Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

NOV13. INFINITERNIDAD, de Antonio Ortuño Casas

No había nada, tanto de eso que tampoco se recuerda nada, una eternidad infinita. De pronto, como de la nada, casi por arte de magia algo pequeño, casi insignificante, repetido pero también diferente a la vez, aparece en escena requiriendo todo tipo de ayuda en su desarrollo, hasta que cree que puede por si solo ir haciendo su propio camino, que será corto, mínimo y minuciosamente trazado en la red en la que caerá para defenderse sin más armas que su frágil coraza. Ahí será devorado poco a poco sin compasión por cualquiera más fuerte que él. Y de pronto desaparecerá, casi otra vez por arte de magia, todo se apagará nuevamente y tampoco habrá de nuevo nada, por delante solo otra eternidad, también infinita.

NOV12. LA EQUIVOCACIÓN DE ROUSSEAU, de María Elena Sánchez Álvarez

Fue tal la jarangundia que me trasliveyó desde los primeros días, que aún sigo despinponándome. Y pensar que Rousseau creía que todos comenzamos siendo renacuajos.
Todo sucedió hace muchos años, cuando empecé a desarrollarme, fui asimilando pautas y aprendiendo el lenguaje que más tarde reconocería. Caricias, música, baile… lo peor, las noches fogosas y jadeantes que no me dejaban dormir, pero bueno, esto lo tomé como una enseñanza más, de hecho harto lo agradecí en mis primeras yacundias.
Cuando llegó el día del partifilio, no me da vergüenza reconocer que experimenté cierto miedo por ese desconocido mundo al que me iba a enfrentar. Después de atravesar el túnel, sentí primero frio, luego un soplamocado en las nalgueras que me arrancó a llorar, seguido de un traquetemenajado que me dejó impoluto para minutos más tarde ir a parar a las mamondias de mi querida madre, que presto la reconocí , su voz era inconfundible, también recuerdo la carotada de tontolado de mi padre. Tres días pasamos allí, al cuarto ya estaba en mi nuevo hogar. Así comenzó mi nueva vida después del alumbramiento y gracias a la estimulación temprana “amo la vida, amo el amor, soy un truhán, soy un señor…”

NOV11. ÚLTIMA PALABRA, de Marcos Santander

Tomé un trozo del espacio que latía entre la mirada de todas las mujeres y lo fijé al impulso del universo oculto en tu corazón. Ya había recorrido casi un cuarto del trayecto. Me abalancé sobre un significado perdido en un mar de sintaxis de plata y lo trabé con una espina y su sangrante rosa. Al cabo de unos minutos la casi palabra asomaba su quietud por encima de un horizonte donde la luz no desaparecía, y el vuelo antiguo de dos letras jugó a recrear el viento y la vida. Cuando ya casi habíamos terminado, sobre el campo de batalla desordenado y carnal de un triste diccionario apareció impresa y herida para siempre, enjugando líquidos colores de su fuente y de las de sus compañeras en la sección, la milésimo-enésima palabra perfecta y vilipendiada: libertad.

NOV10. AUTOMATAS, de Beto Monte Ros

Entraron subrepticiamente a algunas casas y notaron un patrón que se repetía: en casi todas encontraron objetos que a ellos les parecían inútiles y que podían constituir un estorbo para el desplazamiento de las maquinas escudriñadoras de escondites, las que serían utilizadas en el caso que algunos osaran ofrecer resistencia. Luego de haber recopilado información suficiente y cuando se disponían regresar a su mundo, divisaron cierta agitación en frente de uno de los grandes edificios de la ciudad. Creyendo que esto podría representar algún peligro para sus objetivos, se dispusieron a indagar. Llegaron al lugar y al cruzar el umbral quedaron aterrorizados. Tratando de no delatar su presencia retrocedieron y corrieron hacia su nave, al llegar a su destino fueron a rendir el informe: “la misión no podría ser llevada a cabo, el planeta tierra ya estaba invadido y había sido esclavizado por los seres más despiadados de toda la galaxia, el enemigo al que ellos nunca habían podido dominar: los Darmonedis, especie que se reproduce en los centros comerciales, quienes carecen de cerebros y, como zombis, recorren el universo arrasando con todo lo que encuentran a su paso.
unchindepalabras.blogspot.com

NOV09. VIOLETUS BEGOEDIS, de Edita Nogueira Tallón

Begoña y Edita, maestras de profesión y micólogas de pacotilla, después de varias salidas infructuosas por parajes habituales, cambian de rumbo. Pertrechadas con el instrumental pertinente, incluidos navaja con cepillo incorporado y rastrillo telescópico de fabricación doméstica, se echan a la carretera en busca del bosque encantado, siguiendo las instrucciones de un viejo cazador.

