Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

33. Plano secuencia

El frío de la culpa encoge a la joven solitaria en su asiento. Sobre las rodillas, el bolso donde guarda el revólver que utilizó hace unas horas. Al detenerse el tren, sus dos vecinos de compartimiento se levantan y van hacia la salida. El exceso de rouge provoca un aspecto vulgar en la mujer madura. Su acompañante, un anciano, camina arrastrando la pierna. “¿Crees que ahora estamos a salvo?” —pregunta ella al bajar al andén—. El viejo saca un cigarrillo  abandonado en el bolsillo de su arrugada chaqueta. “El patrón tiene ojos en todas partes. Quién sabe” —contesta— y se acerca a un hombre que contempla alejarse al convoy. “¿Tiene fuego?”. El hombre le entrega un encendedor, pero se marcha sin esperar a recuperarlo. Llega al parking y entra en un vehículo. Conduce por una carretera salpicada de casas aisladas. Suena el manos libres. “Cariño, ¿vienes en el tren? —dice una voz femenina—. Cariño…” El hombre apaga el móvil, para en el arcén y llora. En la casa más cercana hay una luz encendida que muestra el interior de la habitación. Ahí estás tú, lector o lectora, y comienzas in medias res tu propia historia. Fundido en blanco.

32. MASCARADA (Manuel Menéndez)

Fuera hace frío. Mucho. Todo lo que me rodea es gélido, carente de vida, monótono. Desearía tener fuerzas para salir de aquí, para derretir el hielo que ha cristalizado a mi alrededor, pero mi interior también está congelado. En algún lugar, mi corazón sigue trabajando en medio de este frío glacial, porque noto sus latidos desbocarse, mientras mi estómago se escarcha formando carámbanos de ansiedad. Entonces me arrebujo más en mi manta, abrazo mis rodillas contra el pecho y dejo que el tiempo pase en posición fetal, protegido del exterior, del mundo, de la vida.

La oigo dar vueltas por la casa. Es muy tarde. En cualquier momento gritará que nuestros hijos están a punto de llegar. No quiero verlos. Sobre todo, no quiero que me vean. Soy su padre. La roca. Su puntal. No pueden saber que estoy hecho de arena y lágrimas. Que no tengo respuestas. Que solo me quedan preguntas, después de tantos años. Pero lo haré. Una vez más arrastraré mi cuerpo entre la cellisca hasta ponerme en pie. Una vez más respiraré hondo antes de colocarme la máscara de payaso. Y, una vez más, sufriré con una sonrisa cada momento vivido fuera de mi refugio.

31. De auténtica piel

Su última colección sería el comienzo de su merecida fama como el más grande de los diseñadores. Redondez para el blanco casi transparente por el que traslucían vetas violáceas, asimetría para el negro azabache del África profunda, ondulados para el dorado mediterráneo, corte evasé para el diseño atópico tintado de manchas rosáceas y desiguales con las que había logrado un inigualable efecto selvático… muy superior al manido animal print: materia prima extraída con precisión quirúrgica, corte único para cada diseño. 

      Pero lo que realmente marcaría la diferencia de sus bolsos era el tacto: suave y aterciopelado, sin arrugas, granos o estrías que arruinasen la necesidad de acariciar esos cueros, tan extraños y familiares a la vez. 

 

30. El silencio y la nieve (María José Escudero)

Sentado a la entrada de su hogar prefabricado y al tiempo que mastica una brizna de hierba, Hanson observa, severo y sereno, el manto helado que cubre la pradera. A pesar de que en su larga y amarrada cabellera ya se reflejan destellos de luna menguante, aún distingue con sus ojos de rastreador las huellas de los jóvenes que huyen de las montañas nevadas de Wyoming. También su hija pequeña y más amada, la que fue un regalo del otoño, ha querido escapar de aquella reclusión blanca y ahora no le queda nadie con quien intercambiar miradas.

El recuerdo del pasado le consuela y evoca, agradecido, los días en los que disfrutaba del favor de la naturaleza. Pero el infierno del alcohol le impide escuchar la llamada de la vida y su espíritu nómada se dispone a emprender un nuevo camino: Desnudo y perfumado, buscará un claro en medio del bosque y se dejará envolver por el abrazo eterno del silencio. Y mientras el águila calva sobrevuela los límites de la reserva y vigila el gran encuentro, Hanson descansará sobre la tierra removida junto a sus amuletos, su penacho de plumas y un atado de salvia escarchada.

