recuerdo como si fuera ayer, la noche de verano cuando te pedí que te casaras conmigo con la luna como única testigo. Estábamos los dos desnudos, tendidos sobre la arena de la playa y las olas nos besaban los pies.
Hoy, viéndote caminar hacia mí con tu sonrisa radiante, descubro que estás todavía más hermosa que en mis mejores sueños.
Mientras dura la ceremonia, yo me noto el centro de todas las miradas. Especialmente compasivas, son las de tus padres y mi mejor amigo, tu hermano, quién conoce mejor que nadie el amor que siento por ti.
Preferiría no hacerlo, pero hacia el final, surgiendo desde mi garganta como dolorosas espinas, mis labios pronuncian las palabras que hieren de muerte mi corazón:
Yo os declaro marido y mujer

JUL138. SESENTA SEGUNDOS, de Mercedes Marín del Valle

Me he levantado sin pereza aunque he dormido mal esta noche. Después de una ducha revitalizante me he puesto el vestido más bonito que he encontrado en el armario. Uno blanco, tipo ibicenco que confeccionó mi madre. Blanquísimo que azulea, con la falda llena de volantes y puntillas y los hombros cubiertos por un fino encaje que deja adivinar mi piel. Es un rito, una costumbre sagrada, vestirme con lo que más me gusta en días tan desasosegantes como este.
El autobús está lleno como es habitual y aunque he conseguido sentarme, los nervios no me dejan para los pies.
Al llegar me he sentado frente a él, sola frente a él, que ha hecho una pregunta.
Es todo lo que recuerdo, que ha hecho una pregunta y que las cintas de raso de mi vestido volaban con la brisa como si quisieran escapar del lugar.
Lo he mirado fijamente y él con sus ojos ha insistido en que le conteste.
En sesenta segundos eternos, he recorrido palmo a palmo los renglones con la mente pero no he hallado la respuesta.
Preferiría no hacerlo señorita, me ha dicho solemne, pero no me deja otra opción. Tendrá que volver en septiembre.

JUL137. DE PROFUNDIS, de Antonia Garcia Lago

Hubiera preferido no hacerlo. Era el último vestigio de humanidad en aquel mundo.
Lo lanzó al agua, y esta se fue tornando oscura. Truenos, relámpagos y vientos azotaron las costas y levantaron espumas cenicientas. Eran las pruebas de lo vivido: las guerras, con su color rojo y sanguinolento, las traiciones, que espumaron de verde los rápidos, las envidias, amarillas como el último tono del cielo en poniente, la frialdad azul del desamor helado. La negrura del odio, allá donde la sima era más insondable.
Todas las caídas, las angustias, los grises de la indiferencia, los marrones de la intolerancia.
Se arrepintió de su trabajo. Había polucionado lo anodino con aquel despojo. Contempló abrumado el triste efecto, hasta que percibió que en un pequeño recodo algo comenzaba a brillar y agitarse, minúsculo pero con la fuerza de lo que renace. Vislumbró en la última página del libro que se deshacía, como una palabra pujaba por sobrevivir. La fue deletreando con emoción mientras el agua iba transmutándose en colores limpios de esperanza.

JUL136. CERTIDUMBRE, de Mei Morán

Se lo había prometido. Y ahí andaba, luchándolo. Si sonaba el móvil se ponía a silbar evitando así caer en la tentación de sacárselo del bolso. El ordenador procuraba no tocarlo para no mirarle el correo. Pero aquel día anduvo olisqueando todo el día la carta urgente que llegó por la mañana. No la abrió porque así lo habían acordado. La escudriñó durante mucho tiempo y al final le pareció percibir un perfume de aftershave. El aroma le pareció animal y empezó a imaginarse un ejemplar de hombre con mirada lasciva que no sacaba por nada los bigotes del escote de su novia. Las horas dilatadas de espera le sirvieron para componer una historia de traiciones y vileza imperdonables. Nada más cruzar la puerta le cruzó la cara. Ella le abandonó. Y él lo sintió mucho. En su soledad mostraba arrepentimiento y lamentaba sus actos. Sin embargo, estaba seguro que nadie se habría resistido ante pruebas tan concluyentes.

JUL134. Y ES QUE HOY…, de Ana María Cuevas Calonge

Lo miro acostado en el piso sin moverse. Se ve tan inofensivo. Finalmente guarda silencio, dejo el sartén sobre la mesa. Me inclino hacia él, no hay sangre en su cabeza, no veo marca de los golpes.
Durante cuarenta y cinco años lo cuidé, lo obedecí, aguanté sus golpes y malos modos. Levanté las cosas que él tiraba, le cociné
Mucho tiempo lo quise, aunque hace mucho que ya no.
Si ya se había ido ¡caray! Y volvió para seguir molestando. Siempre enojado, pidiendo, exigiendo.
¡Con las veces que le pedí a San Judas que encontrara otra mujer y se quedara lejos!

