Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

38. EVOLUCIÓN NATURAL (Rafa Olivares)

Mi bisabuelo, Artemio Pulido, fue quien, a finales del XIX, tuvo la visión empresarial. Pensó que aquel sería un negocio muy estable y seguro, solo alterable, siempre para bien, en caso de guerras, epidemias o accidentes multitudinarios. En cualquiera que se le cruzara por la calle podía ver, más tarde o más temprano, a un futuro cliente. Así que fundó Mármoles A. Pulido, especializado en lápidas para surtir al cementerio del pueblo. Mi abuelo, Apulecio Pulido, fue el que amplió las instalaciones y absorbió a otros talleres de la competencia, con lo que se hizo con el monopolio de lápidas en toda la comarca. Después, mi padre, Avelino Pulido, abordó la modernización de la empresa con la incorporación de tecnología digital para el corte, pulimentado, biselado y rotulación de las losas de mármol o granito, mejorando eficiencia y rentabilidad. Mármoles A. Pulido se convirtió en un emporio familiar con un gran capital. Ahora yo, Apolonio Pulido, último descendiente, he querido reorientar la actividad y, sin abandonar el gremio, me dedico las veinticuatro horas del día, con ahínco y resultados satisfactorios, a dilapidar.

37. Cinco añitos más de vida, por favor (Alberto BF)

Hace dos semanas me diagnosticaron cáncer. 

Los médicos no han dado muchos detalles, pero intuyo que estoy en una fase muy avanzada, porque ese mismo día se me apareció mi padre.

Me reconfortó verle. Desde que falleció sé que siempre está ahí cuando vienen mal dadas. 

Al día siguiente se sumaron mis abuelos, uno tras otro. Fue bonito saludarlos. Estaban con mis tíos, primos y resto de familia cercana ya desaparecida.

Me empecé a mosquear cuando un día después apareció mi bisabuelo. Siempre quise conocerlo, pero su aparición hizo que me planteara cuántos antepasados tenían pensado visitarme en el ocaso de mi vida.

A partir de ahí comenzó el desmadre. Han ido presentándose, entre otros, un oficial de la guerra de Cuba, una sirvienta del Marqués de Vadillo y un vasallo fiel de Don Pelayo.

Mis ancestros visigodos y romanos también me obsequiaron con su presencia a principios de semana.

Ayer les tocó el turno a Adán y Eva. Me dijeron sonriendo que en cuanto falte me reuniré en paz y armonía con todos los que han dado señales en estos días.

Nunca he tenido miedo a la muerte, pero menuda pereza me está dando…

36. Eva (Jerónimo Hernández de Castro)

Los edificios inteligentes presentan una capacidad sin límites para retener el polvo. La responsable de limpieza y mantenimiento lo sabe bien y cuida con atención la sala donde se exponen los artilugios a los que debe su trabajo. Todos funcionan y ofrecen un recorrido didáctico por la historia de la tecnología, desde los androides más primitivos con tareas programables, a los cíborgs más evolucionados, ya dotados de una rudimentaria inteligencia artificial. Ninguno, como es lógico, alcanza el nivel de conciencia de sí mismo que apareció en sistemas posteriores; similares al que, ubicado físicamente a cientos de kilómetros, es propietario legal, gestor y principal mecenas del museo donde se exhiben los modelos que le precedieron.

La plantilla es escasa. Ella y su compañero son los únicos trabajadores humanos de la entidad, nacidos sin mediar gestación femenina, como todos los habitantes del planeta.

A veces, mientras ponen a punto aquellos cacharros, comentan cómo será eso de tener antepasados.

35. Artículo extraido de la Revista Espacial de Ciencias del Universo (traducción de Juan Manuel Pérez Torres)

Después de varios meses de arduos análisis y poliédricos ensayos efectuados por un equipo de científicos formados en el Centro Superior de Estudios Arqueológicos y Antropológicos del Planeta Tierra, se ha podido desvelar la naturaleza de un misterioso y extraño objeto fósil encontrado recientemente bajo la almohada de una cama petrificada hallada entre las ruinas de Madrid, la mítica ciudad desaparecida hacia el año 3033. Los eruditos investigadores han explicado que se trata de un espécimen de los primeros robots, muy arcaicos y básicos (aunque los había de muchas clases). Con ellos la especie andromorfa o humanoide que poblaba el globo por entonces, lograba evadirse a ratos del proceso esquilmador que llevaron a cabo durante los siglos XXV al XXVIII. Con dicho robot, mediante un fácil proceso de asimilación de pensamientos transferidos en láminas de origen eucariótico (lo que ellos llamaban leer y pasar páginas), lograban desdoblarse en materia y eteria, y, con ello, trasladarse a cualquier otro lugar del tiempo o del espacio y adquirir sapiencias ajenas. Se siguen realizando pruebas de Inteligencia artificial para determinar el funcionamiento del artefacto, llamado libro, que ha sido considerado un verdadero protogenerador de endorfinas, serotoninas y todas las felicitinas.

