Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

08. Demencial. ( Fernando García del Carrizo)

Es difícil distinguir quien es la que está realmente enferma. Quizá se le olviden algunos nombres, le cueste terminar las frases y a veces crea que soy su madre, pero a su lado me siento querida y respetada. Se interesa por mí y mi familia, aunque me haga las mismas preguntas todos los días. Su sonrisa expresa agradecimiento, especialmente en las tareas más delicadas como asearla y cambiarle la muda cuando se le escapa. Sin embargo, su hija, juzga y condena con prepotencia todo lo que hago y como lo hago. Le es completamente indiferente mi vida y mis problemas y siempre recalca que no soy de este país. Lo único que tienen en común es que desgraciadamente ninguna se cura, a no ser que hayan inventado una pastilla para la soberbia, el clasismo y la xenofobia.

07. Al volver

Con el primer paso que di en dirección a la tan familiar calle, pensé que el corazón me explotaría en el pecho. No había estado aquí desde la adolescencia; desde aquel fúnebre día que me despedí de mi madre para siempre y me escapé de una casa que, sin su protección, sería el infierno. Nunca pensé en volver, nunca quise sentir de nuevo ese miedo paralizante que había marcado mis primeros años en este mundo.

Más, los giros de la vida me trajeron de vuelta a las mismas piedras que me atraparon tantas veces al caer. Con el bolso firmemente apretado contra mi pecho y los ojos llorosos, doy los primeros pasos de regreso a la oscuridad. Mis tacones resuenan al entrar en contacto con las piedras, la multitud reunida delante de lo que antaño fue mi hogar me mira con asombro. Muchos no me reconocen, no ven en mí la niña asustada que tantas noches había acudido a sus puertas en busca de auxilio.

Para ellos soy solo una extranjera más; una de aquellas que le habían dado la espalda a su gente por una vida mejor. Una extranjera en mi propio hogar.

06. EL PÓKER PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD

La partida de aquel sábado en el garito de póker acabó fatal.

Me desperté en una U.C.I., lleno de tubos y monitores, sin un solo billete en los bolsillos y con muy mal pronóstico de recuperación.

A aquel jugador de aspecto torvo, que había esquilmado a dos pardillos y los había sacado ya de la partida, solo le quedaba yo como rival. Nos había ido ganando mano tras mano toda la noche pero, incomprensiblemente, empezó a tomarse a mal que las tornas cambiaran y, cuando vio que las buenas cartas llegaban, una tras otra, a mis manos y no a las suyas, ya noté que me miraba raro.

Cuando yo había logrado que todo mi dinero, y la mayor parte del suyo, estuvieran de nuevo frente a mí en un bonito fajo, ya no lo soportó más. Sacó una pistola, me apuntó con el dedo en el gatillo, cogió todos mis billetes y, sin decir una palabra, disparó.

Lo único que declaró ante la policía fue que a él nadie le ganaba al póker y, menos, un negro. El hecho de que yo fuera tan español como él, para el tipo no contaba.

 

05. BENEFACTOR (Ángel Saiz Mora)

Estimado gerente

Sé que le sorprende recibir un sobre a su nombre y sin intermediarios. He trabajado en favor de sus intereses, consagrados a multiplicar beneficios a cualquier precio. Me dedico a las finanzas, pero también escribo por afición, sin ánimo de lucro, algo que a usted le cuesta entender. Reivindico el género epistolar, como esta misiva en papel, con la que pongo todas las cartas sobre la mesa.
Fui parte de su entramado para blanquear actividades ilegales, moralmente reprochables, con canales de evasión fiscal en el extranjero que le reportaban beneficios insultantes. He boicoteado ese despropósito de jugador tramposo. Si, su castillo de naipes se desmorona.
Organismos que socorren a los desfavorecidos (aunque le parezca increíble, existen) recibirán donaciones millonarias, las suyas, de forma anónima, usted no merece reconocimiento social por un altruismo al que le fuerzo. Así lavo su conciencia y la mía. No puede impedirlo. Guardo un as en la manga: esta carta, junto con cientos de evidencias, será pública si algo me sucede.
Algún día, cuando se pregunte si su vida ha merecido la pena, me lo agradecerá. Ruego que acepte mi primera novela, que adjunto y le dedico. La lectura purifica el espíritu.

Atentamente

04. EL AS DE PICAS (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Decididos a terminar con los engorros del BREXIT, el matrimonio Barnes acudió a la firma de abogados tinerfeña Betancor&Coulibaly.  La recepcionista les invitó a esperar a la abogada en su despacho. Vieron la mesa abarrotada de carpetas; en la pared colgaban, a la derecha, el diploma de la facultad con el símbolo de la balanza entre dos palmas y un nombre, Fatoumata Coulibaly, grabado en letra gótica, a la izquierda la orla con las fotos de profesores y alumnos entre las que destacaba una joven negra y en medio, dentro de un marco de marfil, un as de picas con bordes raídos e hinchados.

