Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

ABR104. DUELOS Y QUEBRANTOS, de Mei Morán

Kijano, sin el brío de antaño, acosado por el hambre, abandona la marcha. Largos años a pie, ya sin Rozinante, que descansa en paz en el campo de Criptania, le han dejado exangüe. Añora una comida caliente. Ha dejado atrás a los gigantes, ahora molinos de aspas astilladas por los embates del noble caballero. Ese día se acerca a una venta que avista en lontananza, dispuesto a ofrecer sus servicios por un plato de cuchara. Al llegar, los demás caballeros le hacen sitio, temerosos de tal triste figura. Engulle la vianda, tragaldabas, lamentando la falta de compañía. No sabe qué fue de aquel escudero suyo, algo tosco pero de trato afable. Se separarían por alguna tontería de la cuya no quiere acordarse. Mientras dormita, en plena digestión, sale de la cocina una mujer de anchas caderas, carácter alegre y respuesta ingeniosa. Está cambiada o quizá siempre fue así. Le gritan de todas partes: -Mesonera, trae más vino. Sí, es ella, Dulcinea. Detrás el que la azuza, dándole palmadas en las nalgas, es Sancho. El hidalgo, zaherido, echa mano de la espada caliente y, sin pensárselo dos veces, se va, embistiendo como un toro, para donde están ellos.

meimoran.blogspot.com

ABR102. OFICIO, de Virginia González Dorta

Le cuesta colocarse el guantelete izquierdo, el muñón le escuece al contacto con el frío metal. Es lo último, cubrirse las manos. El yelmo y la visera ocultan la cabeza herida, y no se ven las cicatrices de las mejillas, ni la oreja cortada, ni el parche en el ojo. Su paso renqueante no lo notarán los visitantes, ni sabrán que el caballero de la armadura reluciente que guarda la entrada del museo puede permanecer durante horas en pie, cualquier otra posición le produce agudos dolores y un malestar profundo y continuo.
Dentro de la armadura compacta, bajo el peto y la gorguera, con sus manoplas articuladas, guarda el calor de todos los niños que lo acarician, caballero de hierro, cuerpo incompleto, corazón de hombre.

ABR101. LIZAS CON SORPRESA, de Rodrigo Villanueva

Los esforzados caballos, sujetando los centenares de kilos de las armaduras que portaban los caballeros, piafaban por acabar cuanto antes este trabajo. Las telas de seda con rombos azules y amarillos y flores de lis que cubrían al de la derecha le hacían parecer más elegante, crecido y era el favorito en este torneo. Le habían colocado en el bozal a ambos lados plumas azules y la cola había sido peinada, alisada y después trenzada de manera armoniosa. El animal estaba nervioso. Quería entrar en liza antes de tiempo.
Por fin llegó su turno y el brioso animal sintió la orden de marcha y galopó con ánimo y con fuerzas para adquirir velocidad, serrando el aire con su potencia para derrotar a su oponente. La tensión se mascaba en el escenario. Los caballos se miraban con fiereza. La multitud enfebrecida gritaba al ganador. Ojos negros contra ojos negros. Los corazones de ambos animales latían al unísono y cuando se acercaron frenaron bruscamente, volando por encima de sus cabezas los caballeros con sus armaduras. La yegua y el caballo juntaron sus cabezas, se reconocieron, voltearon sus orejas y con serenidad salieron juntos del recinto para toda la eternidad. ¡VÍTORES! ¡APLAUSOS! ¡BRAVOS!