No sin dificultades, llegan, por fin, a la meta. Efectivamente, es un fantástico monte con abundantes pinos y caducifolios, ideal para que los hongos crezcan a sus anchas. Y así es: los hay de todas las formas y colores, ¡pero ninguno para el cesto!

Exhaustas y desalentadas, ya de retirada, tropiezan con un grupo espectacular de setas moradas. No logran identificarlas; podrían ser lepistas o cortinarius, pero no lo parecen. ¿Y si fuera una especie desconocida? ¿Y si este hallazgo las convirtiera algún día en protagonistas del libro gordo de micología? Antes de abandonar semejante tesoro, lo fotografían desde todos los ángulos y lo bautizan, utilizando para ello fragmentos de sus propios nombres, por si pasan a la historia…

Ya en casa, y mientras no averiguan el protocolo a seguir, deciden patentar su descubrimiento en un microrrelato de concurso.

NOV07. PARLAMENTO NEURONAL, de Salvador Esteve

El científico suspiró. Treinta años de investigación, pequeños avances y cientos de fracasos. Los resultados eran inequívocos, lo había conseguido. Recopiló el informe de datos y ya en su despacho la somnolencia le venció. En el hemisferio izquierdo del cerebro, donde el lenguaje reina, diez letras dieron un paso al frente : H, E, I, M,R, P, D, V, O y A.
\»H\», hastiada de ser muda y ninguneada, pedía estar al lado de la letra C para ser pronunciada
\»E, I\» dicutían ante la necesidad de un diptongo
\»M,R,P,D\» estaban abiertas a cualquier combinacion.
\»V\» tenia su ego cubierto desde que su signo simboliza victoria.
\»O\» exigía un acento.
\»A\» quiso imponer su autoridad, por algo era la primera letra del alfabeto y apuntilló la necesidad de dejar a un lado las ambiciones léxicas. Tras muchas deliberaciones llegó el acuerdo.
El cientifico sonrrio, agrupó las hojas del informe y en la primera página escribió la palabra.
AMORPHEVIDA: Vacuna contra el cancer.

NOV06. AMOR, AROM, AMRO, de Paloma Casado Marco

Cuando se encontraban en la calle, él tocaba el ala de su sombrero, y ella dejaba revolotear sus pestañas antes de posarlas en un gesto de estudiada turbación. Le gustaba. Era alto, apuesto y además, pertenecía a una buena familia.
Oyó también comentarios, entre chocolate y pastas con las amigas de su madre, acerca de un problema, una incorrección en la comunicación, que sufría tras un accidente acaecido cuando era solo un pequeñín. “Se le cayeron encima los libros de una estantería en la biblioteca paterna, y el pobre sufrió un empacho de letras que le dejó confundido para siempre”. “Inventa palabras”, decían.
A ella, esa excentricidad de su carácter se le antojó una nimiedad, y más cuando recibió una carta, de exquisita caligrafía, rubricada con su firma y el olor a su loción:

“Mi arbularia señorita. Me haría muy filimintario si permitiera la invitase el precidible sábado a merendar en mi compañía…”
A la que ella contestó sin demora: “Mi arbotante señor, estaría muy enigmática de merendar con Vd., aunque deberé estar acogotada por mis sicalípticas hermanas…”

A la boda, celebrada seis meses después, acudieron todos los cronopios de la ciudad y algún que otro fama.

http://doslatidos.wordpress.com/

NOV05. BARCO A LA VISTA, de Susana Revuelta

Un buque norteamericano hizo sonar la sirena al mismo tiempo que sus caderas se acoplaban furiosas a ritmo de merengue sobre las rocas del acantilado y sus gritos acallaban la embestida de las olas en el momento del clímax. Mientras, un sol sangrante se hundía dolorido en la línea del horizonte.
A Usnavy, fruto de aquella puesta de sol, que le inmortalizaran con ese nombre nunca le hizo mucha gracia, y menos cuando tenía que soportar las carcajadas de los funcionarios cada vez que iba a renovar su tarjeta de identidad.

NOV04. PALABRAS DE AMOR, de Jerónimo Hernández de Castro

Alfonsina se declaró por jitanjáforas. Nada ya dicho le parecía suficiente para expresar su amor por el doctor Reyes y derrochó creatividad a raudales en aquel folio: “Gumblendos insorcitados, rimblaudos de tromfarío”. Él, a punto de obtener la cátedra de literatura contemporánea, no entendió nada; como un marido que ya ha perdido toda su curiosidad. Después de leer: “Alimofiosa sontu psemblor”, la última frase antes de la petición apasionada de “emyexios” compartidos para siempre, dejó la carta en la mesa donde pronto la sepultarían los papeles. Reparó entonces en la ceñida silueta de la estudiante que se alejaba por el pasillo. La directora del departamento se quitó las gafas en un gesto reprobatorio y él, por primera vez en quince años de despacho compartido, se percató que sus ojos eran verdes.

