Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

DIC07. LIMOSNAS DE AMOR, de José Antonio Tejeda Cárdenas

Hoy no viste los harapos con que suele mendigar. Hoy su barba a nadie asusta, todos la quieren tocar. En holgado traje rojo, hoy su cuerpo va a pasear. Un costal muy regordete, a su espalda veo asomar. Son sorpresas, son juguetes. Sueños todos a estrenar. De Santa va hoy el mendigo, que ayer sorteaste al pasar.
Los niños que ayer, cual diablos, se burlaban sin cesar; hoy le buscan, sin agravios, porque abrazos quieren dar.  De un abrazo hasta otro salta, sin apenas reposar. Nadie intuye que el mendigo cobra así su soledad.
– ¡ NAVIDAD ! – grita al gentío, que a su lado ve pasar.
Él está tan convencido, que es feliz hasta en su andar. Bailando sobre su espalda va el pesado costal. Lo que fue ayer limosna, hoy lo llaman: caridad.
Pasarán las fiestas, y los niños… volverán. Esta vez, con mofas nuevas, que todas para él serán. Aquella Navidad de niños buenos, otro año ha de esperar.
De momento, no se angustia. Fiesta aún queda por gastar. Sordo ya está el silencio, de oírle feliz  vocear:

–  ¡NAVIDAD! ¡NAVIDAD!

Para volar sin alas, basta con saber soñar.

DIC06. SE ME CAYERON DEL CAMELLO, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

En nuestra pandilla éramos 5. Todos de 1949: José-Ignacio, José-Luis, Juanma, Miguel y yo.
Después de que el General Franco y el Cardenal Primado dejasen entrar en España a Papá Noel por las bases militares de Morón, Rota, Zaragoza y Torrejón, y antes de que saliesen, el “Olentxero” de su aldea  y el “Cagané” de Cataluña, aún, nuestro amigo Miguel creía en la veloz ubicuidad con que los tres Reyes Magos repartían los juguetes a los niños en una sola noche.
Tratábamos de convencerle pero, Miguel, testarudo, erre que erre, no cedía.
Hasta nos atacaba furioso, con la pasión de un templario a infieles sarracenos.
Miguelito, también creía en la cigüeña y eso que en San Ignacio, la barriada de Deusto, donde residíamos, no vimos nunca una, salvo en los dibujos de las fábulas de Esopo.
Tres años antes, en 1956, en nuestra casa de Lezama, en Vizcaya, mi padre no pudo resistir más. Me acompañó al gran armario que había en su dormitorio. Me hizo jurar que no se lo diría a mi madre. Abrió las puertas y me enseñó todos los juguetes que para mi había comprado.
Aquel día Melchor, Gaspar y Baltasar se me cayeron del camello.

DIC04. DEMANDA, de Eva García Martín

Rojo. Blanco. Dorado.
Abrí los ojos, pero vi todo negro.
Campanillas, villancicos…
Mis oídos solo captaban un pitido extraño. ¿Dónde demonios estaba?
Traté de girar la cabeza sin éxito. Mis brazos tampoco respondían. Intenté gritar, pero mi boca estaba llena de… ¿algodón?
“No tengas miedo”, me dije asustado.
El olfato no me fallaba: Olía a beso de papá cuando llegaba tarde a casa y mamá se enfadaba.
Traté de recordar que había pasado aquel día: Los deberes, el muñeco de nieve, la tele, la carta… ¡el centro comercial!
Aliviado, comencé a escuchar un murmullo de voces que se iban transformando en gritos. Y villancicos de fondo: Menos mal, no estaba muerto.
De repente se hizo la luz, se despejó mi boca y  pude moverme. Parpadeé confuso: Blanco… rojo… y la campanilla dorada incrustada en mi frente.
– ¡Que vergüenza! ¡Es indignante!- exclamaba mi madre- ¡Dani, Dani! ¡Hijo! ¿Estás bien?
Empecé a llorar. Mi carta era para los Reyes Magos, pero ella se había empeñado en que se la diera a aquel antipático tipo gordo y tambaleante: Habían hecho falta cuatro duendes verdes para quitármelo de encima.
Sorprendentemente, aquel año, por fin me trajeron todo lo que había pedido…y mucho más.

DIC03…. EN EL CIELO, de Marta Trutxuelo García

Un rayo dibuja una brecha irisada sobre la hierba, donde ella reposa. La luz se desparrama por doquier y enciende aquella mañana de Navidad. Unas piernitas levantan a su paso una brisa ligera que la despierta. El niño le ofrece su mano, intenta asirla, pero ella, impulsada por una ráfaga de aire corre por el jardín, se balancea en el columpio… Él la sigue. El viento le susurra algo y ella escala unos peldaños, brinca y… Él mira a su alrededor… ella ha desaparecido… Lanza su mirada hacia el firmamento y entonces la descubre…
Ella vuela… liviana, etérea… Despliega sus asas al viento, se deja inundar por el  gaseoso elemento. El sol maquilla su rostro y se observa, coqueta, en el cristal de la ventana de la habitación del niño.
Él sonríe, su cabeza se desplaza al ritmo del vaivén que marca ella con sus piruetas.
Una suave voz ase, cariñosa, la mano del niño. Dentro le esperan sus regalos. Y entonces ella exhala el aire de su cuerpo de plástico y cae. Vuelve a ser lo que era,  pero por unos momentos fue libre, veloz, intrépida… el mejor regalo para aquel niño. Aquella simple bolsa fue… una estupenda cometa.