29. BAJO CERO

Enero llegó con ganas, escarchando los campos, como si quisiera dejarle claro al mes siguiente quién era el más invernal de los dos, aunque eso ya al sentenciado le importaba poco, pues aquella sería la última mañana de su larga vida. «Siempre hay un primer día para para todo, incluso para morir. Bueno, yo ya he muerto varias veces», le decía el reo al joven fusilero, que, a juzgar por su mirada tirante, se enfrentaba a su primer paredón. El condenado, mucho más experto que su verdugo, quiso ser benévolo con el principiante y dejó de escrutarlo con la mirada, poniendo sus ojos en el gélido horizonte y asumiendo que no tendría una segunda oportunidad sobre la tierra y que esa cencellada moribunda sería la postrera imagen que tendría de este mundo. Por su parte, el soldado trataba de concentrarse como podía en su misión recordando aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

28. En el principio era el Caos

Dicen que del barro primigenio surgió Gea, quien engendró a Urano, gracias a la intervención de Eros, que ya andaba por ahí preparada para convertirse en la piedra angular que marcaría la evolución de los seres humanos y de todas las especies. Otros contradicen esa historia y cuentan que al principio era el verbo. Quizás ambos relatos estén hablando de lo mismo y Eros utilizó la palabra para organizar más tarde, con mi compañera Eva, esas relaciones que han creado el entramado de amores y odios, fidelidades y traiciones, felicidad y desgracia, que es el sustento y la razón de ser de la historia de la humanidad.

Podría haber sido distinto si yo no hubiera aceptado la manzana, que lo pensé, pero me dejé llevar y no hice nada porque ya estaba escrito el guion.

27. El corredor (Susana Revuelta)

Suena el timbre mientras está viendo un programa de maratones olímpicas en streaming: es un repartidor que trae las zapatillas de running que compró ayer por Internet. Entre las diez más vendidas eran las más caras, casi trescientos euros, pero es que tienen de todo: espuma reactiva, memory foam, placa de fibra de carbono, suela con diferentes ángulos de tracción, amortiguación adicional… y además son súper ligeras y transpirables.

Abre la caja y se las pone, para que se vayan haciendo al pie, para que el día que empiece a correr no le salgan ampollas y le dé por desanimarse. Ha acertado con el número, un 42 y 2/3, como indicaba la tabla de tallas según la longitud del talón al dedo. Tirando de una lengüeta que ofrece una fijación uniforme se las ajusta a la perfección; es una compra de diez.

Se levanta, recorre al trote el pasillo, va a la cocina. «Me las dejo puestas, son más cómodas que las pantuflas», se dice complacido. Regresa con otra lata de cerveza y más patatas fritas al salón, se repantinga en el sofá, agarra el mando y da al Play justo cuando un africano descalzo atraviesa la meta proclamándose ganador.

 

26. Nieves (Alberto Jesús Vargas)

Nieves, que fue la chica más guapa del instituto, acabó convirtiéndose en el pibón del barrio. Era alta y rubia como las nórdicas y había quien afirmaba que tenía un cierto aire esquimal y por eso era tan fría. Porque a fría no le ganaba nadie. Puede que la cosa le viniera de familia, pensábamos, dado que sus padres eran dueños del principal comercio de congelados de la zona y de hecho ella, quizás por pura vocación, al terminar la secundaria se hizo cargo gustosa del negocio familiar. Volcada en él, despachaba su gélida mercancía y enfriaba las aspiraciones de cuantos pretendientes allí se le acercaban.  Se comentaba que no quería complicarse la vida, que iba de su casa al trabajo y que guardaba el corazón en alguna de sus neveras.

Es probable que la culpa la tuviera el temporal que aquella mañana cubrió de blanco la ciudad, lo cierto es que cuando Candela, desafiando al mal tiempo y buscando filetes de merluza, apareció por primera vez frente al mostrador de Nieves,  ambas se miraron a los ojos y una aurora boreal pareció iluminarlas justo en el momento en que saltaba el cuadro eléctrico del local.