34. La tatarabuela ( Paz Monserrat)

Cincuenta y tres huesos. Emergen obedientes a los expertos toques del cincel. Una hembra joven, según se deduce de su pelvis. El maxilar inferior muy robusto para un cráneo tan pequeño. Húmero largo, como de simio.

Están acostumbrados a celebrar el hallazgo de restos fósiles de hienas, babuinos o jirafas. Incluso los rastros de agua de lluvia grabados en los estratos de arenisca. Pero un hueso de homínido es algo improbable, excepcional. Los paleontólogos del equipo de D. Johanson pueden describir a un individuo a partir de un solo diente. Montar un puzle con tantas piezas es una bendición.

Mientras excavan el yacimiento en el magnetofón suena una y otra vez Lucy in the Sky with Diamonds.

La llamarán Lucy, claro. Un magnífico ejemplar de Austrolopithecus afarensis. La primera que se irguió sobre sus pies. La tatarabuela etíope de toda la humanidad. Nunca imaginó ─no hubiera podido─ que sería tan famosa en un remoto futuro. Tampoco los Beatles supieron que la L del “LSD” camuflado en el título de su canción daría nombre a la entrañable antecesora de los homínidos que un día, con zancada firme y cráneo hipertrofiado, cruzaron el umbral de África para invadir y devastar el planeta.

 

33. Repelús

Cuentan que los cuerpos heridos de muerte, por la vejez o la enfermedad, abren puertas interiores por donde entran y salen los espíritus familiares. La abuela María solía decir que sus males se habían llevado sus fuerzas para pasear, pero le habían traído la compañía de sus antepasados, largo tiempo fallecidos, quienes la mantenían al día de presagios y augurios. Cuando supo que su momento se acercaba, comenzó a tejer unos guantes y una bufanda de lana gruesa, pues, de friolera que era, confesaba que lo único que le desagradaba era el instante del gélido abrazo de la Parca, y quería estar preparada.

Por eso nos hemos quedado todos de piedra cuando, sin mediar palabra y con un tierno beso en la frente, le ha regalado ambas prendas al tío Jesús, al despertarse hoy de su consabida siesta.

32. Absurdolandia (A. Barceló)

─Que no, que te digo que no era yo. Podría ser alguien muy parecido a mí. Dicen que todos teníamos un doble.

─No quieras engañarme, si me seguías la conversación perfectamente y eso que hablamos de cosas personales.

─Que no, hombre, que te juro que no era yo.

─¿Me llamas mentiroso? Solo se autorizó una copia biónica de cada persona y, aunque existieran otras, nunca fue posible trasplantar la memoria dos veces. No podía ser nadie más que tú.

─Yo no te estoy llamando nada, solo te digo que yo no estuve hablando contigo el otro día y no tengo ni idea de con quién pudiste hablar. Soy perfectamente consciente de que la vida biológica es inviable, a día de hoy, en este planeta. Sería imposible que una fuente humana pudiera sobrevivir en esta atmósfera y más imposible aún que la que estuviera viva fuera la mía, el coronel al que enviaste personalmente a primera línea de batalla. Olvidas que todo el mundo acabó muerto en la estúpida guerra nuclear que te empeñaste en comenzar, hasta tú mismo.

31. Adolescencia programada (Alberto Moreno)

Aún recuerdo cuando, al salir del curro, Cafetera, Lavaplatos y yo nos íbamos de marcha. Los chistes sobre Star Wars, los pelotazos de Tres-en-uno… era desternillante. Mi Rumbi y yo ahí estábamos empezando, en lo mejor; el sexo con ella era vertiginoso, mareante.

Ahora, con la hipoteca, las tablets de los niños, los seguros de mantenimiento… Los dos doblamos turno y llegamos a casa extenuados. Ella vomita, se acuesta, da vueltas en la cama, y a la mañana, sin apenas haber conseguido recargarse, se toma una Biodramina y se va. Yo preparo la comida (sí, también aquí), y me encargo de los críos. Con Buzzy todo bien, es bastante predecible y mantiene esa adorable rigidez de la infancia. Pero el mayor nos ha salido rana. Tan pronto ríe, como que llora, como que se pone a dibujar garabatos en la pared. El electricista me ha dicho que es lo normal de la edad, pero yo estoy preocupado. Sé que es un modelo moderno, con mucha autonomía, pero lleva más de un mes sin enchufarse. Por eso anoche me acerqué a su cama y, despacio, le levanté la carcasa.

