Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

32. «Si llueve, que llueva»

El tiempo en Galicia está despreocupado estos meses. Llueve desde noviembre.

Bárbara cruza la calle, sortea los charcos mirando escaparates.Dos chicos van detrás caminando.

Al principio no hace caso, hasta que a la altura de la farmacia, percibe que es ella el motivo de la charla:

_¿Por qué mi madre no me colgó por los brazos en el balcón?¿ por qué no me habrá estirado al nacer? ¡Eso no es una mujer, es un monumento! ¡Quién escala esa torre!

_Calla, que esa mujer es mucho para ti, ¿a dónde vas tú si le llegas al ombligo?

_ No le llego ni a la cintura pero hoy veo que los monumentos andan…

Mientras hablan cae una gran tormenta y corren hasta la primera cornisa para abrigarse. Al llegar, se encuentran con Bárbara, sonriente. Se hace un silencio casi eterno al tenerla tan cerca, no articulan palabra.

 Ella, con mucha ironía, rompe el silencio:

_¡La torres altas también se mojan! ¿ o no? Y a vosotros, ¿os dejan salir solos a la calle siendo “tan pequeños”?

Los dos chicos rompieron a carcajadas. Bárbara se unió al momento.

 Bajo la tormenta intercambiaron sus teléfonos. Ni la altura ni la lluvia son obstáculos.

31. TORMENTA DE EMOCIONES (Estibaliz Dilla)

La peluca morena de Eva resguardaba de la lluvia todos sus pensamientos. Se empapaba bajo la temprana tormenta de marzo, pero no le importaba. Alec, comprendió al mirarla a los ojos y sin paraguas para guarecerse de la humedad de las lágrimas que caían por su rostro, que tras varios meses de lucha, el enemigo que amenazaba con llevarse su amor, por fin les daba una tregua. Con una sonrisa temblorosa de emoción ella se arrojó en sus brazos y en silencio buscó las varoniles manos y las posó sobre sus dos pechos. El los acarició con ternura sin despegarse un milímetro de su cuerpo. Eva alzó sus ojos marrones para encontrarse con los de su amado, y más calmada le contó que le habían dado el alta médica, que a partir de ahora tenía que hacerse un reconocimiento cada año, y que conservaría su maravilloso escote. El la abrazó con fuerza besando su pelo artificial una y otra vez y le dijo:

– Deberíamos celebrarlo. ¿Que te parece si vamos a cenar al restaurante italiano donde tuvimos nuestra primera cita?

-Primero quiero ir al acantilado y arrojar la peluca al mar, porque desde hoy,ya no me hará falta.

 

30. LA CULPA

Bajo la tormenta el amor es más puro. Los truenos esconden palabras de deseo. La lluvia resbala por la piel arrastrando sentimientos. Cualquier emoción perturbadora desaparece absorbida por la tierra, permitiendo a dos hermanos afrontar su rutina.

29. Inspiración (Ricardo González)

 

Esta noche la pasaré en vela. Las alertas de tormenta pueden inspirarme. ¿Aguantaré? Espero que funcione.

 

02:40. En duermevela. El estruendo es del volquete del camión de la basura. Nada inspirador.

 

06:14. Aletargado. El rumor de trueno lejano es solo el metro que comienza su servicio.

 

07:23. El de la Harley-Davidson que se ha dormido, como yo. Llegará tarde al trabajo.

 

08:40. Mal presagio. Al vecino se le ha vuelto a desplomar la biblioteca.

 

¡Decidido! Me voy a dormir. Este mes no presentaré relato

28. TODO ERA PROCLIVE DE . . . (Marcos Santander)

Tras aquel dulce y placentero baile sensual, rítmico y parsimonioso, pródigo en respuestas de todo ámbito sensorial disponible, convinimos en cenar en el rincón más oculto de un restaurante amigo, a la poca luz, y más generoso calor, de unas velas que nuestros cuerpos habían ayudado a encender. Podíamos seguir incrementando una tensión que, a buen seguro, su cuerpo y el mío habían sabido acumular, como energía potencial de un agua rampante en un depósito de paredes infinitas, y hacerlo, esta vez, por medio de unas bocas que no degustaban besando, sino deleitándose con texturas y acicates propios de dioses del Olimpo, cuando sus pasiones eran desatadas a nivel del gusto y tactos interiores de mucosas internas. Todo era proclive de ser mordido, sorbido y degustado; incluso el rubor y los distintos matices de aquello que se nos mostraba. Poco a poco, comenzamos a imaginar, verter y verbalizar, las mil y una posibilidades que podían existir para seguir por aquella senda deleitable y feraz que pudiéramos permitirnos después, o en vez de, un postre que aún ni tan siquiera existía. Y nos sumergimos, quizá bajo la húmeda presión de una vivífica tormenta de ideas plena de sinsentido y amor.