DIC02. EL FINAL DE COSECHA DE VERANO, de Nicolás Megías Berdonce

Aquella Navidad, de niño empecé a entender lo que hoy, 36 años después voy hacer.
Fue en este mismo salón, rodeado de regalos y con el abeto mostrando todo su esplendor, cuando uno de mis hermanos se acercó a mí y me dijo:
– ¡Siempre tienes más regalos que nosotros! ¡Eres el favorito de mama! ¡Te odiooo…!
A pesar de tener solo 8 años aquella frase me quedo marcado para siempre.
Desde entonces, intente no ser más que mis hermanos  pero el esfuerzo fue en vano. Mi padre falleció al poco tiempo de aquella Navidad.  Ellos se alejaron e hicieron su vida lejos de nuestras tierras. Yo junto con mi madre levantamos lo que ahora veo desde esta ventana,  por eso esperaba que mi madre hubiera reconocido todo este esfuerzo en su testamento, pero hoy he visto que no, que aquellos que no hicieron nada por estas tierras ahora también van a tener su parte.
Por eso delante del retrato de ella y con esta escopeta en la mano espero que mi muerte no sea en vano y que mis hermanos la lleven en sus conciencias para siempre y creo que con esta nota lo voy a lograr.

  http://relatosyfotografias.blogspot.com.es/

DIC01. DESEOS NAVIDEÑOS, de Juan A. Morán (JAMS)

Mi tío Luís daba clases en un internado de Valladolid. Todos los años, durante sus vacaciones navideñas, le gustaba pasar las fiestas en nuestra casa. Llegaba con la cantinela de la lotería y descargaba su Chrysler blanco de dulces navideños, garrapiñadas, roscos y unas inolvidables bolas de coco que les compraba a las monjas. Nuestro sentimiento navideño dependía tanto de su presencia que le llamábamos, familiarmente, Papá Noel.
Durante esos días, me gustaba ayudarle en los cuidados de su flamante coche. Lo lavabamos por dentro y por fuera, revisábamos las presiones y los niveles, y hasta le limpiábamos las bujías con un cepillo metálico.
Lo peor llegaba por la noche. La modestia solo nos permitía cederle la mitad de mi cama para dormir. Mientras me pedía silencio al oído con un silbidito de serpiente, le gustaba meter su mano entre mis piernas para apretarme y restregarse hasta mojar las sábanas.
En su última visita retrasó su llegada hasta Fin de Año. Se marchó la mañana de Reyes dejándonos la salita llena de grandes paquetes de colores. Durante el trayecto de regreso, el reventón de un neumático acabó con su vida.
Aquel año los Reyes Magos cumplieron su parte.

RELATO, POR SUPUESTO, FUERA DE CONCURSO

SE APAGÓ EL FUEGO … DE NOVIEMBRE


Hace unas horitas, a las 12, se nos acaba de terminar este mes calentito, en lo bueno y en lo menos bueno también. Este fuego otoñal nos ha llevado hasta las 300 000 visitas y nos ha dejado un nombre para la publicación que ya se vislumbra más cerca…
El blog mantiene un ritmo acelerado de crecimiento; y si en este mes no hemos superado al anterior en el número de relatos (nos hemos quedado con 2 menos que el mes pasado…), hemos vuelto a crecer de forma importante en las páginas visitadas. Hemos recibido 158 relatos y hemos rondado las 50 000 páginas vistas… casi 5000 más que el mes anterior.
El aspecto más valorado de este concurso lo hacéis vosotros a través de los comentarios: es impresionante comprobar como cada relato termina teniendo su respuesta, y, en general, con un respeto y una serenidad digno de alabanza. En este mes hemos estado alrededor de los 3700 comentarios. Gracias por todo esto.
Va a ser otro mes complicado para el jurado. María Cobo, Mar González Mena (Puck), Rafa Heredero y JAMS ya llevan mucho camino recorrido, me consta, pero las sucesivas rondas de votaciones y el intercambio de comentarios nos llevará cerca de una semana de trabajo; os pedimos un poco de paciencia.
Mientras que llega el esperado resultado nos disponemos a afrontar el último relato de este año, en el que las fiestas navideñas son una excusa para llevarnos al recuerdo de la infancia. Finalmente, muy en contra de lo que nos gustaría (podéis estar seguros) se nos quedarán fuera de la publicación bastante gente a la que admiramos y apreciamos; pero este formato tiene ese lado cruel y lo aceptaremos pensando en el 2013.
Gracias de nuevo a tod@s por seguir confiando en nosotros y compartiendo generosamente tanta creatividad y tanta cordialidad…
¡Y que viajen ya desde el pasado esas hermosas, sensibles, crueles, felices, inesperadas, dolorosas, tradicionales… estampas de Navidad!