Entonces lo comprendí todo.

30. Her (Susana Revuelta)

Aunque no está en el «Top Ten» de mujeres más sexis siempre elige a Scarlett, que es la que más le pone. Proyecta su holograma sobre una pared de su microapartamento de nueve metros cuadrados y babea mientras ella se moja los labios con la lengua, deja caer sensualmente el tanga de seda, se arrodilla frente a él, se abre de piernas, se pellizca los pezones y le susurra vete a saber qué, porque es en inglés, y llegados a este punto hace ya rato que cerró los ojos y nunca consigue leer los subtítulos en japonés.

Tampoco es que le haga falta entender qué dice la diosa porque, antes de los cinco minutos que dura la descarga, él ya se ha vaciado y resopla y jadea, satisfecho. «Mañana más», piensa, sonriendo, mientras recupera el resuello. Después alisa la sábana, esponja la almohada, tira los clínex mojados por el inodoro, se lava las manos en el fregadero y justo entonces llega del trabajo Keiko, su novia, con la que nunca practica sexo. Por pereza, por cansancio, por asco también, por mutuo desinterés hacia el otro cuerpo.

29. Árbol genealógico

Arash casó con Roshni, que engendró a Ebrahim.

Ebrahim casó con Amit, que engendró a Habis.

Habis casó con Weendy, que engendró a Cedric.

Cedric casó con Urraca, que engendró a Fernando.

Fernando casó con Luscinda, que engendró a Lesmes.

Lesmes casó con Martina, que engendró a Sancho.

Sancho casó con Jalila, que engendró a Al Abbas.

Al Abbas casó con Isabel, que engendró a Faysal.

Faysal casó con Juana, que engendró a Martin.

Martín casó con Sara Sofía, que engendró a Leonel.

Leonel casó con Mayra-Liz, que engendró a Héctor Antonio.

Héctor Antonio casó con María, que engendró a Ezequiel.

Ezequiel casó con Habiba, que engendró a Abed.

Abed casó con Zaina, que engendró a Abul Bakr.

Abu Bakr casó con Raissa, que engendró a Hamid.

 

Hamid, hijo de Abu Bakr, hijo de Abed, hijo de Ezequiel, hijo de Héctor Antonio, hijo de Leonel, hijo de Martín, hijo de Faysal, hijo de Al Abbas; hijo de Sancho, hijo de Lesmes, hijo de Fernando, hijo de Cedric, hijo de Habis, hijo de Ebrahim, hijo de Arash.

Rescatado en una patera en el Mar de Libia. 

Ilegal sin papeles.

Acogido hasta su repatriación.

28. Echándolo de menos (Isabel Cristina)

—“PACO TE QUIERO”, “PACO TE QUIERO”, “PACO TE QUIERO”—repetía una y otra vez la vieja chocha sentada en la vieja silla en la entrada de su casa.

Su único hijo , Miguel, junto a su querida esposa, cuidaban y trataban con mimo a la anciana, cumpliendo la promesa dada, en su lecho de muerte, al Miguel anterior.

Cada día, en cada visita, ya fueran vecinos o familiares, jugaban a descubrir quién era ese “queridísimo Paco”. Tal vez un antiguo novio, tal vez un desconocido amante o un estimadísimo vecino…

Conjeturas, todo conjeturas. Lo único cierto y seguro es que la vieja chocha, hace  años, había llorado amargamente la muerte del antiguo dictador, cual si de un familiar muy querido se tratara.

27. Pandemia (Josep Maria Arnau)

Él se había ido a dormir intranquilo, pero al despertar la vio a su lado y esbozó una sonrisa. Acarició su cabeza metálica y notó de nuevo un cosquilleo debajo de la pantalla digital torácica. Ella, que también era un modelo T-21, sentía lo mismo y le devolvió la caricia. Se levantaron y activaron la actualización automática de las agendas. Fue entonces cuando sus temores se confirmaron: tenían que llegar antes al trabajo para hacerse unas pruebas. Encendieron el televisor. Todos los informativos repetían la noticia: el Ministerio del Interior había sufrido un ciberataque. Un peligroso virus informático investigado por el Departamento de Robótica había caído en manos de los jáqueres. Los casos no paraban de aumentar y el riesgo de humanización masiva era elevado. No lo dudaron, desconectaron sus procesadores del centro de control y salieron a toda prisa.

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