NOV03. ¡MALTITO ALCOHOL!, de Sotirios Moutsanas

El ruido fue estrepitoso. En el amasijo de hierro torné mi rostro y atisbé a los grandes ojos de mi mujer, abiertos como platos, clavados en los míos. Mirándome con una profunda tristeza parecían preguntarme: “¿Qué has hecho?” Su cráneo estaba abierto y se podía discernir el cerebro. Contemplé la parte trasera y vi lo que quedaba de mis hijos era un espectáculo indecible, horripilante, salido de la más siniestra pesadilla.
— ¡No¡ ¡Hijos míos¡ ¡Hijitos míos!
Un charco de sangre se formaba en el suelo. Inesperadamente alguien rompió el cristal de la puerta delantera y me sacó del coche. Yo gritaba sin parar: ¡mis hijitos! ¡Soy un asesino! Yo y mi vicio por el alcohol.
— ¡Quiero morir! ¡Hijitos míos! ¡Hijitos míos!
— ¡Papá! ¡Papá!

Abrí los ojos y contemplé a mis hijos. Despierta, has tenido una pesadilla. Abracé a mis hijitos radiante de felicidad.

— ¡Cómo les quiero, hijitos míos! ¡Cómo les quiero!
El policía con el médico de la ambulancia hablaban consternados.
—Pobrecito, está inventando las palabras, me imagino que piensa que habla con sus hijos, de tanta aflicción se perdió la cabeza.
En el camino hacia al hospital sólo se distinguía su voz profiriendo:
— ¡Hijitos míos! ¡Cómo les quiero!

NOV02. BUSCANDO EL RELATO GANADOR, de Nicolás Megías Berdonce

Como cada mes se disponía a participar en el concurso con la ilusión renovada, esa ilusión que perdía cada vez que veía los resultados de los ganadores mes tras mes, pero ahí seguía esperanzado, sin tirar la toalla, pensando que aquel sería el mes.
«Inventa una palabra – decía para sí mismo – «Pero si ni si quiera tengo una idea para inventar un relato como para inventar una palabra» – pensaba.
Pero insistente tomó la decisión de intentar inventar una palabra para poder escribir el relato ganador, pero ninguna de las que se le venía a la mente le convencían, entonces decidió buscar una palabra ya inventada.
Arrancó una hoja de papel y escribió «Paciencia«, «Perseverancia» y «Rutina«, pero ninguna le gustaba. En aquel momento se quedó pensativo, ya había encontrado la palabra que buscaba, cogió el bolígrafo y escribió en mayúsculas la palabra «GRACIAS» en aquel folio.
Y aquello fue lo que plasmó en el relato que mandó al concurso de aquel mes, su agradecimiento por la oportunidad que le daban a él y a muchos como él de dar rienda suelta a la imaginación a través de las palabras.

NOV01. PALABRAS MAYORES, de Juan Antonio Morán (JAMS)

Está apoyado en el quicio de la ventana. Fumando. Completamente desnudo. Una nube pequeña lo oscurece todo.
-Habría que inventar una palabra para esto.
Ella está sentada en la cama, terminando de meter sus cosas en una mochila de deporte.
-Ya existe -responde- Es muy antigua.
-Te equivocas. Es una palabra estúpida y moralista, vulgar, desagradable… ¿Y dónde está la realidad? Mi vida contigo es limpia, natural aunque diferente, inesperada… como el que tiene alergia de su propio sudor.
-¿A qué viene esa obsesión tuya por aparecer en el diccionario? ¿Piensas que así te perdonarían? Es inútil. Mi madre dice que se puede pensar una cosa, decir otra, sentir otra y hacer otra distinta -responde mientras estira la colcha.
-Tu madre es una jodida loca.
Ella se acerca a la mesilla y saca un billete de la cartera.
-No creo que seas la persona más indicada para criticar a mi madre. -le dice-. Cojo 50.
La nube, lejos de desaparecer, crece por momentos. Él desiste de ver el sol y cierra la ventana.
-Si vienes el fin de semana podías traerme un poco de yerba.
-Papá, tengo diecisiete años: no puedo pasearme por ahí con el bolso lleno de marihuana…

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