NOV158. FUEGO Y HAMBRE, de Jose Maria Morales Delgado

El enemigo se acercaba por los campos de trigo dorado. Un vigía  dijo que nos doblaba en numero, y un general   que estábamos perdidos. Les dije “Tienen los elementos en contra”.Calculé la velocidad del viento y  ordené  que los arqueros dispararan flechas con fuego en los tiempos y lugares que le señalé en el mapa y que nuestro ejército fuera siguiendo al fuego a unos cuarenta metros de él.
 Yo desde la colina los miraba. Llegó un momento en  el que el humo no me dejaba ver nada:
 El general venia gritando.¡ Hemos ganado, hemos ganado¡.. Se acercó y me dijo hemos ganado y no tenemos bajas.  El vigía que lo escuchó dijo con lágrimas:  ¿Ha mirado los campos de trigo ?

NOV156. LA VENGANZA, de Xavier Blanco

Me acuerdo de aquel día porque olía a tormenta. No había amanecido todavía cuando los caballos comenzaron a relinchar. Se movían inquietos y coceaban contra las tablas. El bosque de coníferas que rodeaba el valle ardía igual que lo hacen las hogueras en la noche de San Juan. El pueblo despertó alborotado, legañoso, en bata y zapatillas. Un sollozo ensordecedor huía entre las llamas. Atónitos, estirábamos la mirada buscando una señal, pero como respuesta solo encontramos aquella nube de ojos vidriosos pidiendo clemencia. Luego, como si se hubiera desbocado la chistera de un mago, empezaron a salir lobos, decenas, cientos. Todos aterrorizados. Lobos desmembrados, dejando a su paso un reguero de vísceras y sangre. Detrás, persiguiéndolos, un ejército de Caperucitas, con su ponchos rojos, sus cestas de mimbre y sus trenzas de oro. Las pequeñas los remataban a machetazos. La gente aplaudía. Entonces empezó a llover. La tormenta amilanó el fuego y aplacó la ira de las pequeñas. Allí quedaron los animales, muertos y disimulados entre el barro. Esa misma tarde enterramos a la abuelita. Me acuerdo de las niñas, todas vestidas de bermellón y, también, del olor a hierba húmeda y magdalenas que expelían. Como lloraban, las pobres.

 http://xavierblanco.blogspot.com.es/

NOV155. CAPRICHO, de Isabelle Lebais

Fue salvaje, pasional, como un tornado en mi cuerpo y en mi mente, nada importaba ese momento, solo sentir esa pasión que me hacía sentir tan viva. Fue increíble, indescriptible lo que me hizo gozar, era una locura, pero no me importaba nada.
La explosión de placer, me nublo los sentidos y me hizo sentirme en otra dimensión, en un lugar donde solo existía el placer. Parecíamos hechos el uno para el otro, el acoplamiento fue perfecto, como una llave en una cerradura y abrió una puerta que hasta entonces era desconocida para mí. Jamás había sentido algo así y con esa intensidad. Él parecía sentirse igual que yo.
Seguimos besándonos mientras me ayudaba a ponerme mi conjunto morado de lencería fina y una vez hecho me estrechó en sus brazos y me besó llenando de fuego mis entrañas. Después abrió la puerta y salió diciéndome ─Ha sido un placer, madame.
Embobada me intenté recomponer y regresar de aquel mundo al que me había lanzado con tanta fuerza que me costaba volver, no me apetecía volver.
Pero era preciso, me vestí, salí del probador y fui a pagar mi vestido recién comprado. Jamás una prenda me había gustado tanto.

NOV154. LO MEJOR DEL DIA, de Gemma Calero Sánchez

Llegué a la casa rural un sábado de otoño ya entrada la noche. Llovía y hacia frio aunque el viento estaba en calma. Reserva individual en habitación doble con vistas al valle. Buscaba refugio, soledad y respuestas. Huía de tu recuerdo, de la tristeza que provocaba tu ausencia, de la impotencia de no tener lo anhelado. Llevaba días sin apetito, con la cabeza ida. Sólo recordaba tu sonrisa, tus ojos, nuestros cuerpos entrelazados dando rienda suelta a la pasión y lujuria. Vida, alegría, fuerza, ilusión, deseo, placer, entrega, sueños. Sólo una regla: amarnos sin límite hasta consumirnos. Por esas noches en tu compañía vendí mi alma al diablo. No me arrepiento.
Entre en la habitación, acogedora, cálida, el fuego de la chimenea iluminaba tenuemente la estancia. Dejé apagada la luz. Miré por la ventana enfocando a la nada. Seguías en mi corazón, inundabas mi alma, mi cuerpo te añoraba desde el deseo más ingenuo hasta el pensamiento más turbio. Volví la cabeza y encima de la mesa encontré unos relatos cortos. Comencé a leerlos con desgana. Terminaron enganchandóme. Durante su lectura tu recuerdo se ausentó. Fueron lo mejor del día, cómo antaño también lo fuiste tú.

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