25. Ella y Él no son Uno

Aún llevaba trenzas cuando le conoció. Él era un hombre veinte años mayor, muy vivido que la engatusó  demasiado pronto. Aquel matrimonio  sólo fue una historia de amor para ella, él adquirió una nueva posesión y en poco tiempo amplió su capital con cuatro hijos.

Ella , joven, alegre, enamorada y volcada en su familia. Él serio y circunspecto creando un halo de temor disfrazado de autoridad, obligando a sus pequeños a tratarlo de usted siguiendo sus estrictas reglas para todo. Y en medio de todo unos celos enfermizos (cree el  ladrón que todos son de la misma condición), un mujeriego empedernido que desconfiaba de la mujer que encadenó a su vida con una alianza de boda  hacía ya casi diez años.

Aquella gélida mañana de enero no pudo más y se subió a un tren hacia Madrid, los niños estaban en el colegio y luego los recogían los abuelos para pasar la tarde; su marido hacía noche en el camión. Sería el comienzo de una nueva vida…no contaba con que los cuatro hilos tensores de su vida la impulsarían a comprar un billete de vuelta.

Nadie se enteró.

Esperaría un tiempo y volaría, aguantar ya no era una opción.

24. INICIOS ABRUMADORES (A. BARCELÓ)

Llegó 2022 con una nueva variante de la jodida pandemia de Covid19 marcando récords históricos de contagios; la inflación por las nubes; el fantasma de un gran apagón de apocalípticas consecuencias congelando la atmósfera; la probabilidad de otra increíble borrasca que dejaría a Filomena en mantillas y, para colmo, una nueva guerra fría que no paraba de calentarse y que, aunque partía de un país que estaba a tomar por saco, daba la impresión de ir a explotar en la puerta de tu casa. ¿Y qué?, en mis pensamientos solo cabía Paz, la chica con la que había empezado a salir el día de Año Nuevo.

23. Adalberto, infierno y paraíso (Toribios)

A los quince años, Adalberto leyó aquel libro sobre Suecia por el que supimos que por allá había expendedores de condones, baños de vapor y la costumbre de llevar a las novias a dormir a casa.

Encandilado, Adalberto decidió contestar el anuncio de Birgit, una chica de Kiruna, que pedía amistad con chicos españoles aficionados a la pesca. Aunque Albert (así firmó la carta) no tenía ni idea de sedales ni de carretes, pronto enseñó orgulloso las fotos de aquella vikinga rubia y exuberante como el más avezado pescador mostraría un gran salmón.

Tras varios años, la cosa fue avanzando, y quiso Bertín conocer a la bella. Lo hizo un otoño, cruzando Europa en trenes cutres. Lo primero que sintió al llegar fue frío, pues Kiruna era puro hielo ya en octubre, aunque en las fotos siempre hiciese sol. Lo segundo fue decepción, pues Birgit no era rubia y tampoco escultural, sino morena y con cara de esquimal.

Pero quiso Fortuna, ayudada por Diana, que surgiera entre ambos algo más que amistad. Algo tuvo que ver el calor compartido en la sauna del hogar.

22. El encargo

Estimado doctor:

Queremos agradecerle su entusiasta disposición ante la propuesta que le hicimos llegar. Desde que la Comandancia General y el Instituto Científico Militar tuvieron noticia de sus problemas para reemprender el experimento que está llevando a cabo, y que es exactamente cuanto necesita el Ejército, quisimos que empezase a trabajar con nosotros enseguida. Considere eliminada cualquier traba, administrativa o económica, que le impida desarrollar sus investigaciones, cuente además con la infraestructura y los recursos a los que tenemos acceso, y disponga, según su criterio, de nuestra materia prima, que como puede suponer es casi ilimitada. Somos conscientes de las dificultades del encargo, que dependerá sobre todo de cómo acaben de destrozados los hombres, y de lo que llegue a aprovechar de unos y otros con su destreza. El objetivo es que sea capaz de reciclar la mitad, aunque ya sería un éxito si al menos un tercio de los soldados caídos en combate pudiese volver al frente. Si lo consigue, doctor Frankenstein, el Ejército sabrá ser generoso. Y cuantas más criaturas especiales de las suyas, de esas sin cerebro, logre reconstruir para nosotros, mayor será nuestra recompensa.

Reciba un cordial saludo.

Atentamente,

(ilegible)

Director general de Recursos Humanos.

 

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