La abogada entró con aires de estar muy atareada:

─Buenos días, disculpen. Son el matrimonio Barnes que desean tramitar su doble nacionalidad, ¿verdad?

─Yes, correct, dijeron, aceptando que se trataba de la negrita de la orla.

─Excuse us, this ace of spades?, preguntó con curiosidad Mr. Barnes

─Ah, eso. Sí, una vieja historia. Solo quedaba un sitio en aquella barca. Nadie más tenía dinero para pagar el viaje. A las niñas que estábamos en aquella playa de Mauritania, el patrón nos repartió unos naipes. La que tuviese la carta más valiosa podría subir a la patera.

03. MAMÁ

Pablito dijo a Mamá que quería cantar en el coro del colegio. Mamá, acariciando las cerillas en el bolsillo de la bata, le envió donde el cura quien después de la prueba lo devolvió a casa afirmando que era un horror. Al siguiente ensayo ardió la sacristía, junto con el coro y el cura.

Pablito dijo a Mamá que quería jugar en el equipo de fútbol del pueblo. Mamá, acariciando el serrucho en el bolsillo de la bata, le envió donde el entrenador quien después del entrenamiento lo animó a dedicarse al ajedrez. Al siguiente partido, al bajar a la capital, el autobús del equipo se despeñó en la primera curva con el tubo del líquido de frenos serrado. No sobrevivió nadie, ni el entrenador.

Pablito dijo a Mamá que quería que le leyeran el futuro. Mamá, acariciando la cajita con polvos en el bolsillo de la bata, le envió donde la famosa medium quien inmediatamente lo despidió horrorizada porque las cartas le predecían un futuro de espanto. La policía no supo explicar el envenenamiento de la pitonisa.

Mamá espera ahora ilusionada que Pablito le diga qué quiere ser de mayor mientras acaricia algo en el bolsillo de la bata.

02. Arcanos menores

El aire y la luz en casa de la abuela siempre eran dulces: una de esas sensaciones que se adhieren a la memoria sin remedio y fijan los recuerdos con una pátina de nostalgia perenne.

Maite, Fran y yo disfrutamos mil tardes en aquel rincón mágico y sosegado. Mientras nuestras madres jugaban a ser aristócratas con sus tacitas de té y sus partidas de bridge en el salón, nosotros mordisqueábamos rosquillas de anís, conteniendo el aliento para no derrumbar las torres de naipes construidas con las barajas que mi abuela guardaba en el baúl, inventando juegos de reglas inciertas adecuadas a nuestro capricho. Maite siempre se las apañaba para deslizar la reina de corazones en mi bolsillo, yo reservaba todos los diamantes para ella y ambas nos reíamos a carcajadas cuando Fran exhibía orgulloso el as de bastos, o el de oros, las cartas más poderosas del mundo.

Entonces no hubiera podido predecir mi futuro: hastiada de copas, de reyes de bastos podridos de oro, sin ases en la manga, ni corazón en el pecho, ni un maldito trébol de cuatro hojas, mis muñecas entregadas al filo de una espada, decidida a vender el alma por revivir aquella antigua dulzura.

01. MI AS

Mi padre decía que “el buen jugador siempre tiene suerte” y que por eso nadie quería jugar con él en el pueblo. Yo recordaba la euforia de algunas tardes cuando llegaba a casa mostrando un buen fajo de billetes, y también, alguna otra en la que aparecía maltrecho porque, al parecer, un “mal perdedor” había querido recuperar su dinero.

Cuando mis compañeros de la facultad vinieron a pasar unos días a casa, me propusieron organizar una timba con mi padre de invitado: les motivaba el reto de enfrentarse a ese “jugador legendario” del que había presumido tantas veces.

Pactamos una noche sin apuestas reales pero, animados por el reparto equitativo de manos ganadas por unos y otros, terminamos vaciándonos los bolsillos. La jugada definitiva acumuló más de trescientos euros sobre la mesa, prácticamente todo lo que teníamos disponible. Yo renuncié a seguir la apuesta, con un rey y un as de picas como únicas cartas de valor. Pero se hizo el silencio cuando mi amigo Gonzalo aguantó el envite de mi padre que, una a una, fue descubriéndonos sus cartas. Un as. Otro. Uno más… Cuando soltó el cuarto sobre la mesa sonó estrepitosamente el hundimiento de un mito.