27. Aguacero feliz (La Marca Amarilla)

Aquel día primaveral estaba toda la familia alrededor de la mesa gracias a la insistencia reconciliadora de mamá, parecía que por fin el sol quería celebrar el cumpleaños de papá.

Al principio no había nubes en el horizonte, fue con los postres en la mesa cuando Lucía, mi cuñada, soltó lo de que el azúcar era dañino y que por ejemplo, María, mi hija, tenía algo de sobrepeso debido a su abuso. Yo contraataqué diciendo que mi hermano era más alegre antes, cuando comía como Dios, o sea, nuestra madre, mandaba. Amainó la tormenta con los cafés, a la espera del pastel de papá. Ya en el brindis; Miguel, mi marido, dijo con sorna a mi hermano que no bebiera mucho, que luego se dormiría en el sofá. Y otra vez mi cuñada, soltando truenos y relámpagos, empezó a recordarnos ebrios episodios de juventud. Y así siguió el aguacero.

La cosa escampó cuando empezamos a ponernos las chaquetas para irnos. Mamá, con restos de lluvia en los ojos, se despedía hasta la próxima borrasca y papá se lo tomaba con filosofía, sabía que las tormentas no gustan pero los niños las esperan para después pisar los charcos.

26. La chica del cuadro (Patricia Richmond)

Me llamo Emilie y me he metido en tu sueño para pedirte que vengas a rescatarme.

Desde hace setenta años vivo recluida en el búnker en el que los nazis me escondieron junto a otras obras de arte. Porque soy un cuadro, pero no uno cualquiera. Yo tengo alma, la que Gustav me robó para impregnar con ella su lienzo. “Eh, Klimt, la chica de tu cuadro habla”, solían decirle.

Necesito que encuentres la botella…

Perdona mi impaciencia, tú no conociste a Paul, mi valiente piloto de la RAF.

Los aliados descubrieron dónde se escondía el botín saqueado. Y Paul partió con el mapa de su ubicación hacia Londres, donde le esperaban para salir a recuperarlo.

Cuando volaba sobre el Canal de la Mancha se desató una fuerte tormenta eléctrica que inutilizó el motor de su Spitfire. Sabiendo que no tenía salvación, reparó en la botella de Burdeos que llevaba a los compañeros del aeródromo. La descorchó, saboreó todo el vino y metió dentro el plano. La lanzó al mar antes de que su avión se estrellara frente a las costas de Guernsey y desde entonces la mecen las olas, jugando con ella.

Encuéntrala y ven a buscarme. Te espero.

25. COINCIDIÓ CON EL GRAN TRUENO (Virtudes Torres)

Amaneció gris. Nubes plomizas preñadas de agua, amenazaban con inundar el poblado. La niña, pues casi una niña era, caminaba hacia el interior de la selva, para parir el ser que llevaba dentro. Las mujeres tenían que apañárselas solas.

El relámpago asustó a la chiquilla. Después el trueno lejano, le produjo un escalofrío. Corrió hasta una montaña donde ella había visto una gruta, cuando jugaba a esconderse, apenas un par de años antes.

Un líquido caliente empapó sus piernas.

Otro relámpago. Tras él otro trueno.

Aún no llovía, mas, por sus mejillas, corrían ríos desbordados. Tenía miedo.

La montaña esperaba para darle cobijo.

Veinte, quizás treinta pasos más y estaría a cubierto. Los dolores cada vez más frecuentes, le llegaban desde los riñones hasta la pelvis y hacían que su marcha se ralentizara.

Empezó a trastabillar y cayó al suelo. El dolor subía de intensidad, se hacía insoportable…

El relámpago cayó sobre uno de los árboles a unos cien metros de donde se encontraba…

De pronto el grito, el trueno, el alumbramiento,  coincidentes…

Las nubes se abrieron y lloraron de alegría,  la tormenta eléctrica amainó.