ABR100. CABALLERO AL RESCATE, de Mei Hiei

Llegué al restaurante en el 2084 de Old Lakeshore en Burlington. Allí estaba Karl con esa sonrisa tierna y sincera, que a diario veo en la pantalla de mi computador. Después de dos años de amistad en línea, a través de un videojuego, donde iniciamos como rivales y nos convertimos en aliados, para terminar como amigos; estamos por primera vez cara a cara.
Al verme llegar, se levantó, se acercó a mí, sujetó mi brazo izquierdo y me besó la mejilla.
– Princesa Karuna – me llamó por mi nombre de usuario en el videojuego. Deslizó su mano por mi brazo y entrelazamos nuestros dedos. Su beso palpitaba cálido en mi rostro.
– Caballero de Plata – Sonreí al apuesto rubio de ojos verdes y destellos dorados que me invitaba a seguirlo a una terraza atrás del local con vista al Lago Ontario.
Desayuno exquisito, conversación amena, una velada colmada de detalles y atenciones… A media mañana me presentó uno de sus amigos.
-Mi amigo Rayner es el Caballero Negro que venciste en el nivel 8.
Sus seductores ojos azules me han hechizado, sembrando dudas en mi corazón.
Sagaz, mi Caballero de Plata me hace mirarlo y me rescata, liberándome del encantamiento.

ABR99. DOMINGO, de Micaela Tochi

El besaba a Ana con ternura, acariciaba sus manos y su pelo. Le leía cuentos y le hablaba de sus planes de familia. Y aunque también hubiese querido marcar sendas dactilares por todo el cuerpo se contuvo.

Como en cada salida dominical Bety oficiaba de vigilante. Nadie quería que los novios estuviesen a solas ¡» a ver si los tentaba el demonio«! Pero como buena hermana se las arreglaba para desaparecer y dejarlos. Aprovechaba para ver a Julio, un viudo con el que se alegraban la tarde.

Finalizado el paseo se encontraban los tres y volvían como si nada hubiese sucedido. Bety esperaría ansiosa el próximo domingo. Ana se resignaba… su caballero se transformaría en hombre después del casamiento.

ABR98. ARBUSTOS, de Ana Fúster

El bochorno de la noche desploma todo su peso sobre el niño, pegándole la camisa a la piel. Desde su escondite, tras unos arbustos cuajados de flores cuyo nombre no recuerda, observa a los jinetes sobre el camino de tierra. Se están preparando para una incursión. Repasan instrucciones, repiten consignas. El niño se seca las empapadas palmas contra la tela basta del pantalón. La luna cómplice arranca algún destello ocasional a las armas y los caballos relinchan y se encabritan, inquietos por la agitación creciente de los hombres, que parece adensar cada vez más el aire. El niño siente cómo el sudor se le desliza en regueros rostro abajo. Restalla un látigo. Los jinetes se cubren la cabeza. El niño intenta amortiguar el ruido pesado de su respiración entre los fragantes pomos sin nombre. “Caballeros, ¡en marcha!”. El grupo, como una jauría acezante, se lanza a devorar la placidez de la noche.
El niño, las piernas hechas agua, corre desbocado campo a través para avisar a los suyos. Esta noche volverán a arder cruces en las riberas del Alabama. De pronto, absurdamente, le viene a la cabeza el nombre de los arbustos. Su abuela los llama obsesión blanca.

ABR97. EL CABALLERO Y SU DAMA, de Esther Cuesta de la Cal

Ella avanza con gran dificultad. Bien parece que no camina, sino que da diminutos saltitos. Él, unos metros más adelante y aparentemente impasible, espera. Dos lágrimas escapan de los ojos de ella cuando el dragón del miedo la acecha, “¿lo perderé? se pregunta, una y otra vez. Pero él siempre acaba conduciéndola a su castillo.
Cuando al final del día, y aún después de tantos años juntos, descansan cogidos de la mano, ella sueña que su caballero la libera, y él sonríe. Mañana saldrá de nuevo a salvar a su dama, no permitirá que el malvado Lord Parkinson la deje recluida en su torre.