85. Entomología (Pablo Cavero)

En el colegio se burlaban de su rostro deforme, le llamaban “bicharraco”. En su mochila siempre portaba frascos o cajitas con insectos que había atrapado y a los que les dedicaba mucho tiempo de observación: moscas, arañas, gusanos, cucarachas, saltamontes… Comenzó a buscar lecturas acerca de los animalejos que tanto le fascinaban. Se convirtieron en los aliados silenciosos de sus pequeñas venganzas. Ya de universitario ayudó a su familia con sus conocimientos sobre los cultivos ecológicos, sin utilizar insecticidas. Era considerado un verdadero entendido en la materia. Emprendió viajes a países para completar su experimentación con especies venenosas  únicas de insectos y arácnidos. En la actualidad su agenda como conferenciante está muy cotizada. Hoy en su cara se advierte un gesto sonriente tras escuchar en las noticias la extraña muerte del magnate que le ridiculizó ayer tras su charla. La misma mueca que mostraba el mes pasado cuando el que estafó a su abuelo falleció tras una misteriosa enfermedad.

84. INFESTADOS

El día que encontramos el primer montoncito de serrín junto a la cama incluso nos hizo gracia. Un poco de carcoma no iba a asustarnos, a cualquiera puede pasarle. Pero luego continuó con los armarios, la librería y hasta el parqué. Por las noches yo me desvelaba escuchándola excavar túneles en la madera, mientras mi marido fingía dormir, como quitándole importancia.

Desesperada, intenté combatirla con todo, desde los productos milagrosos de la teletienda hasta los consejos de mi hermana, que me aseguraba que en su caso había funcionado. Pero nada.

Hace unas semanas decidimos cambiar de piso y empezar de cero. Durante la búsqueda casi nos olvidamos de la carcoma y volvimos a reírnos de las mismas cosas, como cuando nos conocimos. Ayer nos instalamos en el nuevo apartamento, una monería en pleno centro. Después de cenar descorchamos una botella de champán para celebrarlo, tras la segunda copa empezamos a besarnos sin entusiasmo y acabamos enredados en un amasijo de cuerpos desencontrados.

Esta mañana, mientras nos vestimos de espaldas el uno al otro, una nube de polillas golpea con furia el cristal de la ventana del dormitorio. No lo hemos hablado, pero llevan horas así.

 

83. Sin descanso

El escarabajo arrastra con ímpetu su pelota por la carretera sin asfaltar de un pueblo abandonado con cuatro casas que, a duras penas, se mantienen en pie. Pero, tras una pequeña cuesta arriba, se le escapa cuesta abajo a toda velocidad y el angustiado insecto la sigue lo más cerca que puede. Sin embargo, la dichosa pelota choca contra una piedra que la hace saltar por los aires hasta que, al fin, cae a plomo cerca de la cuneta, perdiendo su hermosa redondez. 

El golpe provoca una fisura en el suelo seco por donde se cuela el sol del mediodía, metro y medio hacia las entrañas de la tierra. Allí, el rayo despiadado alcanza a un grupo de lombrices que, molestas, se escabullen a una zona más oscura, dejando iluminados, como una efímera aparición, algunos relojes, un montón de huesos y unas cuantas llaves que no volverán a abrir ningún hogar.

 

82. UN HERMANO GALÁCTICO

Una noche, de repente, un bicho raro apareció en nuestro balcón. Al verlo, enmudecimos. En seguida se abalanzó
sobre nosotros, nos abrazó, nos besó y, entre lágrimas, se presentó como nuestro hermano. Nos quedamos de piedra. No podíamos creerlo. Era tan enorme el desconcierto que mamá no tuvo más remedio que revelar su gran secreto: papá no había muerto en un accidente aéreo. Lo que realmente sucedió fue que en su afán por explorar planetas habitados acabó formando una nueva familia a miles de años luz.
Aunque quedamos en estado de shock, decidimos acogerlo en casa y enseñarle nuestras costumbres. Se
adaptó pronto, aprendía todo con asombrosa rapidez. Como nos hacía las tareas de la casa, terminamos cogiéndole cariño. Lo malo fue el día que nos pidió que lo presentáramos en sociedad. ¡Casi nos da algo!                ¡Qué vergüenza! ¡Creímos morir! Intentamos disuadirlo, le decíamos que cómo en casa no se estaba en ningún sitio, pero no lo convencimos.
No hemos necesitamos mirar al cielo para encontrarlo, hoy,  espiando desde el balcón, como todas las noches, a nuestra escultural vecina de enfrente, lo hemos visto besándola apasionadamente.

 

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