La niña tomó a su hijo, se incorporó y caminó a refugiarse.

Lo llamó Thor.

24. Testigo en la Tormenta

Mi cuerpo está arrugado, mi piel seca y áspera, mis brazos flaccidos y mis pies se unen al suelo con dificultad.Internamente me siento más joven que nunca, por supuesto más sabio.

Recuerdo todas y cada una de las tormentas de las que he sido testigo. La de hoy las sublima a todas.

Permanezco bajo la lluvia. Observo, escucho, huelo y siento la grandeza del espectáculo que se presenta ante mi.

El agua refresca mi ajado cuerpo desnudo, mi piel agradece su caricia.

Disfruto en soledad del silencio de la tormenta. Evoco junto a ella el pasado, a mi familia y a mis fieles compañeros de vida.

Es tal la felicidad que recorre desde mis pies hasta la cabeza, como savia nueva en primavera, que quisiera condensar mi vida entera en este instante y, simplemente, desaparecer.

¡Convoco a mi amigo el Águila, a los vientos del este y del oeste, nubes, rayos y truenos!.

Bailo con ellos su danza de furia hasta que por fin soy uno con ellos.

Desde la vida, soy fuego, soy aire, soy viento enfurecido, soy humo y soy agua….

Ahora soy tierra esperanzada de la que tal vez un día… vuelva a brotar.

23. Bajo la Tormenta

Apareciste, feliz y pura; cuando me consolaba camuflando mis lágrimas bajo las noches de tormenta.

Apareciste, inteligente y diferente, mostrándome como un mínimo rayo de luz puede convertirse en un arco iris. Pasamos noches azules, verdes, violetas…y amarillas, tu color favorito.

Apareciste, bella y reservada… y con toda esa fuerza….

No sé en que momento te la absorbí , si fui yo, o que quizás tu querías añadir mas colores a nuestro arco iris.

Desapareciste, pura, inteligente,diferente, bella y reservada, creo que no feliz.

 

Tú ya nada , yo  bajo la tormenta otra vez.

22. LOS SILENCIOS DEL CORAZÓN.

 

El hombre, sueco o finlandés, no hablaba castellano ni ningún otro idioma. Llevaba meses sin pronunciar palabra. Deambulaba  cabizbajo con una eterna postura de disculpa, sin rumbo fijo y con la mirada perdida. Solía sentarse en un banco del parque para contemplar la vida pasar. Su sonrisa se había marchitado como los hibiscus en una tarde de verano. Todos desconocían la causa de su tristeza infinita e insaciable añoranza. Por las noches, el arrepentimiento hacía demasiado ruido, llegando a ser ensordecedor para los vecinos. Pero el forastero  ya era parte de un pueblo que se había acostumbrado a sus anécdotas insonoras.

Un amanecer tiznado de melancolía, bajo la tormenta, encontraron su cuerpo inerte abrazado al cadáver desenterrado de una mujer. Afirma un lugareño que escuchó sus gritos desgarradores caer como su vida al camino de tierra. Su vacío se propagó por las calles. Fue cuando todos entendieron que al  extranjero le había atravesado el corazón, el silencio.

21. 11,30 pm

Puntualmente inicio mis rutinas. A las diez y media desconecto el teléfono, apago el ordenador, bajo lentamente las persianas y enciendo mi led de luces pastel. Umm… el aire empieza a vestirse de aromas acogedores, sándalo japonés, velas de vainilla, música barroca…

El acuario marino que me regalé estas navidades me centra, es tan reconfortante.Lo coloqué cerca de la televisión, ya casi no prendo la tele. Me aplico un masaje con bálsamo en el pecho: «Mira a lo lejos» de Alain. Uno o dos cuentos morales caen antes de atacar el sueño.

Abrazado a la almohada siento que un ruido soterrado se está abriendo camino en mi cabeza, el corazón vuelve a correr, de nuevo los ojos como platos. Retorna el ogro vestido de soledad radical, lleva cientos de cadenas envueltas en el sonido de su voz, en el murmullo quedo de sus labios, todos los ecos que intentaba taponar.

Me levanto, conecto RockFM,  Status Quo, genial.

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BLUESS  2-3-2014

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