ABR96. EPÍLOGO, de Beatriz Carilla Egido

—Era todo un caballero. De fino empaque y regias tierras. De arrogante perfil y escrupulosos modales. De fulgurante armadura y enérgica voz. De distinguida familia y tostada barba. De caballo ganador y rosados talones. De fiel escudero y amor imposible. De incontables hazañas y ligera locura. De vida épica. De muerte súbita…

—Muy bien, siga hablando. No deje de hacerlo. Vamos, continúe su… caballeresca historia. Le estamos escuchando. Caballero ¿me oye? no cierre los ojos. Hemos avisado a su esposa ¿Dulce? llegará en cualquier momento. Ya está aquí la ambulancia. ¡Pancho! ocúpate de acompañarle, yo tengo que cerrar la biblioteca.

ABR95. LA AVENTURA DEL AMOR, de Calamanda Nevado

Un caballero propuso a su criado como miembro de una prestigiosa orden. Le exigieron desafiar amorosamente a una joven bella e inocente. El señor que apostaba por el amor y sus códigos de honor ordenó al vasallo. —Sancho búscala y se galante. —
Cuando el sirviente la halló, le recitó atolondrado. —Si deseas felicidad comparte conmigo tu corazón— Notó su interés por el halago, y continúo hablándole. —Mira mis alas en el reflejo de esta fontana; danza con ellas y se inmortalizara tu alegría. — Mientras la muchacha, sorprendida, le tanteaba los hombros con afán de descubrirlas, el aliento enamorado penetró en ella. Los peces compusieron música de violines entre la espuma. El mármol se convirtió en mullido aposento. Las gotas formaron brazos de gigantes y aspas de molinos, salpicándole mágicamente susurros en los labios: —Señora— murmuraban, —observa los espejos de estas aguas; revelan arco iris, plateados pétalos de luna y destellos de estrellas… ¿Acudirás cada día al atardecer cuando las palomas dancen como alegres arlequines, y caminarás conmigo por la luz para llegar hasta las nubes? — La joven, con voz de golondrina acaricio y beso al criado; revelándole que nunca antes escuchara palabras tan aventureras como las pronunciadas por sus labios.

DESDE JAPÓN… A PARES

Nuestro estimado amigo
EDWINE LOUREIRO
quiere compartir con nosotros una doble alegría …

Hoy recibi mas dos noticias que me han dejado muy feliz. Primero, yo fue seleccionado para la antologia del certamen Diversidad Literaria en Espana:


Y una de mis mayores alegrias. Mi guion Agua Viva esta entre los diez finalistas del Premio Filma Brasil, el mayor certamen on-line de guion de cinema hoy en Brasil. Esta es la lista y podran ver mi video (en Portugues):


Me gustaria compartir esta felicidad con los amigos de Esta Noche te Cuento, que siempre han me apoyado. Muchas gracias, de veras.

Un gran saludo desde Japon.
 
 
Gracias por compartirlo y muchas felicidades, Edwine

ABR94. CABALLERO DE FINA ESTAMPA, de Alicia Barajas

– ¿Qué es un caballero, mamá?
– ¿Por qué me preguntas eso?
– Porque ayer, el abuelo de Megan estaba oyendo una canción sobre algo así como un ‘caballero de fina estampa’.
– Pues debe de ser una grabación muy antigua.
– Sí, el abuelo me dijo que tenía un par de siglos.
– Entonces, mamá, ¿qué es un caballero?
– Hija, los hombres no siempre han sido damiselos.
– ¡En serio, mamá!
– Sí, hija, hubo un tiempo en el que los hombres eran los que mandaban y las mujeres se limitaban a servirles. Entonces, al igual que las mujeres de hoy, eran ellos los que luchaban por la protección del grupo defendiendo valores y enfrentándose a todos los peligros y como en la época pre-tecnológica iban a caballo, se les llamó caballeros. ¿No has oído hablar de Don Quijote de la Mancha?
– ¡Ni idea!
– Creo que lo reescribieron bajo el título de ‘La ingeniosa Dulcinea del Toboso’ y era sobre las aventuras de una mujer que se chifló de tanto leer historias de manga y se creyó que era un Pokémon que tenía que evolucionar…
– Ah, sí, y que evolucionaba en un bosón de Higgs…

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