Ahora ya viejo, le entró el sentimentalismo y quería que lo acompañara de día y noche.
Yo, ya me cansé.
Así que ahora, que comía su merienda y me gritaba, un trocito de comida se le fue chueco y
¡Quería vomitar! En el piso limpio de mi cocina. ¡Eso no! Tuve que taparle la boca para que no escupiera, se resistió. Tuve que usar toda mi fuerza y controlarlo con el sartén. Tosió y luchó hasta que cayó al piso.
Siempre he limpiado sus desastres y hoy…preferiría no hacerlo.

Blog = Del otro lado del diván

JUL133. UN DESVAN DESORDENADO, de Ana Tomas Garcia

Me acerqué demasiado al filo del abismo intentando acabar con todo y conmigo mismo, pero empañando mis ojos, como si de un vértigo repentino se tratara, aparecieron contundentes los cientos de buenos recuerdos que, bien doblados, permanecían guardados entre la maraña de malos pensamientos, invasores desde hacía tiempo de aquel desván desordenado en el interior de mi cabeza. Revolotearon unos instantes susurrándome al oído con insistencia: Seguro que preferirías no hacerlo, como una letanía maravillosa que me tuvo en trance un buen rato, preferirías no hacerlo, preferirías no hacerlo… Logrando convencerme de dar marcha atrás.
Así que arrojé al vacío aquella pesadumbre negra como un cuervo, que voló seguramente lejos, muy lejos, dejando un espacio diáfano donde antes estuvo su nido, y comencé a sacudir las telarañas de aquel artesonado complejo y magnífico, recolocando mis cosas en un ambiente ahora muy distinto.

YA HAY FALLO EN SOTO DE SAJAMBRE

…y además nos llega la noticia de que el SEGUNDO PREMIO 
del concurso de la Asociación Félix de Martino es para 
MAR GONZÁLEZ (PUCK)
Que ya debe estar haciendo el «salto de la rana» 😉
Podéis conocer los detalles del fallo y leer los relatos ganadores en este ENLACE.
¡¡¡Felicidades Mar!!!

JUL131. EL ÚLTIMO FARERO DE BELL ROCK, de Luz Leira Rivas

(Hace 200 años, los escoceses construyeron un faro mar adentro. Su base solo es visible cuando baja la marea.)

Cuentan que trabajaba allí para superar el pánico al agua que padecía desde niño. Pero la vio nadando desde la linterna, y a partir de entonces, cuando el temible Mar del Norte llegaba al primer piso, abría la ventana para acariciar sus escamas.
Dicen que la sirena tenía demasiado miedo al aire para alcanzar tierra firme, pero al alejarse arrastrada por las olas suplicaba: \»Arrójate\». Que pasaron muchos años amándose solo durante la pleamar, hasta que una mañana encontraron sus cadáveres ancianos tendidos sobre la roca. Nadie sabe si saltó al fin y la sirena arrastró su cuerpo ahogado para expirar juntos, o fue ella quien no quiso desprenderse de su cuello, y viéndola asfixiada entre sus brazos el infeliz se precipitó al océano.
En Arbroath aseguran que vencieron al miedo mucho antes, y vivieron juntos entre mar y tierra hasta que sencillamente llegó su hora. Y mirando hacia la luz de Bell Rock, hoy tristemente automatizada desde una lejana central en Edimburgo, se consuelan pensando que, suceda lo que suceda, el amor siempre nos permitirá respirar en un mundo irrespirable.

suponqueesunacalandria.blogspot.com.es

JUL130. LA BÚSQUEDA, de Belén Molina Moreno

Mario se interna en el mundo secreto de su padre. Espera encontrar un resquicio de pensamiento asomado y descubrir los que están retenidos por la barrera de oscuridad. Preferiría no hacerlo porque explorará los que le coaccionaron en su infancia y tocará los que hicieron estallar las tremendas batallas libradas en su adolescencia.
Siente la calidez de la mano que mantiene apretada, la misma que le llenaba de confianza camino del colegio y se adentra en la espesura de los pensamientos paternos cantando “Mambrú se fue a la guerra”, la canción que cantaban a voz en grito durante los interminables viajes de veraneo familiar.
Avanza entre el bosque de densidad sólida y encuentra al fin la tronera por la que asoma una punta de lucidez rodeada de ramas secas, pensamientos antiguos y Mario canta. Vuelven a cantar los dos a voz en grito esa canción antigua, luminosa y frágil que les une eternamente.

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